Partida Rol por web

INTIUS VARNIAS:

- Por lo que sabes del historial de la Agente Rais, ella lideró una peligrosa misión en Escintila en la que acabó cayendo prisionera y fue parcialmente modificada con implantes internos. El Cirujano (jefe de la célula Logitivista que operaba en el barrio de Coscarla de la Colmena Sibellus) consiguió finalmente escapar debido a la incompetencia de la célula de Acólitos inquisitoriales y la misión se convirtió en un fracaso, y en un borrón en el historial de ls Acólitos participantes.

- Si ahora escapáis en la lanzadera, seguramente conservaríais vuestras vidas, pero daríais tiempo a los responsables de esta herejía para que escapen del castigo que merecen. La misión sería considerada un completo fracaso.

Las únicas palabras que pasaban en ese momento por la cabeza de Arlesha mientras buscaba una cobertura viable con la mirada eran toda una serie de improperios dedicado a su compañero Titus y a su carácter impulsivo. Una vez encontrado un lugar salvo a corrió hacia el, si había algo detrás de esa puerta no querría ser su primer objetivo.
 

- Los tres os situáis ante la entrada del cierre presurizado. Cuando se abre la primera compuerta, de dentro sale una ráfaga de aire cargado de incienso, que huele como una extraña mezcla de miel y ungüentos medicae.

Las puertas se abren más, revelando tomas de aire en el techo y las paredes que expulsan aire hasta que la primera compuerta se cierra detrás vuestro.

Por un momento pensáis si no estaréis a punto de ser asfixiados con gas venenoso...

- El dulce olor de ungüentos fluye más allá de vosotros conforme las puertas se apartan sólo para revelar un nuevo juego de puertas sólo unos metros más allá.

Aunque las puertas en sí son el mismo oscuro trabajo de forja que habéis visto a lo largo del resto del complejo, la decoración engastada en estas es mucho más elaborada que cualquiera de las otras. Esta rendición maestra del Machina Opus, trabajada en metales preciosos, tiene más de un metro de alto y hace sobre la Hélice Caducal - ambos símbolos sagrados del Adeptus Mechanicus.

- Una brillante pantalla de datos ha sido astutamente integrada en el ojo del cráneo metálico, su brillo rojo reflejando la superficie pulida en plata de la cuenca ocular. Un teclado de bronce y cobre se encuentra justo dentro de la boca, iluminado por una débil luz central.

Cuando os aproximáis al terminal, que parece guardar cierta similitud con los que habéis encontrado fuera y en la entrada del complejo, una serie de símbolos recorren la pantalla, junto con una hilera de texto que claramente indica que se requiere un input.

TITUS:

- Puntos de Destino: 2.

- Puntos de Destino temporales: 2, 1.

- Heridas: 0, 2.

Ignorando las miradas de quienes solo se deshonran a si mismos con su cobardía, me acerco a la terminal y la examino con calma, viendo si soy capaz de entender qué es lo que puedo hacer desde ella.

"Quizás pueda obtener algo de información o activar algún sistema que nos ayude a acabar con los enemigos del Emperador."

La examino bien, intentando entender que hace y recordando todas las terminales que he visto en mi vida al servicio del Adeptus Mechanicus.

TITUS:

- El haber crecido en un mundo Forja te da cierta comprensión natural de los protocolos del Adeptus Mechanicus.

- Descifrar el código requiere una tirada de Lógica (+0). El contendio parecer ser sobretodo medicae o biologis, por lo que una tirada de Medicae (+0) podría ayudar, aunque te temes que ninguno de vosotros posee esa habilidad.

- Alternativamente, juzgas la estructura de la puerta y crees que causándole suficiente daño con vuestras armas en la parte plana menos reforzada, sería posible abrir en ella una apertura lo suficientemente grande para dejar pasar a una persona.

- Algo en la levemente creciente velocidad a la que se desplazan los caracteres en la pantalla te transmite una cierta sensación de urgencia. El tiempo apremia, corre, y no lo hace en vuestro beneficio precisamente...

Miro un segundo la pantalla, intentando entender todo lo que implica. No es mucho lo que saco a la luz acerca de qué significa cada uno de los protocolos que creo son médicos de alguna forma. No me importa mucho eso, pero las escrituras salen rápidamente y de forma secuencial, por lo que entiendo que es importante atravesar.

Sujeto mi rifle en mi mano izquierda y saco mi revólver semiautomático, con el que disparo sin piedad contra la parte más débil, para así intentar abrir un hueco mientras les indico a mis compañeros:

 -  "Ayudadme."

Suelto la munición sin temblar ni un segundo, mientras vacío el cargador a quemarropa para lograr crear un paso que nos permita avanzar.

- Tirada de Ataque: +30 por distancia a Quemarropa.

- Tirada de Daño: Normal.

-Titus hazte a un lado!!- Arlesha se acerca a la puerta presta a descargar su arma.

DISPARANDO A LA COMPUERTA:

- Titus desenfunda su pistola automática, apoyándola rápidamente contra la puerta y apretando el gatillo una sola vez. Causa un daño neto de 5 puntos de estructura.

- Arlesha prepara su escopeta y dispara un tiro contra un redundante amasijo de cables. Saltan muchas chispas, pero no se aprecia efecto alguno sobre la compuerta en sí.

- Varnias: No ha actuado.

Un fundido en negro. Al fondo, una luz, cálida, llamativa. La voz de una mujer, suave, dulce y tentadora. Algo que nunca había sentido. Tentación. Una y otra vez me llamaba. Mi cuerpo parecía que flotara, estaba sumido en una tranquilidad y una calma que jamás había sentido antes. Poco a poco mi cuerpo avanzaba hacia la voz de esa mujer.
Mis ojos se abrieron de repente y sentí un dolor tremendo. Quería volver a aquel lugar, aquel sitio en el que podía descansar y no sentir nada. Me sudaba todo el cuerpo. Traté de mover mis brazos y manos, y reaccionaron sin problema. Traté de mover mis piernas y pies, pero algo iba mal, muy mal. La pierna izquierda se movía pero la otra no. No la sentía. Hice un intento por incorporarme y vi lo que pasaba. No se puede sentir algo que ya no se tiene. Parece mentira, que solamente apreciemos cosas de nuestro cuerpo una vez que nos las han arrebatado.
Los párpados cada vez eran más pesados y de nuevo llegué a ese lugar.
Valerius, ven, acercate, no temas, aquí estarás bien. Miré alrededor y vi un campo que se abría en frente de mi. Hacía demasiados ciclos que no había visto un césped tan bien cuidado y natural.
Jugué un rato con la hierba fresca. Los olores me inundaban. La hierba, las flores, el aire limpio. Una mujer con un vestido blanco me estaba esperando a la sombra de un árbol con la mano extendida hacia mi. Valerius, ven.
¿Quien eres? Pregunté. ¿ Estoy muerto por fin?
No, aunque eso depende de ti. Soy una extensión de tu alma, soy quien te revelará lo que tanto ansías saber, pero no hoy, cuando llegue el momento.
Puedes llamarme Athel, y me puedes considerar algo así como una guía espiritual.
Has perdido una pierna, y te estás desangrando. Es posible que tus compañeros te ayuden a cauterizar la herida, pero si vives, es cosa tuya. Si vuelves vas a sufrir como nunca lo has hecho. Tu camino hacia la cima de la montaña empieza aquí. Lo más difícil será la subida, pero cuando llegues a la cima, encontrarás la revelación. Encontrarás visiones, algunas agradables, y otras mucho más pertubadoras. La conclusión a la que llegues, es lo que te esperará en la cima.
De nuevo dolor, y movimiento. Escuchaba como los otros hablaban y se gritaban entre ellos, y aunque vi formas, no llegaba a distinguir quienes eran, o de que hablaban. El dolor era insoportable. Y caí de nuevo.

- Varnias vigila mientras Arlesha y Titus abren fuego contra la compuerta cerrada.

SEGUNDO ASALTO.

"Maldición" masculla Arlesha mientras se dipara otra vez su arma.

Vocotransmisor: 

Arbritador Varnias, Lanzadera activa preparada para su despegue esperando nueva orden. 

El ritual hacia los espíritus de la máquina habían sido perfectamente llevados a cabo.

Unos minutos pasaron desde que escuché la voz de Titus para que avisara, todo parecía correcto excepto aquel dolor que se intensificaba por la pérdida de mi brazo.

Miré a Valerius sin duda estaba agonizando aunque parecía que luchaba cada partícula de su cuerpo por sobrevivir mi capacidad para curarle estaba fuera de lugar, seguro que también estaría como yo sufriendo por la perdida del miembro ahora nos sentíamos tan unidos por el dolor...En cambio en pensamiento eramos tan diferentes que nunca llegaríamos a comprender el verdadero conocimiento del otro.

Vuelvo a mi posición y disparo el arma soltando toda la munición que puedo para poder formar una entrada apropiada para nosotros.

- Titus dispara una ráfaga completa de seis balas, una impacta en el suelo, las otras cinco en la puerta, pero varias de ellas rebotan sin más sobre el acero, y las otras apenas arañan la estructura.

- Por radio os llega el aviso de Cerberus, pero si la lanzadera estuviera activa de verdad se notaría vibrar el suelo de la base del Mechanicus. ¿Acaso os habrá traicionado el tecnosacerdote?

- Daño acumulado en la compuerta: 8 de estructura.

TERCER ASALTO...

- Con furia, Titus descarga nuevamente seis balas en rápida sucesión desde su pistola-ametralladora. A patadas, golpea la agujereada chapa hata que logra arrancarla de su sitio, revelando una estrecha fisura lo suficientemente ancha como para permitiros pasar de lado con cierto esfuerzo, uno por uno...