Partida Rol por web

Ignorando la advertencia de Artemius, y seguramente invadida por el miedo, Melua continuaba corriendo hacia la salida mientras que el académico se dejaba guiar mansamente por el psíquico, aún sosteniendo parte de sus pergaminos bajo el brazo.

Mientras tanto en el interior de la habitación la situación por fin se había vuelto favorable para los acólitos. Aprovechando su ventaja, Gianna había descerrajado una combinación de potentes disparos en el cuerpo del enmascarado que finalmente lo habían tumbado al tiempo que de su piel se desprendían unas volutas de humo y emitía un potente olor a carne quemada. El otro enmascarado había demostrado más resistencia, pero agotado como estaba se demostró incapaz de defenderse contra la fuerza combinada de la Hieronymus e Isolda, quien finalmente perdió la totalmente las fuerzas cuando el cuchillo le atravesó el cuello.

Para sorpresa de los acólitos, unas marcas se marcaron en el cuerpo de los enmascarados, brillando con una luz anaranjada que atravesaba sus túnicas, y en pocos segundos sus cuerpos comenzaron a consumirse como si fueran devorados por unas llamas invisibles hasta no quedar de ellos más que cenizas. El único cadáver que incomprensiblemente continuaba intacto era el del primer enmascarado acribillado.

El resto de visitantes o trabajadores de la capilla atenea miraban de hito en hito a los que habían abandonado la sala de estudio. Melua, Artemius y el académico corriendo como perseguidos por un demonio, y Arcturus saliendo de la misma portando su rifle con aquella fría y lógica tranquilidad de los Mechanicus.

Sin embargo, algo más grave ocurrió que atrajo la atención de todos de inmediato, un académico entró de repente abriendo las puertas principales de par en par, visiblemente perturbado al tiempo que gritaba. - ¡Un ataque! Los jardines de la entrada están cubiertos de cadáveres. ¡Es una masacre! - Esas palabras inquietaron al resto de eruditos del interior, que comenzaron a revolverse de miedo en sus túnicas, y también provocaron que Melua se detuviese de inmediato.

-Mierda, mierda, mierda y más mierda- pensó para dentro de sí Artemius que no esperaba encontrarse ante un ataque tan potente ni coordinado.

-Melua, ¿donde estás alojada en este planeta? ¿Es un lugar seguro?- pregunto buscando trazar un plan con un objetivo definido- Necesitamos escondernos hasta que pase todo esto.

Pronto su cerebro volvió a funcionar y miró hacia el académico.

-Académico, ¿hay alguna salida oculta o alternativa de aquí?

Se puso delante de ambos con intención protectora, y para evitar que Melua volviese a salir corriendo... Y esperaba a reunirse con sus compañeros.

Se detuvo en seco cuando aquel académico entró en la gran sala gritando. Puede que fuera hubiese sólo cadáveres, pero no sería él quien saliese a comprobarlo; al menos, de momento. Dio unos pasos atrás para advertir a sus compañeros:

-Acabad pronto con esa escoria, fuera hay jaleo. Si salís por aquella puerta^L5 estaréis cerca, pero puede ser peligroso.

Sin aguardar la respuesta volvió a la gran sala. Dejando que Artemius se las entendiera con Blanco y Melua, se apostó junto a la puerta, tras uno de los muebles de la sala^E7, y apuntó a la puerta por la que habían dado aviso del peligro. Si alguna amenaza entraba por allí, la recibiría a tiros. Sólo añadió un gesto con la cabeza al académico^H8 que tenía delante para que saliese de su línea de tiro.

Por fin habían acabado con aquellos malditos herejes, aun maldecía por mi boca que el brujo hubiera podido escapar cuando de fondo se escuchan las palabras de Arcturus, me giro hacia Isolda y el Viejo, parece que hay jaleo fuera, tenemos que darnos prisa en salir de este sitio o lo pasaremos mal, date prisa en mirar el cuerpo que queda y reunámonos lo antes posible con el resto del grupo, mientras el viejo mira en el cuerpo que esta tumbado en el suelo me acerco a la puerta entreabierta que da a la gran sala para ver la amenaza a la que se refiere Arcturus.

El arbites sacó el cuchillo del cuello del acólito y éste se deshizo, como si estuviera hecho de humo y no de carne y sangre

- Maldita fuera la sombra de aquel enmascarado, que seguía empleando su magia impía a pesar de haber huido -

El arbites recogió el escudo que el Académico había rechazado presa del pánico y se lo colgó a la espalda. Con el rifle de nuevo en las manos se acercó al único cadáver que quedaba. Le dió una patada de prueba, temiendo que se alzara en cualquier momento y al ver que no estaba verdadera y definitivamente muerto se apresuró en registrar sus ropas en busca que equipo y pistas sobre sus agresores mientras Gianna le cubría.

Cuando se escucharon los gritos de alarma procedentes de la sala principal Hieronymus se apresuró para poder reunirse con sus compañaeros. Al entrar había visto al menos dos entradas en el edificio, al norte y al sur. Debían emplear la puerta opuesta a sus atacantes antes de que Melua cometiera alguna estupidez, ojalá Artemius, erigido en su protector personal pudiera echarle pronto el guante.

- Rápido, cubramos esta entrada (L5) - indicó. Si el enemigo llegaba desde el sur, esta entrada serviría de improvisado parapeto y zona de tiro  También sería la que el enemigo antes alcanzara, pero quizás así evitarían que los demás o sus "invitados" el Académico y la supuesta noble fueran alcanzados.

-Viejo, me iba a quedar yo mientras tú escoltabas a los VIPs -gruñó la mujer antes de dar un pisotón en el suelo- joder, para una vez que tomo la iniciativa tienes que hacer lo que te sale de tus arrugadas pelotas -sentenció antes de enfundar el revolver y salir corriendo para alcanzar a Artemius ya que el viejales se quería quedar atrás, se quedaría el último por ella; pero entonces vio como la noble estaba más alejada y el tipo que alertaba que el jardín estaba lleno de cadáveres.

-Mierda -gruñó, y continuó su carrera hasta la noble para cogerla de la muñeca- no seas idiota y ven conmigo -espetó a la mujer antes de mirar por todos lados, buscando una forma de salir.

- En el interior los adeptos y estudiosos comenzaron a intercambiar rápidos comentarios nerviosos entre sí, y algunos hicieron el intento de situarse tras muebles que les tapasen de la vista desde la puerta principal, pero curiosamente de algún modo no cundía el caos que cabría esperar; tal vez porque no se veía sangre o porque esos adeptos no conocían el peligro que les amenazaba.

Artemius: -Melua, ¿donde estás alojada en este planeta? ¿Es un lugar seguro?- -Académico, ¿hay alguna salida oculta o alternativa de aquí?-

Mientras el psíquico interrogaba a sus protegidos, Isolda sale de la habitación corriendo hacia ellos, mientras el resto permanecieron con Arcturus cerca de aquella habitación que parecían querer mantener como su último bastión de defensa.

- ¿Alojamiento? Apenas llevo unas horas en este planeta, no he tenido tiempo de preocuparme de semejante asunto. - contestó Melua, mientras que el académico Séptimus recorrió con la mirada todas las paredes antes de emitir una respuesta. - Las ventanas no están a mucha altura del suelo*, el problema es que la zona exterior es un jardín vallado. Sería complicado salir por un ahí, pero no imposible. -

De repente, un ruido de cristales rotos y un fuerte golpe os interrumpieron, así como los gritos de los eruditos al otro extremo del hall principal. Una figura enmascarada había entrado por la ventana como si hubiera sido arrojada por una fuerza tremenda y se había estrellado contra el suelo envuelto en su propia sangre y con las extremidades retorcidas en ángulos extraños. No se movía.

- Emperador bendito. - suspiró el que había entrado advirtiendo del peligro en el exterior. - La han tomado con unos artistas. - Otro erudito escogió ese momento para intervenir, respondiendo ingenuamente - ¿seguro que no es parte de algún espectáculo? - y así, los adeptos de la capilla continuaron debatiendo entre ellos entre susurros, como si no estuvieran seguros de si tenían algo que temer o no.

Isolda no pudo evitar encogerse para protegerse cuando a lo lejos entró un cadáver enmascarado. Vale, no eran artistas o al menos no todos, o tal vez sí, quien sabía. Lo que fuera que los estuviera matando o estaba a su favor, algo imposible, o solo los quitaba de en medio, más que probable; pero Isolda tenía que encontrar algo más de información.

-Si lo que sea entra por las ventanas rotas, corred a la entrada principal y yo lo entretengo -instó la sororita a su equipo- si entra por la puerta, romped esas ventanas* y salid por los jardines de atrás.

Arcturus intentó mantener la calma y la postura cuando el cadáver entró volando por la ventana. Sin dejar de apuntar a la puerta principal, volvió a indicar al académico con toda la fría educación de la que sólo es capaz un tecnosacerdote que estaba ante él que se apartara, se esfumara o se preparara a recibir un posible fuego cruzado. Isolda, cerca de Artemius, daba instrucciones mientras el resto cuchicheaba tras Arcturus. A falta de una idea mejor, se preparó para seguir aquellas indicaciones si fuera necesario. Ojalá no.

Artemius palideció aún más al ver el dantesco espectáculo. Ante la reacción de los eruditos el psíquico decidió ayudarles a decidirse.

-¡¡ATAQUE!! ¡¡HUIIIIID!! ¡¡LAS FUERZAS DEMONIÁCAS HAN VENIDO PARA LLEVARSE VUESTRAS ALMAS!!- Grita enforverecidamente lo más alto que puede y desenfundando su escopeta descarga los dos cartuchos al aire para reforzar sus palabras.

-Tenemos que salir de aquí a toda prisa.- dice dirigiéndose a sus compañero- ¿A dónde vamos?

Los disparos de artemius tuvieron un efecto más contundente que el cadáver arrojado por la ventana. Todos a una, los eruditos más cercanos comenzaron a alejarse de Artemius corriendo con todas sus fuerzas. Al mismo tiempo, él, Melua y el académico se retiraron hacia la parte opuesta de la capilla atenea para escapar por una de las ventanas.

El resto de los acólitos permanecieron a la espera con las armas preparadas en previsión a que un monstruo apareciese por la puerta, con Isolda a la cabeza, quien arrojadamente se había adelantado hacia la puerta en un intento de ver algo en el exterior*. Mientras tanto, lo que fuera que ocurría en el exterior parecía que aún no había terminado y ninguna bestia se había precipitado hacia la puerta, todavía.

Con tus agudos ojos, a través de ambas puertas abiertas eres capaz de captar un espectáculo grotesco que tiene lugar en el exterior. La plaza a la entrada de la capilla estaba totalmente teñida de rojo, con los cuerpos desmembrados y mutilados de casi una docena de aquellos enmascarados que os perseguían repartidos alrededor. Solo un par permanecían aún en pie, moribundos, y se negaban a huir guiados por aquél extraño impulso demoníaco que ya habías percibido en la habitación.

En el centro de aquella masacre había un ser de proporciones humanas, aunque algo más alto y corpulento de lo normal. Al principio creíste que llevaba una capa de pieles a su espalda pero te horrorizaste al darte cuenta de la verdad; era una extraña mezcla, en parte hombre, en parte mecánico como un servidor, y con nudos de carne que salían de los lugares más insospechados que le hacían parecer también un mutante. Lo que llevaba a su espalda era una capa hecha de rostros humanos deformados y estirados de formas horribles aún chorreantes de sangre, y en ocasiones de aquella capa de carne asomaban huesos y cráneos, algunos de los cuales se entremezclaban con su cuerpo en parte mecánico de forma grotesca.

En su brazo derecho sostenía en vilo al brujo que os había amenazado con asesinaros, muerto en sus manos. Sin mudar el gesto o decir una palabra que pudieras escuchar a semejante distancia, arrancó el brazo del brujo por pura fuerza bruta destrozando el hueso, y cuando uno de los enmascarados se arrojó sobre él usó ese mismo brazo a modo de lanza, clavando el extremo donde asomaba el hueso partido una y otra vez en el pecho del enmascarado, atravesando la carne de su enemigo sin ningún esfuerzo a pesar de la crudeza del arma.

Lo que fuera o fueran quienes estaban fuera estaban haciendo una buena carnicería, en otro momento o con otro armamento la idea de enfrentarseles no le parecería mala idea, pero con el escaso armamento que poseían no tenían mucho poder de destrucción, lo mejor era huir y cuanto antes mejor, tenían que salir de allí y defender al académico, con un movimiento rápido busco un lugar con cobertura entre Isolda y el resto del grupo que retrocedía buscando una ventana por donde fuera seguro salir al exterior, desde allí si era necesario podría cubrir la huida de Isolda.

-Maldición -gruñó Isolda mientras se agachaba intentando que no la vieran, eso era lo peor que les podía haber pasado- Es el Viudo, tenemos que largarnos ya -instó a sus compañeros mientras corría hacia ellos para acompañarles a la salida- cubrid a la noble, si obtiene su sangre no quiero saber qué puede pasar.

Si estuviera en la certeza de que la necesitaban viva, ella misma le metería una bala en la cabeza, pero en todo momento habían hablado de la sangre y los cadáveres sangraban.

Plex palideció ante las palabras de Isolda. Por un momento tuvo miedo y al siguiente una infinita curiosidad por observar de cerca al viuda. Sin embargo se impuso el sentido común y decidió huir de ahí.

-¡VAMOS! ¡SALGAMOS DE AQUÍ!- Cogió del brazo izquierdo a la noble y por el derecho al académico y echo a correr hacia la ventana.- ¡POR LA VENTANA! ¡NO HAY UNA GRAN ALTURA!- El se quedó esperando a que saltaran primero el académico y lady Melua para posteriormente seguir su camino y correr.

Vaya. Cómo habría Isolda identificado al Viudo fue lo primero que se preguntó. Lo segundo, si salir por las ventanas ofrecería garantías suficientes. Lo tercero, si el Coto de Gabriel estaría muy lejos, y cómo de despejado el camino. Lo cuarto, cuánto tardaría el Académico en descubrir de forma más específica la debilidad del Viudo. Lo quinto, si volvería a resultarles tan sencillo encontrarse cara a cara con el Viudo, y si sería de nuevo en compañía de aquellos detestables mutantes de Hayte o no.

Sin bajar el rifle ni perder la cara a la puerta principal avanzó hacia las ventanas que indicaban sus compañeros. -¡Echad un vistazo primero! gritó. Si tan importante era la sangre de la joven, más valía asegurarse de que no había otro de aquellos brujos esperando al otro lado.

En todo caso, la suerte estaba echada; el plan era huir para buscar información y volver a encontrarse. Omissiah, cómo echaba de menos la lógica subyacente que imperaba en el Mechanicus...

Se había retrasado registrando al enmascarado¹. Los acólitos habían tomado posiciones defensivas, pero la biblioteca era un triste refugio.

El arbites sabía lo que iba a decir Isolda antes de que lo hiciera². Gianna e incluso Dekanta habrían dicho que era un paranoico, pero el instinto no solía engañarle.

- Deprisa, por las ventanas - ordenó - Melua primero, luego Plex, Académico, Rojo, Gamma y luego yo.

Rápida y eficazmente organizó la huida, secamente y sin esperar ráplica, como hacía siempre que daba órdenes.

- Inés si vuestro deseo era ser la última línea, nuestro mítico Aegis, os ofrezco esta oportunidad. Pero os ordeno que no la aprovecheís y no os retraseis - el arbites jamás habría abandonado el combate salvo en último lugar, pero la anterior respuesta de la sororitas le habían impulsado a concederle el sacrifio que había pedido.

No hubo ninguna oposición ni queja por parte de los aludidos. Tanto Melua como el Académico obedecieron sin rechistar, y aunque la noble dudó un instante antes de saltar por la ventana, el alboroto en el interior del edificio pareció bastar para convencerla. Por suerte para todos, no había nadie esperándoles a ese lado del edificio como Arcturus se temía.

En ese momento se pudo escuchar el sonido de una potente y solitaria campanada, venido desde algún punto desconocido de la ciudad.

La valla estaba a pocos metros y tenía aproximadamente dos metros de altura, pero se podía superar con facilidad solo con la ayuda de una persona. Mientras los que ya habían salido fuera del edificio se apresuraban a intentar atravesarla, Gianna e Isolda que se habían quedado en el interior tuvieron tiempo de retroceder con los demás y unirse a ellos antes de escapar definitivamente de allí.

Una vez en camino tanto el Académico como Melua parecían poco dispuestos a detenerse, y solo cuando les pudo el cansancio, varios cientos de metros más lejos, finalmente se detuvieron. Aparentemente, el monstruo no os había perseguido.

Desde tu posición privilegiada fuiste capaz de observar cómo el Viudo dio cuenta rápidamente de los enmascarados restantes sin ningún esfuerzo en la continuación de su sanguinaria carnicería, arrojando los cuerpos y las extremidades para que terminasen empalados en adornos cercanos. Una vez terminado, dirigió su desfigurado y horrendo rostro en dirección a la capilla atenea. ¡Incluso jurarías que te miró directamente!

El Viudo había comenzado a andar a paso normal en dirección al edificio, solo unos metros le separaban de la puerta principal; pero cuando se encontraba directamente frente al umbral de la puerta sonó la campanada y el Viudo se detuvo. Giró la cabeza hacia su espalda como si observase algo o a alguien por encima de su hombro; volvió a dirigirte una última mirada inexpresiva en su rostro deforme y cubierto de sangre y adornos mecánicos, y se alejó en otra dirección desapareciendo de tu vista.

Por fin estábamos fuera, por lo menos el aire fresco del exterior nos daría fuerzas renovadas, sin perder tiempo nos alejamos del lugar hasta que las fuerzas de la mujer y del académico les flaquean, mientras descansan unos minutos no dejo de otear el camino por donde hemos huido intentando ver si alguien nos ha seguido, cuando el viejo está cerca me dirijo a el, tenemos que movernos deprisa, tendríamos que conseguir algun puto transporte para desplazarnos lo mas rápido posible, y necesitamos mas poder de fuego, esta vez hemos escapado pero la próxima vez nos pueden joder bien jodidos...