Partida Rol por web

Había planeado quedarme observando como se desarrollaban los acontecimientos entre el elfo y aquel pintoresto grupo, procurando no interferir hasta conocer sus intenciones... pero nuevamente alguien del grupo demostro lo vacia que tiene la cabeza, así como las ganas de morir que tenía. Estoy rodeado de imbéciles... si salgo de esta juro por Sigmar que me largaré con viento fresco y les dejaré a su suerte.

Alcé el báculo para intentar interponerlo entre la espada del norteño y mi cuerpo, pero el guerrero era demasiado hábil y rápido, por lo que fui demasiado lenta y recibí el tajo de lleno. Lance un gruñido de dolor, pues no tenía ni tiempo para gritar. Sabía que si me dejaba dominar por el dolor estaba perdida. Debía concentrarme tanto en el combate como en los vientos del Aethyr que me rodeaban si quería salir entera de esta.

Busque por los alrededores y comencé a concentrar todo el Aethyr que me fue posible de los alrededores y me puse a entontar las arcanas palabras de un hechizo que me enseñó mi maestro para salir airosa de una situación como esta. Era un tanto arriesgado, pero de salir bien cambiaría las tornas del combate a mi favor.

Las palabras comenzaro a salir de mi boca... pero un fuerte calambrazo de dolor me recorrio la recien hecha herida y perdi completamente la concentración, haciendome perder el hilo y recitando incorrectamente las palabras. Por fortuna pude recuperar al compostura antes de que la magia acumulada me causara algún tipo de daño permanente, pero me fue imposible llevar a cabo el hechizo que tenía planeado.

Volker observó cómo los acontecimientos se precipitaban, Magnus solotó un pistoletazo en la noche y Surga cargó contra una tipa del grupo que el elfo oscuro estaba saqueando.

Por su parte, el Druchii había cosido a virotazos a otra tipa que ahora estaba muy perjudicada en el suelo, sangrando.

El mago se acercó un poco más para tener una panorámica global del combate y observó al tipo al que Magnus había disparado. Parecía peligroso, bastante en opinión del mago. Volker cerró los ojos un instante para recorrer las simas más insondables de su oscura mente y recordar las palabras adecuadas que invocarían el maligno poder del Caos que le permitiría acabar con sus oponentes.

-¡Armen zek voight shek-tar sanguinis!-

dijo mientras reunía toda la magia oscura que había aprendido, arqueaba la espalda y, un instante después, con los ojos en blanco, vencía su cuerpo hacia delante al tiempo que de su boca salía un chorro sanguinolento que iba directo al tal Otto y que, con algo de suerte, le destrozaría la carne y le corroería el alma

Observó que su ataque tuvo un efecto demoledor sobre el pobre tipo al que se lo lanzó y se carcajeó.

Luego miró a sus siervos y les dijo:

-¡Quitáos la mantas y cargad al elfo oscuro, lo quiero muerto!-

les ordenó.

Tras el disparo del hombre a caballo, Otto no se esperaba lo que le estaba a punto de ocurrir. El hombre fornido y calvo por el que había estado preguntando el Elfo Oscuro se acercó a él con paso decidido. Tras pronunciar unas palabras cargadas de maldad, abrió mucho la boca para a continuación arrojar un terrible y potente chorro de decenas de litros de sangre y restos óseos contra Otto. El liquido dio de lleno en el escudero y en ese mismo momento, comenzó a fundir sus ropas, armaduras y la misma carne que cubría sus huesos. Humeando, Otto se llevó las manos a la cara mientras intentaba lanzar un grito de agonía, algo totalmente imposible pues su garganta ya se había derretido. Sus carne se fundió dejando en muchos puntos sus huesos al descubierto, y entonces el que había sido el aprendiz de caballero cayó hacia atrás y quedó tendido en una postura totalmente antinatural que solo la muerte podía otorgar. Las astillas blancas de sus costillas sobresalían de su pecho al igual que los huesos de sus brazos en algunos puntos. Era estremecedor ver lo que aquello había provocado. El acero de su peto, las protecciones de cuero, la cerne... Todo fundido por aquel chorro de sangre que había partido del hombre de la túnica, al que parecía que no había ni quemado. Todo aquello desprendía olor a los poderes oscuros.

Los dos sujetos atendieron a la orden de Volker, y de un tirón retiraron los mantos que los cubrían dejándolos caer al suelo. Con pasos tambaleantes se aproximaron a Kalith y fueron iluminados por la luz. Se trataba de un joven y un anciano, ambos dos muertos. Estaban muertos, claramente. El anciano tenía un agujero en la garganta del tamaño de un puño por el que se veía a través del cuello el otro lado, mientras que el joven tenía un corte de oreja a oreja que dejaba al descubierto la tráquea cortada y las venas seccionadas. El cómo podían estar moviéndose era un misterio, pues aquellos dos sujetos estaban totalmente muertos, pero ahí estaban, andando, portando sendas espadas. Acabaron de llegar hasta Kalith y descargaron sobre él, dos tajos con sus armas. Los dos seres impactaron en el Elfo Oscuro.

El perro de Diego, al ver a aquellas criaturas no muertas, sintió lo que eran y se atemorizó. El pobre animal enterró su cabeza bajo el brazo de Diego, aullando sin poder reaccionar.

{{ NUEVO TURNO, 2º }}

Kalith - (Ini 61)
Eira - (Ini 60) - (K.O)
Magnus - (Ini 46)
Surga - (Ini 46)
Volker - (Ini 40)
Diego - (Ini --) (K.O)
Asche - (Ini 36)
Sujeto 1 - (Ini 12)
Sujeto 2 - (Ini 15)

MAPA: AQUÍ

En menos de seis segundos todo fue un caos. La Elfa disparó al Oscuro, este le respondió con dos virotazos que la dejaron tirada en el suelo aullando de dolor sin poder hacer nada más que aguantar despierta. Otto se intentó proteger pero el hombre del caballo le disparó a bocajarro un tiro con su pistola de chispa. El nórdico cargó con su espada contra la maga y la dobló por la mitad con un potente espadazo que le alcanzó las tripas, dejándola aturdida. Para rematar, el mago del grupo de mercenarios, realizando un blasfemo ritual, vomitó un potente chorro de sangre ardiente peligrosa como el acido que alcanzó al aprendiz de caballero y lo derritió como si de una vela al fuego se tratara. Para colmo, los dos acompañantes del grupo se quitaron las mantas dejando su condición de no muertos a la vista para segundos después, cargar contra el elfo oscuro. Todo sucedió muy rápido, y fue un autentico caos.

El elfo oscuro esquivó el primero de los ataques de aquellas burda criaturas reanimadas cuando se le echaron encima con sus aceros. El segundo de los golpes le impactó en su armadura sin causar daño alguno. Tras las palabras de Volker abrió mucho los ojos viendo la jugada. Ya le parecía que aquello no cuadraba, habían usado su presencia como una escusa para matar a aquellos testigos incómodos, y luego lo matarían a el... si se dejaba. !JA! Bastardos, no sabéis aun con quien os la estáis jugando. Dejó caer la ballesta y en un rápido movimiento desenvainó su espada, con la que intentó cortarle la cabeza a aquel zombie, sin causarle muchos daños más que otro nuevo tajo que ni sangró.

No había tiempo que perder, por ello, viendo la situación como se desarrollaba y después de que Volker dejara claras las intenciones del grupo, no le quedó otra que realizar un disparo de ejecución y por la espalda... el tema del honor le daba igual, pero Berger habría deseado poder darle una muerte por sorpresa a Kalith, pero no había otra y daba ya igual.

Magnus apuntó la otra pistola directamente hacía el Elfo Oscuro y en cuanto lo tuvo claro, disparó... al principió el propio Berger creía que había fallado, pero por azares del destino o la mirada de un oscuro Dios, el patrulla de caminos descarrilado le dio de lleno al traidor... después enfundó la pistola y sacó la lanza con gesto tranquilo pero veloz

     Aunque había intentado contraatacar sin éxito, el primer envite del norse había dejado en una precaria situación a la del atuendo oscuro. Surga no dejó pasar de largo la oportunidad de dar el golpe de gracia a aquella mujer. Tenía experiencias non gratas con usuarios de magia y no quería que se volvieran a repetir. Con toda la furia que logró reunir, lanzó otra estocada circular contra la misma pierna que había herido para rematar la tarea de eliminar su movilidad. En un pestañeo su espada lanzaba otra nueva estocada, ésta vez frontal contra el cuerpo, buscando los órganos vitales. La espada silbó en el aire blandida con inusitada fuerza. Pocos podrían detener golpes lanzados con tanta violencia, pero para aquella mujer y en su estado se antojaba una tarea imposible...

La maga estaba aturdida, y sus esperanzas residían en la remota idea de que aquel bárbaro, llevado por la furia, fallase su próximo golpe contra ella. El Nordico era un experto en las armas de filo y llevado por una furia inexplicable hacia los eruditos en las artes mágicas, se lanzó a fondo contra Umbra. La espada, afilada hasta el átomo tras horas y horas de pasarle la piedra de amolar, seccionó limpiamente la pierna ya herida de Umbra con un solo barrido. El sonido fue atrozmente desagradable, con un crujido de huesos. El miembro cayó al suelo mientras la joven perdía el equilibrio a cámara lenta, y un chorro de sangre salía salpicando el suelo y las botas de Surga. Llevado por el impulso el Nórdico giró como un bailarín sobre sus dos pies bien juntos, y completando el giro llevó su espada a la cintura de Umbra en un movimiento de guadaña ascendente. La maga fue partida por la mitad, literalmente, desde la cadera derecha al hombro izquierdo. La fuerza del Nórdico fue descomunal, y sus gruesos brazos hicieron tal fuerza que la seccionó separando las dos mitades. La sangre salpicó a Surga mientras los tres pedazos, dos del torso y la pierna, caían a cada lado desprovistos de toda vida.

Volker soltó una carcajada, aquello iba por buen camino, personalmente, los otros tipos no le importaban un carajo, él quería ver muerto al elfo desertor. No obstante, prefería no dejar testigos de sus brutales y malsanas acciones.

Lo vio claro, el combate se había decantado en su favor, pero no por ello iban a bajar la guardia. El objetivo más claro era el chucho que acompañaba al grupo de testigos.

El mago ardía en deseos de volver a usar sus recién adquiridos poderes, sí, quizá implicaran un pequeño pacto con los Dioses Oscuros pero, ¿qué era el alma en comparación con el poder de doblegar a los demás seres humanos ante su inquebrantable voluntad?.

Acumuló la energía necesaria para lanzar el peligroso hechizo que había fulminado a uno de los tipos que estaban con el elfo y recitó las místicas y oscuras palabras:

-¡Armen zek voight shek-tar sanguinis!-

acto seguido, expulsó un imponente chorro de sangre negra semi coagulada que fue directa al estúpido can. Con un poco de suerte, moriría entre convulsiones mientras su cuerpo se disolvía al entrar en contacto con la sangre corrupta del mago.

El animal, que se encontraba acobardado junto a su dueño, recibió el chorro de ácido que nuevamente surgió de la boca abierta de aquel hombre. ¿De dónde salía todo aquello? Era incomprensible. Seguramente de algún otro lugar, conectado con el mal que aquel mago estaba empleando. Entre el chorro de sangre brotaron pequeños trozos de huesos, entre los que se podían ver falanges de dedos. Decenas de litros salieron expulsadas y rociaron al can. El pobre animal comenzó a revolcarse por el suelo mientras su coraza de cuero se fundía lentamente y el pelaje comenzaba a desaparecer. Con gran esfuerzo y dolor, por sus aullidos lastimeros se podía ver, logró evitar que aquel acido llegara a sus órganos internos, no sin graves quemaduras en su pelaje que le dejaron zonas de carne del lomo al descubierto.

Quizás fuera el instinto animal lo que evitó que aquel perro de guerra continuara acobardado tras haber sentido la presencia del mal. Pero cuando dejó de revolcarse en el suelo y logró quitarse del lomo aquella sangre asquerosa que lo impregnaba, se puso en pie de un salto y cargó directamente contra el mago. Cuando lo alcanzó, se lanzó a por su pierna, que aferró con sus potentes dientes. Aquel era un fiel amigo de Diego, un leal compañero de viajes y batallas, que había servido en muchos combates. Viendo a su amo herido en el suelo, y como el mago lo atacaba, no pudo menos que lanzarse contra aquel hombre para intentar neutralizarlo como ya había hecho muchas veces en el pasado, y así proteger a Diego.

Las torpes criaturas que habían vuelto a la vida no guardaban casi nada de lo que habían sido. Como se habían defendido aquel joven y aquel anciano ante los mercenarios antes de que estos les dieran muerte... Quien los vio y quien los ve... Sus torpes brazos se balancearon en un intento de agresión contra el elfo oscuro, sin lograr nada a parte de espantar moscas con sus aceros.

{{ NUEVO TURNO, 3º }}

Kalith - (Ini 61)
Eira - (Ini 60) - (K.O)
Magnus - (Ini 46)
Surga - (Ini 46)
Volker - (Ini 40)
Diego - (Ini --) (K.O)
Asche - (Ini 36)
Sujeto 1 - (Ini 12)

MAPA: AQUÍ

Otto fue fundido por el Mago con aquellas artes oscuras, Umbra fue segada por aquel bárbaro del Norte, en un acto brutal de matanza. Diego y Eira estaban al borde del desmayo, aun conscientes viendo como sus compañeros morían y en última instancia, el fiel perro Asche se lanzó a la carga tras haber sido ferozmente atacado por el mago nuevamente. Magnus por su parte, había asestado un pistoletazo por la espalda con gran precisión a Kalith. Todo estaba sucediendo de manera muy rápida, y el ruido del combate, escaso y amortiguado por los arboles del bosque cercano, había llegado hasta el núcleo de viajeros que esperaban entrar en la ciudad. Los dos disparos habían sido oídos, pero... ¿Quién iba a hacer nada? ¿Quien se iba a arriesgar en vida para ayudar a unos extraños que se habían alejado del grupo? Algunos curiosos miraron desde sus hogueras aferrando sus armas hacia el lejano grupo. Nadie movió un dedo, y la guardia de Middenheim, estaba tras sus altas puertas con órdenes de no abrir por nada ni nadie. Una mala situación.

El Elfo Oscuro se batía como un león acorralado. De un par de espadazos destrozó al zombie que era aquel joven con la garganta cortada. El rápido movimiento de su espada seccionó del todo esta vez la cabeza de aquel cadáver viviente. La cabeza rodó por el suelo dando botes hasta detenerse ante los cascos del corcel de Magnus. Sin perder un segundo, lanzó una segunda estocada contra el otro muerto viviente haciendole un feo corte en el pecho. !¿Esto es todo lo que podéis hacer?! ¡Manditos inutiles! Dijo en voz baja, siempre en voz baja, pero muy enfadado. Aprobechando los lentos movimientos de aquel ser sin mente, echó una mano a la espalda y se equipó el escudo.

-¡Maldito perro, no me muerdas!-

gritó el mago cuando el can le atravesó el pantalón con un colmillo; solo le causó una pequeña herida, pero eso bastaba para enfurecer a Volker.

En cuanto se recobrara haría desaparecer al can del mundo de los vivos.

¡HIA! - gritó golpeando con los talones al caballo para que este avanzara con presteza para tomar distancia... era increíble ver semejante demostración de pericia y dominio sobre el equino... como corrió, como giró en un espacio menor a dos metros y tras piafar un poco, como salió disparado hacía el elfo oscuro...

¡UUUUUUUUUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! -

Ese era el grito que cualquier ser humano se esperaría al cargar con un caballo en una perfecta linea recta directamente hacía su odiado enemigo... pero no, Magnus Berger no gritó, no dijo nada... cargó en perfecto silencio, con una mirada fría y calculadora... sacó el escudo con un movimiento ágil y veloz, lo asió con fuerza y bajó la lanza... era una carga muy bien ejecutada y la lanza estaba bien enfocada... si los dioses serían beneficiosos para Magnus, ensartaría al elfo oscuro y se acabaría aquello...

     El patrulla de caminos había cargado contra el piel oscura con intención de acabar con él de una vez por todas y Surga no estaba dispuesto a dejar pasar la ocasión de contribuir a ello. No tendría mejor momento a su disposición para evitar sus arteros métodos de lucha que ahora que estaba entretenido intentando que Magnus no le rebanase la cabeza. Por muy sibilino y buen luchador que fuese no podría aguantar con los dos a la vez. Con el presagio de que todo estaba apunto de acabar bien para ellos, el norse cargó con la intención de dar muerte al enemigo de su grupo, cargando todo su peso en su espada.