Partida Rol por web

Divitis Corduba IV: A los Palacios subí...

II. Mensajes del pasado

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19/09/2014, 18:27
Director

Mientras quedaba en silencio sepulcral (nunca mejor dicho) la catedral de Córdoba donde antes fue mezquita, Nazeh y Diego quedaron fuera. Quizá el temor de encontrarse con lo desconocido o con los avaros que podríanse haber internado les causaba reticencia y prudencia. Quizá el haberse librado de no caer por los tejados de la Plaza del Potro, de no ser arrestados en la casa del Comendador don Juan, de haber sobrevivido a un ajusticiamiento público o de haber salido con vida de las fauces del Tío Arracacepas, habíales hecho pensar que poner el cuello en juego una vez más sería demasiado. Quién sabe si tendrían razón.

Notas de juego

Ya sabéis. Ahora postead Abid, Bermudo, Durán y Zaif por un lado

Diego y Nazeh por otro.

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Aquí queda el final de este capítulo.

En la campaña señala un quinto capitulo, sumamente corto, por lo que, como os dije, yo lo voy a integrar aquí mismo. Pasáos al Off Rol para añadiros la experiencia que os entrego, y continúais normalmente con el posteo.

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19/09/2014, 18:36
Director

 

Con algunos cirios encendidos, bajásteis algunos la escalinata con la intención de seguir al caballero calatravo, ávido con la espada y gustoso, al parecer, por la indagación. Por lo poco que las velas y cirios alumbraba, lográbais ver un un tunel labrado en tosca sillería, en cuyo suelo parecía albergar insectos y polvo (sabe dios y porqué no, ratas aparecerían en cualesquier momento...). Aquel tunel eran tan pequeño que vísteis cómo Casimiro avanzaba agachado, encogido su cuerpo, pues si no la cabeza golpearía en la parte superior. De igual forma sucumbísteis ante aquel corredor, hasta que os detuvísteis todos ante una bifurcación que allí había. ¿Izquierda o derecha? Ambas opciones eran exactamente iguales... Casimiro López se rascaba la coronilla mientras iluminaba uno y otro pasadizo, como si en algo se diferenciaran...

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19/09/2014, 18:47
Director

Cuando el últmo de vuestros compañeros se internó, un escalofrío os recorrio por dentro. Era de noche fuera de la catedral, habíais entrado a escondidas y lo más preocupante era que, justo antes de hacerlo, habíais visto algunas puertas abiertas, como si alguien se os hubiese adelantado. Sin embargo, nada veíais por extraño que fuera; ni tan siquiera Casimiro, cuando se fue instantes antes a recorrer el lugar santo para vigilar un poco, había notado nada fuera de lo común, y tampoco había descubierto nada.

La catedral estaba para vosotros solos... el lugar era impresionante.

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19/09/2014, 21:46
Bermudo "El Justo"

Mientras avanzaban por aquel túnel que no permitía ir caminando recto, a Bermudo metíasele el polvo en la nariz, produciéndole un molesto picor que a punto estuvo de hacerle estornudar. Iba encogido, mirando el suelo mientras seguía al calatravo por aquel camino que no parecía tener mayor complicación que la altura. Pero no todo iba a ser fácil.

Llegaron a una bifurcación que obligábales a detenerse indecisos por el camino a tomar. Bermudo miró a Casimiro mas éste parecía dudar, tampoco él tenía mucha idea de por dónde tirar. El Justo, pensando que, después de haber comprobado que alguien más había ido por ahí, ya que la losa bien se veía que había sido movida, miró a un lado y a otro buscando algún indicio que le permitiera saber qué camino tomar. Quizás una huella o algún objeto perdido, lo que fuera que les ayudara en aquel momento de incertidumbre.

Acercando el cirio a las paredes y al suelo, echó un vistazo en la entrada de uno y otro lado para ver si descubría algo, pero no parecía que hubiera nada que indicara cuál sería la mejor opción.

-¿Qué opináis? ¿Por cuál nos decidimos?

- Tiradas (1)
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21/09/2014, 21:07
Diego Mendoza

No me gusta haber dejado solo a mi hermano—comentó diego al cabo de unos minutos en completo silencio.—Más  entiendo que soy más útil aquí fuera, defendiendo una emboscada que usando la cabeza ahí dentro. El hombre calló unos segundos, como si tuviese algo muy importante que decir y no supiese expresarlo, antes de continuar hablando. No era nada extraño el comportamiento de Diego, pues a diferencia de otros botarates, él era lo suficientemente cabal como para darse cuenta de que no era ni sabio ni inteligente. Tampoco le había hecho mucha falta, pues compensaba esas carencias con su tamaño y su habilidad con la espada, habilidad que, junto a Dios, le había libado de ser ajusticiado a él y a su hermano. La espada del alguacil, ahora en sus manos así lo acreditaba. ¿No os parece raro que nadie haya aparecido hasta ahora?¿Qué haya signos de que hay gente pero no haya nadie? Y sin han entrado...¿Por qué no han dejado a nadie vigilando como nosotros? Hizo Diego un movimiento de cabeza señalando las partes altas de la catedral y finalmente expuso el motivo de su preocupación. Las ballestas son silenciosas y precisas

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22/09/2014, 09:28
Nâzeh ibn Radi

- Es posible que quienes quiera que hayan entrado no hayan sido tan precavidos como nosotros. De habernos hecho una trampa ya la habrían cerrado creo. Pero hay que estar atentos por si acaso, por lo que pueda pasar. Si te parece, a la menor señal de peligro tú corres a avisar al resto y yo cubro la entrada. ¿Estás de acuerdo?

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22/09/2014, 10:28
Durán Gómez "El Errante"

Estaba claro que el camino no iba a ser un camino de rosas, no podíamos estar completamente erguidos, ya que la altura del pasillo era muy baja. Aún así llegamos a una bifurcación en la cual parecía que estaba la primera decisión que deberíamos tomar, ¿hacía dónde ir?

Me agacho e intento observar si en el suelo se pueden apreciar huellas o algún indicio del paso de humanos por alguna de las dos direcciones. 

- Tiradas (1)
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22/09/2014, 12:26
Diego Mendoza

Como deseéis aunque vos tendréis menos problemas para moveros por lugares angostos y yo menos para bloquear la entrada.

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22/09/2014, 16:58
Abid ibn al Amir

Recorrí agachado los túneles que salían de la tumba que habíamos abierto, alumbrado con el cirio que cogí de la iglesia infiel, hasta que el calatravo se detuvo a mitad del camino.

Al igual que mis compañeros, miré con detenimiento a ambos lados de la bifurcación esperando localizar algún detalle que ayudáranos a decidir cual de los dos caminos recorrer.

- Tiradas (1)
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22/09/2014, 22:10
Casimiro López

Mientras que Bermudo buscaba incesantemente algún rastro que pudiera servir de referencia para encontrar a quienes hubieran roto la lápida y se hubieran internado por ella, el Errante y Abid dieron claramente con una pista: eran huellas. Dos pares de leves pisadas (aunque uno más señalado que el otro) discurrían ahora hacia la izquierda, perdiéndose en la negrura de la bifurcación. Casimiro observó detenidamente ante las explicaciones de ambos dos, e instó al grupo a seguir hasta el final. Una sala de techo alto y columna se abrió ante vosotros, y luego otro túnel y dos bifurcaciones más. Ahora que sabíais que había huellas, seguirlas no se hacía difícil, y en pocos minutos oísteis un murmullo delante de vosotros: eran voces.

¡Se oye algo! ¡Aprisa! -mumuró el caltravo-.

Corrísteis hasta ellas, y el sonido hacíase cada vez mayor. Vísteis a Casimiro López, el hombre que siempre creyó en vosotros, sacar en plena carrera su tremenda espada mientras alumbraba con el leve fuego que os resplandecía junto a los que también habíais cogido, algunos. En pocos segundos llegásteis a una verja, y Casimiro recordó el pergamino que mandásteis traducir. Parecia sabérselo de memoria, y recitó algo, como parte del mismo:

El pergamino decía algo así -y Casimiro narró-: "Por suerte no tuvimos que andar demasiado, y minutos después nos deteníamos frente a una reja que el hachib abrió utilizando una vieja llave que, al parecer, acompañaba al mapa. La reja servía de entrada a una alberca enorme cuyo techo, que se perdía en las tinieblas..."

Efectivamente, nada más cruzar la verja (que estaba abierta), vísteis una enorme alberca. Era una sala cuadrada que medía de lado algo más de cuatro varas. El techo estaba sostenido por cuatro gruesos pilares, aunque era imposible saber la altura exacta de la cisterna ya que el tejado se perdía en las tinieblas y el suelo estaba cubierto por un agua oscura y negra. Entre los pilares, y arrancando desde la verja de entrada, había un estrecho puente que conducía hacia el otro lado de la estancia,donde se encuentraba aquella joya: el orbe tan citado en la carta. Junto a él se encontraba lo que parece ser un esqueleto vestido con unos harapos, como un cadáver enlutado por los siglos. En el extremo del puente Tristán, el esclavo guanche de la casa de don Juan, hacía guardia en el centro del puente y justo detrás de él se encuentraba Soledad, la esposa del Comendador, que pasaba nerviosa las páginas de un libro.

Notas de juego

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23/09/2014, 12:14
Zaif Mawlay

Al final del estrecho puente se encontraba la joya que andábamos buscando, más ella estaba rodeada de los actores de la muerte del tal don Juan.

Aquella que fue su mujer leía con nerviosismo un libro y yo esperaba que no fuesen hechizos lo que contuviera. El otro, el esclavo aquel, nos daba cara al otro extremo del puente y más que nunca me hubiese gustado tener una ballesta. Más sólo tenía mi bracamante que presto saqué por lo que pudiese pasar.

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23/09/2014, 18:34
Director

Aun sin ponerse, a priori, de acuerdo, algo os llamó la atención. Un cirio grande se había caído cerca de la entrada de la Puerta de las Palmas, mas o menos en el centro de la catedral. El cirio rodó y su vela se apagó. Entre las innumerables columnas, discernir algo desde vuestra posición al lado de la lápida abierta era prácticamente imposible. ¿Habría entrado alguien?

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24/09/2014, 20:53
Abid ibn al Amir

En cuatro entré en la sala intenté hacerme una composición de lugar. Saqué mi nuevo arco, mucho más enclenque y con mucho menos alcance y fuerza que mi precioso y fiel arco compuesto, aquel que los alguaciles infieles me habían requisado y seguro que malvendido por unos pocos maravedies.

¡Yo de usted me alejaría de ese libro!- Exclamé a la mujer apuntándola con una de mis flechas, dispuesto a clavársela en mitad del pecho al menor movimiento sospechoso.

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25/09/2014, 02:08
Bermudo "El Justo"

Expectante ante lo que pudieran encontrarse tras la verja, Bermudo quedose en retaguardia con su hacha preparada por lo que pudiera acontecer, y lo que vio no causole sorpresa alguna pues ya sospechaban desde hacía tiempo de la mujer del comendador. Allí estaba la maldita leyendo un libro que, a saber qué valor tendría para matar como habíalo hecho ella. Pero no estaba sola, que el su criado acompañábala cuidando que nadie pudiera hacerle daño.

Adelanteme sólo un paso mirando al agua que había debajo, mientras esperaba a que la mujer hiciera algún gesto o dijera algo ante el mandato de Abid.

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25/09/2014, 10:31
Durán Gómez "El Errante"

Parecía una coreografía ensayado, los actores se encontraban a varios metros de distancia ante lo que estaban buscando, un tesoro guardado debajo de varios metros de piedra. Algo escondería o algo rebelaría. 

Al ver como Abid prepara su arco para utilizarlo, yo no dudo en buscar por mis cercanías y ver si existe alguna piedra que me valga para usar la honda. 

- Quietos, no toquen el libro. Grité para ver si me hacían algo de caso. 

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25/09/2014, 10:42
Nâzeh ibn Radi

- shhhh ¿lo has oido? se ha caído algo allí delante... y creo que no se ha caído solo -dice susurrando -ve a echar un vistazo, yo vigilo. Mira... justo allí a la derecha, cúbrete con la columna y mira desde allí. Hazme una señal si ves algo. Lleva cuidado.

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25/09/2014, 11:12
Diego Mendoza

No respondió DIego a su compañero, pero espada en mano se dirigió hacia la columna que le indicaban dispuesto a averiguar que ocurría y a hacer un nuevo agujero para respirar a quien fuese que pretendiera emboscarlos.

- Tiradas (2)
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25/09/2014, 20:32
Director

Ambos estuvieron receptivos y vieron la luminaria caerse y rodar. Diego, que por entonces aún pensaba que no había sido buena idea separarse de su hermano, hizo caso a la advertencia y consejo de Nazeh, y se encaminó raudamente hacia el lugar del ruido. Sin embargo, sus pasos hicieron eco, y resonaron a varias varas en derredor, entre las columnas. Et que justo estando muy cerca de la vela caída, una sombra echó a correr hacia la Puerta de las Palmas, la que seguía entreabierta y por la que habíais entrado.

Aquella figura de baja estatura se iluminaba leve e intermitentemente por entre las columnas de la catedral, reflejo de vela y oscuridad a la par. No hizo ademán de no ser escuchado, sino que salió a la carrera, alertado por Diego y quizá por Nazeh. Parecía a punto de escapar.

Notas de juego

Podéis hacer una tirada de Correr (AGI) para una posible persecución.

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25/09/2014, 21:13
Diego Mendoza

Sin dudarlo un momento las largas piernas de DIego se pusieron en movimiento corriendo tras la sombra. EL hombre no pudo evitar acordarse de como había empezado su aventura...con una carrera similar de la que había salido el joven alguacil muy magullado.

- Tiradas (1)
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26/09/2014, 14:47
Nâzeh ibn Radi

Por un brevísimo instante Nazêh iba a seguir tras los pasos de Diego y la figura que les había visto, pero entonces pensó en que si se iba el resto quedaría sin vigilancia y podían ser pillados in fraganti, o algo peor. Así que se quedó quieto y observó como Diego salía detrás de aquel tipo. Ójala lo enganchase... pero a él le tocaba esperar.