Partida Rol por web

—¿Xhu Lei? ¿Eres realmente tú?

El anzano no estaba seguro de si el único hombre que había sido amable con él en el orfanato en el que se crió estaba más seguro allí dentro que fuera. Pero Tarkhan le debía no sólo la libertad, sino todo en lo que se había convertido.

—¡Margarita, apuntala la puerta!

Takrhan pasó junto a Aenifer, preguntándola con la mirada si lo tenía todo controlado y, a continuación se dispuso a abrir la puerta de Xhu Lei.

Paso de 5' a E2.

Asalto completo: abrir la cerradura de la puerta de Xhu Lei con inutilizar mecanismo. Resultado: 25.

Margarita va a resistir cualquier intento de abrir la puerta.

Era solo cuestión de tiempo que la puerta no aguantase, al igual que era de esperar que al echarla abajo, yo sufriese daño por ello. Pero eso no iba a conseguir quitarme de en medio. El ogro que había entrado era una amenaza, pero más lo sería el que todavía estaba en el pasillo, así que me lancé contra él con todas mis fuerzas. Si conseguía retenerlo allí dentro, no atacaría a nadie más, y estaba claro que no podía encargarme yo sola de todos.

Pero dentro todavía había suficiente fuerza como para enfrentarse a él.

Elevé mi hacha y la descargué con todas mis fuerzas sobre aquella asquerosa criatura, esperando dejarlo fuera de combate de un solo golpe para poder atacar al otro ogro, que amenazaba al resto.

Valyëvan golpeó con fuerza contra el ogro que se encontraba en el pasillo. Gracias a la celeridad con la que el anzano le había dotado, logró un segundo impacto que por el sonido de vértebras crujiendo, muy probablemente seccionó la columna de aquella mole de músculos y escaso cerebro.

El ogro, tras recibir órdenes del ogro azul, trató de abrir la puerta de la celda. Sin embargo, se encontró con que tras ésta había un enorme culo de bisonte bloqueándola. Por mucho que empujó, le fue imposible abrir.

- ¡Tarkhan! - Exclamó el hombre del rostro deforme al ver a su antiguo amigo. - ¡Sabía que vendrías en mi búsqueda! - Le dijo. - ¿Nos vamos ya? - Le preguntó al anzano.

Yoon apartó un poco al bisonte y se puso de puntillas para ver quién había dentro de la última celda.

-¿Maestro?

Se apartó para que Tarkhan pudiera abrir la puerta.

Era el momento de la verdad.

Podía escuchar el jaleo a mi alrededor y la furia hervía en mis venas de no poder ayudar a mis compañeros. Al parecer aquel anciano era alguien importante para ellos. Bien había que sacarle, pero primera tenia que sacar a Alex.

Respire profundo y me concentre en la tarea. El mecanismo estaba prácticamente podrido y solo la llave exacta podía abrir los mecanismos de una manera sencilla, la llave exacta…. O una diestra picara que pudiera ver lo que estaba haciendo. No podía fallar esta vez.

Ni siquiera quería ver la cara de Alex por el tiempo que estaba perdiendo pero su ansiedad era solo un reflejo a lo que sentía por dentro y aun así mi pulso no tembló mientras manipulaba las pinzas dentro del cerrojo.

…. Vamos vamos….

Solo faltaba un simple click mas y podríamos ayudar a los demás.

¿A qué esperaban para abrir las celdas? La puerta que sostenía Valyëvan había cedido, no por falta de fuerza de la semielfa, si no por la propia resistencia de los goznes.  Por suerte la vovit había dado muerte a uno de los ogros de un solo ataque, algo increíble.

Sin duda gracias a mi ayuda

Se autoconvenció la enana barbuda. 

Había estado pensando en por qué no habían enanos en aquellas celdas. ¿Acaso no se suponía que era a ellos a quienes tenían apresados? Faltaban  celdas por mirar, y esperaba encontrarlos a ellos dentro, pero ya habían escuchado varias voces, había reconocido varios nombres, y ninguno era de los que esperaba. Pero ahora no era momento de lamentaciones ni de romperse más la cabeza pensando en lo que se encontraba tras los barrotes, un ogro enorme se abalanzaba sobre ellas y si no se centraba en el combate podía morir.

O incluso aunque ponga todo mi empeño en ello. Apretó los dientes, un solo golpe de semejante bestia podía acortar mucho la esperanza de vida de cualquier enano, por muy puro que fuese su linaje, y ella todavía tenia mucho que hacer, debía vivir.

Brook, dame fuerzas y valor, derramaré su sangre por ti. Besó su hacha y sonrió frunciendo los ojos.

Eliferum, armado con la espada corta de Tarkhan, cargó contra el ogro con el que estaban luchando Belbara y Valyëvan dispuesto a matar, tras escapar de su cautiverio dispuesto a matar. Sin embargo, trastabilló en su carrera y cuando trató de impactar contra su enemigo, tan solo logró asestar un torpe golpe que cortó el aire y nada más.

- Vaya... - Murmuró. Se sintió inútil, torpe y viejo. Pero era normal después de días atrapado, pues tenía los músculos entumecidos.

Cuando Yoon-Shun miró a través del ventanuco de la celda, no le gustó lo que vio. Se encontró de frente con el rostro de un ser trasgoide, posiblemente, aunque sus rasgos eran más agresivos si cabe. Aquel ser le miró con no muy buena cara, aunque lo cierto era que difícilmente podría mirar con buena cara a nadie, pues era feo como nadie.

Mientras tanto, el ogro, aun viéndose rodeado, decidió plantar batalla. Huir sería complicado también, así que supuso que sería mejor morir matando. Agarró con fuerza su gran clava y lanzó un rugido ensordecedor tratando de intimidar a sus oponentes. No obstante, fue el golpe que lanzó sobre Valyëvan el que realmente intimidó a la vovit, la cual quedó aturdida por unos instantes tras el gran topetazo recibido.

- ¿Qué hacemos ahora Tarkhan? - Le preguntó el monje al mago anzano. - Allí dentro están controlados los ogros... - Sugirió. - Se de lo que son capaces, creo que lo mejor es que huyamos... 

El ogro, como cualquier otra criatura que se viera amenazada, sustituyó sus ansias de huir con un intento de matar y hacer daño a cualquiera que estuviese a su alrededor, lo cual hizo que yo recibiese el golpe. Levanté el brazo y el hacha para protegerme, pero la fuerza con la cual me atacó me dejó momentáneamente fuera de combate. Eli y Belbara estaban cerca, pero parecían moverse como si estuviesen envueltos en una extraña niebla.

Por otro lado, me alegré que hubiera sido yo quien recibiese el ataque y no ellos, sobre todo Eli, que acababa de salir de su celda. En combate jamás rehuía la posibilidad de estar frente al enemigo, recibir sus descargas y lanzar las mías, aunque fuese en un intercambio que acabase mal para todos. Lo importante era que en la guerra, cualqueira podía caer, pero hacerlo siempre con honor y valentía, era lo único a lo que podía agarrarme.

En cuanto logré volver a centrar la vista, arremetí con todas mis fuerzas contra el ogro, con un grito que intenté fuese aun más aterrador que el suyo.

-Eh, ¿cómo es que estás ahí dentro? -preguntó la pequeña al trasgoide de la celda.

Era raro que no estuviera fuera luchando con los suyos. A lo mejor era bueno.

El golpe de Valyëvan acabó por abrir en canal al otro ogro. La vovit había acabado a hachazos con ambas amenazas de forma rápida y efectiva. Mientras tanto, Yoon inició una conversación con uno de los cautivos, un trasgoide.

- ¡Jiakpad! - Dijo aquel acercándose a la puerta. No parecía hablar común.

Yoon no comprendió lo que aquel ser le acababa de decir, pero si lo hizo Tarkhan. "Sácame", fue lo único que dijo mientras no dejaba de mirar a Yoon-Shun casi suplicante.

—¿Que sabías que vendría en tu búsqueda? —repitió Tarkhan, perplejo—. ¡Si ni siquiera sabía que estabas aquí!

El astuto anzano desconfió inmediatamente del monje, preguntándose si no sería un truco. Conjuró un sencillo sortilegio para detectar auras mágicas.

—¿Cómo has llegado hasta aquí? —le preguntó antes de dirigirse a su bisonte convocado:—. ¡Margarita, ponte bien delante de la puerta! ¡Que nadie salga!

Tarkhan lanza detectar magia como acción estándar y le da un buen vistazo a Xhu Lei. Mueve a D11 como acción de movimiento (recordemos que tenemos movimiento extra gracias al acelerar).

Margarita da un paso de 5' hacia abajo como acción gratuita. Por lo demás va a seguir resistiendo cualquier intento de abrir la puerta.

¿Cuantos turnos le quedan a Margarita?

Otros tres, largos, turnos. No quieras desembarazarte de ella tan rápido, mierdaseca.

- Tú me lo dijiste Tarkhan. - Dijo muy seriamente el monje. - Me dijiste que viniera a éstas tierras extrañas en tu búsqueda para entregarte... - Tragó saliva. - Bueno, la figurilla de arcilla. - Comentó atónito el anciano. - Me... Me la han qui-quitado... - Sollozó y unas lágrimas asomaron de sus ojos son pestañas. - ¿Para qué querias la estatuilla Tarkhan? - Le preguntó entonces.

El ogro que se hallaba encerrado tras la puerta de la celda continuó tratando de abrirla. No obstante, la buena de Margarita soportaba sin demasiadas penas el peso de la puerta. Tan solo tenía que quedarse quieta y aportar todo se peso para evitar que abrieran la puerta y eso estaba haciendo.

Valyëvan había derrotado a los dos ogros de un plumazo, para asombro de la enana, y Belbara veía en la semielfa potencial para algo más que la guerra, porque luchar podía ser algo divino, y Valyëvan había demostrado su valía en ello, aunque también había recibido un duro golpe. Quedaban dos enormes contrincantes a derrotar, dos ogros, uno de ellos conocedor de la magia, y Belbara no estaba dispuesta a quedarse sin los fuertes brazos de la semielfa pelirroja.

Observó a Valyëvan en busca de las heridas, murmuró unas palabras, quien no entendiese aquel idioma casi podría pensar que estaba refunfuñando enfadada, pues sus cejas estaban fruncidas y su voz era grave. Miró en último instante a Valyëvan y puso las palmas de sus manos hacia ella. Valyëvan notó, casi al instante, un agradable calor que envolvía su cuerpo, aquella sensación duró un instante, pero se vio reconfortada aun tras desaparecer aquella calidez divina.*

Después volvió su cabeza hacia donde estaban las celdas, os adornos metálicos de su barba tintinearon al chocar entre si.

-¿¡Y dónde están esos malditos enanos!?- decía malditos enanos, pero para ella eran mucho más malditos los vovits y el resto de presos que estaban liberando, pues había esperado con convencimiento que estuviesen allí sus camaradas, y sin embargo parecía no haber ni rastro de ellos. ¿Qué ocurría? No quería perder la esperanza, ¿acaso habrían más celdas en algún lugar?

-¿Qué has dicho? -preguntó la niña un poco confundida. -¿Pero por qué estás ahí? Maestro, ¿lo sacamos? ¿Qué hacemos? 

Apenas la cerradura eso clic la sangre dentro de mi cuerpo comenzo a fluir nuevamente sabiendo que habia logrado abrirla y liberar a Alex. Solo me tomo un segundo saltar a su pecho para darle un pequeño beso y al separarme dejar mi mejor daga en su mano.

No habia tiempo para mas, pero los dos lo sabiamos, no era la primera vez que se nos venia el mundo encima, pero ahora juntos podiamos acabar con todos ellos. Ya no importaba si venian todas las criaturas pestilentes de la montaña porque todas iban a morir.

Sin embargo no podiamos avanzar por le bisonte y habia puertas que abrir. Donde estaban lo enanos?

Sin perder tiempo salte a la celda frente a mi para abrir la puerta donde estaba el anciano que hablaba con Tarkhan.