Partida Rol por web

Divitis Corduba II - Una muerte anunciada

I. La noche asoma

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04/09/2013, 23:52
Ahmed ibn Musa

Recordando la salat del alba, Ahmed cerró los ojos un momento mientras aguardaban a las puertas de la mansión y musitó una quedísima oración. Sin duda no se le iba a permitir cumplir con el rezo matutino, y pidió silenciosamente perdón a Alah por la omisión.

Luego aquel curioso sirviente les introdujo en el edificio. El motrileño no recordaba haber estado nunca en el interior de una vivienda tan grande, por lo que sus ojos fueron ávidos y curiosos de un rincón a otro.

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Mecagüen tres percentiles...

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05/09/2013, 10:10
Director

Mientras cruzáis el patio interior, observásteis a una jóven que os estaba mirando desde el patio porticado de la segunda planta de la mansión, mirandoos desde las alturas.

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06/09/2013, 16:05
Casimiro López

Habiendo ya cruzado el patio interior, el criado de piel oscura se detuvo frente a una puerta cerrada al final del mismo. Acto seguido dio dos golpes certeros de llamada.

¡PASAD! -dijo una voz fuerte y bien templada desde el interior.

Sin dilación alguna, y mientras el criado se apartaba a un lado, bajaba la cabeza y entrecerraba sus manos, así como el caballero Casimiro os asentía tras girarse, os introdujísteis en la habitación. Una vez dentro, os encontrásteis a un hombre de aspecto mayor (la cuarentena o tal vez más...), de barba pulcra y cuidada, rostro adusto y algo serio, que llevaba sobre sus hombros un hábito de Calatrava. El tipo se encontraba leyendo algunos pergaminos y papeles sobre una gran mesa-escritorio, los cuáles estaban totalmente desperdigados sobre éste. La habitación es una especie de estudio, y aunque sobrio en su conjunto, muy acomodado para cualquier vivienda de la epoca: en el centro del mismo una mesa sobre bastidor y un sitial de madera de alto respaldo (en él está sentado el hombre); junto a las paredes veiais otras dos sillas y una estatnteria con dos portezuelas enrejadas y cerradas con llave, de cuyo interior podría dejar entreverse algunos libros.

 

Ejem..., Don Juan de Hoces, el comendador de la Órden de Calatrava... -dijo Casimiro extendiendo su brazo y mirándoos para presentaros al comendador al mismo tiempo quería romper el hielo debido al silencio de don Juan-. Y esque el tal de Hoces continuamaba leyendo los pergaminos que tenía en la mano, sin reparar en la cantidad de hombres que habían irrumpido en el interior de su estudio. Al acabar, miró a Casimiro, y éste le devolvió un gesto con la cabeza. El comendador, entonces, dejó los pergaminos sobre su mesa de estudio, se levantó y comenzó a andar frente vosotros, los cuáles estábais prácticamente en fila frente a él.

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06/09/2013, 16:21
Juan de Hoces

Como si de un pelotón de soldados actuales se tratase y el comendador el mismísimo "sargento de hierro" al que deber obedecer, comenzó a mirar de abajo a arriba a vuestras vestiduras, vuestro color de piel, vuestro rostro y casi en el mismo interior de vuestra alma.

Miró a Zaif y Diego: -¿Y sóis capaz de manejar esas armas que lleváis?, y caminó frente a otro.

Miró a Ahmed: -Pareces fuerte... espero que no sólo lo parezcas...

Finalmente miró a Duran: Muy poca fuerza veo yo aquí, mmm...

Dejó de evaluaros, os miro y continuó hablando.

Así es. Don Juan de Hoces es mi nombre: Comendador de la Órden de Calatrava y Rector del servicio de informadores del Adelantado Mayor de Andalucía... bien, prestad atención -y comenzó a pasearse de un lado a otro mientras os contaba algo interesante-: Ayer por la mañana fue asesinado en la collación de Santiago uno de los jurados del Concejo. Mateo Sánchez, pues así se llamaba. Recibió treinta puñaladas cuando se dirigía a casa de uno de sus vecinos para cobrar unos dineros que le debían. Al pasar por un callejón fue emboscado y cosido a cuchillazos.

El Concejo ha encargado a sus alguaciles la misión de dar con el asesino o asesinos del jurado, pero por motivos que no necesitan saber en este momento, yo también preciso averiguar la identidad de ese o esos asesinos, a ser posible antes que los alguaciles. Confío en que actúen con la máxima discreción: la razón principal para que les haya contratado a ustedes en vez de encargarle la misión a mis propios hombres es que estos son demasiado conocidos en la ciudad y me gustaría que la investigación sea llevada con el mayor de los sigilos -entonces miró a Diego y Zaif, y pareció adivinar a qué se dedicaban-. ¿Me han oído bien, verdad? -preguntó concretamente mirando a éstos dos...-. El caballero Casimiro les acompañará en todo momento: es un hombre íntegro que les será de gran ayuda y espero que confíen en él.

Luego se dio otra vuelta y se colocó tras su mesa.

Respecto al resto del pago, no tendrán que preocuparse, ya que la Orden de Calatrava es más que generosa con todos aquellos que le sirven bien. Mañana mismo podrán comenzar las investigaciones y espero que encuentren resultados pronto. ¿Algo que... añadir? -os preguntó-.

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09/09/2013, 10:37
Nâzeh Ibn Radi

Una arcada mal disimulada recorrió las tripas del hombre al pensar que estaba ante aquél que había ordenado la muerte de cientos de sus hermanos en la fe, que estaba en el bastión de aquellos que suponían un auténtico azote de los fieles, trató de recomponerse y no vomitar pero lo más que consiguió fue dejar escapar una extraña tos bastante ruidosa. No debería estar allí y menos mezclarse en asuntos con estos perros cristianos, pero poco podía hacer dadas las circunstancias. Su plan primigenio era mucho más importante, no tenía plazo para llevarlo a cabo y si colaboraba con los cristianos, no levantaría sospechas y podría deambular libremente y contactar sin estar mirando por encima del hombro constantemente, así que aceptó moviendo ligeramente la cabeza arriba y abajo.

- ¿Se sabe cuántos fueron? ¿ Fue de noche? -tenía muchísimas preguntas, pero entonces se dio cuenta de que seguramente no era el Comendador la persona ideal para informarles.

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09/09/2013, 22:59
Abid ibn al-Amir

¿En verdad será el comendador de la orden? - me pregunté en silencio mientras evaluaba sus palabras e intentaba descubrir el motivo que " no necesitábamos saber en ese momento",

Si lo era, estaba sin duda, en presencia de un gran hombre, los caballeros de Calatraba habían demostrado ser unos fieros combatientes y este era su general. Su buen hacer en la batalla había costado cientos de vidas nazaries, pero entre los míos, aún sabíamos valorar a los hombres por su valía sin importar su religión, cosa que evidentemente no sabían hacer los cristianos que había conocido.

Entre eso y que la paga era buena, asentí a su pregunta sobre si le habíamos oído bien, recordando las palabras de mi tio "Abid, cuando tus camelias tengan leche ordeñaras", siempre decía esa frase, aunque en verdad,en mi família lo único que poseíamos que se pudiera ordeñar eran algunas cabras.

No hice ninguna pregunta al comendador, limitándome a escuchar las de mis compañeros y sus respuestas.

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09/09/2013, 23:43
Bermudo "El Justo"

Estaba ante el mismísimo Comendador de la Orden, aquello era más de lo que podía esperar, Don Juan de Hoces en persona era el encargado de explicarles la tan misteriosa misión. Mientras escuchaba hablar al hombre, Bermudo paseó la mirada por toda la estancia, muy apropiada para alguien de su condición, pero lo que más le llamó la atención y de donde sus ojos no podían desviarse era de las puertecillas donde permanecían encerrados lo que bien parecían libros... ¿Cuántos conocimientos habrá ahí encerrados dispuestos para que alguien los encuentre?

Se esforzó por centrar su atención en el hombre que les hablaba, la misión no parecía demasiado complicada si se conocía la ciudad y a sus habitantes. Si se sabía a quién acudir lo más probable es que se sacara información valiosa. Lo que no tenía tan claro El Justo era el interés que podía tener la Orden, o más concretamente el comendador, para ser él el primero en encontrar a los asesinos y hacerlo de manera tan... sigilosa y sin levantar sospechas. De todas formas guardó silencio esperando acontecimientos, llegado el momento si hubiera algo más que añadir o preguntar seguramente lo haría.

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10/09/2013, 01:12
Yurem Saied

Escuché atentamente a Juan de Hoces, y fue un alivio que no llegase a criticarme.

Al parecer era una persona importante, por la cara y el respeto que le profesaban los presentes. Jamás había escuchado lo de la orden de Calatraba, pero desde ese momento, eran lo que me pagaban.

Ya estaba discutido el precio, y ahora sabíamos el trabajo. Aunque era todo una incognita que deberiamos estudiar detenidamente.

Como siempre, un zote musculoso hizo una curiosa pregunta:

"¿Se sabe cuántos fueron?"

Lógicamente, no sabía mucho  de aritmética:

Si fuese uno y se había ensañado dando 30 puñaladas, sería sólo uno, pero si eran diez, darían tres cada uno y a l a inversa si fuesen tres serían diez por barba, aunque si fuesen cinco serian seis.

Comencé a liarme mientras levantaba y bajaba los dedos contando con avidez, hasta que llegué a la conclusión:

Si supiesen quién es y cuántas puñaladas, no seriamos los "elegidos".

Esperé a ver que mas pasaba.

 

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10/09/2013, 12:16
Ahmed ibn Musa

El título de aquel cristiano asombró a Ahmed. Aun sin estar familiarizado con ellos, no le resultó difícil entender que era alguien importante en una hermandad importante. El recelo también se coló en sus mientes cuando comprendió que si tan grande personaje recurría al secreto para sus informaciones, la situación debía ser más grave de lo que parecía.

-¿Se sabe cuántos fueron? ¿Fue de noche?

Ahmed temió la reacción de sidi Juan de Hoces a la desafortunada pregunta del gigantón. A todas luces un hombre con la lengua más rápida que la mente.

Si supiese esas cosas no estaríamos aquí, mahrum*...

Nada dijo, sin embargo, procurando pasar desapercibido.

Notas de juego

*Literalmente, desgraciado. También loco o endeble de sesera.

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10/09/2013, 12:26
Diego Mendoza

Diego esperó a que el hombre respondiese a las preguntas. No sabía que Zaif se había metido a alguacil, aunque no le extrañaba. Solo esperaba que no le tocase supervisarlo. Cuando hubo esperado el tiempo conveniente a que respondiese carraspeó para llamar la atención del hombre. Aquello suponía para su hermano y para él un conflicto de intereses.

¿Y por qué antes que los alguaciles? ¿No es acaso lo importante el castigo y no quién castigue?

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10/09/2013, 13:45
Zaif Mawlay

- Er... si. Diría más aún. Mi hermano y yo somos alguaciles y, aunque llevemos esto mientras estamos fuera de servicio no dejamos de serlo. ¿Que pasa con los alguaciles?

Como no podía ser de otra manera, A Zaif también le había llamado la atención aquella distinción. Que la gente no se fiara de él por ser musulmán era una cosa. Pero que no se fiaran por ser alguacil era algo absolutamente insólito.

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11/09/2013, 10:38
Juan de Hoces

Si supiéramos eso, no haría falta vuestra presencia aquí, señor -respondió cordialmente el comendador a la pregunta de Nazeh-.

Después miró con cierto recelo a los dos alguaciles, autonombrados hermanos (cosa que dudaba el de Hoces por el simple color de sus pieles), debido a esa reticencia, en parte normal, a ocultar la misión a las autoridades de la ciudad.

Bien habréis cogido el pago que mi buen caballero Casimiro os entregó en medio de la ciudad -dijo refiriéndose al día anterior,en el Potro-, y bien que estáis en mi presencia... Antes de dudar por mi rechazo a que este tema trascienda, habréis de preguntar porqué estáis aquí, y en estas condiciones de secretismo, pues nadie os ha levantado un filo para que aquí os reunáis... Un encargo, sin más; cumplid lo que se os manda, como buen contrato entre ambas partes: encontrad al o los asesinos de ese jurado, nada más... ¿entendido?

El Comendador don Juan parecía hasta molesto por las palabras de los dos alguaciles en cierto momento.

Si algo sale de vuestras bocas -le dijo ya a todos los presentes-, nuestra Órden negará toda esta trama y no responderá por nadie. Y sí... no creáis que aquel o aquellos que hicieron este agravio no pagarán -mirando a Diego-; tanto que es asi como que estáis aquí, frente al estandarte de Calatrava -y señaló su pecho y su emblema fraternal-.

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11/09/2013, 10:58
Casimiro López

Bien, bien, Comendador... -Casimiro intentó calmar los ánimos-. Creo que hemos de irnos, si nos da el permiso. Cuanto antes salgamos a investigar antes daremos con los culpables. Y créame que lo haremos.

El comendador asintió y salieron por la misma puerta y patio que habían cruzado minutos antes. Una vez en plena calle, cuando el amanecer había pasado y ya era plena mañana, el caballero Casimiro les habló frente a ellos.

Sabemos que el Jurado de la collación de Santiago, Mateo Sánchez -decía- iba a cobrar unas deudas atrasadas a uno de los vecinos del barrio, y se dirigía a su barrio cuando un grupo de desalmados le aventuraron las famosas treinta puñaladas... Hoy, día doce, el cuerpo de Mateo se encuentra en la capilla ardiente, ubicada en capilla de la Anunciación de la iglesia de Santiago. En todo momento os acompañaré. Ya habéis oido al comendador: sed discretos.

Cada vez se veía más gente en las calles "cordubensis".

Notas de juego

Veamos, la ambientación del suplemento de Córdoba es extensísima (muchísimo más que las que os he puesto yo, sobre todo en cuanto a la ciudad, barrios, edificios, etc.), y sería imposible añadir todo el manual aquí. Asi que, de momento, id narrando qué queréis investigar, dónde podríais ir, y describidlo, ya que Casimiro puede hacer de guía o consejero en vuestros deseos, o quizá afine vuestras pretensiones de búsqueda.

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11/09/2013, 11:10
Zaif Mawlay
Sólo para el director

Notas de juego

Jefe... como he entrado después no me he apuntado el tema del pago inicial. ¿Me lo han dado? Porque si no lo reclamo al Casimiro este. ¿Cuánto es?

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11/09/2013, 11:39
Nâzeh Ibn Radi

Sin hacer caso de todo cuanto se había dicho de su pregunta, continuó a lo suyo y como en el proverbio, el que no preguntaba no aprendía

- Podemos ir a ver el cuerpo y también al lugar en el que fue asesinado, investigar el barrio y hablar con los vecinos. Eso sería lo primero a mi entender.

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11/09/2013, 11:44
Bermudo "El Justo"

La conversación se finalizó de forma un tanto abrupta así que lo mejor que podían hacer era retirarse para comenzar la investigación. Pero había algo que rondaba la cabeza de Bermudo...

-Si los asaltantes hubieran sido meros ladrones y hubieran conocido la misión del hombre, lo lógico sería que hubieran esperado a que cobrara el dinero... -Hablaba más para él que para el resto que le acompañaba. Miró al gigantón que acababa de hablar.- El cuerpo del muerto poco nos podrá decir, en cambio los vivos tienen boca para hablar.

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11/09/2013, 19:43
Abid ibn al-Amir

Los ladrones no dan treinta puñaladas-les dije desde donde me encontraba, suponiendo que era evidente para todo el mundo que dar tantas cuchilladas era muy cansado y después de la segunda o tercera no tenían más sentido que descargar la ira acumulada - pero los maridos de las mujeres infieles perfectamente pueden hacerlo.

Deberíamos ir a casa del jurado y preguntar discretamente a sirvientes y amas de llave.

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12/09/2013, 11:04
Duran Gómez "El errante"

Estaba claro que tenían a una persona importante frente a ellos, incluso le dijo algo a Duran que no le hizo ninguna gracia. "acércate y verás la fuerza que tengo" pensó para sus adentros.

Lo que no intuía Duran era la causa de esta investigación por detrás, cuando habría una oficial de los organismos de la ciudad, esto le daba mala espina, pero el dinero lo necesitaba.

Dirigiéndose a la conversación que se había creado: - Tiene razón Bermudo, lo normal es atracarlo después de la recaudación, aquí hay algo que se nos escapa.

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12/09/2013, 12:37
Diego Mendoza

Diego mantuvo la mirada al "comendador" sin apartarla. Apartarla era de cobardes y de gente que tenía algo que ocultar y él no era así. Cuando creyó haber dejada clara su postura con el duelo de miradas habló firmemente.

Ocho personas husmeando como carroñeros donde acaba de haber un asesinato y preguntando a la gente llamará la atención. 

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12/09/2013, 12:45
Ahmed ibn Musa

Ahmed cabeceó, mostrándose de acuerdo con los juicios emitidos.

-Tampoco ió asaltaré a un hombre que no tiene dinero, ni le daré treinta puñaladas si me bastan dos. La díuda no tiene que ver... a menos que alguien no quisiera que cobrase –aventuró-. El asisino fue alguien muy enfadado, siguro. ¿Qué enemigos tenía el muerto? Cornudos, arruinados, humillados... ¿A quién ofendió en sus últimos días? Y no creo que fuese uno solo. Un asalto es cosa rápida, y tantos golpes tardan mucho. Y hacen ruido también. Quisá algún vesino vio cómo pasó. Eso lo sabremos en el callejón del crimen. Y quisá hubo hombres contratados... que ahora estarán bebiendo su paga. Podemos investigar también eso.

“Y os pido perdón, sidi –dijo dirigiéndose a Bermudo-, creo que el amigo  Nâzeh puede tener razón. El cuerpo puede decir mucho o nada, pero sí lo harán quienes lo visitan. Y lo enterrarán pronto.

Notas de juego

Uf. Un post corto pero denso. Recapitulo vías de investigación que propone Ahmed:

-Averiguar a quiénes pudo ofender gravemente el muerto en los últimos días.

-Averiguar cuántos fueron sus asaltantes.

-Inspeccionar, o al menos, ver el cadáver.

Para ello, dirigirse a:

-El velatorio, antes de que acabe, y hablar allí con los asistentes.

-El lugar del crimen, ver posibles huellas y preguntar a los vecinos.