Partida Rol por web

Fue en ese preciso instante cuando algo se movió entre las matas situadas en la zona norte del bosque. De la espesura salieron dos figuras corriendo hacia la batalla. Por un instante Shalt se creyó perdido ante la idea de encontrarse frente a más elfos oscuros. Herido como estaba ya le iba a ser casi imposible salir con vida de aquel combate, como para añadir más adversarios al mismo. No obstante, al mirar por el rabillo del ojo, se percató de que no todo eran malas noticias.

Rahill, el vigilante de los caminos, segudido por Rannarg entraban en escena para luchar a su favor, al menos de buenas a primeras. Rahill portaba una ballesta entre las manos y apuntó en la dirección en la que él se encontraba.

- ¡Hazte a un lado! – Le gritó el vigilante de los caminos a Shalt.

Por desgracia el disparo salió desviado incrustándose el virote en el tronco de un árbol alejado unos diez metros de su objetivo.

Por su parte Rannarg salió de la espesura cargando con su espada en alto y el escudo por delante. Su objetivo era claro, la bruja que hostigaba a Shalt. El vigilante lanzó un ataque descendente contra Seljka, que sorprendida por la repentina aparición de aquel humano, poco pudo hacer por esquivarlo, recibiendo un espadazo en el costado.

- ¡Muere bruja del abismo! – Gritó el vigilante mientras atacaba.

El shaltiano dió unos pocos pasos titubeantes hacia atrás a la par que se le nublaba la vista y un reguero de sangre empezaba a colarse por la comisura de sus labios.

A sus pies, la nieve empezaba a adoptar un brillante color carmesí.

Parpadeando algunas veces de forma exagerada, logró centrar su borrosa visión en el mango de su espada y, tras recuperar el aliento se forzó a que su cabeza dejase de dar vueltas, centrando la atención en aquella Drow que sin duda deseaba acabar con su vida.
-Mierda... se limitó a maldecir

En el fragor de la batalla llegaron dos vigilantes de los caminos, auqneu Roht no los conocía, parecía que Shalt si, por la manera en que sonrió al verlos. Su pobre compañero estaba sangrando, pues se había llevado la peor parte del ataque de los drows, así como Dragor o Cavatina. Por fortuna, Martillo Invencible estaba bien protegido por su armadura y prestaría más batalla, pues era vital acabar cuanto antes con la amenaza enemiga si quería salvar a sus compañeros.

Sin dudarlo, el gran trasgo dió un paso a un lado para flanquear con Dragor. Aprovechó su posicionamiento para levantar a Última Sombra con las dos manos y dejarlo caer con todo su peso sobre el cuerpo de su enemigo, ayudando con un poco de su fuerza para que el golpe fuera más devastador.

- ¡Pagaréis por atentar contra las vidas de mis camaradas! ¡Así lo jura Martillo Invencible! - Gritó mientras lanzaba su potentísimo golpe.

En ese momento el despreciable guardia que hubiera acabado con la vida de Cavatina sin pensárselo dos veces, a no ser por la intermediación de sus dos compañeros, aparecido cargando contra Menexes con la mirada cargada de ira y la espada por delante.

Suerte tuvo la drow de haber quedado cegada instantes previos a la aparición de aquel mal recuerdo, pues de haber visto a su captor, podría haber sentido un deseo irreflenable de hacer algo que a la larga habría jugado en su contra.

La espada de aquel viejo golpeó con fuerza contra el elfo oscuro, propinándole un severo corte en el antebrazo izquierdo. Se veía que aquel hombre al que le faltaba un ojo, disfrutaba con aquel en apariencia fortuito encuentro.

Dragor dudó por un momento. Decidió atacar al nigromante porqué con el martillazo que se llevó el drow que le atacó estaba casi fuera de órbita y la espadachina que casi mata a Shalt estaba demasiado protegida para Dragor, quién antes intentó lo mejor que podía contra ella y no pudo nada. Además, martillo invencible daba mucha seguridad porqué iba más que bien armado y protegido.

Intentó avanzar un poco hacia el mago y ponerse a resguardo de los demás, confiando en su retaguarda. Le sabía mal, pero no podría ayudar a Shalt en esa ocasión. Lo intentó pero no lo consiguió. Lo mejor que podía hacer Shalt era retirarse del frente de la batalla e intentar curarse.

Sin embargo Dragor, aunque visiblemente dañado intentó un ataque cuerpo a cuerpo con el nigromante, para evitar al menos un segundo conjuro que no convendría a nadie. El nigromante era el más vulnerable de los tres y el más accesible para Melannyn. Así que se decidió.

La boca le sabía a sangre e incluso le costaba mantener su visión enfocada. Era consiciente de que no estaba en condiciones de mantener. No al menos sin que le costase la vida y no estaba dispuesto a dejarse matar tan facilmente... menos cuando aún no había conseguido ganarse a la Drow.

-Mierda... repitió con disgusto antes de chasquear con la lengua.

Dió un rápido vistazo a sus alrededores para tratar de planear un próximo movimiento que no le fuese a costar la vida.
Lo siento, preciosa... pero no eres mi drow favorita, asi que...

Hizo un ademán de retirarse hacia su izquierda, provocando que la guerrera de forma instintiva lanzase un tajo vertical hacial su contrincante.
Para fortuna de Shalt, la Drow había caído de lleno en su finta por lo que le fué facil esquivar de forma bastante elegante el espadazo, que fué a estrellarse a los pies del shaltiano.

Con una sonrisa de satisfacción dió un salto hacia atrás justo a tiempo para evitar el furioso ascenso de aquel espadón que guardaba claras intenciones homicidas en su contra, si bien no pudo evitar que al aterrizar un pinchazo de dolor proviniente de su grave herida le robase la sonrisa por un segundo.

Volviendo a echar un vistazo al campo de batalla, con un agil movimiento de su mano derecha clavó su espada larga en la nieve para luego dejar asomar la punta de un pequeño cuchillo del interior de su manga que tras extender el brazo con rapidez salió despedido directo hacia el lanzador de conjuros enemigo.

Que te aproveche...

La arriesgada maniobra de Dragor, casi le cuesta la vida, pues un espadazo por parte del drow contra el que estaba peleando, casi le cercenó el cuello, pero tuvo la fortuna de que el impacto golpeó contra la cota de malla desviando el ataque y un intento por parte de la elfa enzarzada con Shalt por partirle por la mitad, tampoco encontró a su objetivo.

No tuvieron tanta suerte, ni el recién llegado líder de los vigilantes, ni tampoco el  gran trasgo, pues Menexes combatía con furia por su vida, y ambos recibieron un severo pinchazo de su estoque. No fueron heridas de consideración, pero si era cierto que mermarían su capacidad combativa hasta el final del combate.

El ataque del enano contra el mago fue bueno, pero contra todo pronóstico no impactó contra el elfo oscuro. Una especie de escudo mágico parecía estar protegiéndole de los ataques que se efectuaban contra él, no obstante la daga que Shalt lanzó contra Ulriax, llegó a impactar en su diana, rasgando la piel del mago y provocando que enfureciera a tenor de la mirada que lanzó contra del shaltiano.

Cegada como estaba por el conjuro del mago, no pudo más que agudizar su oído, lo había hecho varias veces desde que subió a la superficie, después de todo ella no veía con luz solar, pero esto era diferente, la perdida total de la visión la imposibilitaba mucho, sobre todo por que sus blancos eran móviles y rápidos, además de letales y por su fuese poco había más actividad, parecía que más personas se habían unido y no sabia si eran amigos o enemigos, aunque para ella igual eran más de lo segundo, los primeros no eran muy abundantes.

Intentó reconocer alguna voz y seguirla, aunque no era fácil con tantos gritos y maldiciones.

El elfo oscuro mago se vio acorralado por el enano. Sin duda alguna el combate cuerpo a cuerpo no era en lo que más destacaba, sin embargo no dudó en desenfundar su estoque en el preciso instante en que se encontró frente a Dragor.

Tras un breve intercambio de estocadas y de cruce de filos, el elfo oscuro ganó la guardia del enano y perforó su pecho punzando con su afilada arma.

Dragor sintió un profundo dolor e instantáneamente cayó al suelo. El sangrado era abundante y no obstante lo más preocupante era el hecho de que le costaba respirar. Posiblemente el mago acababa de atravesarle un pulmón.