Partida Rol por web

En cuanto abrí en canal a aquel trasgo, me giré y lancé un nuevo golpe contra el siguiente (6). A pesar de tener planeado darle dos veces, al igual que antes, mi segundo movimiento sirvió únicamente para volver a prepararme, pero lo cierto es que no hizo falta.

La cabeza de aquella asquerosa criatura voló por los aires, y mientras su cuerpo se desplomaba en el suelo, yo me preparaba para el siguiente.

La sangre me salpicó. Todo mi rostro y la mayor parte de mi cuerpo estaba ya cubierta por ella. Sentía su sabor en mis labios, pero apenas la notaba, estando dominada por la furia que me arrastraba en el fragor de la batalla. 

Tuve tiempo de mirar a mi alrededor, apenas unas décimas de segundo, para ver que Aenifer estaba bien, al igual que Eli, el cual parecía estar disfrutando de todo aquello, y Jacrow, pero el que peor lo tenía era Alex. De haber sido Aenifer, lo hubiese dejado todo para ir a buscarla, pero por él... no iba a perder el tiempo. 

Lancé un nuevo grito y preparé mi hacha para el siguiente.

No podia creerlo. Habia fallado tres veces. TRES VECES!!!

Algo no estaba bien, definitivamente algo no ESTABA BIEN. Mire a Valy por un instante para ver como partia en dos a uno de los trasgos. Que bueno que estaba con nosotros.

- ALEX NOOOOO!!!! Grite cuando le vi caer.

Todo mi malestar por haber fallado se vio eclipsado cuando vi a Alex luchando desde el suelo, no podia dejarle tan solo. Sali corriendo para ponerme a su lado o sobre el si era necesario. Tenia que atraer todos los ataques hacia a mi para que el tuviera una oportunidad de luchar y levantarse.

Sabia que era lo suficiente mente rapida para esquivar a todos esos trasgos y sus monturas, iba a estar bien.

Alex seguía peleando como podía contra aquellos seres que le empezaban a sobrepasar por momentos. No obstante, era un buen guerrero y su determinación era férrea. Además, conocía bien a esas alimañas. Se había enfrentado en más ocasiones a pieles verdes, aunque nunca contra tantos a la vez. Conocía bien sus puntos débiles e iba a tratar de explotar aquello. Se centró en uno de los enemigos lanzando un fuerte ataque con su espada larga que se incrustó en su hombro. Dolorido, el trasgo lanzó un graznido, momento que Alex aprovechó para introducir su espada corta a través de su boca y acallarle para siempre.

- ¡Aeni! - Gritó el nombre de la chica. - ¡Te necesito aquí y ahora! - Le suplicó.

Algunos de los lobos que habían ido perdiendo sus jinetes se fueron alejando del escenario del combate. Al parecer, viendo la furia que estaban desatando aquel grupo de enemigos, preferían más huir que seguir peleando una vez sus amos habían pasado a la otra vida. Esa era sin duda una buena noticia para los exploradores.

El trasgo que parecía ir al mando del grupo, ocupó unos instantes en montar de nuevo sobre su lobo. Eso también fue favorable a los recién llegados al continente, pues de esa forma perdió su turno de ataque y el lobo tampoco clavó sus colmillos sobre el indefenso Alex. Para ese entonces, una saeta procedente del arco de Aenifer, surcó el cielo pasando muy cerca del propio Alex, pero sin encontrar destino alguno. La chica corrió espada en mano a defender a su compañero.

Justo entonces uno de los lobos se abalanzó sobre Alex mordiéndole en la pierna y haciendo que esta vez sí, perdiera el equilibrio y acabara de bruces en el suelo. Por suerte, el jinete de lobo no logró acertar con su ataque y Alex logró desviarlo con su espada larga. También fue atacado por otro de los lobos que había perdido su jinete, pero esta vez Alex desde el suelo logró esquivar la mordedura y el lobo optó por huir finalmente.

Para ese entones, el hacha de Valyëvan dio buena cuenta de otro de los trasgos y como en la primera ocasión, el impacto fue tan fuerte que de rebote alcanzó al lobo. El trasgo había muerto y su lobo, herido, decidió marcharse abandonando el escenario del combate.

Jacrow al ver que entre Valyëvan y Eliferum tenían controlada la situación, se encaminó en ayuda de Alex. Al fin y al cabo era en él en el único de los presentes que confiaba y si acababa muerto, las cosas se complicarían para él. Cargó con blandiendo su hacha por encima de su cabeza contra uno de los lobos que habían quedado sin dueño gracias a la certeza de los ataques del propio Alex.

- ¡Fuera de aquí, alimañas inmundas! - Gritó enfurecido.

El golpe de su hacha impactó contra la espalda del lobo. Sonó un sonoro "clac", cuando la columna del animal se partió por la mitad. Había logrado librarles de un nuevo enemigo. El combate se iba resolviendo a su favor, pero aún no podían cantar victoria.

Valyëvan tan solo tenía un adversario frente a ella. Ante la amenaza de una muerte inminente se lo pensó dos veces antes de tratar de atacar, pero finalmente, por la razón que fuera, decidió lanzar un golpe contra la bárbara. La suerte estuvo de parte de aquel piel verde, pues logró impactar contra la pelirroja. Sin embargo, el daño fue insignificante. 

Actos seguido el lobo trató de morder a la vovit en una pierna y de esa manera tratar de derribarle. Valyëvan, muy ágil esquivó el golpe y se mantuvo expectante a los movimientos de sus enemigos y a la espera de poder lanzar un nuevo hachazo que acabase con su vulgar existencia.

- ¡Yahrt mak tujah! - Gritó amenazas en su idioma aquel trasgo que Valyëvan no entendió y entonces, vio como Eliferum corría en su ayuda acercándose a la carga contra aquel ser.

- ¡Muere escoria! - Gritó Eliferum en su carrera hacia el trasgo que estaba amenazando a su amiga.

La espada de Eliferum golpeó contra el trasgo. Un tajo surcó su pecho y salpicó de sangre la nieve y los rostros de los dos nativos de Arthanis. No obstante, el trasgo se mantuvo sobre el lobo amenazante y armado con su espada. Escupió sangre al suelo y miró con rabia a los dos humanos.

Alex se encontraba tirado en el suelo. Si se levantaba podría recibir un nuevo mordisco, pues tenía a aquel lobo encima suyo. Por eso decidió lanzarle un ataque a la desesperada desde su posición. La espada del explorador se clavó en el cuello de la bestia cercenándoselo y acabando con su vida.

- ¡Toma esa! - Gritó enfurecido.

Entonces trató de asestar un nuevo golpe a una de aquellas monturas y probó con el lobo que estaba frente a Aenifer, logrando que su espada corta penetrara también a través de su gruesa piel. Aquella herida no le mataría, pero si le dejaba muy tocado.

Estando el lider solo y cubriendo a Alex volvi a lanzar una nueva flecha. Estaba un poco sorprendida de que nadie me hubiese atacado y preocupada por Alex en el suelo y herido, pero todo eso se me olvido cuando la flecha impacto en el trasgo.

No lo mataria pero tampoco podria huir y poco a poco ibamos ganando terreno.

- Te tengo!!!!

Volvi a sacar otra flecha para atacar mientras le lanzaba a Alex una de las botellas de curacion.

- Toma!!!!

La flecha de Aenifer se clavó en el hombro de uno de los trasgos. Éste se quejó amargamente, pero como la propia pícara había previsto, la herida no había sido mortal. Sin embargo, si le molestaría y le perjudicaría en el resto del combate. Fue entonces cuando agarró una de las pociones que portaba en su cinturón y se la facilitó a Alex, no obstante, el explorador, todavía se encontraba en el suelo y portaba un arma en cada mano, por lo que iba a ser complicado que se hiciera con la poción. No obstante, el combate empezaba a decantarse del lado humano, por lo que quizás no haría falta que se la tomara de forma inmediata.

Fue en ese preciso instante, cuando el trasgo que lideraba a aquella tropa, al caer al suelo cuando su lobo resultó muerto por los ataques de Alex, se puso en pie y saltó a la parte de atrás del lobo que estaba siendo montado por otro de los pieles verdes.

- ¡Dakj, dakj! - Gritó. - ¡Zubar-kji! 

Fue en ese preciso instante cuando el jinete espoleó a su animal para salir a la carrera alejándose del lugar del combate. Tan solo quedaban dos enemigos en pie y sin duda alguna, al ver la espantada que acababa de protagonizar su líder, no tardarían demasiado en huir. Los trasgos eran criaturas crueles y sanguinarias, pero también muy cobardes y no tan estúpidas como para no saber que el combate estaba finalizado y que habían salido derrotados.

Quedaba únicamente uno en pie y no iba a preocuparme por la herida que me había hecho. Ignorándola completamente, olvidándome de que Eli estaba a mi lado, salté sobre aquel trasgo y hundí mi hacha sobre él, dispuesta a volver a golpearle de ser necesario.

No lancé un grito de guerra, sino de victoria, porque sabía que a pesar de estar en inferioridad, a pesar de formar parte de un grupo en el que únicamente Eli y yo éramos auténticos guerreros, estábamos apunto de derrotarles.

-¡Yaaaaaaaaaaaah!

Mi hacha y yo descendimos por el aire casi a la vez, mientras los ojos de aquella criatura se abrían como dos lunas al comprender que íbamos a ser lo ultimo que vieran en su vida.

El golpe de Valyëvan fue del todo demoledor. El hacha de la bárbara impactó contra la quijada del trasgo haciendo que ésta se desprendiera de su cabeza y que acabara cayendo a varios metros de distancia del lugar en medio de una lluvia de sangre y dientes. El infeliz del piel verde, también salió despedido por el brutal golpe y acabó en el suelo paralizado por el dolor y el miedo. Instantes después, el trauma y la pérdida masiva de sangre, sin duda con aquel corte también se debió seccionad alguna artería, acabó abandonando Gea para no volver. Por su parte, su montura puso sus cuatro patas en polvorosa alejándose del lugar con miedo a recibir un castigo similar al de su amo.

Por otro lado Jacrow corrió contra el último de los trasgos que se mantenían en el combate. Rodeado y temeroso de una muerte similar a la de la mayor parte de su unidad de jinetes, trataba de poner a su lobo en retirada, pero cuando aquel animal logró darse la vuelta para escapar del campo de combate, el líder del grupo ya había saltado en plancha sobre él tirándolo del lobo y apresándolo en el suelo. El lobo escapó sin su jinete y el combate se dio por concluido.

El peor parado había sido Alex, quien había sufrido algunos cortes y pinchazos, aunque todos ellos superficiales. Le devolvió la poción a Aenifer. Era mejor guardarla para momentos más críticos, pues aquellas heridas se curarían solas y no necesitaba ayuda mágica para ello, sino reposo. Alex se sentó dolorido apoyando la espalda contra su propia mochila. Lo que si haría sería limpiar sus heridas con agua clara y con algo de jabón que siempre llevaba encima. Lo que menos deseaba en ese momento era que sus heridas se infectaran.

Mientras tanto, Jacrow se estaba encargando de darle su merecido al último de los tragos que quedaba con vida y no había huido a la desbandada. Una vez lo tuvo atrapado bajo su propio peso, comenzó a propinarle una serie de puñetazos de lo más brutales. El trasgo trataba de modo infructuoso de protegerse con sus propias manos, pero la lluvia de golpes no cesó hasta que su cara estuvo amoratada e hinchada como la de un boxeador. En ese momento aquella sabandija perdió la consciencia y Jacrow cesó en su paliza.

- Pues ya está... - Dijo entonces aquel malhumorado hombre. Miró entonces hacia las dos mujeres y también hacia Eliferum. - Al parecer sois más útiles de lo que pudiera haber llegado a imaginar. - Sonrió. Era quizás la primera vez que le veían sonreír. - Debemos recoger el campamento rápidamente y desaparecer de aquí. No hemos acabado con todos ellos, alguno a huido y estad por seguros que volverán y con refuerzos. No podemos arriesgarnos. - Afirmó con rotundidad. - Quizás deberíamos registrar a los muertos y a éste... - Dijo señalando al trasgo que había apalizado. - Atadlo, nos lo llevamos. Quiero interrogarle...

Todo había terminado.

Apoyé mi hacha contra el suelo y mi barbilla sobre ella, mientras miraba los restos de la batalla y respiraba con fuerza. No me había dado cuenta del esfuerzo que había hecho, nunca lo hacía, hasta que la lucha no llegaba a su fin. Aenifer estaba bien, pero no Alex, que había recibido lo suyo. Hice una mueca de fastidio al ver que eso solo había servido para que mi amiga se preocupase y acercase más a él.

A mi lado, Eli estaba tan satisfecho y sonriente como yo por la victoria, y sin dudarlo, me acerqué a él y le estreché la mano.

-Buena batalla. Diría que nuestro honor como guerreros sigue intacto, ¿verdad? -le comenté.

Al verlo a él lleno de sangre, me contemplé a mí misma y por vez primera vi que estaba igual. Tenía la cara llena de salpicaduras y también las ropas. No era el momento, pero en cuanto nos alejáramos, debía asearme. En aquellos instantes la rapidez seguía siendo nuestra mejor arma, así que cogí el hacha y me dediqué a rebuscar entre las ropas de los muertos para ver si encontraba algo interesante, aunque lo dudaba.

Mientras tanto, un Jacrow satisfecho empezaba a dar órdenes. Quería llevarse al trasgo herido como rehén. Yo no le veía ningún sentido.

-No creo que deba venir. Dudo que a los suyos les importe y si no a decirnos nada, sería mejor acabar con él aquí y ahora. Pero es tu decisión -le dije, mientras seguía registrando los cuerpos.

- ¡Ha sido una batalla gloriosa! - Exclamó aquel hombre eufórico y cubierto de sangre ajena. - Ygg e Yrg estarán orgullosos de nosotros, aunque el enemigo no era especialmente diestro con las armas. - Reflexionó en voz alta. - Sabes Valyëvan... esta era la primera vez que esgrimía un arma contra mis enemigos desde que me amputaste la mano y bueno... - Sonrió satisfecho. - Me he visto mejor de lo que esperaba.

- Podemos matarle ahora o después. - Respondió Jacrow a la sugerencia de la norteña. - Pero sinceramente, prefiero esperar a poder interrogarle. Quiero intentar sacar partido de lo que pueda conocer de la región y sobre todo que me mantenga informado de lo clanes que se mueven por la zona y de lo que hacía esa partida de exploración en las inmediaciones. ¿Algún problema? - Le preguntó a la vovit. Sonó a reproche, pero su tono era algo más comedido que en otras ocasiones. Parecía que a haberla visto pelear, había entendido de la necesidad de que viajara a su lado.

La euforia de Eli era contagiosa así que sonreí. No podía hacer otra cosa, además de enorgullecerme por la victoria.

-Has luchado bien. Mejor que bien. Ahora lamento que por mi culpa hayas perdido esa mano, porque eres un gran guerrero, pero te aseguro que tu reputación ha ganado con la victoria de hoy.

Pero mientras tanto, continuábamos decidiendo lo que debíamos hacer. Jacrow, resultaba algo molesto, pero era lo suficientemente inteligente como para hacer sus comentarios sin sobrepasar cierta línea.

Cuando me preguntó si tenía algún problema con mantener con vida al prisionero, lo miré fijamente, y sin pestañear, durante un buen rato, aguantando incluso el escozor de los ojos, simplemente para que viese que no podía tratarme como a una cualquiera.

-Ninguno... pero es tu responsabilidad. Tu te encargarás de cuidarlo... y también de acabar con su sufrimiento -le dije, dándole la espalda para continuar con mis registros.

Cuando todo termino regrese a donde estaba Alex un poco molesta conmigo misma, no habia matado a ningun enemigo y gracias a dios Pelor tampoco habia hecho falta porque mis compañeros eran feroces.

De reojo mire a Valy y estaba bien asi que podia encargarme de Alex, ayude a limpiarle un poco mientras se recomponia y me devolvia la pocion.

- No dudes en usarla si hace falta Alex, tengo un par mas, no tienes que demostrarme nada, se que eres un buen luchador.

Y tras darle un beso fui a donde mi amiga.

- Estas bien Valy? y tu Eliferum? Tengo un pocion si les hace falta. Dije ofreciendo ayuda pero se notaba que estaban bien.

Luego vino la discusion del prisionero.

- Ninguno de nosotros habla trasgo, o si? Porque de otra manera no podremos interrogarle y nos va a demorar haciendo que nos puedan emboscar un grupo mas grande y para los trasgos un grupo mas grande es facil de conseguir, se reproducen como conejos!!! Adverti.

Preferia salir de cuanto antes y procurar no dejar ratros que pudieran seguir.