Partida Rol por web

El servidor reacciona moviéndose de forma confusa al principio ante la aparición de Heinrich, pero tras el instante de vacilación apunta con sus armas al soldado de la guardia imperial y dispara sendas descargas de balas contra él, aunque sin acertar a su objetivo.

Heinrich, despues de la carrera, apunta(media accion) y dispara al servidor con su poderosa escopeta, picadora de carne con municion perforante.

-Aguanta Isolda! Reza al Dios Emperador y no te duermas!

Isolda había perdido el brazo. Durante un segundo se quedó con los ojos abiertos y sin saber que pasaba, pero entonces empezó a gritar como solo una persona que acababa de sufrir una gran herida podía hacerlo.

La oscuridad se cernía sobre ella, con una lentitud tranquilizadora y prometiendo la ausencia de dolor, pero Isolda sabía que las cosas buenas no venían de por sí, que solo el Emperador podía decidir si moría o no, por lo que, con un ligero murmullo, comenzó a intentar concentrarse por medio de oraciones y letanías. Algunas no se acordaba o el dolor la superaba y tenía que parar.

Eso podía ser el fin de la Hermana de Batalla.

Le pareció escuchar algo, pero le parecía lejano y como si le hablaran por medio de una grandísima pared de ferrocemento.

Desde el recodo donde se cubría, el tecnosacerdote Arcturus había sacado un enorme rifle láser que parecía tener el doble de anchura de lo normal, quizá más.

Sin mudar su expresión seleccionó como objetivo a uno de los servidores y descargó sobre él una corta ráfaga de disparos que expulsó las descargas con potentes destellos de una precisión letal.

El servidor de combate recibió el impacto de lleno, y aunque los proyectiles deformaron y rompieron por varios sitios las placas blindadas que había repartidas por su cuerpo, el insensible humanoide seguía en pie.

Desequilibrado por el impacto, volvió a apuntar sus armas contra Heinrich y disparó los mortíferos proyectiles, que volaron sin encontrar la carne de su objetivo.

Heinrich suelta su escopeta "picadora de carne", la cual pasa a colgar de su correa. Su entrenamiento y experiencia en la guardia imperial ha condicionado sus reflejos hasta la perfeccion. 

Casi inconscientemente echa mano de su rifle, que tenia el modo de disparo en semiautomatico desde que, apenas cinco minutos antes, habia acabado con un servidor por la espalda, aunque pareciera que fue hace un siglo.

-Joder, como aguantas, cabron.

Dicho esto, aprieta el gatillo de su rifle. Aunque, lamentablemente falla su rafaga.

Orionus visibilizo los objetivos y sus compañeros comenzaron a disparar a los servidores, unos milisengundos después disparo una ráfaga de balas para tener unos disparos precisos a uno de los servidores que no habían recibido impactos de fuego.

Entre el ruido y tensión del tiroteo no sé noto mucho que Orionus disparo a pocos metros del suelo por donde se estaban acercando los servidores.

En un instante, el aire se llenó de proyectiles y descargas láser que volaron hacia los servidores y una pequeña nube de polvo los cubrió por un instante.

Al disiparse disipó reveló a uno de los servidores tambaleándose sobre una pierna convertida en una masa sanguinolienta que a duras penas resistía su peso; otro de ellos yacía en el suelo con el pectoral completamente reventado y cubierto de unas pequeñas llamas que quemaban la poca piel visible que le quedaba. Sin embargo aún quedaban otros tres servidores industriales intactos; y lo que era peor, el servidor de combate, que surgió aparentemente intacto entre el polvo tras el cuerpo medio calcinado como por obra de brujería.

A una señal suya el resto de servidores salieron corriendo en dirección a los Acólitos. Incluso e que tenía una pierna herida avanzaba ignorando el hecho de que a su paso dejaba un rastro de abundantes trozos de metal, carne y sangre; por su parte el servidor de combate extendió por completo ambos brazos, bajo los cuales portaba sendos subfusiles. Se escuchó un sonoro chasquido, e inmediatamente descargó una autentica lluvia de plomo sobre los Acolitos.

imperterrito ante los disparos fallidos de su oponente, el servidor continuó lanzando proyectiles, finalmente con algo más de precisión.

El Servidor de combate era demasiado peligroso como para no tratar de derribarlo a él primero. Aunque lo mejor seria tal vez debilitarlo. Me concentré y lancé el poder de mi voluntad sobre él. Sentí como la energia de la disformidad planeaba de mi mente hacia el cuerpo del Servidor con intención de hacer que toda su musculatura se convulsionara a la vez. 

Me preparé para que cuando cayese al suelo, y apunté con cuidado mi arma para descargarle una buena rafaga en cuanto lo derribase.

Hieronymus no se echó al suelo detrás de su cobertura como un reflejo, sin embargo uno de los proyectiles atravesó el muro de rocohormigón y le dió en el hombro. Maldita sea - pensó el viejo. No se creía lo que acababa de pasar, por lo visto, los proyectiles debían haber pasado rozando la cara del servidor de combate. Si fuera otra arma, pensaría que las miras estaban mal, desajustadas, pero tratándose del Agripina... aquel condenado servidor tenía la mayor suerte del Imperio.

De todas formas no te durará mucho, engendro - pensó el viejo. Se volvió a poner en pie apuntó al servidor de combate, que además parecía ser el líder de los demás y apretó el gatillo dejando que el rifle gritara la furia que el arbites sentía. Una vez más el fusil, apoyado sobre el escudo se mantuvo estable y la munición matamáquinas voló hacia el servidor.

Juro que haré que Arcturus te desmonte las armas de los brazos para que sirvan al Emperador, engendro - murmuró el arbites para si mismo.

- Hotel India, nos enfrentamos con gran oposición, los servidores están presentando más resistencia de la esperada - dijo el arbites - aguantad lo que podaís - el ruido de una ráfaga larga de su rifle automático ensordeció la comunicación unos segundos - aguantad, iremos en cuanto podamos - sonaron más disparos - retroceded hasta nosotros si podeís.

El arbites cogió aliento un momento y añadió - Hotel India, suerte, que el Emperador os proteja. El arbites no se tenía por un hombre muy piadoso, no más que acudir a lso servicios en la capilla cada festividad, pero en momentos como aquel esperaba que el divino Emperador protegiera a sus fieles servidores*.

Máster, perdona el repost, pero ya no me deja editar mi primer post del dueto, en el cálculo de la reducción de daño falta aplicar el bono de resistencia del viejo, que es BR 3 (de Res 34). Ergo... el proyectil pegaría contra la cobertura/escudo/manto antifrag y ya.

Son: 4 de la cobertura, 3 del manto, 4 (8/2 por el escudo) y 3 del BR, total 14, es decir, que ni el proyectil de 14 ni el 11 harían daño este turno.

Dado que me has reducido la cobertura en dos puntos (PB2), en turnos subsiguientes el primer proyectil me haría 2 puntos (de no esquivarlo) y el segundo nada.

Espero tu respuesta para perder/no perder los 3 puntos de vida.

Heinrich recibe el disparo en el muslo y la energia cinetica del proyectil hace que de un traspie por lo que falla su corta rafaga.

-Me cago en tu padre, lobotomizado imbecil.

Le increpa entre dientes, aguantando el dolor.

-Humpppfff! Jerome, aqui la cosa esta jodida, India se encuentra en estado critico, he encontrado una ferrea resistencia, si consigo sacarla de aqui nos veremos pronto, si no, nos veremos en la gloria del Emperador. Buena suerte, el Emperador protege.

El corto mensaje de Heinrich llega por el intercomunicador.

La situación se estaba complicando más de lo que esperaban porque los servidores seguían avanzando aun estando medio destrozados entre sus piezas de metal y carne. Además el servidor de combate efectuó fuego a través del blindaje que nos daba cobertura. Orionus pensó estos servidores (son duros de pelar). Esperemos que nuestros compañeros del otro lado estén en mejor situación que nosotros

Hieronymus disparó de nuevo una ráfaga de balas al servidor de combate que lo dejo hecho ruinas y muerto. Aun quedaban muchos más servidores.

Orionus disparo de nuevo con el rifle automático a los servidores mientras decía al grupo "Fuego a discreción, debemos rechazar el ataque cuerpo a cuerpo". Orionus reconocía que era malo disparando e hizo lo que pudo.

Tras la cobertura, Arcturus fue capaz de evitar la lluvia de proyectiles disparados a su posición, que dejaron un rastro de agujeros en suelo y paredes a su alrededor sin causarle daños.

Con los servidores estaban cada vez más cerca, el tecnosacerdote eligió a uno de ellos como objetivo y de nuevo lanzó varias descargas láser para derribarlo.

En seguida el olor a pólvora, sangre y carne quemada inundaba el terreno que se había convertido en un campo de batalla.

El servidor de combate convulsionó, afectado por los poderes psíquicos de Taikel, y sus armas vomitaron más proyectiles que inofensivamente volaron al azar por el aire. Casi al mismo tiempo, la ráfaga de proyectiles del Arbitres le golpeó por todo el cuerpo provocando enromes daños. Antes de tocar el suelo el servidor ya estaba muerto, con múltiples agujeros en su pecho, el brazo colgando en un ángulo extraño y cubierto de sangre.

El servidor que fue víctima de de Arcturus no sufrió un mejor destino. Al golpear su cuerpo metálico las descargas láser provocaron enormes deflagraciones que cubrieron su cuerpo en llamas por completo. El servidor siguió caminando unos pasos antes de caer al suelo mientras las llamas consumían su cuerpo.

Los supervivientes, imperterritos ante la caída de sus compañeros, continuaron corriendo y cargaron contra los Acólitos. Sus lentos y pesados cuerpos no estaban pensados para el combate y la mayoría agitaron sus extremidades metálicas en vano; sin embargo un solo golpe con aquellos poderosos brazos, que casi parecían ganchos de remolque, podía ser fatal.

El intercambio de tiros hasta el momento había estado equilibrado. Acolito y servidor, ambos habían sido heridos y disparaban sin cuartel. Cualquiera de los dos podría haber sido quien asesinara al enemigo que tenía enfrente, pero el destino parecía querer proporcionar la oportunidad a los siervos del emperador.

Tal vez fuera efecto de los daños sufridos, pero las balas del servidor pasaron a varios metros de distancia de heinrich; y más aún, una de las armas del servidor profirió un horrible crujido seguido de una pequeña detonación. El arma ahora expulsaba pequeñas nubes de humo negro por un lateral y se negaba a disparar a pesar de la insistencia de su portador.

El credo de la Guardia Imperial decia, claramente que "El Emperador protege", desde luego, a su fiel servidor Heinrich, si que le protegia.

-Bendito Dios Emperador, guia mi mano para acabar con tus enemigos.

Dice mientras que dispara al maldito servidor, consiguiendo, por fin impactar de nuevo.