Partida Rol por web

Maurice extendió el brazo para tomar la foto que le ofrecías, sujetándola él mismo con un pañuelo para no dejar sus huellas en ella. Nada más tomar el papel en sus manos soltó una exclamación de sorpresa.

-¡Válgame Dios!- acto seguido se disculpó contigo por la blasfemia, centrándose en lo que le habías preguntado- ¡Sophia! ¿Por qué Ethel vino a la tumba de Henry con una fotografía de toda la familia Ennis?

Resopló con resignación. Allí había algo que no encajaba. Podría haber entendido que Lucinda llevase una fotografía de los Ennis al completo a la tumba de su difunto padre, pero que lo hiciera Ethel, a la que se suponía amante del hombre...

-Perdona, Rupert. Se me había ido el santo al cielo. Sí que había otra niña Ennis, una gemela de Lucinda para ser exactos. Idénticas, completamente idénticas. Murió hace un montón de años, la verdad. Un caso espeluznante. No lo recuerdas porque por aquel entonces pasaste un tiempo fuera del pueblo, pero para mí fue el peor caso de mi vida. Tienes que recordarlo. Haz memoria.

Richard Ambler acababa de llegar al cementerio. El afamado detective venía acompañado de la misteriosa posadera, Mary Stone, aquella tumba que, casualmente, parecía conocer hasta el más mínimo detalle de lo que se cocía en el pueblo.

Nada más llegar, Richard apareció ante los dos agentes, preguntando por los hallazgos.

Lo último que pudiste escuchar de la conversación de ambos hombres venía a colación de la fotografía hallada. Era Talbott quien había hablado. No pudiste captar todo aquello que había dicho, pero lo que lograste comprender resultaba, cuanto menos, sorprendente.

¡Válgame Dios!- acto seguido se disculpó contigo por la blasfemia- ¡Sophia! ¿Por qué Ethel vino... de toda la familia Ennis? Sí que había... Ennis... gemela... Lucinda... Idénticas... Murió... espeluznante...

Rupert aun estaba intentando hacer memoria sobre lo que le había dicho su compañero cuando llegaron visitas.

La verdad es que no le gusto mucho aquella interrupción, pero él no era agente del cuerpo como para decir algo al respecto.

Tuvo una idea, algo que sombreaba su mente, en lo que intentaba recuperar información, y dejo que fuera el oficial quien contestara amablemente al hombre, y él se dirigió a la mujer.

Mery, tengo una duda. Ha venido alguna mujer joven al pueblo en los últimos meses. Fina, bien parecida, quizás de paso, pero que preguntara por la población o quizás por la familia Enis.

Eran muchas preguntas, y un concepto muy vago. No creía que fuera a conseguir nada, pero no perdía nada por intentarlo.

El hecho de que no estuviera seguro de si había alguien más enterrado en aquel camposanto, le hacía preguntarse muchas cosas. Demasiadas quizás. 

Mary Stone, cigarrillo en mano, echó una profunda calada antes de responderte, con su perenne sonrisa despectiva en la boca.

-¿Mujeres preguntando por Ennis?- echó una nueva calada antes de continuar. Parecía divertida con todo aquello, y muy poco impresionada por la presencia de un cadáver ante ella, como si estuviese de vuelta de todo, como si en su vida aquel tipo de asuntos fuesen el pan de cada día- Las puedo contar por docenas. Antiguas alumnas, mujeres casadas, otras solteras, y también algunas que otras "damas" del pueblo. Ennis se metía en todo agujero que pudiera pillar, de cualquier color y condición, y con su natural atractivo, no fueron pocos. Mi posada llora por la pérdida de tan buen cliente. Y discreto, todo hay que decirlo. Aunque por lo visto, en algunos casos no lo suficiente- dijo, señalando con el cigarrillo a la muerta.

Sí, pero no me interesa nadie que tu conozcas, sino alguien extraño que pasara por el pueblo, que te diera mala espina, tu ya me entiendes.

Era posible que aquella idea no le llevara a ningún lado pero prefería quitársela de la cabeza antes de buscar en otras opciones, porque de llevar un mínimo de razón, puede que hubiera muchas más mentiras ocultas entre las lapidas. 

Dwight y Ruby todavía no saben nada. Cuando se enteren de la noticia les va a destrozar -Dijo con un tono de dolor en la voz -Y viendo como Lucinda ha tratado a Ruby y que ha tenido la oportunidad.... Sera mejor tratar este asunto de la forma más delicada posible. --
La despedida de su amigo se parecía demasiado a uno de los hilos argumentales de sus libros. En su cabeza sus amigos y conocidos cobraron el papel de personajes y cada uno de los lugares del pueblo, los escenarios donde se desarrolla la trama.
Lo que en un principio parecía una despedida de un ser querido se había convertido en el escenario de un crimen, y lo que parecía un remanso de paz dejaban al descubierto historias que estaban bajo la superficie

-Dejaremos que sea Dos Passos quien les de la amarga noticia. Si hay algo bueno en ese muchacho, es su increíble capacidad para empatizar con cualquiera.

Maurice se quedó callado, aguardando por la respuesta de la tabernera, mientras esperaban a que llegase el forense. No podían hacer nada sin el maldito forense, y ya estaba tardando demasiado en llegar.

Mientras tanto, su cabeza iba dando vueltas. Tenía una idea en mente, una idea que podría no ser del agrado de todos, pero quizás en este caso supusiese un punto a favor, una posibilidad con la que contar en aquellas circunstancias...

Pero aún era pronto para hablar. Ahora tenían otros asuntos que atender sin demora. Más tarde hablaría con Rupert.

Mary acabó el cigarrillo y lo arrojó al suelo, tomando uno nuevo al instante. Ofreció su pitillera a los presentes, por si alguno deseara tomar un pitillo. Mientras esperaba a ver si alguno deseaba acompañarla fumando o no, respondió a las preguntas de Gallagher.

-¿Sospechosas? ¿En qué sentido? Piénselo, agente. Muchas de ellas estarían casadas o comprometidas, eso puede darse por descontado, así que es normal que su actitud fuese sospechosa, dadas las circunstancias. Pero ninguna de ellas llevaba escrito en la frente la palabra "asesina". Llegaban, sudaban las sábanas, marchaban. Nada sospechoso, nada que llamase la atención, salvo el elevado número de éstas, máxime teniendo en cuenta el "delicado" estado del corazón de Ennis.

El ex policía se rindió, si ella no había notado nada extraño, era seguramente porque todas estaban dentro de la normalidad, al menos, lo que parecía que era normal para el difunto Enis.

Bueno, confió en su ojo, si dice que no hay mujeres más extrañas de lo común, pues mejor que mejor.

Lo cierto es que si hubiera habido alguien más peculiar, quizás tuvieran una pista interesante, pero lo que no dejaba de cruzarle la cabeza, era como podía haber olvidado a la otra hija del difunto.

Ahora, no podía pensar bien. Tenía el pulso agitado, y necesitaba relajarse. Y sin embargo sabia que aun quedaban una buena cantidad de horas por delante antes de que pudiera sentarse a respirar tranquilo.

Richard aceptó el cigarrillo que le ofrecía Mery. Tras encenderlo y darle un par de caladas se sintió como nuevo. Había intentado dejar de fumar varias veces, pero siempre acababa volviendo a caer en el vicio.

Las conversaciones cesaron al percibir el sonido de firmes pisadas acercándose a la zona.

En un primer instante pudisteis ver a Liberty y Whitman guiando hacia vostros al recién llegado forense, Ambrose Chapman, un viejo conocido tanto de Talbott como de Gallagher, uno de esos apasionados de su trabajo que prefiere mil veces la compañía de cadáveres que de personas vivitas y coleando. A fin de cuentas, como suele decir siempre: "Los muertos nunca mienten, los vivos sí".

Tras ellos vienen otros dos hombres, cada uno de los cuales se ha posicionado en un lugar diferente del camino, vigilando para no molestar ni permitir a nadie que os moleste.

¿Quién es la figura que se acerca tras el pequeño grupo del forense? Es detenida por uno de los hombres de Chapman, pero al cabo de un breve intercambio de palabras la dejan pasar, acercándose hacia vosotros.

Parece la comadrona del pueblo, Vivien Hayworth. En sus manos porta un maletín de doctor y camina decidida, como si tuviera algo importante que hacer allí.

Al llegar al cementerio, podéis comprobar que tanto Gallagher como Talbott están de pie, tranquilos, hablando con el detective aficionado, ese tal Richard Ambler, así como con la misteriosa posadera, Mary Stone, llegada poco tiempo atrás a Runville.

Ante ellos, junto a la tumba de Ennis, yace Ethel Goodson. Da la impresión de que alguien le ha asestado alguna que otra puñalada. Su delicado rostro más parece expresar sorpresa que terror.

Nada más llegar ante los policías, os sorprenden unos pasos a la espalda. Vivien Hayworth, a la que habíais visto ayudando al retirado doctor Alan Ettringer en su auxilio de la infartada profesora jubilada, camina tras vosotros con un maletín de doctor en las manos.

Al llegar al cementerio, puedes comprobar que tanto Gallagher como Talbott están de pie, tranquilos, hablando con el detective aficionado, ese tal Richard Ambler, así como con la misteriosa posadera, Mary Stone, llegada poco tiempo atrás a Runville. Así que hacia el cementerio habían marchado tras abandonar la escena de la infartada. Habías notado su ausencia, pero desconocías su paradero.

Ante ellos, junto a la tumba de Ennis, yace Ethel Goodson. Da la impresión de que alguien le ha asestado alguna que otra puñalada. Su delicado rostro más parece expresar sorpresa que terror.

Poco antes de tu llegada has visto que el recién llegado forense camina escoltado por la actriz, Alice, y por el chófer negro, Charles.

-Mucha gente para tan poco crimen- comentó el forense de viva voz, dando la mano al jefe de policía y al retirado agente, y saludando con una inclinación de cabeza a todos los demás- ¿Qué podéis contarme para ponerme al corriente? Ese Dos Passos apenas me dijo nada por teléfono, entre una jarana espectacular de voces y gritos allá donde se encontrase. Bien, veamos qué me tiene que decir esta pequeña- se arrodilló en el suelo ante la víctima y abrió su inmenso maletín mientras echaba un vistazo por encima al cariz de las heridas.

Su oficio le había enseñado a ver el mundo como si uno de sus libros se tratase, escenarios, personajes, motivaciones, deseos, contratiempos, etcétera... Con la salvedad de que la vida real era mucho más increíble qué el más interesante de los libros.

En otro tiempo Richard hubiera intervenido poniendo al día al forense sobre los datos que el tenía. Ahora por el contrario con la experiencia de los años prefirió esperar, escuchar y obtener información que luego pudiera serle útil para la resolución del misterio

Bueno, le han destrozado el pecho izquierdo con una puñalada, y no parece que haya signos de violencia. Fue un golpe mortal.

Porque sin duda esa única estocada había bastado para terminar con la vida de Ethel. Había sufrido mucho por la muerte de Enis, y ahora, todos debíamos de lamentar la suya propia.

No obstante dudaba de que el forense tuviera una diferencia de criterios distinta de la suya. Al fin y al cabo la cosa estaba bien clara.

Ahora solo cabía esperar, y llevarse el cuerpo para el próximo funeral, y mientras, la policía tendría que buscar respuestas sobre cómo había pasado esto justo el día del funeral de Enis.

Alice se puso pálida al ver el cuerpo sin vida de Ethel. Hasta ese momento había tenido la esperanza de que todo se tratara de un error que no fuera más que un malentendido, pero ahora la horrible realidad estaba ante sus ojos. Un repentino mareo la hizo dar un traspiés y solo agarrándose a una lápida evitó caer al suelo.

-Ethel…Dios mío ¿Quien ha podido hacer algo así?