Partida Rol por web

El elfo observa la puerta secreta que le señala su compañera y no puede evitar sentirse un tanto estúpido al darse cuenta que la mujer esta resultando mas útil para el grupo que el mismo, sin embargo asiente con la cabeza y sin hacer ruido se acerca a la puerta para buscar algún mecanismo que abra aquella puerta...

Pese a que se esperaba que aquel elfo huesudo resultase diestro en las lides que le habían asignado no parecía servir más que como carne de cañón para los monstruos que encontrasen de frente. Le costó casi un minuto encontrar el pulsador que debería abrir la puerta de piedra, pero al final lo hizo.

La madre que les pario, quien diablos les manda esconder tanto estos mentados controles, mier.. de pulsador, falta que tenga veneno o que se yo, que seguro que lo activo... Piensa al tiempo que activa el mecanismo, es evidente que el monologo en que se ha sumergido su mente le impide darse cuenta que ha olvidado buscar alguna trampa en el mecanismo.

Al activar el pulsador la puerta se elevó mágica y silenciosamente* a través de una abertura en el techo que casaba perfectamente con el ancho de casi un pie del muro que cerraba el pasillo secreto. Una estatua de granito se erguía una veintena de pies después de la apertura e iluminada por la tenue luz de la linterna resultaba de un aspecto amenazador. Aquel monumento con forma de enano de semblante serio se hallaba allí donde el pasillo giraba a izquierdas donde comenzaban unas escaleras descendentes. El enano portaba una armadura de plata y un hacha alzada como si controlase el paso.

Amara esperó de nuevo a que fuera el elfo el que abriera la marcha; aquella enorme hacha no le hacía ni pizca de gracia.

Mangred observo al enano buscando en el otro guardia como la que habian dejado atras .

Si no vio rastros en el eneno que le indicase que era otro silencioso y mágico guardia , espero a que se compañero avanzase por el pasillo .

-Eh... amigos, esto me da una mala espina que ni las malas espinas de las malas sardinas del mar malo de las sardinas. Y no es por meter miedo, porque hasta ahora ha sido un viaje tranquilo, tsk, pero me da a mí que este lugar guarda más de lo que se ve. Y no soy adivino, no. Sugiero extremar precauciones.

Dijo Daaron, guardando el último lugar del grupo y cubriendo la retaguardia.

El elfo se interna en la nueva habitación luego de hacer una seña a sus compañeros para que le sigan a distancia, después de todo su vista era mucho mas aguda que la de la mayoría, pero aún así no era capaz de ver en la oscuridad. Lentamente el elfo observo la estatua en busca de alguna pista que les guiase por aquella especie de laberinto, o claro, algún tesoro del cual apropiarse...

Conforme Antherion se acercaba a la estatua revisando cada detalle del pasillo ésta habló con una voz profunda y antinatural:
- No disturbéis el descanso de aquellos que sirvieron a Bereg Martilloblanco, o las hachas de los enanos os perseguirán y caerán sobre vosotros.

El elfo se detiene en seco, aquello no le agrada nada y luego de las ultimas experiencias prefiere simplemente dar un paso atrás al tiempo que se aleja de la estatua. Hee... Creo que mejor damos media vuelta y seguimos por el pasillo, ¿No creen?...

Mangred intenta recordar el nombre de Bereg Martilloblanco por si sabe quien es y que ocurrió .

La elfa no lo creía.

Exactamente, ¿qué te hace pensar que el camino es más seguro que el pasadizo secreto?

Hasta el momento, pasando por "el camino" casi habían perdido a uno de los miembros del equipo. Quizás era mejor pasar por ahí. Sin perturbar el descanso de nadie, eso estaba claro, no querían hacer enfadar a nadie más de lo necesario.

La pregunta de la elfa tenia sentido, después de todo nada aseguraba que en el pasillo no encontrasen algo peor, al menos los enanos tenían buena fama. Si pasamos sin molestar a nadie quizá podamos pasar sin tantos problemas, pero... es un quizá muy grande... Con algo mas de valor, el delgaducho elfo se adelanta nuevamente, adentrándose en la habitación a la espera de lo que pueda observar, aun que la luz no es suficiente para él y avanza cual topo ciego.

Nadie, excepto él mismo, podía saber qué pasaba por la cabeza de Antherion conforme se acercaba más y más a la estatua. ¿Qué pasaría si se volvía contra él y le atacaba con aquel hacha de piedra? Seguramente pasaría a formar parte de la larga lista de aventureros muertos en Bajomontaña en sus siglos de historia. Ésta vez hubo más suerte y nada ocurrió. El pícaro pudo acercarse hasta ella y asomarse por las escaleras que descendían a su izquierda durante una docena de pies. Más allá el pasillo se extendía.

Amara apoya la decisión del elfo de avanzar por el pasadizo secreto.

Después de todo, si es secreto, quizás nadie más lo conozca y podamos avanzar en paz.

Sigamos por aquí dice Mangred , pero no toqueis nada , no perturbemos a los muertos . Añade al final en clara advertencia a sus compañeros .

Tras sucesivos giros primero a derecha y luego a izquierda el pasillo gira nuevamente para penetrar en una amplia sala. Sin llegar a entrar es posible ver un suelo repleto de huesos – muchos de ellos mordidos y destrozados en docenas de pedazos- y armas viejas y oxidadas. La habitación contiene además numerosos ataúdes de unos 5' de largo y 2.5' de ancho. Las lápidas que los acompañan parecen tener inscripciones y, lamentablemente, todas y cada una se han apartado para remover los restos de los caídos en busca de riquezas u otras posesiones de valor.

Tengo frío, esoy toda mojada y casi no veo nada. Esto va de mal en peor.

Amara poco puede hacer, salvo rezar a sus dioses y esperar a que el elfo decida seguir p'alante.

El elfo observa la sala y no puede evitar que un escalofrió recorra su cuerpo, aquello tiene toda la pinta de ser una cámara mortuoria y si el elfo no se equivocaba esos esqueletos pertenecían ha aquellos que se habían atrevido a molestar el descanso de los difuntos. Yo... Quizá deberíamos volver taras, esto no me gusta, todos estos huesos regados pueden ser de los intrusos que, antes que nosotros, desobedecieron la advertencia del enano de piedra... Comenta en voz tan baja que mas parece un susurro.