Partida Rol por web

Esta vez no se produce más respuesta que un leve gruñido de irritación, por lo que, transcurrido un rato, Tercio regresa con sus compañeros.

Transcurrido un rato, Tercio regresa con los demás.

El Hermano Lamark ordena que vuelvan a abrir las puertas y el grupo se dirige hacia las cercanas colinas.

-Muy bien, vamos allá-dijo el vostroyano, siguiendo de cerca al hermano Lamark. Lo que sea que Tercio hubiera averiguado, si es que había sacado algo en claro, aún podría esperar. Al menos, a alejarse de los oídos del hermano Lamark. Ahora debían dirigirse a una de las zonas de incidentes, a registrar todo en busca de pistas. 

El Hermano Lamark ha entregado a cada uno una cantimplora llena de agua y augura que será una dura caminata de varias horas.

- "Nada para hombres de fe como nosotros." - Dice con una sonrisa mientras camina apoyado en un sólido bastón de peregrino y se ajusta bien la correa del deteriorado rifle láser de la Guardia Imperial a la espalda.

- El grupo regresa unas horas más tardes a Desesperanza, donde los guardas dirigidos por el Hermano Severus les abren las puertas de inmediato.

- "Hermanos, tras estos acontecimientos necesito rezar, purificarme y prepararme para los ritos de consagración de mañana.

Su demostración de habilidad marcial ha sido impresionante. Sin duda el Emperador está con ustedes." -

El Hermano Lamark saluda con una respetuosa inclinación y se retira al Priorato.

El vostroyano se despidió del hermano con un simple cabeceo. Parece que su pregunta sobre la conveniencia de estar en las colinas de noche había sido ignorada. Algo a lo que parece que se iba a tener que acostumbrar. Fuera como fuera, quizás en el asentamiento aún podrían averiguar algo... Aunque sin saber exactamente qué había pasado, iba a ser complicado. 

-Intentemos echar un vistazo a la catedral. Quizás en el edificio que tanto revuelo ha causado encontremos alguna pista.

- Las muertes inexplicables de las cabezas de ganado... y los ruidos extraños... - comentó la sororita.

- Estoy de acuerdo en echar un vistazo a la catedral - dijo al Vostroyano - Pero creo que deberíamos ver también las zonas donde ha desaparecido ganado... o incluso la zona de los ruidos extraños... si es que no se han dado por todo el asentamiento.  -

La hermana siguió a Vladymir hasta la catedral. Estaba segura de que quien fuera el orígen de todos esos problemas les estaba observando... O bien escondido entre la multitud, o bien...

Renata se sentía en el centro de un nudo oscuro. Nada de aquello tenía mucho sentido y la existencia de enigmas aparentemente irresolubles no ayudaba a desarrollar una gran confianza en que fueran a triunfar. Cuando el Pelofino había mencionado el posible dominio por parte de un psíquico de las mentes de aquellos animales, se lo había creído a pies juntillas. Era algo que podía explicar perfectamente el aura de maldad percibida en aquellos malditos cuervos. 

-No sé vosotros, pero tras ver lo de ese hexálido, no me extrañaría que los puñeteros pajarracos negros fueran los causantes de esas muertes entre el ganado local. Son una bandada enorme y no parecen tener miedo a la presencia humana. Y viendo lo que hicieron con esa bestia, una vaca o similar debe ser un aperitivo no muy problemático. Y los ruidos... A saber si no tienen su origen en los mismos cuervos. ¿Alguien recuerda una descripción de qué tipo de sonidos eran? Porqué bien podían ser alas y garras y graznidos. Brrr, sólo de imaginarlo se me ponen los pelos de punta -Renata se abrazó a sí misma-. Pelofino, guapo, ¿seguiste a Aristarchus? 

- Esta sería la primera vez que oigo que un cuervo se alimenta de los vivos - dije, descartando esa posibilidad.- No importa la variedad de cuervo, ni de que planeta venga: un cuervo se come los ojos de los muertos. Y si no es así, es que no es un cuervo, que también puede ser, tienen más pinta de engendro mutante que de animal... Lo que quiero decir es que ese bichejo estaba muerto cuando los cuervos le sacaron los ojos y de alguna manera ha sido reanimado, como aquel tipo que vimos por la noche cuando veníamos hacia aquí. Es más, quienquiera que haya "reanimado" a ese animal lo ha hecho expresamente para atacarnos - me rasqué el mentón.- Cada vez me parece más probable que se trate de alguien de dentro... Err, si, fui a buscar a Aristarchus. Estaba en su habitación pero me gritó a través de la puerta que me marchara, que estaba haciendo una adivinación muy importante, ni siquiera abrió la puerta para hablar conmigo.

-Bueno, quizás no sean cuervos normales. Quizás el hecho del ganado sí sea culpa suya. Aunque eso tiene fácil solución, si siempre han estado aquí, ésto debería ser algo normal. Podría preguntarse a algunos de los nativos por ellos. Lo de Aristarchus... Bueno, supongo que será algún ritual psíquico. Habrá que tener un ojo puesto en él, pero yo diría que no es el responsable directo de lo que ocurre aquí. 

HERMANA SCYTHIA:

- Tirada oculta de Perspicacia +20.

-Cariño, no seré una Magos Biologis, pero esas entrañas estaban calientes y bien calientes. Ergo el bicho estaba vivo. Puede que para ti sea más fácil de creer que alguien es capaz no solo de resucitar sino además manipular cadáveres para que obedezcan a quien tenga esas extrañas y sórdidas habilidades, que aceptar que estuviera vivo, pero has sido tú mismo quien ha mencionado la posibilidad de un control sobre estos animales. El hexálido, los cuervos... son títeres en mano de alguien dispuesto a lo que sea para asustar a los nativos y a quienes pululan por aquí. Y si eso es cierto, mientras uno solo de esos malditos pajarracos esté sometido a su control, podrán servirle de arma de ataque. Y se me ocurre que también de ojos y oídos -afirmó contundente Renata que había torcido la boca ante el rechazo de Tercio a su afirmación-. Lástima no contar con unas gafas de protección.

Cualquier reflexión sobre el psíquico se la guardó. El comentario de Ostrogov acerca de vigilarlo le parecía satisfactorio y añadir cualquier palabra, bien podría servirle para una acusación de herejía. Pero quien jugaba entrando en las mentes ajenas bien podía ser el que más fácil cayera bajo el influjo de otra mente perversa y más poderosa.

-En fin, hablando no se arregla el mundo salvo que te acompañe una buena cerveza y un aún mejor hombre, con promesas en sus labios y pantalones. Así que en marcha a esa santa catedral. Señor Big... digo Ostrogov, le sigo -dijo Renata haciendo un caballeroso y poco femenino gesto invitando al vostroyano a precederlos.

HERMANA SCYTHIA:

- No eres experta en animales de granja, pero estás casi segura de que todos los animales del asentamiento están asustados. A estas alturas, los humanos también están asustados, así que quizá los animales están inquietos por el mismo motivo, porque intuyen la inquietud de las personas.

- Por otra parte, no captas nada extraño o antinatural en los animales, ningún comportamiento "humano" o que te lleve a pensar que puedan estar poseídos o controlados mentalmente.

- "La jefa tiene razón, Bigotes. Esa bestia que ha matado Pelofino estaba viva. Por cierto, buen disparo ese." -

El asentamiento imperial de Desesperanza descansa sobre un elevado valle montañoso, fírmemente afianzado con dos largos espolones de piedra.

Se han añadido varias fortificaciones rudimentarias a las paredes rocosas, formando una barrera en parte natural y en parte artificial que, si bien no resulta tan imponente como las defensas de Puerto Amargura, parecen lo bastante resistentes.

LA CATEDRAL:

La construcción de la catedral que se va a consagrar mañana ha costado mucho trabajo y esfuerzo. Se han utilizado materias primas locales y la mano de obra no remunerada de centenares de trabajadores que se han ofrecido voluntarios para honrar al Dios Emperador.

Es un edificio grande y de planta circular hecho de bloques de piedra pulidos encajados a la perfección y decorados con revestimientos de cuarzo negro. Sus características más prominentes son su elevada cúpula central y los cuatro grandes pilares equidistantes a la base, todos ellos coronados por el águila imperial.

La catedral se alza en el punto más alto de toda Desesperanza, sobre una loma empinada, para que todo el que se acerque a ella deba elevar la mirada, dando así la impresión de cernirse ominosa sobre los visitantes.

Dos guardias custodian las puertas principales, pero pese a lo avanzado de la hora os reconocen como los enviados especiales de la Eclesiarquía para investigar la situación en Desesperanza y os permiten el paso al interior.

La hermana observó a los guardias mientras cruzaba entre medias de ambos para entrar en la catedral.

Sus pasos resonaron por el suelo mientras examinaba las columnas y prestaba atención a todos los símbolos del interior. Los ojos de la sororita buscaban cualquier cosa fuera de lugar, que le llamara la atención, algún símbolo eclesiárquico que no correspondiera o cualquier atisbo de herejía por mínimo que fuera. Realmente buscaba cualquier cosa que pudiera provocar las iras de extremistas o similar... algo que pudiera provocar a alguien para que tratara por todos los medios de impedir la construcción de la catedral.

No estaba muy segura de si encontraría algo, pero no perdía nada por buscarlo.

- Echemos un vistazo a toda la catedral... - comentó. - Quizá haya algo que moleste en exceso a quien quiera que esté tras los incidentes para frenar la construcción de este templo. - Podían ser muchas cosas, y Scythia tenía varias en mente... pero todas parecían sacadas de relatos de fantasía y ficción así que de momento se abstuvo de hacer sugerencias o mostrar su opinión.