Partida Rol por web

Me vuelvo hacia ella al reconocer la voz.

- Aún no me he acostumbrado a este clima, eso es todo, prin...cesa Elia - dudo ligeramente al pronunciar el título, pero añado su nombre como me pidió para suavizarlo. - ¡Nieve! Recuerdo la primera vez que leí sobre ella. Tuve que preguntar a mis maestros qué significaba esa palabra. Aún hoy me suena rara ya que nunca la he visto o tocado. Tiene que ser un espectáculo digno de verse el ver una ciudad cubierta de un manto blanco. ¿Vos no tenéis frío? - le tiendo la manta con la que me cubría ante el menor gesto afirmativo.

La princesa Elia sonrie.

Me esperan años de ir cubierta con abrigos y pieles asi que de momento prefiero apsar algo de firo a asfixiarme bajo todo ese peso. ¿Asi que quereis ver la nieve? Creedme que creo que los dos vamos a hartarnos de nieve durante una temporada muy muy larga. ¿Que os han contado de vuestro deber hacia mi?

Levanto las cejas por un instante, soprendido ante el brusco giro de la conversación y la pregunta tan directa como un gancho de Trith.

- Pues no demasiado, la verdad - miro a mi alrededor para comprobar que no hay nadie. - Tan sólo que debo protegeros sin que mis acciones resulten evidentes, como un escudo invisible. En teoría debería haber ultimado los detalles con Lord Yronwood, pero se ha sentido demasiado indispuesto durante todo el viaje. Tal vez vos podáis proporcionarme más información sobre lo que se espera de mi.

Os sere sincera Nymor. Vuestra vida me pertenece y es mia para disponer de ella en la manera que mejor me plazca. Sonrie cual gato pero rapidamente se cubre de una seriedad impropia de su edad. Desembarco esta lleno de enemigos, no solo aquellos quienes podremos ver si no aquellos quienes nos atacaran por la espalda. Por ello debo estar completamente segura de que puedo confiar en vos. De que no me ocultais nada. Si he de poner mi vida en vuestras manos decidme ¿sereis realmente un amigo fiel Dayne? ¿No me ocultais nada?

Frunzo el ceño ante su afirmación y la miro con seriedad.

- Princesa, si dudáis de mi lealtad, estáis sin duda peor informada incluso que yo mismo sobre mi misión. No os oculto nada, pues nada conozco para ocultaros. Me pedís que sea un amigo fiel, más afirmais poder disponer de mi vida a voluntad. Deberíais decidiros, mi señora, ¿qué esperáis de mi? ¿Que sea vuestro amigo o vuestro sirviente? En cualquier caso protegeré vuestra vida, con la mía si es necesario, pero me gustaría saber a qué atenerme.

Para tu sorpresa la princesa rie a carcajadas.

Sed cuidadoso Nymor Dayne, el humor de una Martell es voluble y otra parrafada como esa en cualquier toro momento hubiese significado que acabariais durmiendo con los peces. Pero por alguna extraña razon encuentro vuestra sinceridad.. reconfortatne. Loq ue necesito es una migo fiel que vea lo que yo no puedo ver y escuche lo que a mi me quedaria oculto.Tengo ya suficientes sirvientes pero en la capital andare escasa de amigos. Y por eso os pido que confieis en mi para que yo pueda confiar en vos. ¿Lo hareis Nymor?

Te pregunta clavando su mirada en la tuya.

- Lamento si os he resultado brusco, princesa. Estoy más acostumbrado a tratar con gente como los marineros que con nobles de alta cuna. Entiendo que esa es una de las razones por las que estoy aquí. Por supuesto que confío en vos, eso no debéis dudarlo, pero también necesitaría que confiéis en mi, ya que queréis que sea vuestros ojos y oídos en la ciudad.

La princesa se acerca hasta hablarte casi en un susurro.

Escuchad Dayne, sospecho de aquellos quienes estan mas cerca de nosotros. Alguien de los que nos acompaña en este barco es un agente a sueldo del leon de Roca Casterly. Una vez toquemos tierra en Desembarco quiero que mantengais un ojo vigilante sobre ellos para ver quien hace algun movimiento sospechoso. Y una vez hecho eso quiero que mandeis un mensaje claro a sus amos.

- Por supuesto, señora, - hago una leve inclinación de cabeza. - ¿Sospecha de alguien en particular? ¿Sirvientes, marineros, nobles? He hablado con la servidumbre y por lo que sé todos ellos llevan años al servicio de vuestra casa o de la Dayne. Sin embargo aún no he podido conocer a nadie de la comitiva de Lord Yronwood o de la suya propia.

De la marineria no sospecho pues cuando lleguemos a Desembarco seran despedidos y volveran a embarcarse rumbo a las Ciudades Libres en un viaje de tres años. Lord Yronwood ha de ser tambien puesto fuera de cualquier duda pues no solo contamos con su lealtad si no que su familia puede considerarse rehen de Madre. Medita unos momentos. Pero lo cierto es que podria ser bueno que vieseis a mis sirvientas y calibraseis sus emociones. Decidido, mañana al anochecer cenareis en mi camarote. Ni discutais Dayne, no pido, ordeno.

Y regia y majestuosa da la vuelta y te vuelve a dejar solo en cubierta.

- Como deseéis, señora.

Veo alejarse a la princesa mientras me vuelvo a tapar con la manta. Tras un escalofrío pienso, maldita sea, Nymor, ¿quién te mandó meterte en este juego de nobles y asesinos? ... ¡Jaja! Pues mi padre y nada menos que Nymeria Martell... me contesto a mi mismo.

Mentalmente repaso la conversación y lo que conozco de la gente del barco. Todos los sirvientes que conozco llevan generaciones trabajando para los Martell y tienen familia en Dorne, lo cual los deja como candidatos improbables para trabajar para los Lannister. No conozco a la comitiva de Lord Yronwood y hasta mañana por la noche no veré a los acompañantes de la princesa. Bueno, eso no me impide investigar a la gente antes de la cena.

Me dirijo a hablar con el contramaestre. Consigo una botella de licor y espero a que esté solo y llamo a su camarote.

- Buenas noches, Trith - saludo - espero que te encuentres mejor del golpe de esta tarde. Te he traído una botella para compensarlo y me preguntaba si quieres compartir una bebida conmigo.

El contramaestre esta sentado en un inmenso cojin en el suelo. Fuma de la larga boquilla de un narguile, una pipa de agua propia de las ciudades libres pero no desconocida en el Dorne, y tiene los ojos algo enrojecidos. Exhala una bocanada de humo blanco y esponjoso que se epsarce por el pequeño camarote. Hace el gesto de tenderte la pipa.

Sentaos joven Dayne y dadme esa botella que me servire de descorcharla.

Ahogo una tos al entrar en el camarote lleno de humo y rechazo su ofrecimiento con un gesto de la mano y una negación de cabeza.

- No fumo, gracias. - cogo la botella cuando la descorcha y lleno dos vasos, uno más que otro, y le paso el más lleno. - Veo que estáis recuperado de nuestro combate de esta tarde, me alegro. A mi aún me duele la mandíbula de vuestro último golpe, ¡jaja! - Observo el camarote a mi alrededor, intentando reconocer el estilo de la decoración - ¿De dónde sois, Trith? ¿Llevais mucho tiempo trabajando en este barco? ¿En Dorne?

El contramaestre se echa para atras en su inmenso cojin. El camarote esta decorado con un batiburrillo de telas y objetos de la mas diversa procedencia, hay tapices de Qarth, tallados de Astapor e incluso un enorme cuerno de un animal desconocido para ti.

Llevo mas de 15 años navegando en este cascaron de nuez y casi treinta embarcado. Asi que soy un poco de todos lados y de ninguno al  mismo tiempo. Inspira otra larga calada del narguile. Pero mi lugar de nacimiento es Lanza del Sol.

Me mojo los labios por segunda vez mientras le vuelvo a llenar la copa.

- ¡Qué afortunado! Yo apenas he abandonado las ardientes arenas de Dorne, y es la primera vez que monto en un barco... ¡He pasado varios días mareado! Imagino que habrás conocido a mucha gente y se te dará bien interpretarles. ¿Conocías ya a los que viajan en este barco? 

A la tripulacion si que la conocia, no asi a las damas de honor y al Lord y su secretario. Da otra calada. De hecho nunca habi avisto tantas personalidades dornienses juntas...

- ¡Jaja! Si te soy sincero, yo tampoco. He estado en casa de mis primos en más de una ocasión, pero pocas veces he coincidido con los miembros de la familia Martell y no estoy acostumbrado a tantos formalismos. ¡Me alegro de poder estar compartiendo una botella contigo ahora mismo! Es curioso, todos los nobles de alto rango siempre van acompañados por su séquito. Tiene que haber sido todo un espectáculo verles subir al barco.