Partida Rol por web

Los guardias acompañaron a aquel hombre hasta su vivienda, una ostentosa casa de dos plantas que seguramente ocupaba en solitario. Tras despedirse con inclinaciones de cabeza y un par de monedas en sus manos, los guardias torcieron la esquina de la casa y sus pasos duros y pesados se perdieron en los callejones. Kalith estaba bien seguro de que no se habían dado cuenta de su presencia.

Ya tenia localizado el lugar del atraco, dio una vuelta al edificio, para comprobar los accesos, la cantidad de criados y posibles contratiempo. Cuando termino se fue del lugar para que se calmaran las cosas -La noche sera mi escudo -pensó y sin mas preocupación, paseo por los alrededores buscando rutas de escape del lugar, posibles problemas y algún lugar donde ocultarse.

La noche la pasaría a la intemperie un elfo como él podía pasar sin dormir, o tal vez si las cosas salieran mejor de lo planeado dormiría en aquella gran casa del noble.

Llego la noche y comenzó la incursión en aquel lugar.

La noche cayó rápidamente sobre la ciudad, y la mayoría de la gente desapareció camino a sus casas, tabernas y demás moradas. Tan solo se oía de vez en cuando las pisadas con toque metálico del repiqueteo de las armaduras de los guardias, y algún que otro borracho cantando. Kalith intentó reconocer la vivienda pero en la planta baja no había ventanas, y tan solo contaba con dos accesos, la puerta principal, y la trasera. Las ventanas, algunas iluminadas con una tenue luz, se entraban en el segundo piso.

Antes de iniciar el asalto comprobó que todo estaba en su sitio, ballesta cargada, cargadores preparado, ningún soldado por la zona, todo parecía estar en orden.

Miro uno de los muros por los que posiblemente podía escalar, para acceder al recinto, uso el gancho de escalada, tranquilo y silencioso. Una vez el gancho estaba asegurado, miro para los lados, nada por un lado nada por el otro, escalo por la cuerda hasta llegar a la parte superior, donde lógicamente no se puso en pie tan solo tumbado sobre mirando al interior, buscando alguna ventana abierta. Luego coloco la escala de forma que fuera fácil soltarla desde abajo, se deslizo hasta tocar el suelo donde volvió a mirar si alguien le veia

Con un movimiento ágil subiste con ayuda del gancho. Nadie te vio en la calle, pues te movías como la sobra. Desde dónde estabas oías hablar a un par de personas, y llorar a una tercera. Discutían acaloradamente.

No supo muy bien que hacer, aquellas personas estaba distraídas así, que aunque dudo intento colarse en la casa aprovechando el momento de distracción y si de paso se enteraba de que estaba pasando mejor -Estos humanos siempre tiene la costumbre de llorar y gritar es algo hasta reconfortarte -buscado el cobijo de la oscuridad y algunas matorrales y arboles de jardín fue avanzando como pudo.

Todas las ventanas de la casa, que estaban situadas en la primera y segunda planta de la misma, estaban cerradas por dentro con los pestillos echados. No era para menos, pues pese al verano en el que estaban ahora mismo, las noches eran frías y unos nubarrones amenazaban con soltar lluvia como si de un otoño se tratara. Como de costumbre, las puertas se encontraban cerradas, pues era ya la noche y la gente no era tan incauta como para dejar la casa abierta.

El elfo se acerca cauteloso a una de las ventanas, del primer piso, era de noche y la oscuridad le cobijaba. Cada movimiento que hacia se aseguraba que nadie le viera, con la capucha y la mascara puesta también se aseguraba que nadie le reconociera. Una vez junto a la venta pegado a la pared miro al interior de forma disimulada para ver si había alguna persona y que habitación, cocina o almacén era -No se cuanta gente hay en esta casa buscare alguna ventana que no sea una habitación -era la mejor opción ya que una habitación tenia mas posibilidades de estar ocupada. Una vez elegida su opción un viejo truco que usaban las elfas brujas para secuestrar y sus procreadores, con la capa cubrían el vidrio y con la empuñadura golpeaban suavemente este para que se fuera rajando, la capa amortiguaba el sonido del golpe, tres pliegos decían que era la mejor opción. Cuando el vidrio estaba ya rajado, un leve golpe en una esquina con la punta de la daga para hacer un agujero por donde meter un dedo, esta era la parte que mas importante del proceso, si se hacia bien el resto era fácil. Miro de lado a lada para comprobar que nadie le viera. Introdujo el dedo por el agujero, hasta tener sujeto un buen trozo de vidrio, hacia fuerza buscando extraer el trozo rajado quedándose con el en la mano, así no sonaría al caer contra el suelo. Ayudándose de la daga con leves golpes y la punta para hacer palanca, separaba las laminas por la lineas que marcaban las rajas uno a uno de los trozos fue sacando -Con cuidado, cuando termine abriré el pestillo

La operación era inteligente, y esmerada, pero al elfo oscuro se le escapó la mano y uno de esos golpecitos resquebrajó el débil cristal haciendo que toda la sección cayera hacia adentro. En ese momento alguien debió pasar cerca de la sala, pues el estrepito de cristales rotos atrajo la atención de alguien, que rápidamente abrió la puerta. El elfo oscuro estaba intentado acceder por una de las ventanas de la primera planta, colgado de su gancho, pues en una pared lisa, no había donde ponerse cómodamente a realizar la operación. Cerró los ojos esperando a que nadie hubiera oído aquel ruido, pero no tuvo suerte, el hombre que entró por la puerta de la habitación parecía alguna clase de matón contratado, y nada más entrar, en la oscuridad de la sala vio los cristales en el suelo, y al levantar la vista, no pudo pasar por alto la figura que enfundada en ropajes negros estaba frente al panel roto. ¿!Pero qué demonios!? Rápido como un relámpago aquel hombre comenzó a desenfundar una pistola del cinto.

Namárië! -dijo en elfico y repitió en el idioma imperial -Adiós -dio a entender que huida raudo con sus gestos pero nada mas lejos de la realidad, sus verdaderas intenciones eran otras. Tan solo descendió unos centímetros, lo suficiente como para no mostrar nada de su cuerpo y cabeza por la ventana -Asómate maldito -en la mente del elfo una sola idea -en el momento que te asomes -agarro con sus piernas con fuerza la cuerda y soltó la mano derecha, llevo la mano libre a la empuñadura de su espada -en el momento que te asomes clavare te tírate por la ventana y si tan solo cacas el brazo para disparar te lo cortare con la espada -un plan bien pensado ahora tras la pared no podía dispararlo y por lo tanto no haría ruido, pero iba a ser difícil salir de esta situación sin que nadie se enterara.

¿Eh? ¿Pero que demonios....? El hombre quedó totalmente sorprendido cuando el elfo oscuro, ya de por si disimulado por la oscuridad, se diluyó como una sombra cuando se agachó. !Que alguien venga aquí arriba! Dijo sobre su hombro aquel hombre mientras se encaminaba hacia la ventana rota. El elfo oscuro supo que se aproximaba, pues el crujido de los cristales rotos bajo sus botas lo delataba. Cuando llegó a la ventana miró hacia afuera asomandose un poco y luego a derecha e izquierda. No puede ser… Murmuró con la pistola en la mano.

-Maldita sea que pasa en este país regalan las armas de fuego, esas armas hacen demasiado ruido -agarrado con pies y su mano derecha bien sujeto, justo en ese momento escucho el crujir del cristal desenfundo la espada con suavidad, en ese momento asomo la cabeza. Con toda la velocidad que sus ágil cuerpo pudo coloco la espada en el cuello del hombre, mala idea asomar la cabeza por poco que fuera -Un solo movimiento y te corto el cuello -una vez que escucho las palabras del elfo dejo que el frio acero tocara la piel para remarcar sus palabras -deja la pistola sobre el marco de la ventana con la culata hacia fuera, date la vuelta despacio o clavare mi espada en tu cuello y escucha bien, cuando venga quien has llamado, dile "No es nada con el incidente de esta tarde me he asustado, puedes irte" cualquier gesto palabra que no intente convencerla de que no se vaya y tu muerte sera una realidad

El susto fue demasiado grande para el hombre, que no esperaba encontrar ahí a nadie, y abrió fuego por puro instinto contra la sombra que le estaba hablando. !Oh DIOS MIO! Giró mientras apretaba el gatillo de su pistola. El percutor golpeó con la piedra de chispa la pólvora y un trueno rugió en la noche. Kalith notó el impacto del proyectil en el cuerpo con un crujido de huesos fracturados en el proceso. El hombre no logró mantener el equilibrio y cayó por la ventana. Agitó los brazos mientras bajaba hasta que el suelo le recibió. El guardia quedó ahí tendido, agarrándose una pierna tocada.

El elfo miro donde cayo la pistola ahora mismo iba a ser su único botín las heridas que tenia era demasiado grandes como para arriesgarse a mas.

El guardia estaba a 3 metros del elfo oscuro, en el suelo mientras se agarraba una pierna que a todas luces estaba destrozada por la caída. La armadura tachonada de aquel guardia desde luego no había ayudado en nada, sino quizás empeorado con más peso. Un trozo de hueso sobresalía por su espinilla. La pistola descansaba humeante cerca suya pero él no prestaba atención más que a su destrozado miembro, al que miraba con ojos desorbitados.

En aquel lugar no tenia mucho mas que hacer, con la herida que le habían echo su única opción era huir -Maldito noble -se estaba convirtiendo en algo personal -algún día volveré y te asesinare lo juro por Khaine -descendió todo lo rápido que pudo -Quítate la armadura o te remato -dijo con voz imperativa, al llegar al suelo desenfundo la espada y guardo la pistola en sus alforjas -rápido si no quieres morir -con la espada en mano lo desarmo y le azuzo para que se diera prisa -raudo -miro de lado a lado buscando alguien

El hombre con evidente dolor, desabrochó sus guantes, su casco, su pechera y sus grebas para dejarlas a un lado con ojos desorbitados por el miedo. Entre su equipo estaba tambien 10 cargas de polvora y 10 balas para la pistola, y una daga que tenía a la espalda.

Mientras el guardia se quitaba las cosas quito la cuerda con el gancho. El elfo oscuro no dudo como ya era habitual en él, infundio esperanza en aquel humano par luego arrebatársela -Tranquilo sobre vivirás -en ese momento cuando el guardia bajo la defensa le corto el cuello, un lugar perfecto para que no pudiera gritar -Sin testigos nadie me reconocerá -aunque realmente daba igual llevaba puesta la mascara, tomo todo lo que allí había y salio corriendo hacia el callejón que había recorrido horas antes como vía de escape viable, no había sido en vano darse el paseo por los alrededores antes de intentar el asalto.

El día había sido largo y provechoso sin dudarlo obtuvo lo que tenia en mente, una armadura tachonada, la calidad no era la misma pero si era valida, ahora tenia que buscar un sitio donde descansar y pasar la noche, mañana volvería al mismo doctor que hoy le atendió, su su herida lo permita. Ahora lejos de la casa después de una larga caminata, era la hora de buscar una posada, miro su herida para ver como estaba, si seguía sangrando lo mejor seria ir al cirujano.

Las calles prácticamente se habían puesto en estado de alerta. Los corchetes de guardia pasaban a paso ligero de aquí para allá, había gritos y las luces de las habitaciones se habían encendido. Quizás cuando empiece el día el elfo oscuro podría saber qué demonios se decía por las calles. En una esquina oscura se puso la armadura que ofrecía buena protección y examinó su herida. No pintaba nada bien, era un boquete abierto circular que sangraba en abundancia.

-Maldita sea -la herida estaba sangrante, decidió ir directo al barbero -si voy hoy las posibilidades de que no se haya enterado de lo que ha pasado son mucho mayores -así lo hizo, directo a la consulta del médico, intento limpiar la sangre que tenía para no levantar sospechas y se puso la armadura que acabada de robar.
Camino por los callejones buscando siempre el callejón que no tenía guardias, se fue alejando de la zona de ebullición, para acercarse cada vez más a la casa donde horas antes había estado, cuando ya estaba delante de la casa llamo con el puño cerrado, unos golpes secos que asustarían a cualquier persona. Pero seguro que para el cirujano no era la primera vez que llamaban así.