Partida Rol por web

Desenfundando su estoque el rostro de Sara cambió, pese a que su mascara la cubriera no se superpondría en su cabeza, con su instructor fuera de servicio,, sus ordenes ya no eran las mismas. Su sonrisa era tan amplia que quien la viera quizás corriera. Sus ojos poseían el brillo rojo de la muerte, y sus pulmones exhalaron la presión de haberse estado conteniendo hasta ese instante.

- mala jugada amigo, desencadenar a los demonios nunca es inteligente... Jijiji. - un rayo iluminó la sala, dejando ver su mascara llena de grietas, con medio rostro endiablado. El brillo en el cristal de la mascara podía reflejar el que podía ser su próxima víctima.

La muchacha comenzó a desencadenar un cómputo de cortes y estocadas que buscaban satisfacer el ansia de crear carne picada. No le importaba si el tipo frenaba sus ataques, le daría una hermosa excusa para proseguir su carnicería. La chica estaba fuera de control, no tenía mentor que le frenara, quería decorar aquella sala del hermoso e hipnótico rojo más brillante y extenso posible...

- ¡muere! ¡Muere! ¡Muere! ¡Muereeee! - aquel ansia de aniquilación no era su responsabilidad, estaba educada para matar y llevaba tiempo con esa tortuosa orden "no mates a nadie", ahora que Vladko había caído (quizás), liberaría su adrenalina contenida, era consecuencia de guardar sus instintos asesinos en una caja durante tanto tiempo, al abrirla se podía ver la sombra de la leyenda que una vez fue llamada "Pandora", todo mal afloraba a la vez como una cortina de insectos arrasando las cosechas, por fin la plaga llamada Sara Cimitar se mostraba sin tapa que cubriera su ansia, su necesidad de cobrar vida, cobrando la de los demás.

¡Por Dios Santo! ¿De donde había salido aquel tipo, aquella mole del infierno? Ni el disparo de la ballesta de Matka ni los reiterados ataques de Sara parecían hacer mella en él. Desde luego el crío había sido bien asesorado y había invertido muy bien su dinero. Una buena "barrera humana" protegía su vida. Pero la pregunta era....¿sería suficiente?.

La lucha parecía igualada aunque por momentos Elian dudaba de si realmente les estaban saliendo las cosas bien. Apretó mas si cabe la espada en su mano pero no se movió. Al contrario. Mantuvo su posición y, con toda la frialdad que pudo, alzó de nuevo el brazo en el que portaba la ballesta y disparó a aquel inmenso tipo sin pensarlo. Tenía claro que si lograban frenarlo, tendrían media batalla ganada.
 

La situación es complicada, Vladko ha quedado tirado en las escaleras siendo un cebo para los que vayáis a socorrerle. Parece que está muerto o como mínimo herido, pues puede verse como ha perdido sangre.

Los mercenarios siguen arriba recargando sus armas para dispararos enseguida. El guardaespaldas sigue peleando contra Sara que gracias a su invisibilidad continua no sólo eludiendo sus ataque sino que también consigue herirle. Los dos virotes que ha recibido le están haciendo perder fuerzas y durante un momento mira hacia la puerta, parece que se plantea el huir.

Por su parte el niño y el hombre de cabello blanco desaparecen como si se los hubiera tragado la tierra. Han activado alguna especie de puerta oculta y seguramente estén escapando. Si no os dais prisa será demasiado tarde y perderéis a vuestro objetivo.

Los mercenarios aprovechan la indecisión de Matka para asomarse de nuevo desde la balconada que hace la pasarela del piso superior y a través del hueco, vaciar plomo sobre vosotros.

Uno de ellos le da a Matka y parte de la pólvora se incrusta en su pecho. El impacto es lo bastante fuerte como para hacerla dar un traspiés y tener que retomar el aliento...

A Elian también le disparan, pero por suerte la estatua que flanqua la escalera le sirve de cobertura y esta salta en esquirlas y una nubecilla de polvo.

Sin duda era casi desquiciante ver como Sara seguía tajando y clavando su estoque como si su único objetivo fuera hacer picadillo de aquel pobre hombre - fuuu fuuu fuuu - respiraciones rítmicas sonaban metalizadas a través de la mascara, y ya solo pensaba ¿debería triturar también al crío? En el fondo sentía cierto interés en no hacerlo pese a su enfermiza reacción con el guardaespaldas, pues el muchacho le recordaba a ella misma antes de conocer a Daud...

La explosión de la estatua a causa del disparo dejó a Elian aturdido por unos instantes en medio de la polvareda blanca de la escayola. Pero espada en mano no tardó en recuperar el objetivo que había fijado en su mente y se lanzó a por aquel maldito mercenario. Acababan de disparar, por lo tanto sabía que disponía de unos preciosos segundos para poder hacer su ataque y volver a buscar la protección lateral de las escaleras si todo salía como esperaba. Sujetó con firmeza su espada corta y se lanzó a por él sin dudarlo.

Sara danzando con sus espadas invisibles, destroza al guardaespaldas que parecía invencible en un principio. La propia sangre de su rival la va manchando hasta que llega un punto que puede hacerse visible. Ese hombre enorme cae de rodillas y con los ojos en blanco no tarda en dejarse caer sobre la alfombra. En el piso de arriba Elian planta cara a uno de los mercenarios que no es rival para su técnica y experiencia. Al caer fulminado y ver como Matka le apunta con la ballesta, el otro mercenario suelta el arma que estaba recargando y levanta las manos. - ¡Me rindo! ¡No me matéis! No diré nada de lo que ha pasado aquí. - os súplica el hombre... Vladko por su parte sigue tirado en las escaleras. Parece haber perdido la consciencia, pero no sabéis el estado de sus heridas. Sara llega a una sala circular y ahí no hay nadie más allá de un extraño artigulio.

Sin saber bien que más hacer, veía como su presa se escapaba entre sus armas, y un tipo que se rendía soltando sus armas, de ese modo masacrarlos no tendía gracia, debía salir a toda prisa por la puerta principal?

En el tiempo en el que pensaba vio algo curioso, la sangre de su mentor no se coagulaba, la asesina sabía bien el significado de aquello ¿no estaba muerto? Con un suspiro no muy claro se fue acercando, ayudarle significaba volver a atar su afán de matar, y aunque le molestaba, su familia ballenera iba primero...

Matka, aún renqueante de la pólvora y el impacto, se acerca a ese objeto extraño con idea de examinarlo rápidamente. El guardia sigue suplicando por lo bajo, por lo que una mirada de la asesina fue suficiente para hacerlo callar. Quizá lo necesitasen, siempre habría tiempo para matarlo. 

-No le quitéis ojo a este cobarde. Si se mueve o habla, lo mato -y no cabía duda de que lo haría-. Yo no tengo elixires, intentad curar a Vladko si podéis.

El chisme le recordaba a uno de esos planetarios antiguos, pero no parecía serlo del todo. La intuición le decía que tenía que ponerlo en marcha, y se concentró para ello.

Tocó con un poco de inseguridad su superficie, haciéndolo girar sobre sí mismo.

Elian se acercó rápidamente al ballenero herido. Se puso en cuclillas junto a él y enseguida se dió cuenta de que su estado empeoraba por momentos. Trató de hacer una evaluación inicial pero el cansancio junto con las prisas del momento no ayudaban. Levantó la mirada hacia sus compañeras casi implorando ayuda. Todo iba demasiado deprisa. El pequeño se escapaba, como lo hacía por momentos la vida de su compañero.

- Держись, черт возьми!* , ¡o como demonios se pronuncie! - dijo Elian con los ojos vidriosos volviendo a observar el cuerpo tendido en el suelo de su compañero.

(* -¡Aguanta, maldita sea! )

Los mecanismos no son ningún secreto para Matka que con ingenio se las arregla para desentrañar el misterio del artefacto. La ballenera comienza a colocar los astros de tal forma que se alinean señalando una dirección. De repente el suelo se abre bajo sus pies teniendo que dar un pequeño brinco hacia atrás de la sorpresa. 

El pasadizo da a unos túneles subterráneos que conducen en dirección norte. Es difícil percibir el olor que trae la corriente de aire que viene desde abajo con la máscara puesta. Matka sólo puede notar como el filtro de su máscara de gas vibra ligeramente. 

Sara y Elian por su parte intentan reanimar a Vladko que pese a estar fuera de peligro, es un compañero al que no se puede abandonar. Los primeros intentos por recuperarle parecen no tener efecto...

Sabéis que vuestro objetivo se escapa y tenéis que tomar una decisión.  

Elian se despojó de su máscara de un manotazo y la dejó en el suelo junto a él. Era consciente de que, en esos justos instantes, la misión estaba en juego. Matka y Sara debían perseguir al crío y a su protector. Matka era necesaria por si había algún que otro mecanismo en el camino que necesitara de sus habilidades para poder continuar. Y la rapidez de Sara con las espadas no tenía parangón en el grupo. Ambas se podían apoyar mutuamente utilizando de forma conjunta y con sabiduría sus habilidades.

- ¡Id tras el muchacho! - les indicó Elian - yo me quedaré junto a Vladko y seguiré intentando que vuelva en si - volvió a mirar a su compañero - No parece grave pero no podemos dejarlo sólo en este estado, ¡corred, el crío no puede escapar!

La puerta estaba abierta y ayudar a Vladko no parecía posible, si alguien podía curarle... Mejor supuestamente, pero dejar escapar a su presa haría que si su mentor moría sería en vano. ¿Era posible que en realidad esperara quitárselo de n medio para evadir la orden de no matar?

Lo molesto era que si sobrevivía le reprocharía matar al creío y al otro tipo... De nuevo atada. Estaba algo molesta y mientras inició su carrera, dando un volteo de cimitarra.

-¿Y cómo coño vamos a dejarlo aquí? Podrían venir en cualquier momento, y solo tendrían que rematarlo. Más fácil no podríamos ponérselo. ¡Vladko se viene o yo me quedo!*

No estaba dispuesta a dejar de lado a nadie. Si estuviese muerto, no habría más remedio. Vivo no. El sentido común era fuerte, pero su lealtad lo era más. 

Mientras corría miró al que se había rendido dejando atrás unas palabras - si el muere te buscaré...

Mientras intentáis reanimar a vuestro compañero percibís por el rabillo del ojo el parpadeo de una luz anaranjada que proviene del piso superior. La llamas empiezan a asomarse por la pasarela superior amenazando con prenderlo todo. Las lenguas comienzan lentamente a lamer la puerta y luego el marco de la misma. 

Vladko sigue sin recuperar la conciencia cuando Sara se marcha. En ese momento Elian y Matka intentáis reaniramle sin éxito por el momento para que pueda salir de esta mansión por su propio pie. En ese momento en el que los dos estáis atentos a la recuperación del tyviano, el mercenario hace además de marcharse corriendo por la puerta que da a la cocina...

Este comienza a correr, olvidándose de su pistola y a menos que lo detengáis, se escapará.