Partida Rol por web

¿Atacado? Habeis sido apenas provado. Si no erais capaz de vencer a dos guardias no estabais en situación de proteger a nuestra hija en Desembarco del Rey. Los detalles os los propocionará el embajador que acompañará a la princesa Elia a la Corte, Lord Anders Yronwood. El como es facil, proteged a nuestra hija, sed su escudo invisible y cumplid sus ordenes como si fueran las nuestras. El cuando es aún mas simple, ahora. El barco que lleva a nuestra hija y el resto de la comitiva espera en los muelles de Starfall. Esta entrevista ha concluido joven Dayne.

Dicho esto se da la vuelta y se dispone a abnadonar la habitación por una puerta oculta tras los cortinajes. En el ultimo momento se da la vuelta.

Disponeis de una hora para preparar lo que necesiteis y despediros de vuestro padre. Recordad, no toleraré que daño alguno acontezca a la princesa Elia.

¿Probado? Piensa mientras dirige una mirada a los dos cadáveres que yacen junto a él y al charco de sangre sobre el que se arrodilla. Dudo que estos pobres hombres agradezcan que haya superado mi "prueba". ¡Maldita sea! Si a los Martell les sobran los buenos guardias podrían enviarlos a la frontera a matar Tarly y morir con honor, pero si quería probarme en combate podía haberlo hecho con armas romas en un campo de entrenamiento.

Cuando Nymeria se retira, se levanta y mira a su padre con expresión seria.

- Padre - cierta irritación se puede notar en su tono de voz. - Si tengo tan solo una hora para preparame sugiero que hablemos mientras un maestre atiende esta herida - dice señalando su hombro -. Probablemente tenga que esconderme en entre los sirvientes de la princesa Elia si pretenden que pase desapercibido, y dudo mucho que un ayuda de cámara pueda justificar un tajo de arma blanca como este.

Recoge sus cuchillos del suelo, dirigiendo una última mirada a los dos cadáveres, recordando que el único comentario que han suscitado en la persona que los envió a su muerte estaba relacionado con la mancha de sangre en la alfombra. ¿En qué posición me deja a mi eso? Si trata a sus hombres como meras herramientas, ¿qué seré yo en sus planes?

Tu padre te acompaña por los pasillos de Starfall hasta otra habitación donde puedes ver un arcon en el que dos criadas guardan los finos ropajes que habrás de llevar en la corte. Te sientas en una de las sillas y al poco entra un maestre para atender tu herida. Mientras tanto tu padre se prodiga en buenos consejos, tales como evitar las comidas pesadas, las bebidas fuertes y las malas mujeres. Te recuerda además que a partir de este momento ya eres todo un hombre y que debes hacer lo posible por asegurar que los Dayne de High Ermitage su cubran de gloria y no de verguenza.

Mientras te habla un maestre hecha un vistazo tu herida y certifica que es un corte de poca entidad. Aplica un emplasto de hierbas y la venda. Prescribiendo que debes cambiarte la venda diariamente durante una semana para asegurarte que no hay infección.

Ya al pie del embarcadero abrazas a tu padre por ultima vez y este te tiende un pequeño presente envuelto en una tela de seda mientras te desea suerte en tu viaje y tu pronto regreso.

- ¿Ropas finas, padre? - protestó al ver la vestimenta que le había separado. - Si tengo que proteger a la princesa sin que nadie sospeche de mi, creo que será mucho más fácil hacerme pasar por un sirviente que por un miembro de su corte - añade con una cacajada. - Veamos que opina Lord Yronwood, pero por si acaso, prefiero llevar también esto - añade una vieja túnica al arcón de equipaje con un guiño de complicidad a su padre.

Abraza a su padre en el embarcadero y le sonríe asegurándole que no defraudará la confianza que se ha puesto en él. Recoge el regalo y sube a bordo del barco. Allí retira la seda del envoltorio mientras observa a su padre alejarse.

A la luz del farol que ilumina el castillo de popa y mientras las luces de Starfall desaparecen en la oscuridad desenvuelves lentamente el paquete. El brillo del acero forjado cien veces una y otra vez formando ondas y lo liviano del puñal que la seda envolvia revelan que se trata de una arma con una hoja de acero valyrio. La empuñadura es sencilla pero en el pomo hay grabada la estrella errante de los Dayne.

Permaneces de pie en cubierta hasta que las luces desaparecen en la distancia. En ese momento te retiras a dormir.

Los dias pasan rapidos mientras el barco resigue la costa sur del Dorne. La princesa Elia y sus damas apenas abandonan el castillo de popa. Solo ocasionalmente alguna doncella acude a vaciar el orinal por encima de la borda. Lord Yronwood parece estar hecho para las ardientes montañas y no para (en sus propias palabras) "vivir la miserable vida de un atún" por lo que pasa sus dias entre mareo y mareo.

Por tu parte duermes bajo la cubierta junto a la tripulación y el pequeño contingente de espadas juramentadas que acompañan a la princesa.

Finalmente doblais por Lanza del Sol y enfilais proa hacia el Cabo de la Ira. El tiempo empieza a volverse más frio y en un largo atardecer invernal te entretienes mirando por el lado de babor el paisaje de las tierras de la tormenta.

Nymor sonríe al ver el regalo de su padre, que debe haberle costado una fortuna. Las armas valyrianas deberían tener un nombre... Dusk. Me parece apropiado que sean la espada del Amanecer y el puñal del Crepúsculo los que protejan a la princesa Elia en su viaje.

Durante estos días intenta mantener una conversación en privado con Anders Yronwood entre alguno de sus mareos.

- Lord Yronwood - le digo cuando estemos en un lugar completamente a solas - la princesa Nymeria me dijo que tendría que ultimar con usted los detalles de mi misión. Agradecería poder aclararlos antes del desembarco, pues, si he de pasar desapercibido, reunirme con usted una vez en tierra podría comprometer la discrección que se me ha requerido.

Además de la conversación con el noble, intenta mezclarse con la gente y conocer a los que viajan en el barco, escuchar los chismes de los sirvientes y mezclarse entre ellos para saber cuánto tiempo llevan trabajando para los Dayne o Martell.

De momento tus intentos de hablar con Lord Yronwood han sido infructuosos. El mareo corre el peligro de acabar con él. Pero te promete una entrevista antes de que toqueis tierra en Desembarco. La tripulación y los criados que acompañan la embajada parecen haber sido seleccionados con extremo cuidado. Todos han servido a los Martell con eficacia durante generaciones y lo que es más importante, todos tienen familia que sigue residiendo en el Dorne.

Sigues en cubierta cuando una figura femenina se te acerca y se apoya junto a ti en cubierta.

Nymor maldice para si mismo ante la negativa de Yronwood. ¡Maldita sea! Se supone que tengo que pasar desapercibido y se el guardia invisible y quiere que me reuna con él en Desembarco del Rey, donde hasta las piedras tienen oídos.

Miro a la mujer, ligeramente mareado por el balanceo del barco.

- Creo que estoy más acostumbrado a los mares de arena que a los de agua - digo con una sonrisa. - ¿Nos conocemos, mi señora?

La muchacha rie. En cuanto dedicas un segundo a mirarla reconoces su descripción. Piel morena, abundante cabellera de rizos caoba y dientes perfectos en la combinacion de sangre Rohynar y Dorniense propia de los Martell. La fama de la belleza de la princesa Elia te parece de sobras justificada, aún así notas que los rumores sobre su mala salud tambien deben ser ciertos. Parece demasiado delgada, quebradiza incluso y una sombra de ojeras rodea su mirada.

Sabeis quien soy pero no me conoceis Dayne. Supongo que presentarme sería ocioso pero ahorraos el "alteza" y los "princesa" y "mi señora" ya oigo demasiados al dia. Si, supongo que los dornienses no estamos hechos para las olas.

Sonrie de nuevo mientras recoloca un mechón rebelde que ha escapado de su peinado.

- Disculpeme, mi se..., prince... - balbucea - ¿Cómo deseais que me dirija a vos?

La chica rie y se asoma para ver la espuma que originan las olas al chocar contra el casco.

Relajaos Dayne. Llamadme Elia, nada más. Decidme ¿Habeis viajado nunca fuera del Dorne? Esta es la primera vez que abandono Lanza del Sol y ni tan siquiera pude abandonar el barco para ver Starfall. Mi madre esta obsesionada con que no me pase nada, me protege incluso demasiado. A veces piesno que me gustaría ser una docnella normal y no una princesa, poder ir donde quisiese cuando quisiese...

Nymor piensa con cuidado la respuesta y toma aliento antes de contestar, ligeramente apabullado por el status de su interlocutora.

- Apenas he hecho alguna incursión en campamentos fronterizos en el Rejo, pero nunca he viajado tan lejos de Dorne. Respecto a vuestras quejas, ¿qué madre no se preocupa por su hija? Y su preocupación es aún mayor dado vuestro linaje. -  en un acto reflejo, se lleva la mano a la herida prácticamente curada del hombro. -  Es comprensible que tema por vos en tierras extranjeras y que se ocupe de vuestra protección. Decís que os gustaría ser una doncella, pero probablemente no sepáis cuantas de vuestras sirvientas suspiraran por pasar un sólo día en vuestro lugar, sin tener realmente la libertad para ir donde quieren.

¡Por el amor de la Madre! ¡No seais tan formal conmigo Dayne! Se queja medio bromeando la princesa Sonais como una vieja septa, seguro que a la que me distraiga me estareis recordando como cojer los cubiertos Rie con una risa clara y sincera Relajaos, no soy mi madre, no hace falta que me trateis como si fuese ella. Ni tan siquiera se como nombre ¿hay algo delante del Dayne?

- ¡Jaja! ¡Probablemente yo mismo tenga problemas para recordar cómo se cogen los cubiertos! Mi nombre es Nymor, y, os guste o no, estoy a vuestro servicio, princesa - añade con una sonrisa. - Os puedo asegurar que me han llamado muchas cosas en mi vida, pero nunca "vieja septa". Los viejos hábitos son difíciles de aparcar, así que no lo toméis a mal si mi tono es demasiado formal.

- No es frecuente veros en cubierta y menos aún sin compañía. ¿A qué debo el honor de esta conversación?

La princesa rie de nuevo.

Un placer conoceros Nymor Dayne. Estoy sencillamente disfrutando, como vos, del aire de la tarde. Pero teneis razón y mis damas ya me echaran en falta. Volveremos a vernos dadlo por descontado Nymor.

Y con un paso gracil se aleja hasta volver a entrar en el castillo de popa.

Observa a la princesa entrar en sus camarotes... Casi igual que su madre, piensa con sarcasmo.

Se queda un rato en cubierta mirando el mar pensativo hasta que él tambien decide retirarse, esperando a poder hablar con Lord Yronwood o con cualquiera que le pueda contar más sobre la misión que le espera.

Pasan los dias en la mar y entrais en el terrible mar de los naufragios. Y aunque el frio empieza, para los gustos dornienses, a ser severo. Pasas los dias en un estado de aburrido sopor. Justo cuando empezabas a aburrite seriamente oyes barullo bajo cubierta.

Cuando llegas encuentras a los marineros en corro y dos sudoroso marinos peleando en el centro. Cuando te dispones a poner paz entre risas te cuentan que se trata de un simple juego y te ofrecen, con una pizca de sorna al veros tan poca cosa, participar y apostar unos cobres a ver si le podeis a un marino.

Sonrie al oriles hablar, pero sin estar muy convencido de participar, ya que la lucha no es precisamente su fuerte. Les da largas mientras observa un par de combates apostando unas pocas monedas y tanteando el ambiente. Intenta mezclarse con los marineros, conocerles y llevarse mejor con ellos. Rie con los combates y comparte unas botellas (más bien, les da de beber unas botellas, ya que, dada su escasa resistencia al alcohol, prácticamente no bebe). Intenta ver quién lleva la voz cantante allí y acercarse a él.

El contramaestre se te acerca tras derrotar a un marinero. Te has fijado y aunque en los combates menudean los golpes le principal objetivo es lograr inmovilizar al adversario contra el suelo mediante llaves y tecnicas de lucha.

¿Que joven señor? ¿Deseais poneros a prueba? Quizas aprendais algunas llaves que os sean utiles en Desembarco del Rey. No solo la fuerza bruta es de utilidad en una pelea, ser capaz de inmobilizar a un enemigo puede seros muy util si  acaso planeais reducirlo sin necesidad de armas.