Partida Rol por web

Estamos en el año 2030,Como todos vosotros sabéis estáis aquí gracias al prestigioso biólogo R.J. MacReady, que hace unos años consiguió la financiación necesaria para el proyecto "ReGenesis" del que todos vosotros formáis parte, una iniciativa a nivel mundial que pretende recolectar el ADN de los seres vivos para clonarlos y devolverlos a sus hábitats. Éste proyecto os ha llevado hasta el círculo polar Ártico, a la base Moore, dicha base investiga la posible existencia de algún oso polar, después que se hubiera declarado su extinción hace algún tiempo. El calentamiento global ha hecho estragos en la Tierra, especialmente en el hábitat de los polos. En el Polo Norte aparecen algunos lagos que podrían servir de hábitat para diferentes tipos de animales, y es allí donde cabe la esperanza de que, atraídos por fauna que los alimente, se encuentre algún espécimen de oso polar.

La base Moore se encuentra en el pleno centro del Polo Norte, donde todavía el frío impera y el hielo es cruel y despiadado. Primero debéis pasar por la estación Sarkweather, una base situada a nada menos que a 7 jornadas de viaje en trineo tirado por perros, además es la única manera de llegar a la base pues todo el combustible se acaba congelando y la energía solar es muy inestable en esa zona debido al imprevisible tiempo del círculo polar.

Abrimos la escena en la base Sarkweather, es una mañana tranquila y apacible. Una mañana fría y blanca, pero estáis en el polo norte y eso no os pilla desprevenidos, creéis haber venido bien equipados para el largo viaje que os espera hacia la base Moore, pero en esta estación os podréis aprovisionar antes del viaje. Alrededor de la base todo es nieve y hielo hasta donde alcanza la vista, solo en el horizonte sur se distinguen en dias como hoy el azul del mar contrastando con el blanco del hielo.

En esta estación es donde están nuestros cuatro protagonistas, ultimando los detalles para un viaje de 7 dias hasta la estación Moore, donde reemplazaréis a los cientificos que llevan ahí ya varios meses. Unos atareados MacReady y su ex-mujer la Dra. Copper están repasando informes y documentación que llegó des de la base Moore por radiofreqüencia hace ya 3 semanas, cuando se supone que se les estropeó el equipo que permitía la comunicación con el equipo de ReGénesis, a su lado su fiel amiga del instituto, Keith, ahora ingeniera militar recomendada por el propio MacReady, repasa planos de la zona, tratando de dilucidar la mejor ruta para llegar a la estación Moore. Por otro lado y no muy lejos de ahí, está George que seguramente andará ordenando y asegurando sus herramientas en el trineo y asegurándose de que lleva todo lo necesario para arreglar la avería en la estación Moore en cuanto lleguen.

La idea de comenzar con este proyecto al principio no me hizo especial ilusión, si bien no me agrada delegar o permitir que otro manipule lo que durante años me ha llevado conservar y entender, prefiero ser la mano operante y hallar la forma de encontrar una solución con respecto a los Osos Polares. La verdad es que por ellos lo hago, por el bien de la genética y porque nadie que no comprenda esta área desde un nivel más profundo, no se entrometa. Podría decirse que soy la guardiana de un legado que ha consumido un matrimonio, horas de tiempo libre y posiblemente una familia. No siento arrepentimiento real por ello, aunque recelo mi Profesión como nadie. 

Sé que la austeridad del ambiente me hará padecer los peores infiernos y ya lo noto al viajar en el trineo abarrotada con ropas de abrigo. Lo bueno es que ya en la base, siendo ese el punto de destino final, puedo andar más ligera de ropas y ocuparme de lo que en verdad importa. Desde siempre fui una persona muy correcta, seria en mi Profesión y una obsesiva de los detalles. Mi prolijidad ha dado muchos dolores de cabeza, aunque hoy por hoy dio buenos resultados, más allá de que me gusta trabajar en equipo y pensar en cada paso a dar. 

A nivel personal, más allá de la Doctora Cooper, soy una mujer con cierto grado de sensibilidad y sentimientos. Leal como nadie, alguien que le gusta compartir una buena conversación o un informe médico. Tener que trabajar con mi ex es un asunto con el cual lidiar, no por lo vivido entre los dos que nos conocemos demasiado, sino por lo que implica compartir espacio físico con alguien al que has amado con locura y ahora no sientes nada. Después está su amiga, siempre allí, a su lado y cuando la miro a los ojos, me pregunto si en verdad hubo algo entre ellos. 

Y George, alguien que le da esa dosis de alegría y pasión a mi vida, podría decirse que un igual con el que adoro compartir momentos. Me da alegría tenerlo aquí y seguridad, eso sin dudas. Físicamente soy una mujer de estatura media, delgada, cabello apenas ondulado que llega a los hombros. Mirada curiosa, expresiva en todos los sentidos y tez blanca. Pero más allá de ello, mi objetivo es hallar ese ADN para recuperar a un especie ya extinta. Si es que en verdad existe, espero lograrlo es un gran anhelo. 

Trabajar en un sitio como aquel, era una gran oportunidad, no solo por el dinero en sí, que le vendría bien para alguno de los múltiples proyectos que tenía en mente, sino también para hacer aún más conocido en el ambiente. Aunque odie admitirlo, eso era como un gran concurso de popularidad y estar implicado en un proyecto de esa envergadura era una excelente carta de presentación. No tenía idea de si encontrarían osos o un charco barroso en medio de la nieve, pero Alison estaba tan emocionada que terminó contagiándose de su entusiasmo. Más de una vez tuvo que abrigarla cuando se quedó dormida frente a un montón de papeles o asistió sin rechistar a su monologo sobre las pruebas que debería hacer y que él apenas comprendió un veinte por ciento. El trabajar otra vez con Keith resultaba… ¿Molesto? No, no era la palabra que buscaba, pues le tenía aprecio a pesar de todo lo pasado y que resultó decepcionante para él. Es que la miraba y recordaba esa maravillosa oportunidad perdida, algo que jamás volvió a repetirse. Era especialmente frustrante si tenía en cuenta que era por un sujeto que parecía interesarse solo en sí mismo. Le conocía por oídas, pero siempre se reservó su opinión. Iban a trabajar juntos y solo esperaba que no se metiera en su área. Con Keith sería cuestión de ponerse manos a la obra y ya, sin recordar o echar nada en cara. Si, quizás el viaje fuera tranquilo si todos hicieran su trabajo y ya.

-Esto va a ser incomodo- dijo mientras aseguraba las sogas del trineo y acomodaba el carísimo, delicado y preciado equipo para que no se golpeara. Su frase pretendía ser en voz, baja, pero al estar oyendo música a todo volumen salió bastante más fuerte de lo que pretendía.

Moviendo la cabeza al ritmo de la música, iba pensando en las múltiples fallas que podría haber y que impidieran continuar con las transmisiones. Algunas sumamente simples y llegando a lo más extremo y demencial, pues su trabajo era arreglarlo y debía penar incluso en la opción más extraña. Como era un hombre que siempre planeaba a futuro, iba anotando sus impresiones en una libreta que dejaba siempre cerca de su pecho, para tenerla a mano en caso de necesitar consultarla.

Era un hombre alto y fornido, acostumbrado al trabajo duro. Llevaba su edad con bastante decencia, aunque estaba lejos del cuerpo tonificado que tenía cuando se encontraba en el ejército. Su ropa era sencilla y abrigada, con un par de cosas en su cinturón por si tuviera que desarmar algo con rapidez. En el lado izquierdo, como siempre, un viejo walkman, bien cuidado pero que el paso del tiempo había dejado más de una huella.

Finalmente nos encontrabamos en la base preparandonos para partir a la estación, me sentía emocionada y al mismo tiempo presionada, este proyecto debía salir a la perfección no solo porque era importante para MacReady, sino porque impulsaría su carrera en gran medida.

Es más fácil ignorar todo lo que ha sucedido, aunque no signifique que lo haya olvidado, hace tiempo que había trabajado con George en otro proyecto, en ese momento comenzó a ser importante para ella, en especial porque trabajaba bastante bien con él y siempre ha sido importante para mí, quizá se debiera a que ambos habían estado en un mismo ambiente militar, quizás por otra cosa... pero aún así, MacReady siempre fue su amigo y alguien importante para ella, todavía tenia ese sentimiento de nostalgia antes de que se apartaran - siempre fue asi, siempre olvidandose del mundo e incluso de él mismo - no le guardo rencor por el hecho de que nunca se entendió con los demás y nunca supo manejar bien sus emociones, yo soy  una chica que sabe manejar sus emociones, quizá me considerarían "fría", pero eso es lo que me ayuda a mantener los pies en la tierra.

Keith es una chica un poco baja de estatura, rubia, reservada por lo general, tiene esta cosumbre de ser formal debido a su trabajo, es alguien que le gusta llegar al fondo de los asuntos mientras sea necesario, le gustaba llevar por lo general su uniforme, siempre muy limpio y presentable, por lo regular lleva siempre un reloj en su bolsillo, debido a que estaba acostumbrada a la puntualidad, pero a pesar de todo esto, le gustaba ayudar mucho a sus amigos, en el fondo era una persona muy sensible.

Keith se encontraba revisando muy meticulosamente los planos a fin de evitar complicaciones, preferia no tener que hablar mucho con la Doctora Cooper, no quería entablar esta inevitable conversación incomoda tan pronto. 

MacReady contempló los datos mesándose su barba descuidada. Fingiendo interés en algo de lo que leía. Un mínimo. Un poquito de interés y concentración, como para parecer profesional y no un puto gilipollas. 

En aquel instante, MacReady solo quería salir al frío aterrador y contemplar el hielo, sin más, así podría pensar sobre aquella mierda de datos que habían recibido antes de cortarse las comunicaciones. Intentar sacar conclusiones. Pero no. No, tenía que tener a su ex pegada en el cogote, con su misma carita de nena inocente y su misma mirada dulce y su mismo perfume, que tapaba aquel olor a suave sudor y a sexo y a...

"Mierda" concluyó para si. 

- Voy a echarme un café - concluyó, en tono apático y seco. El mismo que llevaba usando con ella desde el divorcio. Un tono frío, cabrón, lo más carente de emoción posible. Un tono de alguien que solo guardaba desprecio e indiferencia.

El tono de un mentiroso, en definitiva.

Salió del cuarto hacia la sala de descanso, intentando procesar todos los informes en su cabeza, ordenar las cosas que había leído y había entendido a medias. Cruzó la estación para alcanzar aquella vieja cafetera, cuyos posos habían permanecido ahí tanto tiempo que albergaban cientos de lecturas de futuros y pasados perdidos. Uno de los ventanucos mostraba la ventisca del exterior, el frío, la nieve. MacReady observó aquella ventana pensando un poco en todo y nada a la vez.

No es que él fuese un hombre malvado, o desagradable, ¿verdad? Podría ser un tipo guapo y simpático si se esforzase. La barba y la melena descuidada parecían las de un salvaje, y su tono directo y sin cortapisas podía sonar brusco, pero eso era porque él no se esforzaba en aparentar mierdas innecesarias, ¿no es así? No, no era así: en el fondo sabía la verdad, que era un cabrón y un asqueroso, porque no se trataba de aparentar nada. Se trataba de que se la sudaba, y cuando no se la sudaba... Pues podía ser más cabrón aún, ¿verdad?

Sorbió un poco el café, en un momento dado esbozando una sonrisa al ver pasar a Keith. Al menos allí había alguien que le quería, que le respetaba, que había apreciado la genialidad de su intelecto, de su proyecto, de sus planes. Alguien que no le había dejado en la mierda como aquella zorra de olores seductores que se andaba jodiendo al hijo de puta y guaperas del ingeniero. 

- Ingenieros, pfff - susurró para sí, saboreando aquel café mugriento.

Que les jodieran a ambos. Iban a ser testigos, ¡oh sí!, de quien era él. De su proyecto. De sus logros. Y así ella sabría a quien había dejado de lado.

Durante largo rato, MacReady no se movió excepto para dar traguitos al café; continuó observando el infinito, el viento, la nieve y el cielo desbocado desde la ventana, la vista perdida en la nada, su mente sumergida en sus victorias imaginarias y sus odios del corazón.

Llega la hora de partir y os váis desperezando y despidiendo de vuestras rutinas, el equipaje ya está a punto en los trineos, un grupo de esquimales que viven cerca de la base y colaboran con el proyecto, os ha preparado lo básico y que podríais necesitar para el viaje, tiendas de campaña, sacos de dormir, suministros más que suficientes para 7 dias... La previsión del tiempo prevé un clima favorable para los próximos días, y parece el momento ideal para partir.

Os encontráis en el exterior, pero aún dentro del perímetro de la base. El cielo está despejado y el sol brilla tímidamente y palia suavemente el frío del ambiente. En el patio os esperan dos trineos con 6 perros cada uno, en los trineos hay sitio par el equipaje y 2 personas, son trineos grandes y están tirados por los mejores perros que se pueden entrenar. Uno de los esquimales que está acabando de preparar los perros se acerca a vosotros para despedirse, es Amaalik y le conocéis bien, pues es uno de los intérpretes que os permite comunicaros con la mayor parte del equipo nativo de la base que no habla otro idioma que el Inuït, y al que acudíis cuando necesitáis cualquier cosa, des de comida hasta una manta más – ¡Suerte en el camino y en vuestra misión, amigos! – Hace unos gestos con los brazos mientras recita unas palabras melodiosas en su idioma, algo que identificáis como una suerte de ritual Inuït para los viajes. Os hace entrega de unos amuletos, que no es otra cosa que un colmillo de foca o de león marino del tamaño de un pulgar. – Éste amuleto os protegerá de los males, recordad no viajar en las horas mas bajas del sol si no queréis morir congelados y cubrid siempre las tiendas con nieve para aislaros del frío al acampar. – Dicho esto se despedirá de vosotros si no le requeríis más y os dejará con vuestros asuntos. 

No es la primera vez que vais en trineo y los doce perros que os acompañan os conocen bastante bien, incluso quizá habéis participado en su adiestramiento, eso lo sabéis vosotros. En cuanto os ven preparados empiezan a ponerse ansiosos y a ladrar y a ulular de la emoción, están ansiosos para salir y echar a correr por el basto manto de nieve y hielo que os acompañará durante los próximos días.

MacReady dejó la base embutido en su abrigo, con las gafas de sol preparadas y casi cualquier lugar de su piel protegido de las quemaduras que pudieran causar el frío y el reflejo del sol en su piel. Allí fuera, el biólogo procuraba hablar lo menos posible, mirar al infinito, y siempre y cuando tuviese oportunidad desear con toda su alma que una borrasca se llevase en un trineo a su ex y a su nuevo maromo.

Y aquella parecía la oportunidad perfecta para desearlo con todas sus fuerzas.

- ¿Uhm? - respondió al esquimal al notar que le estaban hablando, mientras colocaba su equipaje en los trineos. Datos, ropas, y todas las provisiones extra que él había decidido salvaguardar-. Gracias - asintió, colocándose el colgante en el cuello. 

No creía en chuminadas de ese tipo, pero le gustaba el colgante. Era bonito. 

Distraído, volvió su atención a los trineos y los perros. Acarició a uno de los animales, el que iba en cabeza y guiaría la marcha, con una sonrisa perdida, y luego ojeó al resto del grupo. Primero a Keith, con una sonrisa afable tras su barba, sus gafas, casi indistinguible. Y luego a la nueva parejita de cabrones advenedizos.

"La necesito" se dijo, mirando a su ex con expresión fría e inmutable. Al fin y al cabo ella era más que buena como investigadora, sin rival alguno, ¿no? Y nunca se sabe lo que puede pasar en el hielo, en el frío eterno. Un ingeniero podría perderse en una ventisca, y ella podría sentirse necesitada de consuelo y...

"Basta".

- ¿Estáis listos? Esto va a ser jodido, pero recordad: nuestro proyecto va a suponer una revolución absoluta para el mundo entero - explicó, con cierta petulancia-. Lo que aquí hagamos marcará un hito en la historia. ¡Venga, en marcha! - terminó su corta arenga, subiendo al trineo y preparado para proseguir su marcha.

Ya todo está listo, en el maletín he puesto lo necesario para cumplir con la misión y espero que bajo estas condiciones no estemos más atento a sobrevivir que al supuesto Oso Polar. No obstante mientras me encuentro en los exteriores, observo a mi ex y recibo el collar con alegría, bajo un manto de gratitud que deja en claro que toda ayuda sin importar como sea, siempre viene bien. - Muchas gracias, lo necesitaremos. - digo con total sinceridad, abrigada a morir y una sonrisa que refleja ese sentimiento que me invade. 

Claramente no iremos los cuatro juntos, así que obviamente antes de ir con MacReady y tener una conversación lo suficientemente incómoda, prefiero ir con el Ingeniero que nos llevamos más que bien. Con George he comenzado una relación, me encanta su forma de ser y lo mucho que es capaz de comprenderme, no sólo a nivel Profesional, sino como mujer. Algo que mi ex jamás había logrado, de ahí que cada uno estamos en caminos diferentes. 

Saludo a cada uno de los perros con una caricia en los morros, me encantan los animales y admiro la tenacidad de estos en especial por su esfuerzo físico y lo habituados que están a un ambiente hostil. - Les prometo unas galletas, he traído. - comenta entre caricias, ya dispuesta a escuchar las palabras de su ex. 

- Estoy lista, buen discurso motivacional. - respondo con sorna al tomar asiento mientras cuido el maletín como si fuera una parte de mi. Las condiciones ambientales me dan mala espina, pero tocará hacer frente a los peores momentos de la naturaleza y espero, valga la pena. - George... ¿Vienes? - lo invito al ingeniero, así revienta un poco mi ex y porque claramente lo prefiero a él. 

Keith se preparo con su chamarra esponjosa y peluda lista para salir, portaba todo lo necesario para el viaje, aunque observo con cierta curiosidad los amulestos, al final decidió recibirlo y darle una ligera sonrisa esquimal asintiendo ligeramente con la cabeza. Se detuvo a observar a los perros que los llevarian - facinantes criaturas - ​​​​​​se dijo a si misma en voz alta, normalmente iría a darles unas caricias, pero parecia que macready y la doctora se le habían adelantado, por lo que se limito a quedarse con mas manos en la espalda y con su mapa en el bolsillo por si se llegara a necesitar.

Después de escuchar los comentarios de los demás se acerco a su viejo amigo MacReady - creo que nos toca irnos juntos hombre del mañana - dijo sarcásticamente, a Keith siempre se le había dado bien seguirle el juego a su amigo - no te preocupes, no dejare que salgan las cosas mal, este proyecto impulsara mi ca... *ejem* quiero decir, impulsara un nuevo beneficio para la humanidad, es algo muy importante - era un buen momento para relajar el ambiente, al fin y al cabo estarian encerrados en la base por un largo tienpo. 

Una vez afuera, ya sin la calefacción de la base, Van observó el cielo, como si pudiera predecir el clima sin requerir de equipo especializado. A veces incluso esas mierdas fallaban, pero esperaba que ese no fuera el caso. Salir con ropa norma y que llueva o hiciera frio era una cosa… pero ahí estaban jugándose las vidas. Aunque la temperatura había aumentado, seguía siendo mortal para ellos, sobre todo si algo salía mal. Su trabajo era siempre esperara lo peor y arreglarlo o evitarlo, así que no podía evitar usar esa filosofía en su vida… o al menos empezó a hacerlo con ciertas cosas. Otras directamente sabía que eran buenas.

-Emmm gracias- le dijo a Amaalik haciendo girar el amuleto en su muñeca, en donde quedo firmemente ajustado-. Por esto y los consejos- le habría gustado contar con su experiencia en la misión, pero en teoría el trayecto era fácil y directo.

George... ¿Vienes?

Sonrió sin pensarlo, como un acto reflejo. Alison parecía un pequeño peluche con tanto abrigo, pero era el precio a pagar por lo que deberían pasar. Pasó su mano por su cintura, acompañándola hacia el trineo. Normalmente, en un trabajo, era mucho más profesional y las muestras de afecto estaban muy limitadas, pero empezaban a molestarle las constantes miradas de MacReady. Simplemente, no pudo evitarlo.

-Vaya, ya me siento motivado- le murmuró a Alison con una sonrisa. Se había prometido ser comedido, pero en cada segundo que pasaban en presencia de ese hombre, sumado a todo lo que sabía de él, provocaba que le fuera cada vez más difícil. Con suerte al llegar el trabajo le absorbería un rato y olvidaría a ese tipo y Alison estaría en la misma situación. Ni siquiera tendrían tiempo para miraditas o momentos incomodos.

-Los animales prácticamente saben el camino, así que solo deberíamos dejarnos llevar.

La base Sarkweather va quedando atrás y tardáis algunas horas en perderla de vista en ése inmenso paramo helado, al principio el viaje se hace ameno, vais charlando (o no) con vuestro compañeros de trinero mientras los perros van a toda velocidad levantando una fina capa de nieve y hielo a cada metro que el trineo avanza por el hielo. 

El tiempo sigue estable tal como indicaban las previsiones: el sol brilla y se refleja en el suelo blanco creando una sensación de amplitud más aguda de lo que ya de por si es ese continente de hielo, pero el frio se hace notar con la velocidad de los trineos y os arrebujáis en vuestros abrigos y vuestras mantas. Por la época del año en la que estamos, el sol describe un arco muy suave y está la mayor parte de las horas a media altura pero en cuanto empieza a bajar una semioscuridad os rodea durante unas horas y os marca el momento de parar a descansar y a dormir dejando atrás el primer dia del viaje aunque os quedan muchos kilómetros por delante y muchas horas muertas que matar en ese desierto blanco. Pasáis la noche en el más absoluto de los silencios, acompañados por los perros que se hacen un ovillo a vuestro alrededor y se echan a descansar sabiendo que tras unas cuantas horas les espera otra jornada de trineo. Así van pasando los días y las "noches" si es que se les puede llamar así, pues nunca oscurece del todo. Al quinto día un manto de nubes grises y espesas bloquean toda la luz del sol y el frío se intensifica de una forma como núnca habíais sentido antes, no en vano es el lugar más frío del planeta. Pero el viaje debe continuar y los perros no parecen amendrentarse con el frío, estáis solamente a dos jornadas de la base, y aunque serán duras podréis descansar porfín y empezar a trabajar en vuestros objetivos. Al sexto día, os cruzáis a lo lejos una pequeña tribu local y parece que os estén maldiciendo al pasar: os miran con mala cara y os dedican palabras que vete a saber qué significan, pero a todas luces nada bueno... A partir de entonces os adentráis a en terrenos montañosos, la base no queda lejos y parece haber algo más de actividad animal por esa zona. Empezáis a encontrar cada vez más frecuentemente, restos de animales destripados y abiertos en canal a medio comer en varios puntos del camino.

Horas más tarde, divisáis lo que deberían ser los muros exteriores de la base Moore, vuestro destino, una repentina racha de aire helado hace que incluso los perros paren abruptamente, nerviosos mirando al frente, hacia la base Moore. Para avanzar los últimos metros tenéis que obligar a los perros a avanzar, parece que el viento les asusta más de lo que debería. Cuando llegáis a la base, un escalofrío os recorre hasta el último musculo de vuestros cuerpos, en vez de encontraros una cálida bienvenida os econrtáis con una base completamente desierta y completamente a oscuras, con cristales rotos y puertas desencajadas, tan solo el viento y la nieve cubren la base abrazándola y cubriendo por completo la entrada al interior de la base. El generador, que está en la zona este de la base, no parece estar funcionando en absoluto...

Viajar en trineo le remontaba a cuando era un crio, en el que ataba una tabla al enorme san Bernardo de la familia, para ser arrastrado por toda la calle. En este caso el intenso frio evitaba que disfrutara del todo de la experiencia, pero por unos instantes se sintió de esa manera. Si bien tenía entrenamiento, ese entorno era sin duda el más hostil al que haya estado jamás. No importaba si tenían equipo y demás, algo siempre podía salir mal y estarían a su suerte.

Se acercó mucho a Alison, cubriéndola con sus brazos y charlando entre susurros, tocando temas muy diversos y que iban desde el trabajo en si a lo que harían al volver a casa. Cada tanto alzaba la cabeza de la protección de la silla, para poder ver el camino que tenían adelante. No se diferenciaba mucho del que viera hace una hora atrás, quizás un poco más de cosas en el horizonte. Luego volvía a la seguridad y confort que le brindaba su compañera, intentando que el calor de ambos cuerpos no se diluyera.

El campamento fue más de lo mismo, solo que apresurando su montaje y metiéndose con rapidez en las tiendas. Si el frio era horrible de día, de “noche” era una invitación segura a morir congelado. Solo se iba a su tienda cuando terminaba de dar de comer a los perros, los cuales se acomodaban como mejor podían, incluso algunos escarban la nieve para formar un bonito refugio.

Pronto la rutina del viaje se hizo habitual, aunque el frio se volvió un problema cuando el sol ya no derramaba sus rayos sobre ellos. George observó el horizonte con el ceño fruncido, esperaba que eso no fuera una tormenta… Por suerte estaban más cerca de la estación. Fue entonces cuando encontraron los primeros cadáveres de animales.

-¿Un oso?- preguntó en general, más que nada a los expertos, pues no conocía muchos animales de esa zona que pudieran hacer algo así. Si ese era el caso, iban por buen camino. Aunque el frio estaba pasándole factura, pues los escalofríos empezaron a aumentar gradualmente, sobre todo al ver como los perros se detenían-. Vamos muchachos. Ya casi llegamos- les alentó un par de veces, hasta que por fin comenzaron a avanzar.

Si estaba intranquilo, en cuanto llegaron a la estación todas sus alarmas se proyectaron. Bajó del trineo con paso lento, mirando hacia todos lados mostrando su mejor ceño fruncido. Oscuridad, silencio, frio… era lo más cercano a la muerte que hubiera visto en su vida.

-Iré a ver el generador- las puertas rotas le intrigaban muchísimo, pero la verdad es que tener algo de luz y calor ahí era prioridad ahora mismo.

"Mierda" gruñó para si MacReady. 

"Así es como mueren los sueños, y los logros, ¿verdad?" volvió a gruñir, mientras desmontaba del trineo, helado, cansado de tanto viaje. Tras ver evaporarse sus ensoñaciones de meterse en un lugar cálido y descansar, MacReady intentó pensar que podría estar ocurriendo.

"Osos" pensó.

Difícil, pero posible.

"Un ataque terrorista" pensó de seguido.

Aún más extraño, pero probablemente más plausible.

"Un..."

Iré a ver el generador

"Allá te mueras de frío, cabrón" rumió el biólogo para si, sin mostrar nada mas que un asentimiento.

- El resto transportaremos el equipo a la entrada - ordenó. Al fin y al cabo, seguía siendo el jefe de la expedición, ¿no? - Dejaremos allí el cargamento, y veremos que puede haber dentro. Vance, estaremos en contacto.

Pensó en decir que era muy mala idea separarse ante algo así, claro. Pero si el que se separaba era ese ingeniero de mierda, pues eso era otra cosa. Y según comenzó a cargar todo su equipo, de pronto tuvo por primera vez una extraña sensación.

Miedo.

"Joder... Esto es muy raro, ¿no? ¿Podremos salir de esta?"

Aquel viaje en medio de aquel gélido paraje, fue en parte una invitación a compartir momentos junto a George, no solo porque me mantuve muy cerca suyo entre sus brazos, sino que hemos compartido conversaciones y algún que otro beso perdido en el frenético andar de aquellos perros sobre la nieve. 

- Me encanta cuando hablas así. - confieso al acariciar su rostro. - No cambies nunca. 

Y solo esas palabras se ha podido oír cuando entre el viento, la nieve y los perros, todo sonido se pierde en su esplendor escenográfico natural. Lo bueno es que pese a todo, allí estábamos juntos, con la mirada en el horizonte hasta que me parece ver algo, pero el ambiente no lo permite demasiado y niego con la cabeza. No puede ser. 

- No nos ayudan las condiciones ambientales, mañana tocará si está mejor. - respondo a George. 

Una vez llegamos a la tienda, pues estoy abarrotada de frío, con la mandíbula temblando, pero rápido busco cobijo en mi novio, así todo es más llevadero. Me importa un cuerno lo que piense mi ex, que se abrace a la ciencia como lo ha hecho hasta ahora, seguro le da calor si. 

Después retomamos el viaje, de nuevo la exposición con lo jodido que es la nieve. Pero de alguna manera te haces con ella, al menos eso me ha pasado. Al llegar a la base, George quiere separarse y mi ex da órdenes. No veo conveniente esto, más que nada porque recién llegamos. 

- Con ella puedes hacerte cargo del equipaje, lo acompañaré. - digo segura, sin intercambio visual con R.J. - Tu no te niegues, prefiero estarme segura. - responde a George mientras sigue sus pasos. - No creo que nos lleve mucho tiempo. ¿Verdad?

Se detuvo cuando oyó a Alison que le acompañaría, se giró y le esperó con una media sonrisa. Pocas veces tenían oportunidades de ver al otro trabajar, pues sus campos eran bastante diferentes.

-No tardaremos mucho- esperaba que aquello no fuera grave. Estar sin generador en esa parte del mundo era tener una condena a muerte, tendrían que arreglárselas de la forma difícil y lo cierto que no estaban ahí para eso-. Es raro que no haya nadie… Quizás el generador se averió y prefirieron dejar el lugar… Pero me preocupa la puerta rota.

Siempre le decía la verdad a ella, si algo le molestaba era la primera en enterarse, no era de los que ocultaban algo. Aquello tenía fea pinta y era mejor estar atentos. En su mente, el generador había sufrido una avería catastrófica provocando todo ese caos. Era el escenario más sencillo y lógico… ¿Entonces por qué no dejaba de mirar por sobre su hombro, a cada sombra?

-Quizás tengamos que prender fuego algo para calentarnos… - le dijo medio en broma, medio en serio-. Hasta seria romántico. Como cuando se cortó la luz en nuestro apartamento. Con las velas la coca cola y las unas hamburguesas tenían mejor sabor.

- Todo esto me parece extraño, está bien que por las condiciones ambientales es normal que los aparatos duren más bien poco, pero por regla se revisa con mayor continuidad. Además, piensa que sin energía... Menos probabilidad de supervivencia. No quiero ser extrema, es solo lógica. -  respondo a George abarrotada de ropa, es que hace un frío bestial. 

Imagino que no le caerá en gracia a mi ex que acompañe al Ingeniero, pero como es tan poco lo que me importa su opinión, prefiero estar segura de que no le sucederá nada a mi novio. Además tratar el primer problema que tenemos, me da a entender o una mera imagen de lo que es la situación real. Cierto es que se debe tener mucho en un entorno tan severo, y más allá de contar con lo necesario, siempre trae complicaciones. 

- También me preocupa. - confieso y después sonrío con lo otro que me dice. - Pues, es un gran plan. Sabes que cualquier cosa contigo, siempre es bienvenida. 

Termino por decir, cálida en intención y preocupada por el panorama. A ver qué ha sucedido aquí, con todo esto. 

A pesar de la conversación casual, George miraba los alrededores con atención. Buscaba huellas, pero la nieve debería haber cubierto todas. Instintivamente se acercó a ella, para notar como su brazo rozaba su cuerpo.

-Por protocolo se revisan siempre- corroboró él, siguiendo hablando entre susurros a pesar de que los demás estaban algo lejos-. Se tienen repuestos de sobra, pero a veces no son suficientes. El generador es el corazón de la base… es raro que nadie pudiera arreglarlo-  raro, inquietante, peligroso, había mil calificativos para lo que estaba sintiendo en ese momento. Mejor cambiar de tema-. Emmm… Sabes que no soy celoso… Así que si entierro la cabeza de MacReady en la nieve seria solo porque no soporto esas miradas que suelta- no aclaro miradas hacia quien, pero las que le daba a ella le parecían más molestas. Perdiste viejo. Acéptalo.

Lo miro a los ojos ante el acercamiento, pensando que cada situación vivida me ha llevado a sus brazos y de esta forma, cada día pienso que es el mejor momento de mi vida. George ha sido todo lo que he añorado, desde un gran compañero, un excelente amante y por sobre todas las cosas, alguien que respeta mi trabajo desde el mimo que yo le tengo. No cualquiera puede estar a mi lado, no obstante él es mi excepción. 

- Eso es lo raro. - respondo entre susurros. - Espero que no exista un problema mayor y estamos por descubrirlo. 

Es mi mayor temor, quizás peco de desconfiada pero cuando de entrada la situación no es la mejor, pues queda sospechar. Finalmente me suelta esa última frase, la cual me impulsa a sonreír mientras niego con la cabeza, divertida en parte y muy a gusto con sus celos. Lo cual deja en claro su postura en todo esto. 

- Cuando quieras, hazlo. Yo te daré un beso helado. - digo al acortar las distancias para besarlo, dulce y con mucho amor. - Uno de estos. - aclaro al mirar sus ojos. 

El beso que le dio fue helado, incluso podía ver como sus labios estaban ligeramente amoratados por el creciente frio. Ya no estaban bajo la protección del trineo o usando su propio calor para estar a gusto. Ahora se notaba que aquello era extremo en muchos sentidos. Aun así, logró esbozar una sonrisa por su dulce gesto. Era difícil, pero apartó su mirada de sus ojos. Sus instintos le decían que debía estar atento. Quizás su pasado militar o sencillamente el ambiente tan lúgubre de la base.

-Y ya estoy entrando en calor- pareció tranquilo cuando lo dijo, incluso risueño, pero buscaba algo con la mirada mientras caminaba. Incluso sus pasos se hicieron más precavidos, tomando el brazo de su compañera por si esta se adelantaba-. Si tengo herramientas puedo arreglarlo. Pronto estaremos dentro, con luces y aguantando gruñidos- otra sonrisa tirante, la cual murió rápidamente. Arrugó el ceño-. Y si esto no va o si se nos complica para mandar una señal de auxilio, me importa una mierda lo que diga MacReady, te subo al trineo y volvemos.

Siempre dejaba espacio de maniobra para Alison, pero también surgía su lado protector, ese que planeaba todo para que cualquier detalle fuera perfecto. Ahora estaba planificando para el caso de que pasara el peor escenario posible.

El viaje fue una experiencia un tanto interesante, el hielo, la nieve y el trineo fue incluso divertido, a Keith siempre le llamo la aventura aunque no lo pareciera. Durante el viaje todo fue como los viejos tiempos, escuchar a MacReady quejarse la hacia recordar esas viejas charlas que tenían donde terminaban burlandose todos y todo lo demás, incluso el viaje se volvió un poco más llevadero a pesar de las cosas. 

Llegados a un punto observaron un paisaje no muy acogedor ¿cadáveres de animales? - esto no parece muy normal, no así - la explicación de George le parecía un tanto vaga, pero si la experta en la materia no decia nada, seguro serían imaginaciones suyas.

Al llegar a la base algo claramente parecía andar mal, la base era uno de los centros más avanzados como para que la entrada estuviera tan descuidada y encima sin energía - esto no deja de darme un mal rollo, según los datos que había revisado, esto no debería estar como esta, probablemente surgieron algún percance o algo parecido -luego escucho al MacReady hacer su sugerencia - si me lo permites, creo que seria buena idea tomar acercarnos con lo mas esencial, como una linterna y observar si es seguro dejar las cosas, al fin y al cabo estoy a cargo de que las cosas se lleven de la forma más óptima - luego de eso keith escucho los comentarios entre la doctora, George y MacReady - Doctora Copper, le agradecería que me llamara por mi nombre y que porfavor no me tome como una simple maletera, es claro que la situación no es agradable para ninguno de los presentes, pero le pido que evite comportarse como una adolecente hormonada - dijo bajando el gorro de su abrigo para poder observar bien los alrededores y luego a los presentes - aquí estamos por trabajo, al menos esperaria mayor compromiso de tu parte George - dice dando la vuelta para preparse a entrar - vamos Mac, quedate alerta y no te separes de mí - puede que sus comentarios filosos fueran la razón por la que normalmente no era muy bien vista para tener amistades, pero eso solo demostraba su compromiso, debido a que le han enseñado que los errores pueden costar bastante caro...