Partida Rol por web

¿Que buscaba en la bolsa? Homoj preferiría no matar a nadie sin necesidad, pero ver algo del ansiado color cobrizo le haría sentir bien. Tomó la maceta y se la lanzó al más borracho de los dos, el que daba la amenaza de matar a la anciana.

Se asomó ligeramente, no importaba si la maceta le daba en realidad, quería llamar su atención, y si había suerte ver cobre hipnótico.

Se guardó la máscara antes de asomarse y hablar, para aparentar un mendigo que buscaba en las alturas cobijo contra las ratas.

- No hagáis tanto ruido, estoy ciego no sordo, las ratas son mas activas por la noche, a mi casi me arrancan la mano hace unos días, supongo que vosotros no las usáis para ver por donde camináis, pero si os atrapan un pie puede que sea peor.

Quería darles la posibilidad de marcharse por las "buenas", si se negaban, el principal abusón se llevaría un buen flechazo.

-Vamos - dijo Maevis a Homoj con suavidad, instándole a acompañarle, para descender al sótano. Por un lado sabía que las cosas podía complicarse si alguien decidía esperarlos arriba, pero la joven temía que la bruja loca e indefensa no lo estuviera tanto. No había que subestimar a las de su clase.

Maevis echa un vistazo a la entrada y parece que la puerta no está cerrada con llave. Mira hacia arriba sabiendo que Homoj debe estar por ahí vigilándola entre las sombras que le resguardan por entre los tejados. Hace una señal de que el ballenero se quede allí vigilando la retaguardia mientras ella se interna para hablar con la bruja. Su compañero parece estar de acuerdo así que a regañadientes se queda esperando.

Maevis Comenzó a bajar las escaleras del sótano, confiando que en su compañero le seguiría.

- Más y más sitios asquerosos -  murmuró Maevis respirando con desagrado el aire húmedo del lugar - ¿Cuándo nos tocará infiltrarnos en un banquete de la aristocracia, para variar? - suspiró, medio en broma para si misma.

- Tranquilo amigo, nadie quiere salir herido... pensábamos érais simples rateros - dijo Elian sin bajar la guardia - Será mejor que nadie se ponga nervioso y aclaremos entre todos las cosas. La chica no quiere dejarte sólo y tu no quieres que le pase nada malo, ¿verdad? - se detuvo sopesando la reacción a sus palabras - Este no es un buen lugar para quedarse. Es posible que pronto vengan mas como nosotros y, seguramente, no les guste ver a ... - observó a la mujer - ... a un "enfermo" en su guarida. Deberíais marcharos. Hay cientos de lugares donde oculturse de una noche como esta en este barrio. - se detuvo y volvió a mirar al hombre. Habló despacio. - Sabes lo que te pasa....y lo que te va a pasar....es inevitable, pero seguro que no deseas que le ocurra nada malo a ella, parece buena chica. Nosotros podemos apartarnos a ese rincón y podreis salir sin que ocurra nada malo para nadie. Escucha, estamos todos cansados, empapados, nerviosos...de verdad amigo, no necesitamos mas problemas. ¿Que me dices? - bajó la espada hasta quedar pegada a su pierna....

Homoj intenta hacer caer la maceta sobre uno de los matones para así impedir que interfieran en la tarea de Maevis. Dando un par de pasos se asoma al borde del tejado para dejarla caer. Por desgracia está tan pendiente de acertar que no presta atención a una teja suelta que le hace perder el equilibrio. 

La maceta cae en una trayectoria totalmente fallida chocando primero con la barandilla de un balcón, haciendo un ruido estrepitoso y después desmoronándose en medio de la calle. Los matones miran sorprendidos al origen del ruido y ven a Homoj asomado intentando recuperar el equilibrio.

Uno de ellos saca lo que tiene guardado en la bolsa. Una botella de alcohol que prende con un trapo y lanza contra la puerta de la bruja. El otro se encarama a una de las tuberías para subir a por ti. Empieza a trepar hasta llegar al tejado.

Te ves en una situación un tanto peliaguda. Por un lado tienes a uno de los matones dispuesto a prender fuego a la puerta por donde hace apenas un rato se acaba de adentrar Maevis, por el otro a un rival potencialmente peligroso que acaba de llegar al tejado donde te encuentras. Sabes que luchar en un sitio así supone cierto riesgo para ambos de caer al vacío. 

Al primero podrías alcanzarlo con un virote desde esa distancia o bajar a su altura con Teletrasporte. Pero mientras piensas en eso intentando tomar la mejor opción te debates entre caerte del tejado y eso les da tiempo suficiente como para tomar la iniciativa.

El primero se acerca a la puerta y estampa el peligroso cóctel contra la puerta sin apenas inmutarse. - Arde maldita bruja... 

El segundo de ellos se aproxima a ti peligrosamente para acabar contigo gracias a su enorme machete. Te lanza un increible tajo directamente al cuello. Lo que parecía ser una misión rutinaria podía convertirse en la última...

... Nada, muerte, el frío metal desmenuzando la garganta,... No quiso dañar a esos maleantes más allá de darles un susto, por lo menos su última visión sería su tan ansiado y adorado color cobrizo, no parecía importarle morir, quizás ansiaba su final, una sonrisa se dibujaba en su cara como si saludara a la parca que le llamaba, que más quedaba si no además de de un destello dulce [i]- codiciosa muerte, no me podías llevar con la enfermedad, y solo se te ocurre hacerme resbalar de forma miserable... Jajaja tienes buen gusto, si no me cubrieras con mi amado cobre, me defraudarías.[/b]

El hombre sin ojos pierde el equilibrio al verse sorprendido. No se espera que estos vayan a ser sus últimos segundos de vida. El machete corta directamente su cuello seccionándole la garganta de un solo y certero tajo. El matón ha tenido mucha suerte pues si no hubiera sido por el traspiés del ballenero no hubiese sido tan sencilllo.

El cuerpo de Homoj cae sobre las tejas y comienza a rodar hasta que se precipita al vacío. Mientras cae esos segundos se hacen eternos sólo puede ver como ese color cobre que tanto ansiaba ver por fin lo inunda todo. Ve el cielo nocturno salpicado de nubes de tormenta. Y sólo una última visión le acompaña al otro lado...

Un rostro de ojos negros y profundos le observa caer desde lo alto. Parece que nadie más que él se percata de su presencia. Pero el forastero está ahí para verte por última vez...

- Adiós hombre sin ojos. Nos reuniremos pronto en el Vacío...

La labia de Elian entierra las intenciones de Matka. Aún así, su mano se alza como protección hacia el recién armado intruso, es un acto reflejo. Se queda expectante, en silencio, esperando a que las tranquilizadoras palabras de su compañero surtan efecto. 

Para corroborarlas asiente lentamente con la cabeza. No era su estilo, ella hubiera atacado, pero es mejor ser prudentes con la gente asustada. No es el primero que por autoprotección y miedo hace una escabechina.

Con ambos brazos en alto, separados, estaba a un segundo de armarse si era necesario. Pero en serio creía que no iba a hacer falta. 

- Josh, hazles caso baja el arma. - le suplicó la mujer al ver que con vosotros dos se podía dialogar sin llegar a las manos. - Lo sentimos, sólo estábamos de paso. Subimos por una escalera gato y vimos que este piso parecía estar fuera de peligro. - os dice a vosotros esta vez. - Tan sólo dejen que nos quedemos esta noche en el piso inferior. No molestaremos. Les daré 50 monedas, es todo lo que me queda...

- ¡Ni hablar! ese dinero es para ti. - grita el apestado antes de toser. - Nos marchamos ya y no se hable más. -  dice haciendo ademán de bajar el arma y levantarse con gran esfuerzo de la cama. - Aquí no se nos ha perdido nada. Ellos quieren que nos marchemos y eso vamos a hacer.

Poco a poco se levanta con ayuda de Irina. Esta no parece muy conforme con la idea de salir afuera en medio de la noche para buscar otro refugio. El barrio anegado no es precisamente un lugar seguro. La gran mayoría de edificios están sellados por la guardia a causa de la plaga y los pocos que quedan libres son para albergar a toda clase de escoria. 

¿Dejaréis que se marchen o aceptaréis el dinero a cambio de dejarles pasar la noche en una de las plantas inferiores?

Maevis entra en el sótano de aquella bruja que se hacía llamar Doña Andrajos dejando a su compañero en el exterior cubriendo la retirada. El lugar es oscuro y lúgubre apenas iluminado por algunas velas medio derretidas en las esquinas o diseminadas de cualquier forma caótica.

Al adentrarte algo más puedes percibir un olor desagradable que no llegas a descifrar. Si Homoj estuviese ahora contigo seguro que te lo sabría decir, él es especialmente bueno para los olores después de haber sido ciego durante toda su vida. Sigues adentrándote con cautela hasta llegar a una sala bañada de forma tenue con luz púrpura que viene de un pasillo al fondo de todo.

Es la sala hay una mujer mayor, encorvada que canturrea algo ininteligible sobre unos "pajaritos". Al oírte llegar se gira dejando ver su rostro demacrado y unos ojos vacíos que parecen no mirar al infinito.

- Parece que tenemos visita... - canturrea en una voz que cuesta entender si no se está muy atento. - ¿Qué buscas? ¿Por que has venido a buscar algo, verdad jovencita? - pregunta dejándote algo sorprendida. ¿Cómo puede saberlo sin siquiera haber escuchado tu voz? - No tienes mucho tiempo me temo...

Música

Vladko sale de la reunión en el bufete de muy mal humor, necesita tomar aire fresco y aclarar sus ideas. Todavía no es tarde para volver a la base de operaciones de los balleneros en el antiguo edificio que apenas unos meses atrás era la Cámara de Comercio del Distrito Financiero. Ahora es un baluarte, un bastión para los balleneros, contra todo aquello que quiera hacerlos desaparecer. Pero mientras camina entre las calles anegadas piensa que quizá el mayor peligro no venga de fuera si no de dentro...

Daud creo a los balleneros hace dos décadas para acabar con todas las manzanas podridas de Dunwall. El dinero que eso reportaba era bien recibido pero no era lo principal. Con él tiempo se hicieron famosos especialmente entre la aristocracia. Ellos eran los contratantes pero normalmente también los objetivos. Y lo que al principio era una lucha por sacar "la basura" se acabó convirtiendo en un cruce de encargos para matarse unos a otros.

Quizá fuera eso mismo y no el dinero lo que cegaba a Daud. Había matado a tantos que no podía ni contarlos. Y ya le daba igual matar a un noble que a otro, siempre había otro detrás para tomar el puesto del anterior.

Con ese pensamiento en mente se adentra en la base dando antes la contraseña - Permanece en la sombra y evita la luz. 

En el interior hay numerosas cámaras dedicadas al entrenamiento y perfeccionamiento de las habilidades tanto de combate como de sigilo y las sobrenaturales. Pero Vladko se dirige a una sala dedicada al descanso y a confraternizar con el resto de compañeros. Allí se encuentra con dos conocidas. Ambas son dos de las preferidas de Daud, una de ellas hace años que es su mano derecha y la otra posiblemente la suceda con los años.

La más joven de ellas es Sara Cimitar, una chica con un historial bastante impresionante para su edad. Ha aprendido rápido y ya es considerada un miembro tan válido como cualquier otro ballenero experimentado. No has trabajado aún con ella pero por lo que sabes, está bastante apegada a Daud., pero teniendo en cuenta que la mayoría de los balleneros venís de los estratos más humildes de la sociedad, no es de extrañar. Hijas e hijos de trabajadores, inmigrantes o directamente recogidos de las calles. Solo en pocos casos se trata de gente de clase media o alta que lo hace más por convicción que por dinero.

Y ese es el caso de Sara, na chica huérfana que tiene a Daud como algo más que un mentor. Lo mismo le sucede a la más veterana de las dos mujeres que hay allí presentes, Billie Lurk.

A ella la conoces mucho mejor. Es una mujer hecha a si misma, la primera muñeca rota recogida por Daud y que ahora era su lugarteniente. No había nadie por encima de ella y lo mostraba portando el uniforme teñido de un rojo escarlata. Sabes también que al igual que tú y pese a ser leal a Daud, a veces cuestiona sus decisiones. Quizá quieras compartir unas palabras al respecto de lo que acaba de suceder con ella. Sea esa o no la idea con la que las abordas, te acercas para conversar un poco y despejar la mente...

Casi a su altura sacas la pitillera y buscas pero no tienes fuego.

- Eso te va a matar si no lo hace antes la peste. - bromea Billie al verte llegar. Sabes que lo hace como un gesto de complicidad. Os tenéis un respeto mutuo y ella se permite bromear con sus hombres de confianza. Quizá no se pueda hablar con sinceridad como para con un igual, ya que es tu superior, pero sí es lo bastante cercana.

Ya en la seguridad de su baluarte, Vladko se permitió quitarse la máscara de ballenero y respirar una profunda bocanada de aire. Era un aroma reconfortante para él: la pestilencia del agua de mar mezclada con residuos humanos le recordaba a su isla natal y le ponía nostálgico. Aunque, en aquella ocasión, no fue suficiente para calmar su encendido ánimo.

—Ебись все конем —murmuraba en tyviano. Cuando se frustraba, dejaba salir el norteño que llevaba dentro porque le resultaba más fácil insultar y maldecir en su idioma natal, y aquella era una oportunidad tan buena como otra cualquiera. A sabiendas de que Vladko resultaba impredecible en aquellas situaciones, algunos compañeros con los que se cruzó y que querían compartir alguna experiencia con él prefirieron esperar a una mejor ocasión— ¿Quieres matar niños, Daud? Vladko mata niños. Vladko mata todos los niños que quieras. ¡Pero no me humilles delante de los demás! ¡Nunca!

Una caja con puntas de proyectil tuvo la mala suerte de cruzarse en su camino y terminó volando por los aires. Faltaban unos metros para llegar a la sala de descanso cuando empezó a palpar su cuerpo buscando el arrugado paquete de tabaco.

—Da, seguramente —espetó. Sin embargo, enseguida chasqueó la lengua, molesto consigo mismo. Billie no tenia la culpa de su encontronazo con Daud. De hecho, sería una de las pocas con quien podría compartir su malestar. Pero estando Sara delante... No dudaba de su profesionalidad: la chica apuñalaba que era un gusto. Pero estaba demasiado cerca del jefe, y Vladko sabía mantener la boca callada cuando era menester— ¿Qué hay, Billie? Привет, hola, Sara. ¿Charla de mujeres? Si me dais fuego me busco otro lugar. Que no digan que Vladko no es un caballero.

Hablaban del estilo de lucha de la joven cuando Vladko llegó, al parecer a Billie le extrañaba que la pequeña prefiriera no llevar la ballesta de brazal, justificando que a menudo un ataque a distancia podía ser la clave del éxito.

- No será molestia si fumas aquí,... - decía sin percatarse de que buscara evitarle a ella misma - Billie la ballesta no se me da tan bien como el filo... Fuiste tú quien me puso el sobrenombre de Cimitar, algo debiste ver en mi para ello - sonrió tímidamente. Si bien seguir a Daud era su mayor ambición, sabía bien que Billie era su primera meta, no podía aspirar a llegar a Daud sin adquirir todos los conocimientos y capacidades que Billie le pudiera llegar a aportar. Sin duda, si veía a Daud como a un padre, veía a Lurk como a su hermana mayor.

Superarla, debía hacerlo por méritos propios, sabía cuanto odiaba Daud a esos que se mataban entre ellos por poder, y aunque unos años atrás podría haber pensado que matarla sería la solución más rápida, en esos momentos ella y el resto de balleneros eran su familia, y a la familia se le debía proteger siempre.

Por otro lado la molestia en el rostro sin máscara de Vladko era claro - ¿que te ha pasado? ¿Algún encontronazo? Creía que Daud os había hecho llamar para una misión... - la chica buscaba recordar todas las caras y todos los nombres, aunque habían nombres extraños como el de Vladko, en los que buscaba crear juegos de palabras con los que acordarse, en este caso era "blanco ene por de", una vez dijo esa frase ante el propio Vladko por accidente, pero nunca supo si al hombre le pareció molesto u ofensivo, o si quizás le hizo gracia, no obstante durante una leve temporada ella se sonrojaba avergonzada ante el hombre, esos errores no debían existir en su disciplinada presencia.

Elian sabía casi con toda seguridad que ningún ballenero mas debía acudir aquel día a refugiarse en ese lugar. El resto de compañeros estaban dispersos por la ciudad, cada uno cumpliendo con la parte de su investigación. Por ello no pòdía suponer mayor problema el dejar que pasaran la noche bajo un techo mas o menos firme y seguro una planta mas abajo de donde ellos se encontraban. En demasiadoas ocasiones él había tenido que estar casi a la intemperie y sabía lo duro que podía llegar a ser y aun mas , en una noche de lluvia como la que se esperaba y estando ya el hombre enfermo.

Aun así, y a pesar de haber trabajado ya con Matka en varias ocasiones, ninguno de los balleneros conocía tan bien al resto como para asegurar que decisión tomaría cada asesino en un momento determinado y ante un dilema moral como el que a ellos se les planteaba. Golpeó varias veces de forma suave su pierna con la espada que sujetaba firmemente con su mano derecha. Miró al hombre, luego a la mujer y finalmente, volviendo un poco la cabeza, a su compañera, y esperó espectante su reacción....

Ahora resulta que tienen que darme pena, ¡hay que joderse! - pensó la asesina. Volvió a echarles otro vistazo.

Eran el tipo de gente que huía y no solía molestar. De noche serían presa fácil, sobre todo estando él tan enfermo. Lo sabía de sobra, y la mirada de Elian se lo confirmó. Le hizo un gesto para un aparte, pero antes le quitó el arma al hombre.

-Ésto me lo quedo yo, mientras estéis aquí. Y no es una petición.

Con el arma en la mano, descargándola, y sin quitarles ojo a los intrusos, comentó a su compañero:

-¿Cómo lo ves? A mí no me molestan. Si se quedan quietos, callados y a sus cosas, a mí me da igual que se queden. 

Matka toma el arma del enfermo y nada más hacerlo nota algo que le llama la atención en el peso. Cuando le hecha un vistazo con más detenimiento confirma sus sospechas, el arma no tenía munición. Os miráis y os dais cuenta de que ese tipo no era ninguna amenaza desde el primer momento.

Una vez sabéis de su "secreto" lo miráis y el esquiva vuestra mirada. ¿Era su única opción para salvarla a ella? ¿O simplemente buscaba que lo matarais para acabar rápidamente con su agonía? Lo que si tenéis claro es que está infectado por la peste y no sabéis el que estado de avance se encuentra.

- Muchas gracias, les prometo que no molestaremos y nos marcharemos a primera hora de la mañana. - os dice Irina mientras le ayuda a salir del piso para dirigirse luego escaleras abajo a la tercera planta.

Mientras los pasos resuenan escalera abajo os planteáis si esa ha sido la mejor decisión...

* * *

Descansáis con un ojo abierto y las horas pasan. De vez en cuando oís como Josh tose en el piso inferior. No sabéis que es exactamente lo que no os deja dormir. El no tiene su arma y si pasa a ser una afligido la primera que subiría a avisaros sería su compañera asustada. Pero nada de eso sucede esa noche.

Al amanecer dejáis de oír ruidos y cuando bajáis para ver que ha sucedido con ellos, veis como hay un puñado de monedas en el primer escalón. que lleva a la cuarta planta. No sabéis que le deparará el futuro a esa pareja, sólo sabéis que no han muerto bajo vuestro acero.

Un nuevo día para poder adentraros de lleno en los Archivos. con suerte encontraréis los planos antes de que la noche os pille dentro...

Vladko que está frente a Billie, ve como arquea una ceja al oír las palabras de su pupila. Parece tener un gesto entre sorprendida y divertida en el rostro. Deja que la chiquilla hable y no parece tener mucha intención de intervenir en aquella pregunta. 

A Billie la conocéis muy bien, o eso creéis. No por nada dicen que es la que regenta la casa de los secretos. Un lugar donde se intercambian unos secretos a cambio de otros. Es una mujer especialmente cauta con las palabras que deja salir de su boca si no es a un buen precio. Y en este mundo no hay nada tan cotizado como la información sensible. 

Mira a Vladko entendiendo que la joven se ha precipitado. Parece que la inexperiencia no le hace darse cuenta que su compañero se guarda algo. Algo que quizá comparta únicamente con su superior al mando, no por lealtad o sumisión si no como algo personal, algo íntimo...

Pero entonces alguien entra en escena. Se trata de Daud. Viene con paso firme y decidido hacia los tres. - Es Homoj. -dice precipitadamente. - Siento que su vínculo conmigo se ha cortado de golpe. Averiguad que ha sucedido y encontradle. Se machó hace unas horas al barrio de la Destilería junto a Maevis. 

Os mira a los tres. - Encargaos vosotros dos.  Billie, ven conmigo, algo me da mala espina. - le ordena a su lugarteniente y comienza a alejarse.

Billie Lurk le sigue y os lanza una mirada a cada uno de vosotros. - Estás más que preparada. Sólo confía en ti misma y todo saldrá bien. - aconseja a Sara. - Tú y yo, ya hablaremos a tu regreso. - le dice a Vladko con la suspicacia que la caracteriza.  

Vladko sabe que Homoj es alguien leal que nunca traicionaría a sus hermanos. Es muy extraño que el vínculo sobrenatural que hace que Daud pueda conferir sus poderes se haya roto de forma súbita. Algo terrible ha tenido que suceder para eso...

¿Una misión? ¿Ella? ¿No había oído mal no? Miró a Vladko como si esperara ordenes, algún día daría ella las órdenes, pero ese día aun quedaba lejos (esperaba) no querría ascender por un accidente, apreciaba a sus compañeros, y en esos instantes el enorme hombre ante ella era su superior, estaría bien adquirir un poco de su experiencia.

- te sigo jefe - dijo sin ápice de mala intención, tutear a sus compañeros estaba bien, pero todo tenía un momento, en ese instante intentaba ser respetuosa, tenía los modales justos, los que le habían enseñado en los balleneros, y pese a haber luchado con decenas de balleneros curtidos como entrenamiento, estaba ansiosa por mostrar lo que podía hacer.

- luché varias veces con Homoj, y dudo que le haya pasado algo, pero... ¿Porque iba a cortar su vínculo con Daud? ...¿vamos?