Partida Rol por web

RENATA:

- Nada en la catedral te resulta especialmente extraño o sospechoso.

- Dudo mucho que vayan a contar nada más, creo que les saqué toda la información que tenían - respondo a Vladymir.- Aunque igual podemos intentarlo... Que extraño, parece que se ha hecho de noche como de repente... ¿Lo habéis notado?

-O estoy ciega o no veo nada fuera de lo normal, al margen de la grandiosidad del lugar, claro -señaló con un leve retintín-. ¿Es ya de noche? Buff, el tiempo corre que da gusto. Y en estas circunstancias, quizá lo mejor sería tratar de descansar para estar mañana frescos en la consagración. ¿No creéis? Imagino que el resto de la gente del lugar estará haciendo lo propio. 

-Lo cierto es que no creía que fuera tan tarde... Volvamos a la Clota, a tomar algo de cena y dormir. Esperemos que el día de mañana aporte algo más-dijo el guardia, resignado ante aquello. Parecía que su toma de contacto con la investigación había sido muy decepcionante. 

Scythia acabó la oración y giró en torno así para contemplar de nuevo toda la magnificencia del lugar. No, definitivamente no había detectado nada fuera de lugar ahí, y como decían sus compañeros lo mejor sería regresar a descansar y esperar levantarse con nuevas y frescas ideas.

Tenía la sensación de que no habían avanzado nada y era frustrante. Por un momento aferró el puño de su espadón deseando poder golpearlo contra algo pero se serenó y pensó que por la gloria del Emperador debía controlarse. Ya podría dar rienda suelta a sus instintos cuando se toparan con el causante de los problemas.

Y estaba segura de que lo harían. A las buenas o a las malas pero se toparían con el orígen del problema.

- De acuerdo, volvamos a la Clota. Ese lagarto de las colinas me ha puesto nerviosa... Nos vendrá bien una cena caliente y algo de sueño. -

Seguía siendo parca en palabras pero en comparación a cuando la habían conocido, la sororita estaba soltándose cada vez más, como si se encontrara a gusto trabajando con aquellas personas, en aquela especie de célula para encontrar terroristas.

- Vais a la Clota Llorona, donde los parroquianos parecen especialmente contentos pues mañana es el gran día.

- Muchos se alegran de veros. Forst os sirve su cerveza en la barra, despeja un reservado y luego os sirve allí la cena: estofado con carne, habichuelas y una sabrosa salsa caldosa.

- Gracias. - musitó la Hermana Scythia a Forst cuando volvió a despejarles un reservado y a dejarles tanta comida. La verdad es que podría acostumbrarse a aquello. La sororita tomó asiento y probó algo de bebida, tenía la garganta seca de tanto viaje como habían hecho por el día.

- Vaya, parecen contentos... - comentó refiriéndose al resto de parroquianos. - Quizá debas hablar un poco con ellos a ver si se les escapa algo nuevo... - sugirió a Tercio. Su compañero había sido el que más información había logrado en la Clota, y podría decirse que era el que más amigos había hecho allí.

Algo le decía que parecía la calma que precedía a la tormenta. Que estuvieran todos tan contentos y tranquilos no presagiaba nada bueno. Ojalá el Emperador impidiera que les fastidiara la fiesta cualquier mal.

El guardia agradeció con un asentimiento de cabeza las atenciones dispensadas por Forst, para después empezar a comer lentamente, mirando con desconfianza a los clientes allí reunidos. Cualquiera de ellos podría ser el responsable de los sucesos ocurridos en aquel lugar, la mano en las sombras que orquestara algún malvado plan. Sin duda, mañana algo ocurriría. Vladymir estaba plenamente convencido de ello.

Mañana era el día de la inauguración de la catedral. Seguramente, un día que algo o alguien planeaba arruinar y retorcer. 

Aunque yo pensaba que no sacaríamos nada más, tampoco íbamos a estar allí parados sin hacer, como bien dijo la Hermana no perdíamos nada por preguntar.

- Mañana es el gran día ¿eh? La gente parece muy contenta... por cierto, Forst ¿Has oído algo nuevo por ahí? - le pregunté directamente, mientras nos servía la comida.- En concreto, ¿Has escuchado a alguien hablar de algún monstruo o animal salvaje por la zona?

TERCIO:

- Tirada oculta y secreta de Indagar +0.

Renata pareció derramarse en la silla antes de lanzarse al ataque de la cena. Con un grueso mendrugo untó la salsa mientras comía a dos bocados la carne del estofado. Viendo su forma de comer y el cuerpo que tenía, era posible predecir que tenía una pierna hueca a la que iba a parar todo lo que masticaba.

-Efto eftá marafilloso -acertó a decir no de forma muy educada, pero sincera. Masticó, deglutió, bebió cerveza y volvió a comer hasta sentirse satisfecha. Ahogó un rebelde eructo y se estiró en la silla como un gato relamiéndose. Su aire felino era innegable y su mano estirada acarició el poderoso cuello de Kurt, que seguía tan taciturno como venía siendo habitual desde que comenzara aquella misión-. Pelofino, esas formas. Sé algo más educado y llámalo como corresponde. Señor Forst -dijo enderezándose y sonriendo. Sorprendentemente había conseguido acabar con su cena antes de que se hubiera servido el último plato-. Seguro que hay algún sucuelento cotilleo en la villa listo para ser escuchado por oídos hambrientos. Hambrientos como los míos -Renata se deshizo de su abrigo de pieles con un leve movimiento de hombros y al deslizarse por su espalda pareció que se desnudara. Su mirada estaba clavada en la de Forst y le quedaba claro que si no reaccionaba a aquel gesto, el hombre no era de los que buscaban mujeres cuando el pequeño Forst exigía atenciones más allá de las recibidas por la mano de su dueño. 

- Mientras sus compañeros cenan, Tercio habla un rato con Forst y los lugareños, pero nadie aporta nada nuevo ni saben nada sobre bestias acechantes.

- Forst parece sentirse nervioso e incómodo ante los gestos y miradas de Renata, así que procura centrarse más en lo que le dice Tercio y en ser amable con el resto de sus invitados.

- Bueeeno... ¿Qué tal si damos por concluida la sesión de hoy? - pregunto en vista de que no hay mucho más que hacer allí.- Como suele decirse, mañana será otro día.

Scythia tragó el último pedazo de su cena y asintió a las palabras de Tercio.

- Descansemos. Mañana tendremos que vigilar bien para evitar altercados. - la hermana estaba segura de que algo malo ocurriría, el Emperador no lo quisiera, pero ella tenía un mal presentimiento.

Se levantó dispuesta a marcharse a dormir. Quería estar despejada y en plena forma la mañana siguiente.

- El grupo de Acólitos y sus colaboradores especiales se retiran a descansar a sus habitaciones. La Clota Llorona se va quedando progresivamente en completo silencio y la noche transcurre con tranquilidad.

AMANECER ROJO:

Los Ashleen se despiertan antes del amanecer, por lo que Desesperanza es un hervidero de actividad desde una hora muy temprana.

El alba parece demorarse, colgando pesadamente como una cortina roja sobre el pueblo (que podéis ver si miráis por las ventanas de las habitaciones), mientras los cuervos de esquisto revolotean silenciosamente por el cielo.

Vladymir se despertó poco antes del amanecer, siguiendo su costumbre, adquirida en el ejército. Había que estar listo para marchar y combatir desde primera hora de la mañana, y aunque no parecía que fueran a irse a ningún lado, siempre era mejor estar alerta. Era evidente que había presencia hereje en aquel lugar, alguien quería que esta catedral no saliera adelante. Y ellos, desde luego, intentarían impedir que eso ocurriera. 

Por eso, el vostroyano empezó a revisar sus armas y equipo, y a adecentarlos lo más posible para la ocasión, para después hacer lo propio con su aspecto. Una vez estuvo listo, y con todo preparado, bajó en busca de un desayuno, esperando que el día de hoy les trajera más respuestas... Pero, a ser posible, pocos contratiempos.