Partida Rol por web

El dolor en el costado era demasiado intenso y Rashid sentía que las fuerzas le abandonaban. Sus brazadas al agua, más que movimientos coordinados, no eran otra cosa que manotazos descontrolados.

Temía por su vida y tenía motivos suficientes. Los cocodrilos habían catado su sangre y estaba seguro de que no se quedarían satisfechos hasta que el Rakasha, o partes de él, descansara en sus estómagos.

Entonces vio al enorme pulpo saliendo por la compuerta que acababa de ser liberada y Rashid supo que estaba todo perdido.

Siguió hundiéndose.

El hombre-tigre sigue sin poder salir del agua y por mucho que haga dudo que pueda evitar que lo devoren. Sigo clavando mi lanza entre las burbujas y los remolinos que se forman hasta que parece que pincho en un lugar más blando.

El cocodrilo se retuerce pero es una bestia fuerte y resistente. No se si podré acabar con ellos mientras están entretenidos con su presa, una vez se cansen de Rashid yo seré su próximo aperitivo...

- ¡Aguanta un poco! Estoy intentando... sacarte. - digo con esfuerzo mientras intento retorcer la punta de acero en esa piel escamosa.

La arquera sabía que estaba perdida pero rendirse no era una opción. Lanzó un nuevo y desesperado ataque con su espada intentando alcanzar la sombra fluctuante de Grendel.

—Maldito cobarde ¡usas trucos de hechicería!— le espetó frustrada cuando su espada no encontró lo que esperaba en la posición que atacaba.

Era una bravata: aunque Grendel no estuviera mágicamente protegido tampoco le habría alcanzado, pero en ese momento de desesperación era lo único a lo que se podía aferrar aquella mujer.

Uno de los cocodrilos se ensañaba con Rashid en las profundidades, pero el otro que había notado el pinchazo de la lanza de Tenshia se revolvió para subir a tierra firme¹. La amazona se preparó para recibirlo convenientemente².

Pero bajo el agua las cosas pintaban fatal para el valiente rakhasa, que parecía incapaz de alcanzar la superficie con el reptil a su alrededor y la pesada coraza puesta. Sin embargo el hombre tigre no estaba dispuesto a rendirse todavía y sacando fuerzas de donde ya no las tenía propinó una patada en las mandíbulas al monstruo acuático³. Pero este último esfuerzo hizo que la oscuridad se cerniese a su alrededor. Mientras todo se volvía oscuro Rashid sintió la satisfacción de que había luchado hasta el último momento.
 

El cocodrilo sale del agua, furioso por haber recibido un lanzazo. Pero ese fue su error...

La otra arquera intentaba ayudar a su compañera disparando desde el puente contra Grendel. Por desgracia para ella la sombra mágica de Grendel lo protegió de un flechazo seguro.

Entonces lo vieron, los tentáculos asomándose por el borde del agua mientras se asomaba desde la guarida que aquella cadena había finalmente descubierto. Un pulpo gigante surgió del foso abierto. Ese tipo de criaturas podían alcanzar tamaños descomunales, tan grandes como navíos. Por suerte para los gladiadores aquel engendro no era un ejemplar adulto y aunque doblaba el tamaño de sus enemigos y sus peligrosos tentáculos parecían llegar a todas partes¹ no sería un enemigo tan formidable como un espécimen adulto.

¡Y aunque habían eliminado a uno de los cocodrilos Rashid estaba inconsciente hundiéndose sin remedio en el fondo de la piscina!

La situación era tensa. El hombre gato se había hundido y no parecía que fuera a salir. La amazona parecía haber acabado con uno de los dragones acuáticos, pero todavía quedaba otro. Además no se la veía en buena forma. El único que parecía estar en forma, aparte de él mismo, era el orco.
Pero la verdad es que todavía quedaban dos arqueras y lo que fuese aquella cosa con tentáculos que acababa de aparecer.

-Bueno. Grendel el Magnífico tendrá que solucionar esto. Primero tú- Dijo dirigiéndose a la arquera que tenía enfrente.

La mujer posiblemente fuese buena con el arco, pero cuerpo a cuerpo no era rival para Grendel el Magnífico y su lanza. Aturdida como estaba del ataque anterior no fue capaz de resistir el nuevo envite del gladiador, y la punta de la lanza se le clavó en un costado. No habría sido una mortal de no haber estado ya herida. Pero lo que contaba era que la mujer había caído.

-Eso era lo fácil. Veamos ahora esa cosa.-

En verdad era grande y probablemente peligrosa, así que lo de acercarse a ella estaba descartado. La distorsión que protegía a Grendel desapareció y éste empezó a concentrarse. En unos instantes su mano derecha empezó a brillar hasta crear un globo purpura del tamaño de una sandía y cuando parecía que iba a explotar en su mano lo lanzó al pulpo gigante impactándole de lleno.

-No está mal. Pero me temo que no va a caer fácilmente.-

Fue su comentario mientras se colocaba en posición en el centro de la plataforma. Por si acaso.

El cocodrilo tenía hambre y el gato parecía un buen manjar. Pero el agua empezó a moverse de forma brusca y entonces vio salir a un depredador mucho más grande que él mismo. El instinto del animal le indicaba que la mayoría de las criaturas submarinas no eran capaces de salir del agua así que decidió salir. Claro que no contaba con que Tenshia estaba allí esperándolo. Para el enorme reptil los humanos no eran más que un bocado caminando, así que se sorprendió al ver que aquella criatura intentaba atacarlo en vez de huir¹.

El cocodrilo, esa criatura dentro que dentro del agua puede ser letal, se asusta y huye como animal salvaje que es.

El enorme pulpo le hace salir de su territorio. Sin moverse mover con soltura, sale a trompicones del agua. En la tierra prensada de la arena no sabe como moverse y para evitar mi embestida...

Como en un último acto de supervivencia abre su enorme boca de forma torpe. La punta de la lanza atraviesa así en paladar blando y llega al interior de su cráneo sin apenas resistencia. La criatura se queda petrificada, con la boca abierta y poco a poco la sangre empieza a llenar la boca.

Sin tener tiempo para celebrar la victoria, me tiro al estanque, lanza en mano cual arpón. Las burbujas ascienden mientras desaparezco bajo las aguas...

Allí, en el fondo, puedo ver como el hombre-tigre no puede flotar hacia la superficie por culpa de su pesada armadura.

No se si estaré a tiempo de sacarle con vida. Las correas de cuero que le ajustan la cota comienzan a ceder una a una...

Mientras Tenshia se tiraba al agua para librar a Rashid de su armadura el combate continuaba.

La arquera superviviente se movió para apartarse del camino del pulpo. Estaba claro que no se fiaba de que aquella criatura distinguiese entre equipos. Ya en su nueva posición disparó contra Gronk, que era su oponente más cercano. La flecha le provocó una cicatriz en la cara pero aquello ni inmutó al furioso orco¹.

Y entonces aquel cefalópodo monstruoso se movió hacia el centro de la piscina lanzando sus tentáculos en todas direcciones...²

La arquera era un mosquito ahora, una molestia de la que se encargaría luego. Gronk centró toda su atención en el monstruo de los tentáculos y se preparó... no podía ser muy rápido, apretó los dientes...

Uno de los tentáculos salió disparado en dirección al orco tan rápido que lo pilló totalmente desprevenido. Por suerte para el orco el golpe fue más espectacular que doloroso. Le impactó en el pecho y lo hizo trastabillar un poco pero sin llegar a causarle un daño real¹.

Gronk estaba cabreado. Había matado a aquellos mindundis de las torres y estaba esperando un desafío más grande. Éste acababa de llegar. En forma de comida. Pero resultaba que la comida trataba de golpearle con un tentáculo.

—Gronk pega a la comida ¡La comida no pega a Gronk! —gritó enfurecido.

Se echó hacia atrás tres metros y corrió y se lanzó sobre la criatura. ¡Tenía hambre y prisa! 

—¡Muere! —gritó. En el aire vio que el monstruo tenía un ojo y decidió clavar el hacha con todas sus fuerzas ahí. Lo veía todo rojo y sólo quería reventar al bicho tentacular. 

El público se levantó y empezó a aullar de puro placer. ¡Que espectáculo! No era sólo ver a aquella criatura monstruosa, traída de las profundidades más lejanas, aquel monstruo de pesadilla con largos tentáculos. Era la fiereza del orco que, sin pensárselo dos veces, se lanzó encima del monstruo sin mostrar temor alguno, dispuesto a reventar aquella cabeza gomosa sobre la que había aterrizado como un ángel de la muerte.

Fue increíble ver como la orco clavaba su hacha en medio de la córnea del engendro marino, como el líquido intraocular se escapaba provocando el mareo de algunos de los presentes en el público. Pero aquel pulpo no estaba dispuesto a morir fácilmente¹.

¡Que espectáculo! ¡El hombre tigre hundiéndose moribundo! ¡La amazona intentando rescatarlo! ¡El orco encima del pulpo golpeándolo con su hacha! ¡La criatura moviendo furiosa sus tentáculos! ¡Aquello era puro espectáculo, lo que el público había venido a ver!

Grendel el Magnífico vio como el semiorco se lanzaba salvajemente contra la cosa gigante con tentáculos. Y su golpe fue bestial, casi pudo notar el impacto desde donde estaba. Aún así la cosa aquella no pareció inmutarse demasiado. Y Gronk parecía estar en una posición algo precaria.

-Vaaale. Está claro que la cosa está jodida. Tendremos que ponernos creativos.-

Miró pensativo a la criatura.

-Mmmm. ¿Potencia o cantidad?. Mejor cantidad. Siempre estamos a tiempo de la potencia.-

Grendel el Magnífico clavó la lanza en el suelo de madera y juntó las manos concentrandose de nuevo. Estás volvieron a brillar con el color purpura de la vez anterior. Pero en ésta ocasión cuando las abrió de golpe en dirección a la criatura surgieron tres esferas en lugar de una. Más pequeñas eso sí, pero todas dirigidas al pulpo gigante impactando en varios lugares. Algunos no parecían que le había hecho nada, pero otros sí. Al menos logró ralentizarla. De momento.

-A ver si dura lo suficiente como para que el bruto ese lo acabe de despedazar.-

Cogió su lanza cuando terminó, suponía que iba a acabar necesitandola al final.

La amazona se zambulle bajo la superficie y tomando impulso contra la pared llega para alcanzar al rakshasa que se había posado ya en el fondo de la piscina.

La punta de la lanza está lo bastante afilada como para usarse a modo de daga y cortar las correas de cuero que lo liberen de esa pesada armadura. Una, dos, tres... - ¡Ya está! - dice mientras se le escapan algunas burbujas que ascienden rápidamente a la superficie.

Lo que sucede después es un rescate en toda regla. Colocando el asta por debajo de las axilas y asegurando bien los pies en el fondo lleno de algas, se da un fuerte impulso hacia arriba y empieza a mover las piernas rítmicamente con una técnica extraordinaria.

Segundos más tarde ambos llegan. Tenshia toma aire en una enorme bocanada. Le acaba de salvar la vida...

Arrastrando el cuerpo de Rashid hasta la orilla, no es consciente todavía de la situación en la Arena.

Posando la lanza sobre la tierra se gira sobre sus talones y con el pelo chorreando pegado a la cara lanza una mirada a esa criatura marina venida del infierno.