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[D&D 3.5] El Paso del Demonio

Capítulo 5. El Paso del Demonio.

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13/12/2019, 19:05
Narrador

Nindra y Guideon despertaron con el cuerpo dolorido. La de la noche de ayer había sido una batalla épica en la que no habían quedado heridas de relevancia, pero si marcas y agujetas a lo largo y ancho de sus cuerpos. No obstante, una vez decidieron desenzarzarse durmieron a pierna suelta y descansaron hasta que el sol despuntó el alba. 

Por otra parte, Alderic durmió, esta vez si, abrazado a Lurzca. La mestiza no trató de sobrepasarse con él, aunque Alderic sintió su calor muy cerca y casi fue él quien finalmente tratara de dar el primer paso. No obstante la mestiza estaba cansada y se durmió muy rápidamente y lo mismo acabó pasándole al guerrero. Habían sido unos días complicados en lo mental y también en lo físico y todos agradecían aquel lecho que aquella posada les ofrecía.

Quienes tampoco tardaron en domirse fueron la Infanta y Murron, aunque a decir verdad, y al igual que Alderic, seguían un tanto preocupadas por el último encuentro que habían tenido en el salón de la posada. Aquel elfo gris, parecía peligroso y conocía el pasado de Alderic. ¿Quién les aseguraba que no les atacaría durante la noche? Quizás hubiera sido buena idea advertir a Nindra y Guideon sobre aquello, pero no sería Alderic quien iría a tocar a su puerta mientras... bueno no iría y punto.

Por suerte, no hubo ningún tipo de interrupción durante la noche y para cuando despertaron, todo había transcurrido como debiera. Recogieron su equipo y se pusieron en marcha tras un frugal desayuno a base de leche, pan y queso. Alderic les sorprendió con un afeitado muy apurado. Una nueva apariencia que nunca antes había lucido en presencia de Guideon o de Nindra y estuvieron bromeando sobre ello durante el desayuno.

Se pusieron en marcha hacia su siguiente destino, que no era otro que el llamado Paso del Demonio. Si bien su nombre no inspiraba demasiada confianza, había sido el elegido por Lurzca, la guía de la Infanta, como el más rápido y seguro hasta la llegada a Umnia. Dejaron atrás la ciudad sin más preámbulos y asegurándose de que tenían las raciones suficientes para el viaje y el equipo adecuado. Una vez iniciaran el ascenso a las montañas, las temperaturas descenderían bastante y sería necesaria ropa de abrigo, mantas, sacos de dormir y suficiente leña como para encender una hoguera cada vez que acampasen. Aunque el maravilloso truco de cuerda, siempre les garantizaba el éxito en aquella faceta.

Durante una primera jornada avanzaron sin demasiados problemas. Hacía frío, si pero era soportable. Los animales que portaban eran fuertes y estaban acostumbrados a ese clima. No podían avanzar durante las veinticuatro horas del día, pero si que les garantizaban un buen ritmo. De seguir a esa velocidad y de no haber interrupciones en menos de una jornada alcanzarían la falda de la montaña.

Notas de juego

Os dejo un poco de roleo libre!

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14/12/2019, 01:35
Alderic

Alderic se despertó poco antes del amanecer, la costumbre y el buen descanso pudieron más que la comodidad de la cama y por otro lado había algo que debía hacer antes de iniciar el día. Se levantó con cuidado de la cama para no despertar a Lurzca, y cuando ella se removió le susurró un "duerme" y acarició su hombro. Cuando la respiración de la mestiza volvió a acompasarse terminó de salir de la cama, el frío de la habitación terminó de despejar su mente.

Con cuidado de no hacer ruido dejó una nota avisando que estaría en el comedor y salió de la habitación. Vestido sólo con una camisa sucia, unos pantalones de cuero y la botas bajó al salón, donde encontró a un adormillado tabernero que acababa de levantarse. Solicitó, y obtuvo, una palangana, un espejo y jabón, y también consiguió tras regatear que le permitiera usar la tina de una habitación desocupada si él mismo calentaba el agua y llenaba la tina. Si algo no podía hacer era bañarse en la habitación con las mujeres, y de ese modo también permitiría que ellas se bañasen si así lo deseaban.

Media hora más tarde un Álderic afeitado y bañado hizo acto de presencia en el comedor, recuperó sus pertenencias de un recién despierto y sorprendido Guideon y subió al cuarto. Unos minutos más tarde bajó al comedor con una muda de ropa limpia, la armadura puesta, y a tiempo de comer un poco de pan y queso antes de partir. Respondió a las bromas de buen talante, comentó que no se afeitaba hacía cinco años e insinuó que en parte la decisión tenía que ver con lo acontecido la noche anterior, pero no dio detalles.

Se cuido de hablar sin insultos, y aunque uno que otro se le escapó durante el día se podía ver que hacía un esfuerzo real por no incomodar a sus compañeros. Comentó a Guideon y Nindra acerca de Cathar, el sacerdote de Maahn que decía conocer su historia y que afirmaba, entre otras cosas, que Tasha estaba viva. No entró en detalles, hacerlo implicaría contar su historia nuevamente o al menos la parte de la misma que pondría en contexto su relación con los Maahnitas, y durante la marcha no era el momento adecuado. Por ahora bastaría con que supieran que había alguien más de quien cuidarse, alguien que decía no tener interés en hacerle daño pero en quien no podía confiar. Cuando acamparan, y si tenían ganas de escucharlo, les contaría lo que quisieran saber al respecto. 

Durante la marcha se acercó también a las tres mujeres para saber como estaban, habló con ellas, sobre todo con Lurzca, acerca del camino que tenían por delante. Se lo notaba relajado, atento al camino y a los peligros que pudieran surgir pero sin el gesto hosco que lo caracterizaba ni la sensación de que podía estallar en cualquier momento. Era difícil decidir si la ausencia de la barba que daba una falsa sensación de que era un hombre diferente, o si la existencia de la barba había sido la causante del carácter agrio del guerrero.

Notas de juego

No puse diálogo, sólo la idea general de lo que cuenta y de lo que habla, hice esto principalmente por que hay un período de tiempo largo que cubrir y nuestros horarios y mi agenda de mañana dificultan una interacción prolongada, además de que dudo que quieran esperar a que me despierte para postear algo. 

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18/12/2019, 07:51
Nindra

Nindra se dio cuenta de que era la primera mañana en la que despertaba junto a Guideon sin que nada ni nadie hubiese interrumpido su descanso. Despertó temprano, porque era su costumbre, para estudiar sus conjuros. Sin embargo, la presencia de un hombre en la misma cama, su cuerpo caliente, desnudo y relajado, la retuvo unos minutos de más debajo de las mantas. Se desperezó, se apartó el cabello enmarañado de la frente y le dio un abrazo al sacerdote para darle los buenos días; al frotarse contra su piel, se le despertó el deseo, si es que alguna vez se había apagado, y no pudo evitar reclamar su amor de buena mañana, antes de que alguno de los dos se hubiese terminado de despertar completamente.

Dolorida y jadeante, Nindra pidió más agua para el baño y luego cogió su libro para estudiar. Le costó un poco concentrarse con la presencia de Guideon, le producía más curiosidad que otra cosa ver lo que hacía él por las mañanas; no es que fuera algo especialmente relevante más allá de lavarse la cara y vestirse, pero compartir una cosa tan sencilla como esa era algo nuevo y muy interesante.

Cuando bajaron a desayunar, Nindra estuvo en silencio todo el tiempo, mirando a Guideon como si quisiera aprendérselo de memoria, sin ser consciente de estar sonriendo constantemente mientras lo observaba. Estaba deslumbrante, como siempre, pero a ella le parecía que estaba aún más guapo. Solo deseaba besarlo y abrazarlo, pero había cosas que hacer y no podían entretenerse. Le daba la sensación de estar perdiendo cosas importantes con él por la misión que debían cumplir y eso no le gustaba, pero era lo que había que hacer y sabía perfectamente que Guideon no faltaría a su deber ni a su fe solo para estar con ella. Ella, bueno, ella no tenía ningún deber y se podían ir todos al infierno, prefería estar con Guideon. Pero compartirlo con los demás era un fastidio, lo quería para ella sola.

Cuando Alderic se presentó con un aspecto totalmente diferente, Nindra se atragantó con el pan y le costó recuperarse de la impresión.

-¿Qué has hecho? -preguntó de forma automática, el tono acusaba como si hubiese matado a un gatito y no parecía el tono que se debía emplear cuando alguien se afeitaba. Pensó, de hecho, que si Guideon se afeitaba lo más mínimo, le produciría un trauma parecido-. No me gusta nada -dijo. Porque así era Nindra, a veces deía las cosas sin pensar si al otro podían afectarle-. No eres tú, en absoluto.

Por muchas explicaciones que Alderic le diera, razones por otro lado perfectamente razonables para su estado de ánimo, a Nindra sencillamente no le gustaba que se hubiese afeitado. Perdía parte de su carácter, de su fuerza; y aunque él quería dar a entender que había roto con su pasado, Nindra no lo veía así, porque seguía aferrado a él, más aún cuando mencionó a un tercero en juego. Hablaron de ello durante el viaje porque la maga quería convencer a su amigo de que con barba, mejor arreglada por supuesto, y el pelo cortado con mejor acierto, le daba un aire más atractivo e interesante. Pero al final la conversación derivó en lo que era más importante para Alderic, si era seguir con la misión o arreglar todo lo que tenía que arreglar para poder seguir adelante. Nindra había estado huyendo de su padre medio año y sabía, con toda certeza, que hasta que no se lo quitara de encima, su presencia seguiría acosándola incluso en sueños. Por mucho amor que sintiera por Guideon, por mucho amor que él sintiera por ella, por muy felices que quisieran ser y por muy lejos que quisieran largarse, tarde o temprano tendrían que enfrentarse a ello. Nindra prefería hacerlo cuando más tarde mejor, primero para disfrutar ese margen de vida que ella se había buscado y segundo, para ser lo bastante poderosa como para plantarle cara. Pero llegado el caso de un enfrentamiento con él, debía hacerlo sola, porque no podría soportar que alguno de ellos sufriera por su culpa. Estaba dispuesta a ayudar tanto a Alderic como a Guideon, pero el suyo era un caso distinto.

Con estos pensamientos bullendo en la cabeza, el viaje se le hizo largo e incómodo. Sentía que no había podido disfrutar de ese mínimo momento con Guideon a solas en una habitación, algo que había deseado desde hacía semanas; ahora que lo había tenido, había pasado y temía que se había perdido algo irrepetible. Durante las noches, puesto que no podía estar con él como le gustaría, se había empeñado en meterse en su saco de dormir. Era evidente que no estaba hecho para dos, pero a ella le daba igual y tener a Nindra enfadada no era una opción. Así que la primera noche que durmieron juntos, ninguno descansó bien, pero ella siguió en sus trece porque tenía la apremiante sensación de que esa noche podía ser la última y no podía soportar la idea de perder ni un solo segundo. Cuanto más avanzaban, más nerviosa estaba ella, su carácter más arisco y durante unos días, estuvo verdaderamente insoportable y se guardó de no hacer o decir nada. Después, volvió a ser la misma de siempre, como si nada, y siguieron el viaje.

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18/12/2019, 09:50
Guideon

Guideon se había quedado en la cama, relajado, mientras Nindra preparaba sus conjuros para el día. No había ningún ritual matutino que él hiciera puesto que, como sacerdote consagrado a Saule, él dedicaba sus rezos a su diosa por la noche, cuando el cinturón de asteroides brillaba en todo su esplendor en el cielo nocturno. La noche anterior, después del sexo apremiante y la cena, le había visto sentado, cruzado de piernas, con las rodillas sobre los tobillos y las manos sobre las rodillas. Con los ojos cerrados había vaciado su alma para que su diosa pudiera entrar, y mascullado los versículos sagrados entre dientes, le pidió que lo colmara de bendiciones.

Guideon siendo Guideon, echó un vistazo al nuevo aspecto de Alderic y no dijo nada. Nindra siendo Nindra ya dijo todo lo que podía decirse sobre el asunto, de modo que el Saulita se dedicó a observar con cierta guasa la reacción de su amigo. No le cabía duda de que Alderic tendría agujetas en los oídos al día siguiente.

El sacerdote se permitió a si mismo desconectar del intercambio de pareceres entre sus amigos, e inició charlas intrascendentes con la Infanta, con Lurzca pero, sobre todo, con Murron. De sus tres acompañantes era quizá la más serena y la más afín a su propia personalidad. Le había preguntado si las heridas de la batalla con Drain habían dejado de dolerle, e hizo lo que pudo por aliviar el cansancio, las penurias y los pequeños dolores del camino a todos los presentes. Trató de confortar a Nindra cuando estaba arisca, de preguntar a Alderic por sus cosas cuando tuvieron un rato de intimidad, y de subir la moral de todos con pequeñas chanzas.

Había permitido a Nindra que se colara en su saco de dormir. Había dormido pocas horas, despertándose cada vez que Nindra se movía, intentando no moverse salvo que le acosaran los calambres para no despertarla, pero al final el cansancio había logrado que el sueño, aunque breve, hubiera sido reparador.

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18/12/2019, 11:55
Alderic

Alderic despertó el segundo día poco antes del amanecer, algo natural en él, sin embargo, en lugar de acercarse a la hoguera a calentarse, trepó a una elevación y se sentó en posición de loto de cara al este.

Algo había despertado en él cuando decidió retomar su vida, la necesidad de cumplir un ritual matutino largo tiempo olvidado, un ritual que había aprendido en su infancia y al que no atendía desde hacía quince años.

Respiró profundamente y se hizo consciente de sus pensamientos, fue acallando los más tumultuosos recitando internamente un mantra. Poco a poco en su mente sólo existían los cuatro preceptos Respeto, Fortaleza, Compasión y Paciencia. En ese estado mental lo encontró el sol y su calor fundio las palabras y las grabó en su corazón. Cuando sintió el calor en la coronilla abrió los ojos e hizo una reverencia a Seyran.

Alderic se acercó entonces a desayunar y saludó a quienes habían despertado. Si el día anterior el guerrero había parecido amable, durante este segundo día fue la encarnación de la paz, al menos durante la mañana. Más tarde volvió al estado del primer día, amable y paciente. En algún punto del día se acercó a Nindra para contestar a algo que no había sido una pregunta, pero que merecía respuesta por su parte. - Tienes razón Nindra, y no la tienes a un tiempo. No soy el Alderic que conociste, pero si soy yo, mucho más de lo que era antes. - Sonrió - Tu misma me dijiste que no podía vivir en el pasado, que no podía seguir arrastrandome por la vida sufriendo por todo. Tu y Guideon me dieron el empujón que necesitaba para verlo y actuar, éste es el resultado. - le guiñó un ojo - Lamento que no te guste, a mi me sienta de maravilla.

La meditación al amanecer se hizo ritual, ya fuera que hubiera dormido sólo o que despertara compartiendo el calor de Lurzca Seyran lo encontraba de cara al este y con la mente preparada para recibir su bendición.

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18/12/2019, 17:33
Narrador

Avanzaron sin descanso durante las horas de sol, aunque se detuvieron brevemente para tener un también breve almuerzo. Durante toda la tarde ascendieron hacia la falda de la montaña y para cuando Seyran comenzaba dar paso a Maahn y la oscuridad dejaría ver el precioso cinturón de Saule, pues en un lugar como aquel, alejado de toda fuente de luz artificial, se vería de una manera inmejorable, ya habían llegado a ella. 

Decidieron detener su marcha. Seguir haciéndolo a oscuras y con el fuerte viento helado que soplaba con fuerza desde lo alto de las montañas, iba a ser una locura. No obstante, ya desde aquella posición en la que se encontraban, podían ver lo que era el camino que les quedaba por recorrer. El llamado Paso del Diablo, se abría paso frente a ellos, atravesando el valle que se extendía entre dos enormes montañas, y el cual separaba la cordillera en norte y sur. 

Por suerte todavía tenían suficientes raciones para varios días. Si todo iba bien, en menos de tres jornadas de viaje ya estarían en el destino de la Infanta. Habían administrado bien su tiempo y casi podía decirse que de no haber retrasos, llegarían hasta pronto ante el Emperador Umnio. Lo que pasara después, ya no dependía de ellos ni de la Infanta, pero esperaban que al menos les invitaran a la boda con el sobrino del Emperador.

Y al fin montaron campamento como llevaban haciendo las últimas noches. Iba a ser inevitable encender una hoguera, pues hacía mucha frío. Eso salvo que utilizaran el recurrente truco de la cuerda, algo que sin duda iban a utilizar de nuevo. Entonces, los seis viajeros se introdujeron en aquel espacio dimensional, donde tantas noches habían compartido y tras una frugal cena, se dispusieron a dormir de nuevo.

Lurzca, como de costumbre se acercó a Alderic. Le había cogido el gustillo a dormir a su lado. Le abrazó desde la espalda apretando su propio cuerpo al del soldado. El tacto de la áspera piel de la mestiza era caliente, más caliente que el de un humano normal. Eso provocaba sensaciones en Alderic, cada vez más a menudo. No erala mujer más hermosa con la que se había topado en su vida, pero si parecía una buena mujer. Algo ruda y hosca, pero una buena mujer al fin y al cabo.

Murron y la Infanta se quedaron despiertas todavía un rato, en un rincón de aquel espacio dimensional y hablaron de sus cosas. Thyga estaba nerviosa por la boda. De cada vez lo estaba más, pues el día señalado se acercaba y los nervios estaban a flor de piel. Era comprensible por otra parte. Su vida daría un giro radical en el momento en que llegara a Umnia y le presentaran a quien iba a ser su esposo.

Nindra y Guideon también siguieron a lo suyo. De nuevo decidieron compartir saco de dormir y ciertamente estaban incómodos. No obstante, Nindra acabó por salir del saco y se dirigió a un rincón alejado, tampoco mucho, pues quería estar sola unos momentos pensando en sus cosas, o eso fue lo que le transmitió a Guideon, aunque transmitiéndole total calma, pues nada mala pasaba por su cabeza en relación a ellos dos.

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18/12/2019, 17:49
Lurzca

Lurzca, como de costumbre se acercó a Alderic. Le había cogido el gustillo a dormir a su lado. Le abrazó desde la espalda apretando su propio cuerpo al del soldado. El tacto de la áspera piel de la mestiza era caliente, más caliente que el de un humano normal. Eso provocaba sensaciones en Alderic, cada vez más a menudo. No erala mujer más hermosa con la que se había topado en su vida, pero si parecía una buena mujer. Algo ruda y hosca, pero una buena mujer al fin y al cabo.

A mi si que me gusta tu nueva apariencia... - Le dijo la mestiza al oído. - Creo que... - Se cayó. No dijo lo que pensaba decir. Alderic se giró hacia ella.  - No... nada...

- Gracias. - Respondió el hombre con una sonrisa sincera - ¿Que ibas a decir? - Preguntó tomando su mano.

- No... - Dudó. Se notaba que era tímida. - No era nada en realidad.

Subió la mano por el brazo rozándolo suavemente hasta llegar a su cara

- ¿Segura? - Dijo acariciando su mejilla. - Sabes que puedes contarme lo que quieras.

- Bueno... - El corazón de la mestiza se agitó. Alderic lo notaba pues estaban muy cerca el uno del otro. Más cuando acarició su piel. - Es solo que... - Suspiró. - Me gustaría... pasear. Estar... estar a solas con... contigo.

El guerrero se acercó casi imperceptiblemente y asintió.

- A mi también me gustaría, ¿tú crees que se ofenderán si salimos a patrullar? - Con un gesto casual acarició su oreja y siguió la línea de la mandíbula hasta su barbilla con el índice, su pulgar acarició su labio inferior y le sonrió.

Y ella negó con la cabeza. Se la veía con muchas ganas de escaparse con Alderic a donde fuera. Quería estar a solas con aquel hombre, aunque no sabía lo que podía suceder entre ellos.

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18/12/2019, 17:57
Maahn

Nindra no se marchó del saco que compartía con Guideon por el motivo que declaró. Nada le hubiera gustado más que quedarse al lado de aquel hombre, de su hombre, y sentir su calor. Pese a la incomodidad de compartir saco de dormir, el contacto con su piel le compensaba además de acelerarle el corazón y de hacerle desear estar completamente solos para poder dar rienda suelta a sus instintos. No, no había sido que su atribulada cabeza le hubiera obligado a dejar la calidez de un hombre como Guideon, o puede que sí, no lo tenía muy claro, pero lo cierto era que acababa de sentir una extraña llamada.

Nindra permaneció años atrapada en aquella torre donde Mediocurs la matenía recluida. Durante su cautiverio, además de decenas de animales convocados desde otro plano, sólo tuvo algo parecido a un amigo. Una vieja estatuilla que se encontraba a los pies de la torre del mago y  la cual solía confesarle sus más internos pensamientos y deseos. Nindra no lo sabía, puede que lo sospechara alguna vez aunque no recordaba haberlo hecho, pero aquella estatua representaba a la diosa Maahn. 

En alguna ocasión, Nindra había querido poder creer en un dios, por eso del: "no sé si existes, pero si me salvo, me hago tu más fiel devota", pero generalmente no creía en los dioses o más bien no se lo había planteado como una opción. Mediocrus no le había inculcado la fe, y él mismo tampoco era seguidor de dios alguno. Al menos que Nindra supiera. No obstante, ahora que había conocido a Guideon y como vivía su espritualidad, deseaba experimentar algo parecido. 

Esa noche, había sentido algo extraño, una llamada. Era como si aquella estatua o más bien lo que representara, la estuviera llamando. Había escuchado claramente como pronunciaba su nombre. Lo había escuchado en su interior o eso... o eso creía. No estaba segura. Pero sabía que se trataba de aquella estatua. Sabía que era Maahn la que le estaba buscando, pero... ¿Por qué? ¿Qué quería?

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18/12/2019, 18:30
Thyga Redfrid

- ...no lo sé... - La Infanta hablaba con Murron. De todas las personas con las que se había cruzado, era ella la única en la que confiaría todos sus secretos. Era su amiga y ahora también su confesora. No es que no confiara en Lurzca o en sus nuevos amigos, pero con ellos tenía una relación diferente, menos profunda. - Es decir, estoy preparada para esto. Me he estado preparando toda mi vida para ser la esposa de alguien. Pero ahora... - Resopló. - Siento muchos nervios. No sé si voy a ser feliz y me siento egoísta por pensar de esa manera. Es qué... - Sollozó. Estaba a punto de echarse a llorar. - ¿Y si no congeniamos? ¿Y si nunca llegamos a sentir amor el uno por el otro?

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18/12/2019, 18:35
Murron Dra

Es normal Thy... - Le dijo Murron. - Eres muy valiente prestándote a un matrimonio concertado. - Acarició el hombro de la Infanta. - Yo en tu lugar estaría aterrada. No puedo decirte lo que va a suceder. Nadie lo sabe. Pero creo que si tu futuro marido no es un completo imbécil, sabrá apreciarte. - Sonrió. - Eres una persona amable, agradable, se puede hablar contigo y eres preciosa. ¿Quién no te querría como esposa? - Ambas se fundieron en un abrazo.

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18/12/2019, 19:24
Saule

Guideon despertó en medio de la nada nevada. ¿O no estaba despierto? No podía saberlo. Lo cierto era que a su alrededor tan solo tenía nieve y montaña. Estaba de nuevo en casa, en el monasterio donde aprendió todo lo que sabía acerca de los dioses y donde descubrió la verdad sobre Seyran y sobre todo sobre Saule. El saulita encontró en aquella montaña su armadura y fue aquella montaña donde ahora se encontraba, la que escaló junto a aquella enigmática anciana. Pero sobre todo, lo que encontró en aquel lugar fue la fé que profesaba. ¿Qué hacía de nuevo allí? Tampoco lo sabía.

-Guideon... - Sonó de pronto una voz de mujer. Una voz que creía reconocer, pero perdida en el tiempo, mucho tiempo atrás.

Guideon se dio la vuelta pero no vio a nadie, tan solo nieve y montaña.

¿No me encuentras? - Le preguntó aquella voz de nuevo.

Guideon miró a sus lados, atrás y finalmente hacia el cielo. Allí localizó casi de inmediato el cinturón de Saule. Brillaba con un fulgor especial aquella noche.

- ¿Ya lo has entendido, Guideon? - Le preguntó. - ¿Ya sabes porque viene a buscarte aquella vez y fuimos a la montaña? - Le preguntó.

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18/12/2019, 19:34
Alderic

Alderic se levantó y se puso el abrigo. - Iremos a ver a los caballos y a patrullar, volvemos en un rato. - dijo mientras aseguraba sus armas en las fundas y tiraba la cuerda por el hueco.

Luego le hizo un gesto a Lurzca indicando que la esperaba abajo y se deslizó por la cuerda.

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18/12/2019, 20:00
Alderic

Alderic se apartó de la cuerda cuando llegó abajo y se acomodó el abrigo, lo cierto era que hacía mucho frio, afortunadamente habían dejado a los caballos resguardados o de otro modo tendrían que deslizarse en cubos de hielo al día siguiente.

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19/12/2019, 17:32
Lurzca

No soy una mujer que... - Se notaba que Lurzca estaba nerviosa. Ella no dudaba nunca y sin embargo, en esos momentos no parecía saber que decir o que hacer. - No he estado con muchos hombres. - Resopló. El corazón le latía con fuerza. Casi parecía que se le fuera a salir del pecho. - Tú seguro que... seguro que tienes más... - Tragó saliva. - Más experiencia que yo. - Miró hacia el suelo y luego hacia el firmamento. No podía mantener fija la mirada. - Es sólo que...

Agarró de los hombros al guerrero y le plantó un beso en la boca. Rudo, inexperto y sin duda precipitado. Se apartó rápidamente soltando a Alderic. Se sonrojó todo lo que su oscura piel le permitió. De nuevo apartó la mirada y dio varios pasos atrás dubitativa.

- Lo... - Cerró los ojos aterrada. - ...lo siento.

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19/12/2019, 17:45
Alderic

Alderic se sorprendió, tanto por la confesión de Lurzca como por su acción precipitada, tanto fue así que en un principio no supo como reaccionar y no devolvió el beso. Por unos eternos instantes el guerrero se preguntó a si mismo cual era su experiencia real, y durante ese lapso de tiempo pareció que se había congelado. Había amado una vez y había terminado en tragedia, había cerrado su corazón al amor y su relación con las mujeres desde ese momento había sido púramente física. Tenía experiencia, si, mucha, y a un tiempo casi nada. Miró a Lurzca retroceder, reconoció el miedo en sus ojos por haber hecho algo impropio, pudo ver el momento en que se rendía, ella la invencible.

Avanzó y tomó sus manos, las apretó y acarició hasta que dejaron de temblar, siempre mirandola a la cara. Cuando ella no levantó la mirada fue él quien con la diestra levantó su mentón - Mírame - dijo suavemente y cuando ella abrió los ojos le sonrió - No has hecho nada malo, quizá la técnica no sea la correcta pero puedo enseñarte. - acarició sus labios con el pulgar, acarició uno de sus colmillos y sonrió pícaramente - aunque no tengo experiencia besando chicas con colmillos, asi que tendremos que aprender juntos. 

Sin darle tiempo a responder sello sus labios con un beso suave, de labios cerrados al principio y luego guiándola para que el beso fuera más profundo, pero sin llegar a usar la lengua. - Creo que me gustará besarte - dijo. La había enlazado por la cintura y sus cuerpos estaban tan pegados como la ropa de abrigo lo permitía, la respiración de Aldreric estaba acelerada y su aliento caliente formaba volutas de vapor. - Déjame comprobarlo.  - Esta vez el beso fue más profundo, los alientos se mezclaron y el guerrero jugó con la punta de la lengua en los dientes. La mano subió a la nuca para pegar aún mas las caras y se dejó llevar por la pasión.  

La pareja fue dejando que sus cuerpos los guiaran, enderezando Alderic el rumbo cuando Lurzca descontrolaba su fuerza pero permitiendo que ella experimentara con su cuerpo. El frío no les permitió quitarse la ropa, pero las manos avanzaron bajo las prendas explorando territorio desconocido hasta que la pasión pudo más que la cordura y se metieron en a cueva con los caballos. El calor allí les permitió liberarse de la mayor parte de sus ropas y así explorarse sin barreras. Usaron sus prendas mas gruesas de colchón y consumaron el acto que había empezado a forjarse en Karkaba,

Cuando terminaron, jadeantes y satisfechos, se miraron y rieron por el estado en el que estaban. Álderic presentaba un par de raspones en el rostro, y una mordida en el hombro donde los colmillos habían sacado sangre. Lurzca tenía las manos del hombre marcadas en sus nalgas y uno de sus pechos presentaba marcas de dientes, además de un chupón en el cuello que se marcaba a pesar del tono oscuro de su piel.

- Tendrás que usar una bufanda - dijo Alderic tocando el morado

- Y tú una máscara - dijo Lurzca pasando un dedo por uno de los raspones que había hecho uno de sus colmillos en su mejilla.

- Herida de batalla - respondió el hombre - la llevaré con orgullo, ha sido un excelente combate. - su sonrisa pícara le dijo a Lurzca que habría más si de él dependía. - Que dices, ¿volvemos? no quisiera que bajen a buscarnos.

Notas de juego

Listo, ahora podrás devolvernos cuando quieras.

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20/12/2019, 08:53
Nindra

Nindra se despertó de repente, con el corazón a mil y los ojos muy abiertos, como si hubiese escuchado una explosión fuera del recinto mágico. Molesta por la incomodidad y por su ira de los últimos días, salió del interior del saco de dormir.

-Dame un momento -le dijo a Guideon.

Quiso besarlo, pero tal y cómo se sentía en ese momento, corría peligro de perder la cabeza por completo y unirse a él en un deseperado acto de violento placer. Así que trató de rozar su cuerpo lo más mínimo mientras escapaba del saco y se sentaba en un lugar apartado del espacio dimensional. Se frotó la frente con los dedos, encogió las piernas y las abrazó. Cualquiera que se acercase a ella podía notar la carga estática que parecía rodearla, así que se abstuvieron de hacer comentarios. La maga necesitaba estar sola unos momentos, aunque en aquel lugar no tuviese la privacidad que le hacía falta. Estaba a punto de levantarse para salir fuera y que le diera un poco el aire, pero Alderic decidió salir con Lurzca. Eso daba algo más de espacio a los demás, pero no a Nindra. Cerró los ojos y apoyó la frente en sus rodillas.

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20/12/2019, 11:01
Nindra

La magia le era conocida, pero había olvidado las sensaciones de la primera vez que un conjuro había fluído en sus manos, el calor que había recorrido su cuerpo cuando su sangre comenzó a calentarse como reacción a las vibraciones eléctricas que sobrecargaban el ambiente. También había olvidado los sentimientos de euforia y placer que experimentó cuando desencadenó un hechizo con éxito, o el fuego que ardía en su pecho cuando rasgaba el velo que separaba los planos y atraía a sus queridas criaturas. En esos días era algo a lo que se había acostumbrado, del mismo modo que se había acostumbrado a la intensidad de Guideon. Había pasión en todo lo que hacía, en sus conjuros y en sus besos con el sacerdote; pero lo que sentía ahora era diferente a todo eso y necesitaba asimilarlo.

Maahn. Cuando el latido abrasador asaltó su pecho, el nombre de la diosa le había venido a la mente como un destello de color plateado. Con los ojos muy abiertos y estando abrazada a Guideon, una desconcertada Nindra había salido del saco de dormir con la fuerte necesidad de alejarse del clérigo del sol, que le quemaba la piel y el alma. Con gran esfuerzo, Nindra se apartó de él para tener un momento de intimidad, mientras reflexionaba qué era lo que acababa de sentir. Nindra había leído sobre la fe y los dioses, pero nunca había sentido curiosidad por un poder más allá de lo que su mente racional era capaz de concebir. Podía leer la magia, ver el tejido en la naturaleza, hacerlo y deshacerlo a su antojo; pero un poder más allá de eso le provocaba confusión. Y luego estaba Guideon, con su fe y su convicción, sus tribulaciones y sus experiencias. Recordó entonces la estatua, la figura femenina enmarañada en las espinas de un rosal, bajo el arco de unas antiguas ruinas sobre las que se alzaba la torre antes de que su padre decidiera cambiarla de lugar. Antes de aventurarse por primera vez fuera de las inmediaciones de su hogar, Nindra había tenido la necesidad de sentarse junto a la estatua para no sentirse sola. Por muchas criaturas que convocase, ninguna la había acompañado tanto en su soledad como aquella estatua, a la que había acabado hablando por pura desesperación. A la estatua le había revelado sus pensamientos y secretos y la estatua, como era evidente, nunca respondía. Pero Nindra se sentía mejor después de hacerlo y, hasta ese momento, hasta ese latido que la había despertado, no había percibido su ausencia. La última vez que había hablado con la estatua había sido cuatro años atrás, desde entonces no había vuelto a pensar en ella y ahora...

¿Y si la estatua a la que hablaba había sido "algo más"? Era absurdo e irracional en su propia esencia hablarle a una estatua, pero los clérigos y seguidores de una fe rezaban a sus ídolos y a través de ellos se comunicaban con sus dioses. Nindra sintió vértigo. Sin quererlo, ¿había atraído la atención de Maahn? No sabía nada sobre esa diosa, más allá de lo que Alderic o Guideon le habían podido contar, o lo que ella había leído en sus libros. Y tampoco es que supiera nada más de ella, tan solo que se levantaba sobre el firmamento todas las noches, seguía al ciclo del día y de la noche. Atormentada en su propia ignorancia, Nindra rebuscó entre los estantes de su palacio mental alguna indicación a lo que le acababa de pasar, tratando de poner orden al caos que acababa de estallarle.

"Fuego he venido a traer, ¿y qué quiero sino que todo arda?. Porque todo está apagado"

Aquella cita resaltó sobre todas las demás cosas que sabía. Una frase abierta a un sinfin de interpretaciones. La maga se frotó la frente, la cabeza había empezado a dolerle y tenía una presión en el pecho que no podía aliviar de ninguna manera. Podía pedirle ayuda a Guideon, pero para él todo era introspección y Nindra, sencillamente, no era capaz de explicar lo que le estaba pasando. A los pocos minutos de comenzar, el fuego que le quemaba el corazón cesó por fin y soltó un suspiro de alivio. Esperaba que nadie que se hubiese dado cuenta, aunque a decir verdad, sentía que todos la miraban, de nuevo, como si le faltase una tuerca.

Esa noche decidió dormir en su propio saco.


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20/12/2019, 14:55
Guideon

—¡Mi señora! —suspiró, perdiendo el aliento, al comprender quién lo había hablado.

Guideon hincó una rodilla en la nieve, con su mirada prendida en el cinturón de asteroides como si contemplara su belleza por primera vez; desde luego aquella noche brillaba de forma especial.

¿Había sido la anciana realmente un avatar de Saule descendido al mundo para guiarlo a la apoteosis en la cima de la montaña? ¿Lo había elegido a él, de entre todos los mortales? Con el corazón henchido de orgullo, trató de responder a la pregunta de su diosa:

—Para hacer vuestra voluntad. Para ser el heraldo de vuestro regreso al mundo —aventuró el saulita.

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21/12/2019, 11:06
Saule

¿Y sabes, Guideon heraldo de mi regreso al mundo, cual es mi voluntad? - Le preguntó aquella voz que había identificado como la voluntad en si misma de Saule.

Aquella era una muy buena pregunta. Lo único que sabía sobre Saule realmente era lo que había leído en los libros, lo que la anciana le pudo transmitir el tiempo que pasó con ella y lo que él mismo había logrado interpretar y descubrir por sus propios medios. Aquella respuesta demostraría en gran medida si Saule se había equivocado eligiéndole como su heraldo, si es que realmente lo había hecho y no había sido tan solo un título autoimpuesto por él mismo.

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21/12/2019, 11:37
Guideon

Guideon no sabía que contestar. Se le ocurrían muchas respuestas, todas ellas posibles.

—Había un grabado en vuestro templo, en la montaña —rememoró Guideon—, mostraba a los paladines de Seyran, a los monjes de Maahn y a los guerreros plateados de Saule luchando codo con codo contra una amenaza común, contra monstruos indecibles en medio de un cielo cubierto de llamas. Creo... creo que el tiempo es próximo. Creo que habéis regresado para encarnar el equilibrio entre la noche y el día, que me habéis elegido para abanderar la lucha contra esa amenaza.

Pero no sabía cómo hacerlo. Con hombres como Drain no se podía razonar.