Partida Rol por web

PLANETA ESCINTILLA: CIUDAD AMBULON: CORO DEL JÚBILO:

082.816M41.

HORA LOCAL: 23:31.

Esperando pacientemente a que todos entraran, y una vez situado en el marco de la puerta que debía dar a la nave principal, el vostroyano hizo un gesto con la cabeza para que todos entraran al edificio. 

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Xerxes esperaba que los escasos segundos que había esperado siguiendo las indicaciones de Arlan hubieran servido para conseguir lo que el psíquico se proponía, que era determinar el número de individuos que, escondidos y seguramente prevenidos, aguardaban su llegada. Esperaba que así fuera porque no tenía intención de esperar más. Había concedido un tiempo prudencial para que hiciera uso de sus “artes”, pero no tenía intención de aguardar más. 

Ya había varios miembros del grupo que se habían internado en las premisas del templo y avanzaban registrándolo todo y el cuestor no quería quedarse atrás. No solo era porque la gente confundiera su inacción con ociosidad, sino porque con sus evidentes problemas de movilidad, cuyas razones eran por la mayoría conocidas, le resultaba especialmente difícil seguir el paso de los demás.

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- ¿Qué ves? - Pregunto lo más bajo posible en susurros a Titus. - Si no es seguro mantener la sorpresa, regresemos con los demás. - Le indico mientras espero a ver qué indicaciones o señales me hace para saber si hay enemigos o no al otro lado de esa puerta.

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- Voy. - Indicó Valerius a Tercio mientras se dirigía junto a él y se disponía a abrir la puerta.

Alzó una mano y señaló con su pistola el picaporte. Sujetando la pistola en la mano derecha, Valerius se disponía a abrir con cuidado la puerta, y soltar en cuanto pudiera para sujetar su arma de nuevo con ambas manos.

Las iba a necesitar para poder disparar.

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La verdad o al menos una verdad parcial se había revelado a Incognitae.

-Hay al menos once enemigos -comunicó en un susurro a su líder-. Hay que ir con cuidado.

No dijo más, apresurándose en seguir la grupo que ya avanzaba. 

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Las puertas principales del templo del Coro del Júbilo en Ambulon, las que daban a la calle, habían permanecido abiertas mientras los Acólitos pasaban uno tras otro. El sufrido Xerxes, con su pie envuelto en hierros ortopédicos, era con mucho el más lento de todos. Puede que a la larga hubiera que estudiar la posibilidad de una amputación e implantarle una pierna biónica como las que ya lucían Tercio Veridio y Valerius.

En el momento de restallar como un trueno el disparo de Titus Nihilius, las puertas que daban a la calle seguían abiertas. La ciudad Ambulon era sin duda ruidosa, aunque ahora resultaba perentorio cerrar y atrancar dichas puertas.

Los que estaban ante puertas abiertas que daban a la nave principal del templo habían visto como la pierna derecha de uno de los dos Agentes de la Incertidumbre dentada presentes en la nave era reducida a pequeños fragmentos. El Agente se desplomaba de inmediato al suelo, desangrándose irremediablemente hasta morir.

Pronto, el otro reaccionaría y cundiría la alarma. Los que tenían una buena línea de visión hacia el Agente, de sexo indeterminado, aunque podría ser una mujer, veían que llevaba un poncho de malla tecnológica que protegía tan sólo el torso y los brazos, dejando expuestas las piernas y la cabeza. La mayoría de los miembros de la célula inquisitorial disponían, sin embargo, de munición perforante Matahombres, por lo que quizás no fuesen necesarios disparos apuntados a cabeza o piernas.

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Mi rostro muda a una expresión de absoluto asombro tras los primeros instantes de estupefacción.

El ruido del disparo seguido de mi mirada dejan claro que no alcanzo a comprender el por qué. Mi mirada interroga a Titus, pero me recompongo enseguida y empiezo a ordenar a mis compañeros. O nos organizamos rápido o esta misión se irá al traste.

Ya está jodido, pero aún podemos salvar los muebles.

- Xerxes, Arlan... ¡Cerrad y atracad esas puertas! - Espeto mientras hago señas a todos los demás. Según las palabras de Arlan quedan aún diez enemigos más. 

- Dos grupos. - Indico. - Kurt, Vladymir, al cuerpo central del templo conmigo y con Titus. - Explico mientras señalo con la cabeza hacia adelante. - El resto al pasillo y habitaciones laterales. En cuanto limpiemos esta planta registraremos el resto de pisos. La prioridad es Theodosia. -

Una vez dictaminadas mis órdenes me adentro al cuerpo principal del templo, arma en mano y preparado para disparar.

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El corazón de Valerius estuvo a punto de salírsele por la boca ante el repentino estruendo. Miró hacia atrás justo a tiempo de ver cómo Intius reaccionaba y empezaba a ladrar órdenes a su manera. Luego centró su atención en Tercio, el compañero que tenía más cerca. Asintió y miró en dirección a la puerta, dispuesto a acompañar a Tercio en la incursión que casi seguro iban a realizar por aquel pasillo que veían a través de la puerta.

- Por el Emperador. - Musitó para darse ánimos a sí mismo, y a sus compañeros.

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Renata acababa de abrir la puerta que tenía en frente cuando escuchó el estruendo del disparo en el interior de la nave principal. Se giró y retrocedió deprisa, dirigiéndose a dónde deberían encontrarse Tercio y Valerius, suponía que tan sorprendidos como ella misma.

-¿Nos han visto ya? Ahí delante hay un cuarto pequeño, vacío, y las escaleras que ascienden al piso superior. 

Pero Tercio no estaba allí. Entonces escuchó las rápidas órdenes de Intius. A ellos les tocaba internarse en los pasillos.

-Voy en cola, pero vigilando atrás. Es posible que si hay alguien arriba baje por esas escaleras.

Sin embargo resonaron más disparos, lo que hizo que se quedara quieta, esperando.

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Si Xerxes fuera partidario de la ironía - que no lo era, después de todo no era sino una forma de ocultar la verdad que exigía al interlocutor un esfuerzo innecesario intentando comprender las verdaderas intenciones tras las palabras, esfuerzo que podría haber sido usado de forma más eficiente en tareas más productivas - no hubiera dudado en exclamar con insincero júbilo que la célula inquisitorial de la que formaba parte tenía una perfecta coordinación intermiembros y que todos funcionaban como un engranaje bien engrasado y como una perfecta unidad.

Obviamente no era así. Cada uno estaba haciendo un poco lo que les venía en gana mientras dejaban atrás a un individuo con más que evidentes problemas de movilidad - era cojo, después de todo - junto al responsable de su cojera para cerrar y atrancar una puerta. Es más, sin haber autorización expresa alguna, ya había quien no había dudado en disparar revelando su posición.

Sí. Si el cuestor hubiera sido de otro modo, en ese mismo instante hubiera sumado sus aplausos a las detonaciones de los disparos que nadie había ordenado, pero en su lugar, mientras renqueaba hacia una de las hojas de la puerta por la que acababa de entrar, buscaba adjetivos adecuados con los que describir la situación.

- "Impaciencia... Descoordinación... Falta de autoridad... Ineficacia..."

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¿Pero qué cojon...? Mis ojos vuelven a abrirse de incredulidad cuando veo cómo Tercio se adentra en el cuerpo principal del templo. ¿No ha escuchado mis órdenes o qué? Aquí cada uno está yendo a su bola y eso va a conseguir que acabemos todos muertos.

Aferro el Espectro como si me fuera la vida en ello, y empiezo a avanzar por el lateral de la sala, procurando mantenerme a cubierto con las columnas.

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Los que habían entrado en la nave principal del templo del Coro del Júbilo en Ambulon pronto sintieron un desagradable vuelco en el estómago.

Era una extraña sensación mareante difícil de identificar.

Vladymir apuntó con su Láser Largo, quemando seriamente la pierna derecha del Agente de la Incertidumbre Dentada restante en la nave. El individuo intentó huir hacia unas oficinas al Norte, empujando la puerta de una de ellas con el pie menos dañado para entrar y ponerse a cubierto. El disparo del "Nómada" de Titus le acertó en el centro de la espalda justo cuando cruzaba el umbral, cayendo derribado como una marioneta sin vida.

Entonces, los que habían llegado a entrar en la nave miraron hacia arriba desconcertados... El lugar parecía mucho más grande y espacioso por dentro que por fuera. Pero... ¡Eso era imposible!

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La orden de Intius había sido dada... pero Tercio tenía otra idea. A decir verdad, se había puesto en marcha sin pensar en las consecuencias y en un abrir y cerrar de ojos entro en aquella enorme y espaciosa sala, que no se correspondía con la realidad del edificio. Desde luego era digno de ver. 

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Desorganización: Era el término más adecuado para definir toda la situación.

El cuestor no negaba la naturaleza caótica de la guerra y el combate, pero para eso existía la jerarquía, para eso se daban órdenes. Unidades y escuadras debían intentar moverse al unísono, actuar como un solo individuo para que en el caos de voluntades de la batalla se impusieran aquellos que mejor se coordinaban. Obviamente no era el caso en el que se encontraban.

Renqueando, Xerxes atrancó el portón con la ayuda del psíquico mientras a su espalda escuchaba una serie de disparos bastante cercanos. Sus compañeros ya se encontraban en combate y lo hacían cuando ellos apenas habían entrado... Sin duda consideraban que su apoyo no era necesario o simplemente habían sucumbido a las ardientes pasiones en lugar de escuchar a la razón.

- "Desorganización..."

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Todo se había ido al traste, pero bueno, así eran las cosas. La orden era avanzar, pero allí delante había un enemigo expuesto. Un enemigo al que no pensaba darle la oportunidad de correr a cubrirse. Por eso apuntó rápidamente con el láser largo, logrando un tiro en una pierna, que fue rápidamente seguido por otro impacto de uno de sus compañeros. Despejado.

Tras dedicar un leve asentimiento, en señal de ánimo, a aquellos que se quedaban atrás, avanzó raudo a la nave. 

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En el fondo, y en la superficie, era un soldado. Cumplir órdenes era algo sencillo para él, prefería cumplirlas a darlas. Por eso cuando Intius ordenó se sintió como en casa. Al fin y al cabo la casa de un soldado era la batalla y allí se desató una muy rápidamente. Antes de sacar el rifle y comenzar a disparar echó una mirada rápida a Renata que ocupaba la parte trasera del grupo, bien por eso, la prefería ahí.

—Por el Emperador —dijo Kurt repitiendo las palabras de Valerius, todo era siempre por el Emperador, pero nunca estaba de más recordarlo.

No tardó en entrar en el gran salón y buscar una cobertura para luego tratar de apuntar, pero Titus fue más rápido que él y acabó con dos enemigos a una velocidad pasmosa. Más munición para el futuro, fue lo que pensó Kurt.

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Tercio había abandonado su posición y se había adentrado en el interior del cuerpo principal del templo, siguiendo los pasos del grupo de Intius. Pero el líder de la célula les había ordenado asegurar los pasillos. Valerius frunció el ceño, miró a Renata y le indicó con un gesto de la cabeza que iba a adelantarse al pasillo para comprobar si había más enemigos o no.

Con la pistola pesada bien sujeta con ambas manos, el sacerdote se adelantó al pasillo y se dirigió a la esquina dispuesto a quedarse a cubierto mientras vigilaba que no salieran enemigos de las múltiples puertas laterales.

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- ¡Herejía! - Exclamo en un tono no demasiado audible mientras no puedo dejar de mirar al techo. Sea lo que sea lo que ocurre en este lugar no puede ser bueno.

- Atentos todos. Theodosia es más de lo que aparenta... y me preocupa qué clase de aliados pueda tener. - Digo con un tono cauteloso mientras vuelvo a bajar la mirada para vigilar mi entorno.

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El avance al interior del templo no fue tan rápido como debería haber sido pero prosiguió sin pausa. Avancé, tal como nos habíamos propuesto pues la misión era simple: Entrar, encontrar, destruir. Conociendo mi clavo, soy un martillo que actúa sin dudar.

Entré a la habitación lateral junto con Intius, quien claramente era el más adelantado del equipo, pero la habitación estaba vacía y solo tenía una puerta más, que se adentraba más en la estructura. Abrí la puerta y vi lo que debía ser la cámara central, llena de pilares y de gran dimensión. Al fondo de esta, dos miembros de la organización. La verdad es que ya no es relevante quienes son, qué hacen ni cual es su grado de implicación pues están dentro del terreno de purga y no saldrán vivos de aquí.

Avanzo hasta una posición en la que veo a los enemigos y les apunto con el "Nómada", listo para disparar. Sin esperar pues ya comenzó la purga. Disparo a uno de ellos y mi munición revienta su pierna completamente aunque el estallido del arma es demasiado sonoro para mí gusto. Nos faltó probarlo antes de comenzar la misión.

"Aquí habría servido un silenciador. Lástima que los idiotas que fabricaron esta hermosura no lo consideraron."

La puerta del lado se abre y mis compañeros disparan desde allí, hiriendo al otro pero sin matarlo. Rápidamente avanzo para verlo bien y le disparo, acabando con su vida al atravesar su espalda de lado a lado.

 - "Todos los objetivos a la vista: Eliminados."

Pronuncio de forma mecánica, como se me entrenó. Escucho las palabras de Intius y miro el techo, notando que parece haber alguna clase de hechicería profana o algo así que desafía las leyes naturales del Emperador. Supongo que es obra de los herejes a los que tendré el placer de asesinar.

Procedo entonces a buscar una mejor posición desde la que vigilar la inminente irrupción por parte de refuerzos enemigos, a los que planeo ir exterminando a medida que se asomen pues mis compañeros cubren la única salida y eso asegura de momento el éxito de nuestra misión. Solo es cosa de tiempo.

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La orden de Intius primero, y la mirada de Valerius después marcó claramente la decisión de Renata.

Salió de nuevo al Hall de entrada del Templo donde estaban aún Arlan y Xerxes, quienes acababan de atrancar las puertas. 

-Sigo a Valerius para peinar el pasillo lateral, ojo, vigilad esa puerta al oeste, da al pequeño cuarto en el que desembocan las escaleras al piso superior. Puede que aparezcan enemigos por ahí.

Y sin perder un segundo, las armas dispuestas para ser usadas ahora que ya estaba todo el Templo alerta y no cabía posibilidad ninguna de pillar a nadie por sorpresa, la mujer se adentró a su vez en el pasillo, tras el sacerdote. Estaba tranquila, a pesar de todo, y no perdía de vista la retaguardia mientras avanzaba.