Partida Rol por web

Arkadi decidió quedarse solo, en el exterior. Disfrutando de la claridad que otorgaban las luces de la ciudad desterrando las tinieblas de la noche. No se podía decir que era una noche tranquila en la ciudad -obviando el detalle del encuentro con Gao Chen y sus esbirros-.

Como siempre la multitud de coches que no dejaban de circular al otro lado del callejón acababan componiendo una curiosa cacofonía.

- ¡Ey!, ¿qué haces ahí fuera? -Preguntó una voz totalmente llena de confianza.

- ¿Quieres ácido? -. Preguntó esta vez el origen de aquella voz, una chica con un peinado rematado por una encantadora cresta ladeada. El color del pelo también había sido escogido con cierto gusto y pensado para no pasar desapercibido. La joven poseía una cara agradable, lo que no lo era tanto era la situación pues unos metros más allá una pareja de punks de aspecto de llevar unos días muertos de hambre observaban la escena con codicia.

—Bueno, han dicho que hay que consumir, así que vamos a ello —comentó Jerome al resto, mientras iba para la barra. Su objetivo era analizar un poco el lugar y el comportamiento de la gente, para saber cómo pasar sin llamar mucho la atención.

Eso, y ver si la Señorita O ya estaba dentro. Así sabrían de cuánto disponían. Igual hasta podía colarle un par de dosis de First Kiss* que llevaba, lo que les daría más tiempo.

Arkadi se encogió de hombros cuando Cables también entró al tugurío, porque fijo que era un tugurio, aunque a lo mejor no ya que si iba una tipa de una corporación tan importante lo mismo era hasta un sitio decente. En el que encontrar cosas buenas y de calidad, como la fiesta aquella donde fue con su protegido y que acabó tan mal. O no. En fin. Le daba lo mismo. Tenía un trabajo que hacer, vigilar por fuera y estar preparado para ser el refuerzo si las cosas se ponían mal.
Que a lo mejor no se ponían y salía todo bien y deprisa.

-Naaaaa. Lo dudo.-

Justo cuando comentaba eso se fijó que una punli le ofrecia algo. Acido decía.

-No. No quiero. Ya te puedes largar que estoy ocupado.-

Kane aprovechó para darse una vuelta por el local y aclimatarse al mismo. No había estado nunca en uno pero si es tugurios mucho peores que este. Lo primero era descubrir donde estaba la "Señorita O", aunque si no la veían en un primer recorrido, parecía evidente que iba a estar en la zona del gorila con mala ostia.

Decidió que era el momento de usar los dones de Cheng, hablando de forma discreta, mientras recorría el local dijo: -Arkadi, va a ser mejor que entres, hay un gorila de los que te gusta vencer con tu estilo, vamos a intentar entrar sutilmente convenciéndole que somos gente Vip, pero si fallamos mejor que estés cerca porque al resto en medio asalto nos pone de verano.

Después de mirar con mucha calma, sus peores temores se confirmaban, la "Señorita O" estaba fuera del alcance sencillo. Caminó hasta la barra para reunirse con "Virus" y "Cables".

-¿Alguna novedad?

La presencia del trío en la barra provocó que uno de los camareros que se encontraban en aquel momento tras la barra pretendiendo estar ocupado decidiese pausar sus labores y se aproximó a los recién llegados.

-¿Qué va a ser?-. Les preguntó a modo de saludo.

-Oye tú, que no te he hablado mal eh. -Empezó a decir haciéndose la herida por aquel rechazo. Grandes aspavientos acompañaban a sus palabras vacías y que dificultaban una buena comunicación a través del intercomunicador.

-A ver si te crees que soy una mierda. Todos sois iguales, os creéis que por tener pasta para esos ojos podéis hablarme de cualquier manera.

-Oye tronco, no te metas con mi piba-. No tardaron en llegar la pareja de muertos de hambre a modo de refuerzos, dos idiotas con gafas de sol clásicas en la oscuridad y un pelo igualmente anacrónico que gritaba a los cuatro vientos que su propietario era más bien imbécil.

Ahora eran tres personas las que estaban dando por culo. Un movimiento clásico de manual para estafar o intimidar a cualquier pijo del Downtown de no ser por el pequeño detalle de que éste pijo era un ex-soldado de fortuna armado con 3 pistolas.

-Ya estás pidiéndonos disculpas. Venga, ¡díselo joder!. -Parecía que esta vez era la joven la que había perdido el interés sin embargo no era así el caso de su pareja:

-¡Que te esperes!, que este no se va sin pedirte disculpas.

Arkadi casi se pierde la conversación por culpa de la punki y el que parecía ser su novio. Aún así entendió lo básico. Podían necesitar su ayuda dentro, así que le tocaba moverse.

-Ok. Entendido. Enseguida entro.-

Luego le hizo caso al tipo que parecía querer que le pidiera disculpas a la chica, aunque Arkadi no entendía por qué. Ni que la hubiera insultado.
No obstante no tenía tiempo de las sutilezas y tonterías que eran las interacciones humanas. Así que prefirió prevenir para no curar después, y se volvió al tipo poniéndose de cara a los tres.

-Muy bien. Queréis dinero. Tomad dinero y así me dejáis en paz.-

Dicho esto sacó una de sus niñas y la puso en la cabeza del punki.

-¿Cuanto quieres exactamente? ¿Una? ¿Dos? ¿Tres balas quizás? Mira que van caras.-

Arkadi casi se pierde la conversación por culpa de la punki y el que parecía ser su novio. Aún así entendió lo básico. Podían necesitar su ayuda dentro, así que le tocaba moverse.

-Ok. Entendido. Enseguida entro.-

—Un ron con cola para mí —pidió Virus—. Sé que con tanta bebida cool no se lleva, pero para algunas cosas soy un clásico.

Tras pedir su bebida, esperó a que hablase el resto. Seguro que Nood podría camelarse al camarero para le contase lo que quisiesen saber. Y si no, tendría una bebida antes de meterse en faena.

-¡Hostia tío!- Fue todo lo que pudo articular en cuanto el cañón del arma de Arkadi se convirtió en todo lo que su vista podía ver. Sus brazos se abrieron así como sus manos dejando caer una navaja, desafortunadamente no fue lo único que se le abrió como pudo certificar un aire fétido.

Le habían dejado solo, pues no tardaron los dos que le acompañaban, hombre y mujer en poner los pies en polvorosa. Duró aquel duelo de miradas entre los dos ojos de aquel tarado y el cíclope que portaba Arkadi un segundo, lo justo para comprobar que el Backup no tenía interés en gastar esa bala. Así que echó a correr…

-Bah. Aficionados.-

Arkadi guardó la pistola en su sitio, se aseguró de que no se le hubiesen manchado las botas y se dirigió a la entrada.

-Nood me está esperando.-

Fue todo lo que dijo a los tipos de la entrada. No le parecía necesario añadir nada más. Por lo que entró despreocupadamente al local.

Quien se encontraba en la puerta le detuvo.

-Lo he visto. Putos yonkis de mierda que van siempre jodiendo a nuestros clientes. -Le dijo con una sonrisa- Una vez reventamos a uno a hostias, medio muerto quedó. Mejor estaba que antes si quieres mi opinión, sin embargo, la pasma no pensaba así. Así que nos cerraron el local durante una semana.

-Nos quedamos aquí y ellos deben quedarse allí-. Subrayó las palabras indicándolo con la mano. Aquello parecía todo lo que iba a decir, pero le hizo una señal con la mano.

-No se puede entrar con armas, te he visto la pistola.

Era el momento de volver a tomar el timón de la misión.  Necesitaban saber cómo acceder a esa parte del local o lo siguiente que iban a ver era a Arkadi actuar como el destructor que era. Lo importante en su trabajo no era lo que se dice, lo que la gente sabe o lo que nos dicen, lo importante era manejar lo que se dice y crear inclusividad. Como le gustaba llamarlo era el efecto camaleón.

-¿Qué tal?, joder mi cliente te acaba de pedir un ron cola pero seamos sinceros, es la primera vez que viene a probar algo diferente de lo habitual, y está un poco cortado. Me imagino que tú controlas un poco como va la cosa, si queremos alguna experiencia, digamos mmm, más fuerte o mejor dicho diferente…con quien debemos de hablar.

-Por cierto soy Kane, me imagino que ya te habrían informado que hoy iba a venir. Estos dos son clientes VIPs de la Menorá, así que puedes deducir en qué nivel nos estamos moviendo, y con suerte puede que tengas una extraordinaria propina, si ellos terminan contentos. -finalizó con una extraordinaria sonrisa, digna del mejor vendedor de biblias.

Confiaba en que su lenguaje verbal y no verbal fuera lo suficiente impresionante para un chaval que servía copas, aunque vete tú a saber que tal y como estaban las cosas te encontrabas cada intelectual en cada puesto…

El camarero estudió primero al relaciones públicas, a continuación se fijó en el extraño aspecto de las dos personas que le acompañaban.

- Sé lo que necesita tu amigo-. Contestó con una sonrisa. Tenemos VR del bueno, no esas mierdas de experiencias a medias.

Entonces, hizo una señal al hombre que aguardaba junto a la puerta.

-Detrás hay unos cubículos privados, id a uno cada uno y os conectáis. Tenéis un casco que hace todo el proceso. Una vez sepa lo que queréis…

Asintió manteniendo la sonrisa.

-Os aseguro que repetiréis. Fíjate lo que te digo, que esta vez invita la casa.

Arkadi asintió con una sonrisa tonta creyendo que eso es lo que se esperaba que hiciera, no obstante se sorprendió cuando le detuvo el segurata. Es más, se lo quedó mirando extrañado cuando le dijo lo de las armas. 

Volvió a sonreír creyendo que sería algún tipo de broma, pero como el tipo no sonreía le pareció que lo decía en serio.

-¿De verdad? Pues muy mal, Nood no me dijo nada de eso.-

Remoloneó un poco, pero finalmente accedió a darle una de sus pistolas. Aunque muy a regañadientes. La sacó, le quitó el cargador y la de la recámara y le dió el arma vacía.

-Más vale que la cuides y no juguetes con ella. O me enfadaré.-

Cables iba a contestar pero, ante la rapidez de Nood, se limitó a asentir. Era una muy buena manera de poder acceder a la trastienda y, ¡qué demonios!, no iba a negar que sentía una honda curiosidad por ver de qué iba esa mierda. Sonaba tan mal y al mismo tiempo tan bien y tan atractiva.

Era tecnología y, como solía ocurrir cuando se cruzaba con una tecnología que no había catado, su discernimiento saltaba por la ventana.

- Me pongo un ratillo con el VR y, luego, hacemos el resto del plan- pensó para sí con una dosis bastante alta de inconsciencia- Seguro que me da tiempo a seguir con la misión y que un ratillo no hace daño a nadie. Además, hay que mantener la cobertura.

- Claro. A ver lo que tenéis- se limitó a responder al camarero, con una franca sonrisa.

Jerome sonrió al ver que su acceso ya estaba garantizado. Así que no había tiempo que perder, no sabía exactamente a qué se enfrentaría, así que cuanto más tiempo tuviese, mejor.

—Pues entonces… ¿Vamos? —preguntó al resto, esperando que la respuesta fuese afirmativa. Prefirió pasar por alto que Xia sí pensaba usar el VR. Tampoco importaba lo que hiciese el resto mientras él toqueteaba el sistema.

El de la puerta sonrió tomando el arma descargada por el cañón, a continuación se la guardó en la chaqueta.

-Como si fuese una memoria virtual- le dijo-. Al salir te la devuelvo.

Aunque el acceso al interior del Eros no fue todo lo rápido que le hubiera gustado. Finalmente allí estaba. Mientras que en el exterior, la luz de los carteles actuaba como un faro, en el interior el ambiente era oscuro, del estilo de los pubs que asemejaban nostálgicamente una ya desaparecida Irlanda.

Desde el interior la pareja de siluetas que servía como reclamo en el exterior, se encontraban recortadas por bandas de sombra que tamizaban la luz que llegaba al interior evitando que la realidad desterrase el encantador misterio con el que contaba aquel lugar.

Una barra oscura se encontraba dispuesta a un lado de la entrada, y en un extremo de la misma una carta vistosa iba mostrándose en pantallas orientadas a diferentes lugares de la sala que conformaba el pub. Al fondo de la sala una puerta discreta custodiada a su vez por un matón de aspecto menos amigable que la pareja de la entrada.

Sin embargo era en el lado más próximo a la entrada donde se encontraban las personas que buscaba.