Partida Rol por web

Vladymir no pudo sino intervenir tras esa arenga.

-Lo siento, pero para mi un lider no solo ha de serlo, ha de aparentarlo.

-Quizas sea culpa mia, como antiguo guardia imperial, pero a mi esos conceptos como "individuo", "libertad a opinar" y demás sensiblerías que se han mencionado aquí se pueden quedar en los planetas Imperiales de cada uno. Aquí lo unico que cuenta es cumplir las ordenes de los superiores, y hacerlo con el menor numero de perdidas tacticas posibles. Lo que viene siendo, eficacia.

-Si Tauron es incapaz de asumir su nuevo puesto en el grupo, ni de soportar en silencio las molestias que le provoque su destino, su misión o sus compañeros; que lo ponga en conocimiento de nuestros superiores y se vaya con la mas cortés de las despedidas. Aquí no salimos a tomar té, salimos a jugarnos la vida por el Empe... por nuestros contratos como mercenarios.

-Si Arlesha es incapaz de detectar estos problemas entre SUS subordinados, no es capaz de preveer que el grupo no esta coordinado y es incapaz de tomar una posición de superioridad y de reprender una actitud de uno de sus hombres que puede poner en peligro toda la operación; que abandone su puesto y lo ceda a cualquiera mas capacitado.

Vlad chasqueo los dedos ante sus compañeros.

-Tenemos que despertar de una vez, ¿ya se han olvidado de lo que pasó en las minas? ¿de lo cerca que estuvimos de perder a Tercio o de como solo ganamos el ultimo combate por la valentia de Tauron? Esto no es una Academia de Escribanos Imperiales, es una guerra. Y en la guerra la gente muere. Y muere aún siendo los mejores en su trabajo. ¿Os podeis imaginar lo que ocurre si ni siquiera somos capaces de estar unidos como pelotón? No vamos a tener tanta suerte en el siguiente combate, ¿vamos a esperar a tener que llevarnos las placas identificativas de alguno de nuestros inertes cuerpos para comprender que hemos estado comportandonos como un grupo de colegialas?

-Si no asumimos que nuestras "individualidades", "egoismos" y recelos no solo pueden costarnos la vida, sino que pueden suponer la ruina para toda la operación y comenzamos a comportarnos como lo que se supone que somos, nuestro futuro es mas negro que estas edificaciones cochambrosas.

Vlad se meció el enorme mostacho.

-Si alguien quiere que limpie y compruebe las armas y el equipo que se deja, que me lo diga ahora, lo haré de sumo gusto y me mantendrá entretenido.

Hago un gesto a Arlesha aceptando completamente las condiciones, a lo que agrego en palabras:

 - "Eso es lo que pensaba. Sobre la mision y sus alrededores mando yo, sobre mi, solo el Dios-Emperador y sus mas altos servidores. Jamas fallo a mi palabra."

Luego, cuando Vladymir habla sobre las condiciones de su servicio y lo que deberiamos lograr, no puedo evitar reirme, a lo que agrego:

 - "Es cierto que debemos superar ciertas diferencias para funcionar mejor, pero somos personas inteligentes con decisiones propias, lo que nos hace mas eficientes que los servidores. Si las condiciones eran asi en la Guardia Imperial, sin animo de ofender, entiendo el porqué de que sea la Inquisicion la que se encargue de lo importante y no está, pues en la Inquisicion se piensa, no se es un automata. Te felicito por tu evolucion, acolito inquisidor, ahora tienes permiso para ser humano."

Me giro hacia Arlan y le hago un signo para que partamos.

TERCIO:

- En este justo momento oyes algo al pie de la escalera: Observas y ves que es la mujer del hospedero, que finge estar barriendo.

- Sin duda intenta escuchar lo que decís.

- No sabes cuánto habrá logrado escuchar, o entender, pues además de una mutante menor, parece algo retardada.

- Sin embargo, si alguien más inteligente hubiese estado escuchando (o, peor aún, grabando) todo cuanto se ha dicho, vuestra tapadera, y por tanto la misión, estaría en serio peligro...

Justo cuando Tercio pensaba que saldrían a hacer su trabajo, Arlesha, pensó él, empezó a sentirse insegura, y abandonó su sarcasmo habitual para darles un largo sermón, buena parte dirigido a él, acerca de trabajar en grupo y de su papel como líder y tratando de reforzar su posición.

Y allí estaban todos, hablando en mitad del pasillo, como si estuvieran en un piso franco, usando alegremente palabras como "Emperador" e "Inquisición", cuando desde que recibieron órdenes Tercio había insistido en tratar esos asuntos donde con seguridad pudieran hacerlo en privado.

Tercio estaba preparando su respuesta. Iba a decir que aceptaba las órdenes de Arlesha, pero que después de la última vez no tenía pensado morir y que pasaría por encima del caos que había en su no-grupo todas las veces que hiciera falta. Que cómo podía Arlesha dar tantas órdenes sobre detalles insignificantes como dónde iba a dormir cada uno, pues ya eran todos "mayorcitos" y no iban a matarse por la noche, y no de cosas cruciales para la misión como instrucciones claras sobre cómo tratar el interrogatorio: si iban a tirar su puerta abajo y ponerle un cuchillo en la garganta o ser amables, si iban a ir los seis a la puerta de su casa o dos seleccionados y el resto a cubrirles...

Casi olvidó que seguían en mitad del pasillo y escuchó un ruido. O puede que fuera al revés. Pero se giró y vio a la mujer del hospedero.

Estuvo a punto de reír, pero se contuvo y con serenidad se volvió al grupo sin dejar de mirarla de reojo para ver cómo reaccionaba.

- Arlesha, como líder que eres, te pido que tomes una decisión y que la tomes rápido. La mujer nos ha estado escuchando. ¿Qué hacemos con ella?

-Hay que acabar con ella, la encerraremos en el cuarto y se la devolveremos degoyada a su marido. Tiene que parecer una violación por parte de un grupo de mercenarios que ha discutido sobre como repartir el botín y tiene que ser ahora.

Vlad no mostraba ningún tipo de emoción en su contraida cara, unicamente se echo mano a la bota derecha y desenfundó su cuchillo de combate.

La mujer pone cara de espanto y sale corriendo y gritando-balbuceando incoherencias.

Itsua miró a unos y otros. La situación había pasado de ser meramente estúpida a aberrante. Como simples novatos, algunos se habían enzarzado acerca de la legitimidad del liderazgo de la arbitradora y su buen o mal hacer, poniendo en evidencia los celos y las envidias subyacentes y que corrompían, una vez más, la integridad y unidad del equipo. Pero el iniciado, yendo más allá y demostrando una imprudencia sin igual, había desvelado sin prestar atención a la presencia de oídos ajenos, la verdadera condición de servidores de la Inquisición de todos ellos.

Sin embargo, la presencia de la mujer del hostelero, claramente afectada por un retraso mental, amén de su mutación, no le había preocupado especialmente. Dudaba que hubiera captado el verdadero significado de cuanto allí se había dicho e incluso de hacerlo, posiblemente nadie la creería. Es más, ¿cuál iba a ser el público dispuesto a escuchar sus divagaciones? Pero todo se había agravado. El vostroyano, como si de un acto de guerra se tratara, había dictaminado el asesinato de una inocente para cubrir los errores del grupo ante la eventualidad de que su tapadera se descubriera. No se trataba de eliminar a un enemigo. Ni se trataba de un objetivo en la misión. No, era el asesinato de una mutante deficiente.

- Guarda ese cuchillo, vostroyano, o córtate las uñas con él. Si crees necesitar asesinar a un inocente para salvaguardar la misión es que ya hemos fracasado - susurró ronca y fríamente -. Esperad aquí. Yo me encargaré de esto - dijo saliendo apresuradamente tras la mujer.

-¿Acaso hemos olvidado nuestras obligaciones? ¿Os habeis olvidado de vuestros juramentos y de lo que implica trabajar para quien trabajamos? ¿No visteis suficiente horror en la mina para saber a lo que realmente nos enfrentamos?

Vlad escupió al suelo, y miró de reojo al psiquico, que ahora quería darselas de heroe cuando antes no habia dudado en ridiculizar a esas gentes, a insultarles a la cara.

-La inocencia no es prueba de nada.

Vladymir guardó el cuchillo, en parte el psiquico tenia razón. Tendria mas sentido que la estrangulase con sus propias manos.

-¡Lo que nos faltaba! -resopló Arlesha al ver salir corriendo a la mujer, pero más que eso le preocupó lo que escuchó a sus espaldas. Asintió ante las palabras de Itsua y lo dejó ir sin ningún problema. El conocía sus capacidades mejor que nadie y estaba segura de que contaba con alguna capacidad psíquica para sacarles de aquella situación.

-¿Te doy una antorcha y le prendemos fuego al hostal? Tal vez así consigamos que nos maten antes -replicó ante la propuesta de Vladymir- Nuestra obligación es terminar la misión que nos han dado, pero eso no implica que vayamos quitando de enmedio a cualquiera que tiene la mala suerte de estar a nuestro lado en el momento menos adecuado, y que pague con su vida un error nuestro. Así que no, Vladymir. Olvídate de esa idea en cualquiera de sus variantes.

Miró fugazmente hacia el final del pasillo.

-Y la discusión se termina aquí. Conforme Itsua regrese, él, Tauron, Tercio y yo nos largaremos. Lazerus y tu, Vladymir, os quedareis aquí. Intentaremos no tardar o por lo menos no volver en noche cerrada.

Poniendo fin a la discusión, se alejó unos pasos hacia el final del pasillo por el que había desaparecido el psíquico, vigilando su vuelta o cualquier indicio de que necesitara ayuda. No estaba dispuesta a que aquella conversación siguiera y que se volviera a producir otra nueva metedura de pata de aquel calibre.

Al pasar junto a Tauron se dirigió a él -Esperemos que Itsua arregle la situación, ten cuidado con ciertas palabras o términos a partir de ahora, aunque estoy segura de que no volverá a suceder-y siguió su camino hasta la esquina del pasillo poniendo atención a los ruidos que llegaban hasta ella.

-Son otros los que descubren nuestra tapadera, los que se comportan absolutamente fuera de lugar ante civiles y los que muestran un absoluto desden ante tu... particular forma de organizarnos y liderarnos. ¿Y es a mí a quien reprendes?

Vlad se acarició el mostacho mientras la arbitradora se marchaba.

-Suerte con el interrogatorio...

- Arlan sale corriendo escaleras abajo, pero parece que parte del daño está hecho: la esquelética mujer está gimoteando y llorando ante su malhumorado marido. Arlan se fija en que la mujer tiene la mano derecha malformada, lo que le confirma que es una mutante menor (lo bastante para ser una marginada, pero no tanto como para que sea asunto de las autoridades).

El hombre apunta una escopeta de corredera hacia Arlan Hex en cuanto le ve descender por la escalera.

- "¡Alto ahí! ¿Qué cojones está pasando aquí? Mi mujer es muda y no puede decirme lo que le habéis hecho, pero está claramente aterrorizada.

Mira, por mí podéis ser unos mercenarios duros de la leche, como si sois asesinos de la Corporación Tantalus, me da igual. Si yo aviso al Agente Locan, primero los guardias os molerán a palos, y luego dormiréis en la puta calle. ¿Es eso lo que queréis? Porque parece que os lo estáis buscando..." -

- Tranquilo. Baje esa arma - digo alzando ambas manos de forma tranquilizadora -. Ha sido todo un malentendido. Lamentablemente, uno de mis compañeros le ha gastado una broma pesada a su mujer. Al verla salir corriendo, la he seguido para tranquilizarla y pedirle disculpas, cosa que ahora hago con ambos. No queremos problemas, ni tampoco causarlos.

Bajo la cabeza ante lo sucedido y pienso:

"Mierda de lugar, aparte de repugnante, indiscreto. Por lo menos es una maldita deficiente."

Cuando Arlesha me habla, le contesto con un signo de afirmacion, aunque una sombra ironica se posa sobre mi rostro y le comunico mi inquietud:

 - "Espero que todo salga bien. Arlan no es lo que yo definiría como el diplomatico del equipo. Espero que sepa manejar la situacion y no se torne aun peor."

Me acerco tambien a la escarlera junto a la arbitradora para escuchar cuanto pueda.

- Pues vale.

Tercio se quedó a la espera, preparado para salir, sin prestar demasiada atención a lo que iba a discutir Arlan con los posaderos, como si ya no fuera con él una vez que Arlesha había decidido confiar en que otro arreglara la situación.

El hombre baja la escopeta tras pensárselo un rato.

- "Está bien, pero no quiero ni un sobresalto más en mi casa. ¿Entendido?" -

- No se producirá ningún otro altercado - respondió el psíquico al hostelero y haciendo un gesto afirmativo con la cabeza, tras lo cual dio media vuelta y subió donde el resto de sus compañeros -. Hemos tenido suerte - dijo en un susurro solo audible para los presentes -. La mujer es efectivamente mutante y... muda. Oyera lo que oyera, solo ella lo sabrá. Pero algo ha quedado en evidencia. Estamos fracasando en nuestro propósito de mantener una cobertura que nos proteja - su voz no sonaba crítica, sino que era meramente expositoria de un hecho -. Acólito, procura mostrate más discreto y no hacer referencia a lo que no debes poniendo en peligro nuestro trabajo - su expresión era ahora adusta. La comprometida situación en la que se habían visto envueltos era consecuencia de la imprudencia de aquel hombre, aquel que debería comportarse como un celote de la doctrina imperial. Una mujer podía haber muerto. Todos ellos podían haber sido descubiertos. Tal vez la mujer no debería ser la única muda de aquel edificio, pensó echando una rápida y breve mirada al cuchillo que volvía a descansar en la caña de la bota del vostroyano.

Respondo a mis compañeros con la cabeza baja:

 - "Lo lamento, ha sido principalmente culpa mia. No volveré a mencionar palabras como esa ni ninguna otra que revele nuestra identidad."

Me quedo al lado de escalera esperando a mis compañeros.

"Odio esta mision. Odio tener que esconder mi pertenencia a la Sagrada Inquisicion y el hecho de trabajar en nombre del Dios-Emperador. Aun asi se requiere algo de mi y debo cumplirlo como se espera."