Partida Rol por web

- De acuerdo. Informemos de toda novedad por los comunicadores. Suerte.- dice escuetamente el táctico antes de partir.

- El viejo almacén tenía una posición privilegiada, rodeado de varios almacenes de productos químicos en aparente desuso. Era un almacén de componentes fungibles no perecederos, tal vez baterías. Aunque ahora está vacío y a juzgar por el polvo puede que lleve así unos cuantos meses.

- Hay indicios de que el almacén pertenece a la casa comercial Skyglass. Fundamentalmente, algunos logos pintados en algunas paredes.

- La construcción es sólida y tiene dos alturas y un sótano. El tamaño total será de aproximadamente mil metros cuadrados. La principal área es un área de carga y descarga y de almacenamiento de contenedores de carga. También hay oficinas.

- El lugar sigue conectado al abastecimiento de electricidad y de agua del vacío-puerto, aunque no tiene suministro autónomo. En el sótano hay un generador autónomo de Promethium, pero no está operativo ni tiene combustible.

- El lugar es bastante sólido, aunque obviamente no es un bunker. La mayor parte de las posibles entradas y salidas están bien cerradas.

- Entrasteis por la puerta de seguridad gracias a que el Táctico Noctine burló los sistemas de seguridad y estableció un nuevo y sencillo código: 151515.

- Cuando los dos grupos salen del almacén, el Inquisidor Eisengaard se queda a solas.

- La puerta principal del almacén en el que aguarda el Inquisidor Eisengaard se abre, y por ella llegan los Acólitos Noctine, Marius y Cantus.

Eisengaard observó desde su posición elevada, parapetado como estaba, la entrada de los Acólitos. En silencio esperó a que se adentraran un poco más antes de salir a la luz y dejarse ver. Podía ser una trampa y ellos el cebo, pero parecían venir relativamente relajados.

- Aun no hay noticias del Arbitrador Enoch. Acólito Noctine, informe. ¿Han descubierto algo acerca del paradero de la lanzadera? - Preguntó con un tono frío distorsionado por el casco de su servoarmadura.

El táctico se acerca a su señor, el Inquisidor, y asiente con la cabeza, aunque con un gesto de enfado.

- Sabemos el lugar donde podemos encontrar los datos. Desgraciadamente nuestro intento de obtener dichos datos no tuvo el éxito adecuado, a pesar de intentarlo con nuestras mejores aptitudes. Localizamos la sede principal del Auctoriate Porteus, donde sabíamos se encuentra el archivo de registros de todos el tráfico que pasa por el puerto. 

A fin de evitar preguntas decidí que el tecnosacerdote Cantus tratara de obtener la información accediendo al cableado exterior del edificio mientras tanto Zariel como yo mismo intentábamos cubrir su intento de intrusión. Desgraciadamente nuestro intento fue descubierto y, aunque no fuimos atrapados, y logramos cubrir nuestro rastro, no podremos volver a intentarlo, ni a realizar ningún otro acercamiento en la zona indicada, so pena de ser detenidos y enfrentados a preguntas muy complejas de contestar. 

Sin duda hubiera debido intentar primero otros acercamientos más tangenciales y sólo de fallar los mismos probar con este. Lo lamento, mi señor. En todo caso sigo pensando que es el lugar adecuado. Quizás el otro grupo pueda tener más suerte.

Hum. Un fracaso. Pero con bastante iniciativa, y al menos esta vez habían conseguido ser discretos. Bueno, la sede del Auctoritae Porteus podía ser su plan C, puede que incluso B.

Pero debían esperar al segundo equipo. Eisengaard meditó unos instantes antes de responder. - Está bien. Hagan turnos para hacer guardias. Avísenme en cuanto el equipo de Enoch llegue. -

Se giró para volver sobre sus pasos hacia el puesto elevado donde había estado esperando, pero tras dar un par de paso se frenó un momento más. - ¿Alguna otra cosa interesante en su inspección? ¿Algo digno de mención? - Preguntó sin volverse.

El iniciado se mantuvo en segundo plano mientras el táctico Noctine daba una explicación de lo ocurrido. Lo cierto es que la discreción no era lo suyo... Pero, al parecer, tampoco lo era de sus dos compañeros. Aunque el inquisidor no parecía muy enfadado por ello, cosa por la que se sintió aliviado, sólo esperando que el resto tuvieran mejor suerte.

-Creo que nada más que añadir, señor-respondió Marius a la última pregunta. 

Caradoc se había quedado callado unos instantes pero luego, tras escuchar al iniciado, pareció quedarse un momento pensativo.

- Mi señor... realmente no pasó nada más relevante, pero sí debo señalaros que además de  la sede principal del Auctoriate Porteus, había en las cercanías  otra oficina.

El táctico hace una pausa y continúa.

- Se trata de una pequeña oficina que el Adeptus Arbites mantiene en el borde exterior del puerto, junto con una pequeña flota de aparatos orbitales. Está bajo el liderazgo del Marshall Seigan, son un grupo muy leal y entregado al cumplimiento del deber. Algo muy distinto a lo que se comenta respecto al Auctoriates Porteus y los Sancionarios, que aunque también monitorizan la actividad portuaria, se rumorea que tienen una gran bajeza moral y acostumbran a recibir sobornos y cosas peores. Por tanto podría haber tres modos de conseguir la información: buscar sobornar a los sancionarios o a miembros del Auctoriates Porteus, intentar obtener información de los miembros del Adeptus Arbites apelando a sus obligaciones fingiendo, tal vez, estar buscando comerciantes de confianza y mencionando a nuestros objetivos; o intentando infiltrarnos como antes en los datos de registro del Auctoriates Porteus. En todo caso, y como os dije, no podremos ser nosotros.

Se nota el malestar del táctico al decir eso.

- Bien. Gracias Acólito Noctine. - Asintió Eisengaard. - Esperemos al otro grupo y en función de sus resultados decidiremos qué rumbo tomar. - 

Sin más, la figura del Inquisidor se dio media vuelta sumida en sus cavilaciones. Aunque ninguno de los tres acólitos pudiera tratar de conseguir la información de Auctoriates Porteus, saber que eran sobornables era un punto importante a tener en cuenta. Seguramente sería la manera más rápida y fácil de conseguir la información, aunque al Inquisidor no le hacía ninguna gracia tener que prescindir de ninguno de los Scripts de Desoleum que conservaba para el grupo. No al menos para eso.

Esperarían a ver si Enoch y el resto traían consigo alguna otra opción.

- La persiana metálica del almacén se eleva y tres sombrías figuras se adentran en el almacén portuario. Son un hombre con capa de mercenario y máscara de plata, una mujer bajita de gruesa cabeza y un hombre de mediana edad ataviado con lujosos ropajes del Colegium Medicae, ahora algo sucios de sangre y licor.

Eisengaard observó a las figuras que entraban y rápidamente se dio cuenta de varias cosas. Al menos una de ellas no prometía noticias muy halagüeñas.

Esperó a que la persiana metálica se cerrara tras los tres acólitos y luego se acercó hasta situarse hasta escasos metros de ellos.

- Arbitrador Enoch. - Dijo centrando su atención primero en el líder de aquel grupo. - Informe. - Exigió sin molestarse en dar más detalles.

Los tres parecían enteros o al menos con capacidad suficiente para moverse por sus propios pies, por lo que era fácil deducir que las manchas de sangre del traje de Sastre no eran de ninguno de los miembros del equipo. Se habían topado con problemas y la discreción se habría ido al garete. Pero al menos estaban de una pieza y habían regresado a la base.

Ahora lo importante era escuchar lo que hubieran descubierto.

En vista de que el inquisidor parece prescindir de las formalidades para ir al grano, el hace lo mismo.

Inquisidor. Tenemos algún nombre que tal vez podamos seguir.
Al alejarnos de aquí nos dirigimos hacia una zona de bares con gente de moral relajada donde buscar información. Liri y Sastre entraron en uno de los locales tratando de soltar la lengua de alguno de los trabajadores que estuviesen bebiendo allí, pensamos que si entraba yo con mi aspecto seria demasiado llamativo y la posibilidad de encontrar información muy pequeña. Al poco rato Liri sacaba a Sastre que había sido golpeado por un estibador borracho de malas pulgas. Yo entonces intente interrogar a una meretriz, pero cuando la estaba interrogando llamamos la atención y un grupo demasiado numeroso de maleantes acudía al lugar y por eso hemos vuelto. Lo que obtuvimos de la meretriz fue que los peores traficantes siempre tratan con el Prefecto Gaius Anteshern, al que le ofrecen una rara variedad de Obscura como soborno.

Gaius Anteshern. Eisengaard se quedó pensativo. No estaba seguro de si el nombre le sonaba. La verdad es que no.
Una mano envuelta en el guantelete de metal se posó sobre el mentón tapado por el casco. Un gesto muy humano en el cuerpo de una servoarmadura. Quizá quedara raro pero no importaba.

- Según lo averiguado por el grupo de Noctine, hay dos maneras de conseguir información acerca de la lanzadera que nos interesa. - Dijo el Inquisidor comenzando a hablar. Parecía pensar en voz alta pero quería que todos sus Acólitos escucharan con atención.

- Por un lado tenemos al Adeptus Arbites al mando del Marshall Seigan. - El casco se desvió hacia Enoch. - Si le suena el nombre cualquier información sobre ese hombre es bienvenida. - Pidió al Arbitrador.

- Pero son demasiado rectos. Eso es negativo para nosotros en este caso. Colaborarían pero queremos discreción y trabajando con ellos la perderíamos. - Continuó.

- Nos queda por tanto sólo la opción del Auctoriates Porteus y los Sancionarios. Seguramente ese Gaius del que han oído hablar pertenezca a esta facción. Debemos dar con él y sobornarle si es posible. -
Eisengaard ya estaba pensando en cómo conseguir la variedad de Obscura para el soborno. No sería fácil.

El Inquisidor dio unos pasos, giró sobre sí mismo y volvió a andar. Parecía que le ayudaba a pensar con claridad.
- Apenas nos queda tiempo ya. Saldremos todos en busca de ese Gaius. Si alguien tiene alguna idea de cómo conseguir Obscura para sobornarle es el momento. De lo contrario tendrá que colaborar a la fuerza con nosotros. -

Tras ver que ninguno de sus acólitos daba señales de tener alguna idea o conocer alguno de los nombres, Eisengaard hizo un gesto para que le siguieran.
- Noctine. Usted ya ha ubicado el edificio del Auctoriates Porteus. Guíenos hasta allí a ver si conseguimos algo. - Sobornos o amenazas serían el mejor medio de acción, el más rápido desde luego aunque no exentos de peligros.
Y Eisengaard lo sabía.
- Solicitaremos audiencia con el Prefecto Anteshern. - Explicó. - O intentaremos verle a solas de alguna manera. -

Sin más encaminó sus pasos fuera de aquella base temporal.

Tomo la palabra. Los hechos que acabamos de vivir me han puesto en alerta sobre nuestra fragilidad y la importancia de ser silenciosos y actuar aprovechando la circunstancia idónea. Trato de exponer mi idea, aunque, como viene siendo habitual, mi incapacidad social me juega malas pasadas incluso con los que son mis compañeros cercanos. Buscando un punto de apoyo para centrarme, fijo mi vista en Noctine. No es un contacto directo, pues me fijo en una parte de la armadura que cubre su brazo tras deslizar brevemente mi mirada en su rostro.

- Tenemos que tener en cuenta que somos los extraños aquí. No podemos pretender actuar como que no lo somos, sino que no somos los extraños que somos...-noto que mis palabras se van a la deriva, amenazando con convertirse en una verborrea sin sentido. Paro. Respiro hondo y prosigo, esta vez fijando la vista en la mano del Táctico.

- Lo que quiero decir es que se nota demasiado que estamos alineados, que no encajamos. Porque puedes ser extranjero y sin embargo encajar notablemente bien entre las castas desheredadas.

Pero no es nuestro caso, por lo que debemos aprovechar lo que parecemos y jugar esas cartas. Si intentamos otra cosa, ese tipejo nos calará a la primera.

- El Equipo Inquisitorial al completo deja atrás la zona de los Almacenes y recorre las avenidas principales que conducen al imponente edificio del Auctoriate Porteus.

El Officio Auctoriate Porteus:

Centralmente localizada, la sede principal del Auctoriate Porteus es, en teoría, el archivo de registros completos y precisos de todo el tráfico que pasa por el puerto, desde los humildes peregrinos a los grandiosos Rogue Traders.

El Officio puede ser visto fácilmente desde lejos, ya que es una de las estructuras más altas del puerto. Este imponente edificio de rococemento y plastiacero hospeda numerosos divisios y miles de escribas, contables y otros oficiales que tienen encomendada la tarea de supervisar varios aspectos de las operaciones del puerto.

- Mi señor inquisidor, como os dije... Tanto Zariel como Dakka Cantus o yo mismo nos vimos descubiertos. Creo que no es prudente que los tres sigamos en esta zona, so pena de poner en peligro todo el grupo - el táctico guarda un instante silencio y sigue- Quizás haya alguna otra labor que podamos realizar.

- Sígannos. - Respondió Eisengaard. - Vayan en el Cargo-08. Manténganse a medio kilómetro de distancia. No salgan del vehículo salvo que no les quede otro remedio. Si necesitamos fuego de apoyo o retirarnos, ustedes nos cubrirán. Esa será su misión. -

Esperó un segundo antes de añadir. - Mantendremos la comunicación con los transmisores, así sabrán si hay algún cambio de planes. El resto, andando conmigo. -

No le gustaba mucho, y la discreción seguramente brillaría por su ausencia, pero necesitaban resultados y los necesitaban ya.

INQUISIDOR EISENGAARD:

- Recuerdas entonces que por todo el espacio-puerto no está permitido el tránsito en vehículos salvo con una autorización especial y nada más salir de la zona de estacionamiento en la parte exterior del Vacío-Puerto hay un nuevo Puesto de Control de los Sancionarios que justamente controla este punto.