Partida Rol por web

De hojas y de hobbit estofado

Capítulo 1: La posada Oriental

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27/09/2021, 10:24
Director

La Posada Oriental

Verano del 2.946 de la Tercera Edad

En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. De hecho, eran cuatro hobbits, con un quinto en camino. El hobbit en cuestión se llamaba Dodinas Brandigamo, anteriormente de Gamoburgo en la Comarca, pero actualmente residente en las Tierras Ásperas. Como había llegado Dodinas con su familia a aquel lugar tan alejado de la Comarca era toda una historia. Una que en la Comarca se atribuía a un brote de locura repentino en la mente de Dodinas, que tenía mucho que ver con su sangre de Brandigamo. Para otros en cambio, aquellos que vivían más hacia el Este, se trataba de un claro caso de espíritu aventurero y entusiasmo emprendedor. Algo que empezaba a florecer en estos días, tras el regreso del señor Bilbo Bolsón cinco años atrás.

Sobre el recientemente excavado agujero se alzaba una posada recién construida, de forma que aún eran blancas y no amarillentas a causa del humo de la pipa y de la cerveza derramada. Vivía en aquel agujero el bueno de Dodinas con su mujer, Ágata, y con sus dos hijos menores. Había un pasadizo adicional que esperaba la llegada de su hermano, Dinodas.

Dodinas, o Dody, como sus amigos le llamaban, y hay que señalar en este punto que tenía una gran habilidad para hacer amigos, se consideraba a sí mismo como un hobbit muy viajado. Había llegado hasta Bree, lo cual constituye para muchos hobbits el doble de lo que viajan en toda la vida, y a menudo conseguía que le invitaran a cenar gratis a causa de sus relatos sobre la gente extraña y exótica, y sus inusuales costumbres. En un viaje a Bree, en la sala común del Poni Pisador, se encontró con otro hobbit, el famoso, o infame, según quien hable de él, Bilbo Bolsón.

Ambos empezaron a intercambiar historias, y por una vez Dody fue quien quedó estupefacto y cautivado por los relatos de tierras distantes que contaba el otro. Comparado con el viaje de Bilbo, Historia de una ida y una vuelta, Dody apenas había dado un paso más allá de la puerta delantera de su casa. Después de unas cuantas horas, y de varias pintas de cerveza, Bilbo invitó a Dody a visitarle en Bolsón Cerrado el domingo siguiente. Dody llevó consigo a su hermano menor Dinodas, o Dindy, y a su mujer Ágata. La cena implicó varias botellas de vino y más relatos de las Tierras Ásperas, así como una cantidad innumerable de platos. Dodinas declaró que estaba determinado a superar a Bilbo, Dinodas trepó a la mesa y declamó un relato acerca de gigantes, Bilbo les mostró de forma entusiasta su colección de diarios y de mapas, y Ágata... Bueno, Ágata se limitó a probar el vino y a pensar en cosas prácticas. Cuando Ágata Tuk e casó con Dody Brandigamo, todos supusieron que la joven y férrea doncella hobbit conseguiría que el notoriamente excéntrico y salvaje Brandigamo se centrar aun poco, asegurándose de que fundara un negocio u oficio para ocupar sus días. Sin embargo, Ágata era una Tuk, y es sabido que hay una vena latente de aventura y de ansia viajera en esa familia.

Ninguno de los tres caballeros hobbits pudo recordar después como se llegó a dicha conclusiónrecordemos que había implicada una buena cantidad de vino, pero se formó un plan curioso. Desde la gesta de Erebor y la derrota del Dragón, una nueva era de paz y de prosperidad había llegado al Norte. Había mucho más tráfico en el camino del Bosque que antes, gracias a los ojos vigilantes de los beórnidas, y al revivido Reino de Valle. Tanto viajero y tanto mercader necesitarían algún lugar para alojarse por el camino. El plan era que los hermanos construirían, abrirían y dirigirían una posada en el camino entre el viejo Vado y la Puerta del Bosque, lo suficientemente cerca de la casa de Beorn, donde ningún ser maligno osaba acercarse. Bilbo facilitó algún dinero a los hermanos para que iniciaran la construcción, así como varias cartas de presentación a diversos dignatarios y personas de importancia a quienes había conocido en sus viajes. Ambos hermanos partieron de Gamoburgo unas semanas más tarde, todavía ligeramente aturdidos. Cruzaron las Montañas Nubladas sin incidentes y se presentaron en casa de Beorn, quien ignoró la carta de presentación, pero a quien divirtió la presunción de los hobbits el barril de cerveza que trajeron de la Perca Dorada también ayudó lo suyo, todo sea dichoy les dio permiso para construir la posada. 

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27/09/2021, 11:18
Director

Como era habitual, entre viajeros había cierta camaradería que llevaba a compartir entre ellos los lugares seguros y los refugios donde poder pasar la noche. Incluso cuando no podían verse cara a cara, los viajeros se dejaban pistas entre ellos para conocer los caminos seguros y los que se debían evitar a toda costa. Poco importaba que jamás hubieras conocido al viajero que te había precedido en la senda, pues éste ya había tenido la consideración de dejar un puñadito de piedras apiladas para que reconocieras el camino cuando este parecía hacerse confuso entre la maleza. Lo mínimo que tú podáis hacer era pagarle el favor de la mejor manera posible, es decir, ayudando a quienes te siguieran detrás. Así fue como el grupo conoció de la existencia de la Posada Oriental, pues el mercader a quien habían escoltado a través del lindero del Bosque Negro les facilitó la información sobre dónde podían detenerse y cobijarse cuando se separaron de él en la Puerta del Bosque. Les había dicho que era un lugar nuevo y que la comida y la bebida eran estupendas, aunque, les aseguró, lo más digno de ver era que el negocio estaba regentado por una familia de medianos. ¡Sí, medianos! Como recién salidos de un cuento infantil. La curiosidad que les transmitió el mercader fue grande y, teniendo el saco de monedas más abultado tras separarse de aquel hombre, la verdad era que apetecía gastarse algo de su paga en una buena cena, cerveza incluida.

La Posada Oriental se encontraba situada cerca de un arroyo que fluía desde el Bosque Negro hacia el Gran Rio, aproximadamente a unos 32 kilómetros al sur de donde la Puerta del Bosque se abría a lo largo del dosel de la salvaje floresta. Un pequeño puente de piedra cruzaba las rumorosas aguas del arroyo, y justo detrás de él se encontraba la posada. Aquel era un edificio de madera pequeño pero cómodo, que contenía una sala común y unas cuantas habitaciones de huéspedes para la Gente Grande, establos y letrinas en el exterior, y debajo, el agujero hobbit donde vivía la familia de los propietarios del establecimiento. Aunque había abierto hacía solo unos pocos meses, la Posada Oriental ya se había labrado una excelente reputación como un buen punto de parada para los viajes hacia el este del Bosque Negro. La cerveza era buena, la comida excelente, y sus pequeños anfitriones hacían gala de una hospitalidad maravillosa.

Era el final del verano, pero el aire del crepúsculo tenía un toque frío que anunciaba que el cambio de estación no se demoraría ya mucho más. El variopinto grupo formado por dos elfos, un enano y un hombre del bosque fue recibido por un comité de bienvenida que no esperaban. Conforme se iban acercando al lugar, un perro se desperezó de su lugar de descanso y salió sin prisas a la luz crepuscular para olisquear las manos de los recién llegados y ver si valía la pena ladrarles.

Notas de juego

No marquéis a Fredegar todavía.

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27/09/2021, 11:19
Director

Cuando Fredegar se enteró de las intenciones de los hermanos Brandigamo apenas logró dar crédito a lo que oía. ¡Una posada regentada por hobbits en el otro lado del mundo! Las historias del señor Bolsón ya habían despertado su ánimo aventurero, y estaba decidido a echarse el hatillo al hombro y emular sus grandes gestas. Pero aquellos hermanos habían ido un paso más allá, al pretender cruzar las Montañas Nubladas para abrir un negocio en las inhóspitas tierras del Este. Fredegar conocía a Dodinas y Dinodas largo y tendido, había compartido negocios y mesa con ellos en más de una ocasión, y cuando Dondy le dijo, algo achispado tras su reunión con el señor Bilbo, que se iría al otro lado del mundo se lo tomó más en broma que en serio. Así era Dondy Brandigamo, tenía una facilidad con la palabra increíble, enseguida caía bien, y solía exagerar las historias hasta el punto de convertirlas en divertidas anécdotas. Fredegar le había dicho en más de una ocasión que debería ser tabernero. Cuando Fredegar se enteró de que la posada de Dondy no era una bravata, sino que estaba incluso en funcionamiento, no lo dudó ni un minuto más y se despidió de su tío, tomando el peligroso camino hacia el Este. Tuvo suerte de encontrarse con una comitiva de enanos que le ayudaron a cruzar las Montañas Nubladas y sortear los caminos más peligrosos. Y al fin, después de varias semanas de largo recorrido llegó a su destino.

La Posada Oriental se encontraba situada cerca de un arroyo que fluía desde el Bosque Negro hacia el Gran Rio, aproximadamente a unos 32 kilómetros al sur de donde la Puerta del Bosque se abría a lo largo del dosel de la salvaje floresta. Un pequeño puente de piedra cruzaba las rumorosas aguas del arroyo, y justo detrás de él se encontraba la posada. Aquel era un edificio de madera pequeño pero cómodo, que contenía una sala común y unas cuantas habitaciones de huéspedes para la Gente Grande, establos y letrinas en el exterior, y debajo, el agujero hobbit donde vivía la familia de los propietarios del establecimiento. Aunque había abierto hacía solo unos pocos meses, la Posada Oriental ya se había labrado una excelente reputación como un buen punto de parada para los viajes hacia el este del Bosque Negro. La cerveza era buena, la comida excelente, y sus pequeños anfitriones hacían gala de una hospitalidad maravillosa.

Era el final del verano, pero el aire del crepúsculo tenía un toque frío que anunciaba que el cambio de estación no se demoraría ya mucho más. El encargado de darle la bienvenida fue un perro que se desperezó de su lugar de descanso y salió sin prisas a la luz crepuscular para olisquear las manos de Fredegar y ver si valía la pena ladrarle. El recibimiento de Dondy, al verlo allí, fue muy cálido y animado. Le dio un abrazo que estuvo a punto de romperle los huesos y las costillas, y no tardó ni medio minuto en plantarle una pinta de cerveza bien fría frente a las narices. Por supuesto, le dijo que dejara sus cosas en una de las habitaciones familaires del agujero hobbit bajo la posada, nada menos que la de su hermano Dinodas que se encontraba de viaje. Todo para que se sintiera como en casa.

Notas de juego

No marques a los demás de momento.

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27/09/2021, 12:51
Welf Ramaverde

Alargo las manos hacia el perro en muestra de amistad, en mi pueblo siempre hemos tenido buena relación con estos animales y espero que con éste sea igual y no tenga que apartar los dedos ante un mordisco.

¿Habéis estado antes aquí? He oído nombrar su cerveza un par de veces como algo de calidad pero al final siempre ha estado lejos de mi camino y parece un lugar perfecto para descansar antes de ir hacia las montañas o el bosque según sea tu dirección.

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27/09/2021, 21:14
Fredegar Ganapie
Sólo para el director

Fredegar miró la cerveza como si no hubiera visto una antes. Había derretido mucha nieve en las montañas extrañando este momento. Mientras Dondy le hablaba, él intentaba rememorar el sabor de la misma. ¿Sería de cebada o trigo? ¿Estaría realmente amarga como las de Bree? En estas estaba cuando una risotada y nueva palmada en la espalda de Dondy lo sacó de su ensimismamiento. 
 

- Oh Dondy, viejo amigo, no sabes como corren las noticias sobre ti en la comarca. Todos te tomaban a broma cuando dijiste que te irías. Incluso yo lo dudé, aunque sabía que lo terminarías haciendo. Algunos dicen que te enfrentaste tú solo a un regimiento de trasgos en la montañas nubladas con una cimitarra roma. - sonrió al coger la cerveza - Ya sabes como son. Cuanto me alegró de verte viejo amigo - y se llevó a la boca la ansiada cerveza. 

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28/09/2021, 16:23
Ainar hijo de Ai

Ainar miró al perro con desconfianza, mientras Mimir graznaba haciéndose el simple cuervo aún agarrado al hombro del enano.

-Tranquilo, que parece que Welf se lo ha ganado- dijo con la voz robusta como su torso, a lo que el cuervo no respondió más que con un aleteo.

-Pero por supuesto que no conocía este lugar, si es lo que le dije a... ¿cómo era el nombre del mercader?- dijo rascándose la cicatriz más grande que tenía en su cabeza.

Desde que había sobrevivido a ese extraño hecho, le había quedado ese gesto cuando quería recordar cuestiones que la niebla del olvido había opacado.

-Bueno, el mercader...- agregó ofuscado -Necesito una buena cerveza, que este cuerpo no se alimenta sólo de manzanas y tasajo- y soltó una risotada.

No es que no pudiera aguantar con comida "de viaje", pero cada tanto una buena bebida era necesaria.

Se acomodó las tiras de la mochila, haciendo que sonaran las anillas de su armadura al contacto con las armas y el escudo.

-¿Vamos?- y avanzó a paso firme, como si no hubieran caminado todo el tiempo que venían caminando.

Notas de juego

¡Genial la introducción!

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28/09/2021, 16:53
Miriel

Míriel se cerró un poco más la capa al notar el toque frío que anunciaba el cambio de estación. Pareció murmurar para sí algo como el invierno se acerca y mirar por encima del hombro como si esperara ver la Sombra detrás de ellos. Por supuesto, no había nada que temer en este lugar, pero más de dos siglos sobreviviendo en el Bosque Negro grababan ciertas costumbres.

Asintió al enano para indicar que sí, que avanzarían, pero ella no tenía ningún problema en dejar que el perro le oliese tranquilamente la mano. Se limitó a seguir los pasos de Welf y dejar que el perro se acercase a ella cuando estimara oportuno.

- No estuve aún, pero tengo curiosidad por ver a esos hobbits desde que oí hablar de ellos. Están muy lejos de casa. – comentó en voz baja, como solía hacer; en el Bosque Negro nunca se podía ser demasiado silencioso para evitar atraer a las arañas gigantes.

- Una cerveza y una buena cena caliente. – asintió también – Nos harán bien a todos – añadió con una sonrisa suave.

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28/09/2021, 17:42
Vanwa

Vanwa se demoró un poco más en la intemperie. El tiempo empezaba a cambiar y notó el mordisco del viento que anunciaba el cambio de estación. Aquello le agradó. El mundo seguía girando, y así seguiría haciéndolo cuando ninguno de ellos estuvieran allí. Con Sombra o sin ella.

Acarició la sencilla llave de latón que colgaba de su cuello, como si fuera un presagio.

Al igual que Welf o Miriel, se dejó olisquear por el can.- Mi nombre es Vanwa, querido. Es un honor saludar al sabio vigía de este refugio.- Le dijo, a sabiendas de que podía escucharle. Se demoró apenas unos momentos más, a la espera de la presentación del animal, antes de disculparse ante su reciente amistad y salir corriendo detrás de sus compañeros.

- Poco sé de esas gentes extrañas. Al menos poco más de lo que se dice desde que ese tal Bolsón estuvo por aquí. Los periannath son una raza peculiar. Seres especiales, sin duda, que al parecer anteponen su sencilla felicidad a las grandes canciones y gestas de antaño. Desconozco cuanto hace que pisan esta tierra, pero me pregunto si su reciente intervención en los grandes acontecimientos no marcará un cambio.- Dijo, de forma atropellada, intentando de esta manera entrar junto al resto de la comitiva.- Sobre el lugar en concreto... Nunca he estado antes. Es un asentamiento muy reciente. Y valerosos han de ser los que lo regentan, pues aún sin dragón, el Taur-nu-fuin no es un lugar amable para sus habitantes. Y menos para aquellos que no han nacido y crecido bajo sus hojas.- Añadió, sin dirigirse a nadie en concreto, observando el interior de la posada mientras decía aquellas últimas palabras.

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29/09/2021, 11:00
Dodinas Brandigamo

—Mi querido Fred, pronto verás que he conseguido traer la Comarca a este inhóspito lugar  dijo sin disimular su orgullo pasando un brazo por encima de los hombros de Fredegar.

Era difícil saber si a Dody le proporcionaba mayor satisfacción el hecho de haber logrado llevar a cabo su empresa con éxito o, por el contrario, la cantidad de rumores que debían estar corriendo sobre él en la Comarca. Aunque cierto era que no exageraba cuando dijo que había logrado traer la Comarca hasta allí, al menos un pedacito de ella. Si bien la construcción de la posada imitaba la disposición del Pony Pisador de Bree, con habitaciones para la Gente Grande y las estancias para los hobbits en la parte subterránea, la decoración y el estilo eran claramente de la Comarca.

Dody podía presumir de su éxito. Pese a ser un día cualquiera, la posada estaba medio llena. Antes de atender a su amigo, Dody había estado charlando con unos enanos que habían juntado dos mesas y bebían y reían estruendosamente con los chistes y los comentarios jocosos del mediano. En otra mesa se sentaba un trío de beórnidas provistos de grandes tanques de cerveza y de una generosa bandeja de los rollitos de salchicha de Ágata. Eran hombres duros y fieros, forjados en largos años de batallar por la supervivencia en las tierras salvajes, pero Ágata insistía en que usaran servilletas. La esposa de Dody era tranquila, a pesar de su sangre Tuk, pero Fredegar pronto se dio cuenta de que era ella quien aportaba el trabajo en aquel lugar mientras que su marido se dedicaba a entretener a la clientela. Ágata era en verdad quien organizaba el negocio: compraba las mercancías a los hombres del bosque y a los beórnidas y se preocupaba de la seguridad de la posada, también se encargaba de la cocina y de mantener aquello lo más limpio posible, teniendo en cuenta que el lugar estaba lleno de enanos y beórnidas. Los críos de la pareja correteaban sin cesar por la posada y el exterior. Entraba y salían para desquicio de su madre.

—Tengo que mandar a esos muchachos de vuelta a la Comarca comentó Dody cuando Dando y Rody estuvieron a punto de derramar la cerveza de uno de los enanos . El hermano de Agatha ya ha accedido a hacerse cargo. Por cierto, Fred el alegre rostro de Dody cambió de pronto y se tornó algo triste. A Fred le dio la sensación de que a su amigo le preocupaba algo, pero antes de que pudiera contárselo la puerta de la posada se abrió y un nuevo grupo entró en ella. ¡Clientes! Ahora vuelvo, muchacho. ¡Bienvenidos, amigos míos, a la Posada Oriental, el puesto avanzado de la Comarca que se halla más al Este! Añadió girándose hacia Fred para guiñarle un ojo ante el ingenioso comentario.

El grupo que entraba por la puerta era bastante variopinto, y Fredegar se sorprendió al ver que dos elfos formaban parte de él. Había escuchado hablar de los elfos en las historias increíbles del señor Bolsón, pero nunca había visto ninguno hasta entonces. Y allá estaba Dody Brandigamo recogiéndoles el abrigo e invitándoles a pasar y sentarse ocupando una de las mesas de su posada como si tal cosa, hablándoles como si fueran viejos conocidos, amigos de toda la vida o incluso parientes. Fredegar pensó que si un orco entrara en la posada, Dodinas no tardaría en confraternizar con él y hacerse amigo suyo. Junto a los elfos, que por cierto eran un elfo y una elfa, viajaban un enano y uno de los de la Gente Grande. El enano atendía al concepto que Fredegar tenía sobre los del pueblo de Durin, aguerridos, de rostro adusto y cubierto de barba, pero el hombre no se parecía en nada a los de Bree. A su manera, incluso podría decirse que tenía algo de élfico.

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29/09/2021, 11:30
Dodinas Brandigamo

El perro pareció satisfecho tras olisquearles y sin mostrarles mayor interés se dio media vuelta para regresar a su lugar junto a la puerta, bostezó y giró tres veces sobre sí mismo antes de tumbarse en un cojín que los dueños de la posada habían colocado para su descanso. Cuando pasaron junto a él para abrir la puerta y recibir el cálido aroma que desprendía el interior del edificio, el perro ni siquiera levantó el hocico para mirarles, aunque algo les decía que permanecía bien atento a lo que hacían.

Pese a ser un día cualquiera, la posada estaba medio llena. Un nutrido grupo de enanos que habían juntado dos mesas bebían y reían estruendosamente al fondo de la posada. En otra mesa se sentaba un trío de beórnidas provistos de grandes tanques de cerveza y de una generosa bandeja de rollitos de salchicha. Eran hombres duros y fieros, forjados en largos años de batallar por la supervivencia en las tierras salvajes, pero la señora del establecimiento, una mediana que apenas les llegaba a las rodillas, insistía en que usaran servilletas. Aquella mediana, Ágata en verdad, era quien aportaba el trabajo en aquel negocio mientras que su marido se dedicaba a entretener a la clientela: era ella quien compraba las mercancías a los hombres del bosque y a los beórnidas y se preocupaba de la seguridad de la posada, también se encargaba de la cocina y de mantener aquello lo más limpio posible, teniendo en cuenta que el lugar estaba lleno de enanos y beórnidas. Los críos de la pareja correteaban sin cesar por la posada y el exterior. Entraba y salían para desquicio de su madre. En otra mesa, dos medianos charlaban animadamente hasta que el grupo entró y entonces uno de ellos se puso en pie de un salto y se apresuró a saludarles.

—¡Bienvenidos, amigos míos, a la Posada Oriental, el puesto avanzado de la Comarca que se halla más al Este! Añadió girándose hacia su compañero hobbit para guiñarle un ojo ante el ingenioso comentario—. Mi nombre es Dodinas Brandigamo, pero por favor se lo ruego, llámenme Dody. Dodinas solo me llama mi madre cuando está cabreada. Ah, si me permiten sus cosas las dejaré a buen recaudo mientras toman algo. ¿Qué será? ¿Una de las famosas pintas de cerveza, tal vez algo para llenar el buche? Siéntense en esta mesa, por favor. 

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29/09/2021, 11:49
Director

Vanwa se percató de algo acerca del guardián de aquella posada. El can no era un perro normal y corriente, sino que había algo en él que lo hacía especial. Su actitud tampoco había sido la de un perro guardián al uso, que hubiera ladrado a los intrusos hasta que los dueños le hubieran reprimido por su conducta o bien le hubieran incitado a lanzarse tras ellos si acaso es que los forasteros traían malas intenciones consigo. El perro que vigilaba la Posada Oriental tenía algo que, si bien Vanwa no supo identificar, le resultó de lo más curioso.

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29/09/2021, 14:24
Fredegar Ganapie
Sólo para el director

Fredegar sonrió ante el comentario de su amigo. Realmente había nacido para esto, pensó. Siempre tuvo un don. ¿Pero y a él? ¿Qué le depararía el futuro? A Dody parecía irle todo estupendamente, había hecho de su habilidad y su hogar un trabajo. En cambio Fredegar por ahora solo tenía un instinto. 

Se consideraba un hobbit muy viajado. Había incluso compartido días memorables con los enanos atravesando las montañas, que podría contar algún día en la comarca, pero ahora se daba cuenta que eso era el devenir diario al oeste de las mismas. Una mezcla de excitación y miedo le acompañaba, pero sabía que ese era el camino del crecimiento. 

...el puesto avanzado de la Comarca que se halla más al Este!

Fredegar parecía asombrado ¿quienes eran esos tipos que estaban entrando? "Elfos!" pensó. Tenían que ser elfos porque Bilbo siempre decía que eran como la gente grande pero más esbeltos y esas orejas tan características. ¿Eran tres? Giró la cabeza buscando la mirada de Agatha, esperando un asentimiento a lo que estaba viendo. 

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29/09/2021, 18:46
Welf Ramaverde

Con una mirada alrededor y fijando finalmente los ojos en su anfitrión habló con un tono grave: Es extraño y a la vez agradable tanta amabilidad en esta zona del Anduin... bueno, realmente es extraña la amabilidad en muchas zonas de estas tierras y cuando se encuentra tan concentrada es doblemente bien recibida.

Mi nombre es Welf del Salón del Bosque y puedo decir después de tantas millas acumuladas en mis piernas que ésta es una de las mejores sorpresas que me he encontrado. Una pinta de cerveza para mi y todas las noticias que nos puedas contar de los viajeros serán también muy bien recibidas.

Hizo una inclinación al estilo de Valle y se dirigió hacia la mesa que había señalado el mediano haciendo hueco para que entraran los demás.

Notas de juego

Editado los tiempos verbales

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29/09/2021, 21:12
Vanwa

El elfo asintió alegre a las palabras de Dody así como a la invitación de el mediano, y de Welf, de sentarse a la mesa. En sus ojos bailaba una expresión traviesa, como la de un gato que se ha comido a un ratón.

- Suscribo las palabras de Welf.- Dijo, con una sonrisa.- Vanwa es el nombre por el que se me conoce, señor Dody.- Añadió con una leve inclinación.- Está cambiando el tiempo, así que por mi parte, si puede ser, me tomaría un vino caliente. Y algunas de esas salchichas, que en verdad huelen como... Como... ¡Oh! No hay lírica que pueda abarcar como huelen, señor Dody. Desde luego tiene su mujer muy buena mano para la cocina... Es su mujer, ¿verdad? Y servilletas, por favor. Servilletas para todos. No quiero enojar a la dueña y señora de tan sabroso lugar.

Entonces, tras la pausa justa para tomar aire decidió recalcar lo que ya había pedido Welf.

- Y noticias, por supuesto, como ha indicado Welf. Los viajeros necesitamos más de ellas que la comida o la bebida, en verdad. Si no le incomoda demasiado compartirlas con nosotros, señor Dody. 

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29/09/2021, 22:11
Miriel

La elfa sonrió levemente, con cierta tristeza en su sonrisa a pesar de que sus ojos dijeran que era una sonrisa sincera.

- Me uniré a lo solicitado por mi compañero Vanwa. También agradeceré el vino caliente y la caliente, además de las noticias. – dijo sin alzar la voz acompañando al grupo hasta la mesa indicada y tomando asiento – Y póngame también una pinta de cerveza. Si son tan famosas no quisiera desaprovechar la oportunidad de probarlas. – añadió tras pensárselo levemente. Acababan de cobrar, se podían permitir disfrutar un poco más esta noche.

- Tienen un hogar muy acogedor, Dody. Mis más sinceras felicitaciones.

Notas de juego

¿A qué cosas se refiere para poner a buen recaudo ¿Los bultos que llevamos o también las armas?

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01/10/2021, 03:02
Ainar hijo de Ai

Al entrar, el enano inspiró largo, llenándose de ese aroma, y sonrió expulsando el aire de sus pulmones. Qué gusto encontrar un lugar así en una zona como esa. Mimir emitió un graznido, y salió por la puerta justo cuando Ainar daba un paso hacia dentro. El aleteo despeinó la bella cabellera de Miriel y el perro miró curioso al pájaro negro que se posaba en un árbol cercano. Graznó una vez más.

Mientras tanto, Ainar ya había escuchado la calurosa y hospitalaria bienvenida de Dodinas, al tiempo que observaba al grupo de enanos. ¿Los conocía? Siempre le intrigaba encontrarse con conocidos en sus viajes. ¿Lo reconocerían?

Cuando bajó de su ensimismamiento, sonrió nuevamente.

-Ya dijeron todo lo que había que decir...- dijo y le dio una "palmada suave" en a espalda a Miriel -¡Veo que tienes sed!- y soltó una carcajada -Para mí una pinta de cerveza... para empezar, ¿no es cierto, Dody?- y le guiñó un ojo -Y comida, especialmente esas salchichas que disfrutan aquellos nobles guardianes de la floresta...- y realizó una inclinación de cabeza en señal de respeto al verse observado por uno de ellos.

-En cuanto a mis cosas- dijo sacándose la mochila y el escudo -¿Creés que podrás con eso?- le preguntó sinceramente preocupado por el peso del escudo y la mochila.

El hacha no la dejaría, que uno no anda forjando armas personales para olvidarlas en una posada.

Notas de juego

Entiendo que sería lo "abultado", al menos así me lo imagino.

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01/10/2021, 16:46
Dodinas Brandigamo

—No os preocupéis, señor Vanwa, seguro que mi esposa encuentra la manera de echarle la bronca por alguna miga fugitiva. Eso sí —dijo bajando la voz hasta convertirla en un susurro—, no se les ocurra pisar donde ella ha fregado. Mientras no hagan eso, estarán a salvo. Es Ágata Tuk, por cierto, la mejor cocinera de la Cuaderna del Este. Y una maniática de la limpieza, como podéis observar. Si la dejaran en el sendero elfo lo limpiaría de telarañas en un santiamén.

Dodinas se fue haciendo cargo de las cosas que le iban dando, aunque tuvo que hacer varios viajes para poder cargar con los bultos del enano. Llevó las cosas que le quisieron confiar a una pequeña alacena que había ocupando el hueco bajo la escalera y las almacenó allí con cuidado. A continuación no regresó a la mesa que les había asignado, sino que fue directamente hasta la cocina y regresó al poco cargando una bandeja con las consumiciones que le habían solicitado: cerveza, vino caliente y una generosa fuente de rollitos de salchichas como las de los beórnidas. Colocó frente a cada uno de ellos la bebida que habían solicitado sin equivocarse y después se colocó la bandeja bajo el brazo y les mostró una amplia sonrisa.

—Me habían pedido noticias, en seguida se lo transmito a la cocinera. ¿Las desean con salsa de tomate o las prefieren condimentadas con romero y tomillo? —Bromeó con una amplia sonrisa. —Vamos a ver, por lo que tengo entendido... Ah, un momento. ¿Les importa que llame a mi amigo Freddy? Acaba de llegar desde la Comarca y justamente me preguntaba por estas cosas —Sin esperar respuesta llamó al hobbit con el que estaba hablando cuando ellos llegaron—. ¡Eh, Freddy! Ven un momento, quiero presentarte a estos señores —Dodinas se giró hacia ellos y colocó su mano junto a la boca para confesarles la verdad—. Ha venido solo el pobre, como veis la posada está medio llena y pronto vendrá más gente y apenas puedo atenderle como es debido. Me preocupa que se aburra. Además seguro que le fascinará conocer elfos —Cuando el hobbit se situó a su lado, Dody le pasó una mano sobre el hombro y lo presentó como si de un príncipe se tratara—. Señores, tengo el placer de introducirles a don Fredegar Ganapié de la Comarca, ilustre hobbit donde los haya, mercader justo con el precio y viajero de dura planta, no en vano ha llegado desde la Comarca él solo. ¡Menudo viaje ha de ser ese! —Exclamó como si él mismo no hubiera hecho el mismo sendero unos meses antes con su familia— Querido Fred, te presento a don Welf del Salón del Bosque, al noble Vanwa de las tierras élficas y a sus acompañantes de los cuales no recuerdo haber escuchado el nombre pero seguro que son tan lustrosos y honorables como los de sus compañeros. Mi buen Fred, te dejo en buenas manos. Como sabrán aquellos que tengan la fortuna de tener esposa con la que compartan negocio, la paciencia tiene un límite y si sigo mucho más rato dándole a la sinhueso ya me puedo ir preparando un catre en los establos. ¡Ah, sí! Las noticias. Justamente aquellos señores enanos de allí estaban hablando de los trasgos de las montañas hace un rato. Seguro que si hacen oreja podrán escuchar algo.

Dody se despidió del grupo y se puso a las órdenes de Ágata, que le mandó ir a la cocina a pelar unas zanahorias y cortar algunas verduras más para el guiso de la cena. Aún así, a Dodinas Brandigamo no se le podía alejar mucho de la vidilla que tenía la sala común de la posada y un rato después le pudieron ver cargando unas cuantas hortalizas, un cuchillo largo y una tabla de cortar para instalarse en la barra de la posada a picar en juliana los vegetales. Desde allí parecía estar al tanto de todo, se reía con las historias graciosas, las apuntillaba con algún chiste jocoso y hacia comentarios a todo lo que se hablaba.

Notas de juego

Lo que le queráis dar, en verdad. Si llevarais sombreros y abrigo sería eso, sino lo que le queráis dar.

Podéis marcar a Fredegar desde aquí. Haced una tirada de Acertijos y otra de Perspicacia después.

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01/10/2021, 17:34
Dodinas Brandigamo

Cuando Fredegar se giró hacia Ágata esperando confirmar sus sospechas sobre los recién llegados, se la encontró observando a su marido con los ojos entornados y suspirando profundamente. No debía ser agradable encargarse de todo el trabajo mientras su marido y socio en el negocio se iba de palique con los comensales, aunque también era cierto que caer bien a los clientes era una parte fundamental para que una posada prosperara. Y sin duda, Dody era de esas personas que caían bien a todo el mundo.

¡Eh, Freddy! Ven un momento, quiero presentarte a estos señores.

Fredegar casi se sobresaltó al escuchar su nombre. Al girarse hacia su amigo Dodinas, éste se encontraba en la mesa de los recién llegados haciéndole gestos con los brazos para que se acercara hasta allí. A Fredegar le temblaron un poco las manos cuando se percató de que iba a conocer a los elfos. Cuando el hobbit se situó a su lado, Dody le pasó una mano sobre el hombro y lo presentó como si de un príncipe se tratara.

—Señores, tengo el placer de introducirles a don Fredegar Ganapié de la Comarca, ilustre hobbit donde los haya, mercader justo con el precio y viajero de dura planta, no en vano ha llegado desde la Comarca él solo. ¡Menudo viaje ha de ser ese! —Exclamó como si él mismo no hubiera hecho el mismo sendero unos meses antes con su familia— Querido Fred, te presento a don Welf del Salón del Bosque, al noble Vanwa de las tierras élficas y a sus acompañantes de los cuales no recuerdo haber escuchado el nombre pero seguro que son tan lustrosos y honorables como los de sus compañeros. Mi buen Fred, te dejo en buenas manos. Como sabrán aquellos que tengan la fortuna de tener esposa con la que compartan negocio, la paciencia tiene un límite y si sigo mucho más rato dándole a la sinhueso ya me puedo ir preparando un catre en los establos. ¡Ah, sí! Las noticias. Justamente aquellos señores enanos de allí estaban hablando de los trasgos de las montañas hace un rato. Seguro que si hacen oreja podrán escuchar algo.

Dody se despidió del grupo y se puso a las órdenes de Ágata, que le mandó ir a la cocina a pelar unas zanahorias y cortar algunas verduras más para el guiso de la cena. Aún así, a Dodinas Brandigamo no se le podía alejar mucho de la vidilla que tenía la sala común de la posada y un rato después le pudieron ver cargando unas cuantas hortalizas, un cuchillo largo y una tabla de cortar para instalarse en la barra de la posada a picar en juliana los vegetales. Desde allí parecía estar al tanto de todo, se reía con las historias graciosas, las apuntillaba con algún chiste jocoso y hacia comentarios a todo lo que se hablaba.

Notas de juego

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01/10/2021, 18:03
Welf Ramaverde

Welf se levantó y saludó a Fredegar Ganapie con una inclinación de cabeza: Ya he visto más medianos en un sólo día que todas las veces que he oido nombrarlos más allá de ese tal Bilbo tan famoso en la Ciudad del Lago.

Este robusto enano es Ainar, hijo de Ai que todavía tiene que curar su cabeza de su último combate pero come igual que sano y eso es buena señal. Y la dama elfa es Miriel del Reino del Bosque, no encontraréis compañía más leal en el Bosque Negro.

Con la llegada de uno más a la mesa el hombre del bosque vió una buena oportunidad para quedar algo más cerca de la mesa de los enanos y así intentar escuchar lo que pudiera sobre la presencia de trasgos en las montañas, parte de su pueblo vivía allí y muchos de los peligros de éste lado del río también solían llegar de profundas cuevas y oscuros pozos poblados por viles criaturas.

 

 

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Notas de juego

Acertijos NO 14 Exito

Perspicacia NO 14 Fracaso

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01/10/2021, 19:58
Fredegar Ganapie

Cuando Dody llamó a Fredegar este se recompuso y se dirigió allí. Iba a conocer a los elfos, lo que para él era algo inaudito. Al ver como lo presentaba Dody se enrojeció y terminó con una sonrisa moviendo la cabeza de lado a lado.

- Es un verdadero placer conocerlos - dijo con un leve inclinación de cabeza - ¿Y qué los trae por aquí? Si no es mucho preguntar. No es normal ver un grupo de amigos tan variado...bueno disculpenme, en realidad no sé si es normal al este de las montañas o no, y tampoco se si me estoy metiendo donde no me llaman. 

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