Partida Rol por web

Orionus resistiendo los golpes del enemigo intento separarse del servidor. Era complicado moverse en cualquier lugar porque todos sus compañeros formaban un muro para no crear un flanco débil y no pudo moverse.

Por eso Orionus intento golpear al servidor con la culata de su rifle automático pero fallo.

El combate contra los servidores se desarrollaba cada vez peor para los acolitos. Las armas se encasquillaban y los tiros fallaban, el único pequeño éxito fue el derribo del servidor que los poderes psíquicos de Taikel provocaron. Pero, ¿cuanto tiempo aguantarían?

A ese paso, tal vez no mucho.

Aprobechando mi tactica de derribarlo con mis poderes me habia alejado lo bastante como para tener espacio entre él y yo. Esta era la mia. Con una sonrisa maliciosa alcé el rifle y lo encaré hacia el servidor que nos estaba dando tantos problemas. Y apreté el gatillo como si me fuera la vida en ello, que realmente ocurria así. 

"Tengo que aprender a inmovilizar a la gente psiquicamente" Me dije mientras veia como las balas se dirigian a su cuerpo pseudomecanico. 

El regulador arbites dejó caer el rifle encasquillado que colgó inutilmente de la bandolera cruzada a un costado del viejo agente. Éste con gesto entrenado liberó la porra antidisturbios del cinturón con una sola mano, mientras el escudo sostenido con la otra mantenía apartado al servidor industrial. Hieronymus gruñó audiblemente mientras echaba hacia atrás al servidor y aprovechaba el hueco para lanzar un golpe horizontal con Castigadora, la porra artesanal entregada por la Inquisición.

El golpe encontró un hueco en las defensas del servidor y el arma golpeó contra el tórax de aquel armazón de carne y metal y resonó en todo el callejón. El servidor se tambaleó ostensiblemente.

Orionus iba a recibir un ataque de servidor con suerte y habilidad lo esquivo. En un milisegundo tenia que decidir si separarse de la confrontación o golpearlo.

Tomo la decisión de asestarle un culatazo al servidor pero fallo, Orionus siempre fue mejor alumno atacando a distancia que cuerpo a cuerpo.
 

Arcturus no perdió el tiempo, modificó su posición para asegurarse de no disparar por accidente al arbites y volvió a disparar al servidor, que fue golpeado de lleno por la descarga láser.

Por fin los resistentes servidores comenzaron a ser derrotados. El primero siendo aturdido por Hieronymus para después recibir la descarga que lo hizo caer en redondo y dejó marcas de quemaduras por todo su cuerpo, y el segundo siendo acribillado a balazos por el psíquico Taikel que atravesó el duro blindaje con pura potencia de fuego.

Orionus continuaba evitando los ataques del enorme brazo mecánico de su oponente, pero si bien no había causado daños al servidor, tampoco él había sido herido.

Al mismo tiempo escuchásteis un grito y visteis a Heinrich, que corría hacia vosotros desde el otro extremo de la "calle" cargando con su pesada escopeta.

Habías salido corriendo como un gamo hacia el lugar donde dejaste a los demás mientras introducías nuevos cartuchos en la escopeta a toda prisa, tarea nada fácil, ya que por mucha potencia que tuviera, aquella arma era especialmente complicada de recargar.

Por fin habías introducido el último cartucho cuando doblaste la esquina guiándote por los disparos a tiempo para ver como el psíquico Taikel abatía a uno de los servidores descargando una lluvia de proyectiles sobre él. El resto se hallaban todos en el suelo, salvo un último servidor que intentaba golpear a Orionus con su brazo mecánico causando muchos daños en los objetos alrededor, pero éste conseguía evitarlos con puros reflejos y agilidad.

Mientras avanzabas hacia ellos, Hieronymus hizo un gesto indicando que te habían visto.

Tras lo mucho que nos habia costado derribar a stos servidores no pude decir mas que - Toma ya! - al servidor que yacia a mis pies. Vi que el sicario tenia problemas con el suyo por lo que decidí echarle una mano psiquica. Parecia ser bastante util contra estos monstruos pseudometalicos. Apunté con cuidado esperando que cayera al suelo, para poder abatirlo con mayor facilidad. 

Hieronymus dió gracias al Emperador cuando la porra reventó el tórax del servidor. Un instatnte después el disparo del rayo láser del tecnoadepto achicharraba la cabeza del ser semimecánico. Esta vez el láser había pasado algo más lejos del arbites, así que parecía ser que Arcturus había vuelto a ser más cuidadoso con la seguridad del viejo.

Viendo que sólo Orionus tenía aún a su contrincante en pie, el arbites no lo pensó ni un instante y cargó hacia el servidor restante con el escudo por delante. Lanzó un golpe lateral, pero el golpe cayó contra una de las pinzas del servidor que apenas notó el impacto.
 

Orionus cansado de atacar cuerpo a cuerpo al servidor intento desplazarse unos centímetros de él. Apunto al servidor con el rifle automático y disparo una ráfaga de balas a él.

Decidido a poner punto y final al combate, coloqué el ojo en la mirilla del arma y tras tomarme un segundo para poder apuntar correctamente apreté el gatillo, con la mala suerte que erré de nuevo el tiro, maldiciendo en código binario por mi mala puntería.

-11000010 10100001 01001101 01100001 01101100 01100100 01101001 01110100 01100001 00100000 01110011 01100101 01100001 00100001...

El guardia imperial corría hacia vosotros desde el otro extremo de la calle, escopeta en ristre, sin embargo en cuanto pudo ver la situación en la que os encontrábais soltó el arma y con unos movimientos rápidos y precisos desenfundó el rifle y disparó contra el servidor que acosaba a Orionus con una precisión digna de un soldado del imperio.

Los músculos del servidor comenzaron a temblar en cuanto la oleada psíquica enviada por Taikel tuvo efecto, y cayó al suelo irremisiblemente. En ese momento Recibió los disparos del grupo de acólitos, que lo dejaron resollando en el suelo, incapaz de mover su pesado cuerpo durante unos momentos.

Los golpes e impactos que recibió a continuación terminaron con él sin que apenas pudiera defenderse y su cuerpo quedó tendido en el suelo inerte, rezumando sangre y aceites de sus partes mecánicas como la mayoría de sus congéneres alrededor de vosotros.

- Heinrich? Que haces aqui? Donde está la hermana Isolda? - Aunque no me gustase demasiado y yo a ella tampoco, me preocupaba que estuviese tan herida que no pudiese moverme. De ser asi deberia acudir rapido a ella y tratar de sanarla con esas energias que tanto odiaba. 

Heinrich negó con la cabeza con impaciencia, estaba visiblemente nervioso - Isolda está muy malherida. Aún vive, pero yo soy incapaz de ayudarla. Ni siquiera me parecía seguro para ella moverla, he venido porque lo único que podía hacer era servir de refuerzo. -

No se podían ver sus ojos, pero no hacía falta, su expresión era una mezcla de preocupación e impotencia. Parecía esperar que le dijeran qué era lo que debía hacer a continuación, o temeroso de tomar, o haber tomado ya, una decisión equivocada.

Tras introducir un nuevo cargador láser en mi arma y volver a ocultarla tras los hábitos de mi orden me giré haciendo un gesto para atraer el servocráneo de nuevo a mi lado y me dirigí al guardia imperial.

-¿La sororita está no-operativa? Llévame con ella. Poseo conocimientos básicos de técnicas del Adepta Medicae.- Modo de voz claro y conciso, emitido por la máscara con un deje metálico e impersonal. La verdad es que la refriega me había alterado lo bastante como para no atreverme a usar la voz humana. Me gustaba parecer lo más artificial posible tanto tiempo como fuera posible.

Una macabra idea cruzó mi mente, y le hice un gesto al arbitres.

-Recoge las cabezas de los servidores. Cuando disponga del tiempo necesario trataré de hacer un volcado de sus memoria y datos para proceder a inspeccionar a sus amos. Cuanto mas intactas mejor.- Comenté mientras esperaba a que el guardia abriera la marcha y me llevara junto a la mujer soldado. La posibilidad de tener acceso al arma y armadura de una hermana de batalla se me antojaba como un auténtico regalo del Dios-Maquina.

Viendo que el tecnosacerdote comentó que sabia algo de sanaciones me alivié, probablemente sobreviviria. Aunque... Si empezaba a hacerle injertos mecanicos y demás puede que se enfadase bastante. Decidí tratar de ayudar como pudiera. 

- En la las Naves Negras aprendí como restañar heridas gracias a la disformidad. Probablemente si lo usase con ella me llevaria a la hoguera por hereje o cosas asi, pero para eso debe sobrevivir. Iré con vosotros. - Dije, apremiando al guardia imperial.