Partida Rol por web

Mientras tanto el combate no se detenía. La elfa oscura propinó un nuevo golpe, esta vez contra el más joven de los vigilantes. Sin embargo éste no se quedó atrás y logró impactar con su espada larga contra aquella formidable espadachina.

Aprovechó Rahill para cargar un nuevo virote en su ballesta. Apuntó hacia la hembra emparejada con su compañero Rannarg y disparó errando de nuevo su tiro para inmediatamente después maldecir a los dioses por su falta de puntería.

Sin pensárselo dos veces y viendo que aquellos drows se estaban cebando con sus compañeros y los recién llegados, Martillo Invencible no lo dudó y dió un paso a un lado para tratar de ganar ventaja táctica contra su adversario. No en vano, otro hombre estaba atosigando al mismo enemigo y eso le convertía en amigo de Roht.

- ¡Saluda a Última Sombra! - Gruñó el gran trasgo, al tiempo que lanzaba un tremendo golpe a dos manos de su enorme martillo de guerra.

Dragor no pudo nada contra el nigromante, pues estaba protegido por un campo invisible y ya tras haber recibido un estoque casi mortal al que sobrevivió por los pelos debido a su enorme vitalidad porqué quería aún encontrar a la niña desaparecida decidió apartarse e intentar sobrevivir, dejando así el trabajo a Roht y los guardas recién llegados.

Así que apresurándose todo lo que pudo se alejó del campo de batalla intentando situarse lejos del alcance de los conjuros del mago.

El golpe de Roht fue muy duro para Menexes. Su movimiento lateral propició además que quedase flanqueado y sin demasiadas posibilidades de huida. Teniendo dos adversarios con los que pelear su atención tenía que verse disminuida por fuerza. Por otra parte, sabía ahora que escapar no era una opción y que la única que le deparaba el futuro era la muerte. Aunque no pondría un precio bajo a su cabeza.

Voran mantenía la ira en su mirada tuerta. Era evidente por su forma de luchar que sentía mucho rencor hacia los miembros de la raza de los elfos oscuros. Parecía que no le importaba morir matando. Lo cierto es que su arriesgada forma de luchar le valió para alcanzar a su objetivo rasgando su torso a la vez que quebraba la defensa de su armadura.

- ¡Reza lo que sepas a tu diosa, porqué vas a morir! – Gritó el vigilante mientras una afilada sonrisa se dibujaba en su rostro.

Shalt era consciente de que si volvía a involucrarse en el cuerpo a cuerpo probablemente iba a suponer su fin a manos de aquellos seres subterráneos y lo cierto era que no era su intención, como tampoco lo era abandonar el combate sin más.

Con una mueca de dolor, mostrando sus dientes teñidos de rojo por su propia sangre se palpó el pecho; aún le quedaban cuatro cuchillos en el cinto que llevaba cruzado en el pecho y uno oculto en su manga izquierda.

Chasqueó la lengua con disgusto. -Tendrá que valer con eso... se dijo a si mismo.

Con dos agiles movimientos de sus ambos brazos, dos cuchillos salieron volando en dirección al brujo Drow

Menexes acorralado como estaba lanzó dos ataques con su estoque contra Voran. El vigilante se desembarazó fácilmente interponiendo su escudo por delante de él. El dorw optó entonces por atacar con su zurda, en esta ocasión al gran trasgo. Pese a que su armadura era realmente formidable, la afilada espada corta de manufactura élfica la atravesó causando una herida en el costado a Roht.

- ¡Da nivar ne Drounl Embator! – Gritó cuando sintió que su hoja se introducía en la carne de su enemigo.

Traducción solo para tí:

- ¡Te enviaré al Gran Abismo! – Gritó cuando sintió que su hoja se introducía en la carne de su enemigo.

Cuando Dragor salió corriendo alejándose del combate, Ulriax respiró aliviado. Había tenido suerte con su ataque, sin embargo su fuerte en el combate no era el cuerpo a cuerpo. El respiro le duró poco, pues un cuchillo pasó rozando su muslo izquierdo y efectuando un corte en él. No estaba acostumbrado al dolor físico y aunque la herida no fue de consideración, el elfo oscuro gritó de dolor mirando al instante con odio hacia el shaltiano que acababa de atentar contra su vida.

Afinó su oído todo lo que pudo, escuchando en fragor de a batalla, Menexes seguía con su jerga de hablar a  los de la superficie en drow, muy inteligente por su pare sabiendo que no lo entendían, sabía hablar común, pero seguramente no con mucha fluidez y con un acento muy marcado, Cavatina llevaba bastante más en la superficie, y seguramente concentrado como estaba en la batalla no le daba importancia a que le entendiesen. Por otro lado su otro amigo, Ulriax grito de dolor, así que ese sería su objetivo, si no se movía demasiado, igual podía darle incluso sin verlo, era bastante difícil, pero... no tenia nada que perder más que un disparo.

Ulriax miró de lado a lado. Estaban totalmente rodeados y con pocos visos de salí victoriosos de aquella. Seljka estaba rodeada por varios vigilantes y Menexes no estaba mucho mejor, pues además de uno de aquellos molestos soldados estaba siendo hostigado por un ser embutido en una enorme armadura.

El disparo de Cavatina pasó rozando su posición y aunque creía que su conjunro de ceguera había sido efectivo, no podía jurarlo. Fuera como fuera, ciega y junto a tres vigilantes, su destino era la muerte. Su cometido estaba más que cumplido.

El elfo oscuro maldijo por lo bajo algo inaudible para todos, se dio media vuelta y partió a la carrera internándose en el bosque saliendo de la vista de todos.

Seljka seguía combatiendo ajena a la traición del mago. Su atención se centraba enteramente en el joven vigilante humano que tenía frente a ella. Lo cierto era que se desenvolvía bien, pero no era rival para ella. Un golpe duro en la espalda casi le dejó sin aliento. Además su ropa comenzó a empaparse en sangre.

- ¡Vas a morir! - Gritó la elfa oscura. - ¡Se te ven las costillas! - Rió a la vez que trataba de intimidar a Rannarg.

Rahill acudió en ayuda de su compañero caído. El veterano soldado cargó contra la drow en un acto de valentía casi sin precedentes en él, pues era más amigo de la ballesta que de su espada.

Cogió despistada a Seljka y consiguió asestarle un pequeño corte en el brazo. Sin embargo no revestía gravedad y la voluntad de la drow en esos momentos era la de acabar con Rannarg. Pese a que no descuidaria su retaguardia se cerraría en acabar con una de las amenazas antes de colocar sus esfuerzos en Rahill.

El primer instinto del vigilante fue el de huir. Sin embargo sabía que no llegaría muy lejos con las graves heridas que le había causado la drow. Si sadismo extremo le obligaría a seguirle y darle caza.

Por ello el vigilante lanzó un golpe desde el suelo golpeando en su rodilla. No fue grave, pero si era cierto que la estaba desgastado.

Los drow estaban resultando mas molestos de la cuenta, pues eran bastante diestros en el combate. El hecho de que varios de sus camaradas no fueran igual de buenos combatientes no ayudaba a acabar con su amenaza. Así, Martillo Invencible hizo lo que mejor sabia hacer. Hizo girar a Ultima Sombra sobre su cabeza y después descargó un tremendo golpe a dos manos sobre el cuerpo de su adversario. Estaba por ver si era capaz de aguantar tan tremendo castigo por parte de Roht.

El martillo de Roht golpeó con fuerza sobre la cabeza de Menexes. Se escuchó un sonido seco y para cuándo el gran trasgo pudo contemplar el resultado de su acción, el elfo oscuro ya se había en el suelo con la cabeza totalmente aplastada. Un revoltijo de masa encefálica, sangre y materia gris manaba del interior de su destrozado cráneo esparciéndose sobre la nieve.

Al ver aquella Voran asintió con la cabeza dedicando una sonrisa de complicidad al gran trasgo y acto seguido salió corriendo en busca de Seljka y en ayuda de sus dos compañeros. El tuerto estaba decidido a acabar el trabajo y no lo hubiera dudado ni un instante de no haberse rendido la drow de inmediato.

Seljka soltó su espadón, hincó las rodillas en el suelo y alzó las manos. Una sonrisa de superioridad y prepotencia se dibujó en su rostro. Cavatina la conocía bien, sabía que iba a mostrar una actitud desafiante hasta el final y noble hubiera extrañado su expresión de haberla podido ver.

Voran no lo dudó. Un golpe en la parte baja de la mandíbula con la empuñadura de su espada porovocó que cayera inconsciente.

- ¡Ya aprenderás a reírte de mí en la hoguera, bruja! - Le gritó con rabia. - ¡Coged a la drow! - Ordenó entonces.

Rannarg y Rahill se apresuraron en rodear a Cavatina y la agarraron de los brazos desarmandola. La drow se resistió, pero poco pudo hacer cegada como estaba. Entonces Voran miró a Shalt.

- ¿Eres tú el que manda aquí? - Preguntó dirigiéndose al shaltiano. - ¿Qué cojones ha pasado aquí?

Se dejo coger, aunque realmente no se esperaba menos -¿que ta chicos? ¿me echabais de menos?- bromeó sin dar señales de estar ciega. Debían estar realmente sorprendidos, que la drow estuviese allí y armada y es más, que hubiese tres más de su raza, esperaba que Shalt tuviese el ingenio suficiente para que no la devolviesen a la celda de gallinas.

- ¡No! - Gritó el enorme trasgo, al ver que volvían a atar a Cavatina. Estaba lejos de ser su amigo, pero habiendo sido criado con los saelues, Roht tenía principios, pesara a quien pesara.

Al momento, corrió a donde estaba la drow, Cavatina, y trató de desatarla, dando sus razones a los guardias recién llegados y que ayudaron en la escaramuza con el resto de dores.

- Cavatina nos ha ayudado. Esos drow también la buscaban a ella y nos ayudó en la lucha. Nos está ayudando con la desaparición y tiene mi confianza mientras cumpla su palabra. - Añadió al resto

Lo mejor sería interrogar a estos drow que quedan, dice mirándolos a los ojos.

- Sabed que no me enorgullezco de haber matado a vuestro camarada. Es culpa vuestra, si no nos hubieseis atacado sin motivo aún seguiría vivo. Era un gran guerrero. - Comentó a los apresados drow.

Carraspeó, pues el frió le secaba la garganta, motivo por el que tragó saliva tras buscar un ápice de la misma en su boca. Tenía que decir algo a esos drow.

- Ahora, decidnos. ¿Por qué nos atacasteis? ¿Tenéis algo que ver con la desaparición? - Preguntó sin mas, aunque no estaba seguro de encontrar respuesta.

Shalt caminó renqueante al encuentro del grupo de vigilantes, agarrándose el lado izquierdo tratando de ayudar a que una de sus heridas se decididese a dejar de sangrar. Escupió un gargajo sanguinoliento para limpiarse la boca
-¿Que qué ha pasado? querrás decir qué no ha pasado... fué a reirse pero un pinchazo de dolor convirtió su risa en un quejido.

-Nosotros estábamos buscando a la muchachita de tez oscura y orejas afiladas por esta zona, cuando fuimos atacados por el trío de los simpáticos que.. ahora supongo que es un dúo dijo mirando con disgusto el cadaver drow que yacía con la cabeza hecha una plasta.
Nos atacaron sin mediar palabra pero ella surgió de la espesura y combatió a nuestro lado- señaló con la cabeza hacia Cavatina.
-Al parecer la tienen por traidora a su especie y le estaban dando caza para matarla y la buena chica pareció decidir que prefería pararse y ayudarnos a aprovechar la distracción y seguir ganándonos terreno a ambos grupos... Pero la única verdad aquí es que de no ser por eso supongo que a vuestra llegada nos habríais encontrados ya muertos...Los míos y yo mismo le debemos la vida, me temo... dijo tan convincentemente como pudo. Lo cierto es que su habilidad de hilar medias verdades con mentiras, verborrea y verdades completas solía ayudar a dar verosimilitud a sus historias.
-Y como bién dice el grandullón aficionado a aplastar cabezas, parece ser que es especialista en rastreo y nos prometió ayuda con la desaparición de una niña del pueblo si salíamos vivos del encuentro, aunque sospecho que mi magnética personalidad puede haberla hecho caer prendada de mi humilde persona... pero eso supongo que ya es harina de otro costal

Antes de meter la pata, el gran trasgo se da cuenta de la pantomima de Shalt. Sus principios no le dejarían mentir, pero si no hablaba, no mentiría. Así, se alejó, en busca del cuerpo del,drow caído. Se agachó hacia el mismo y revuscó en su cuerpo sus armas, armaduras, dinero y posesiones, para ver que podía serle de utilidad. Por supuesto, llegado el momento, confiscarían Todo el equipo de los otros dos que seguían vivos.