Partida Rol por web

McDouglas agitó la mano como quitándole hierro al asunto para después volver a tomar sitio en su sillón y seguir con la mirada perdida en el horizonte que se vislumbraba a través de la ventana.

Una negra, tal vez una ex-esclava, le empezó a llevar por los pasillos hasta que le llevó al ala de invitados, le enseñó una habitación que contaba con baño propio. 

—Ahora le preparo el baño señor —dijo con voz chillona mientras encendía un brasero con el que iba a calentar el agua—Después le lavaremos la ropa, para mañana la tendrá limpia y seca.

Un baño, una cena y el abrazo de morfeo eran todo lo que necesitaba. 

Billy se relajó, vaya si lo hizo. Disfrutó del baño, del clima y de una noche de sueño reparador. Mientras tanto repasaba mentalmente lo que haría el próximo día...

Lo primero sería hablar con Roland jr. Ver exactamente que quieren de mi. Lo siguiente sería dar un paseo a caballo por la hacienda, reconocer el lugar y que sitios podrían ser susceptibles de sufrir un ataque. Incluso cuales serían buenos para parapetarse. Por supuesto hay que buscar si esta gente tiene hijas o hermanas en edad de merecer.

Respecto al lugar de trabajo. Lo mismo. Pasear a caballo revisando que todo esté en orden, ayudar si fuera necesario... y sobre todo buscar algo que poder llevarse como recompensa adicional...

Llevaba unas cuantas horas de rutina Billy Heart sin saber realmente qué hacer exactamente. Esperaba en cierta manera que quien le había reclutado ejerciese de guía de honor pero no hubo ni rastro de él así que tuvo que conformarse con conocer a algunos de los que serían sus compañeros. Así conoció a Connor Buckley, se trataba de uno de los lugartenientes que controlaban la zona y que sí que pudo darle unas nociones del asunto.

En realidad el trabajo era sencillo, la tecnología lo hacía todo, la habían importado del viejo continente y aprovechaban la fuerza del agua que venía desde las montañas para horadar la roca y convertirla en trozos más pequeños que permitirían que en muchos casos se separase el mineral de la roca. Para ello habían desviado el curso del río y lo habían almacenado en unos depósitos elevados, para luego aprovechar la caída para hacer aquel trabajo. Todo un complejo de ingenios que hacían que el trabajo fuese muy cómodo. Harina de otro costal eran los que iban con el tamiz para sacar las pepitas de plata. 

No tardó en darse cuenta el Tahúr que había dos tipos de personas: las que parecían más aptas para pelear que eran las que controlaban los ingenios y gentes que previsiblemente cobrarían menos y hacían el trabajo más duro. Era dinero fácil a cambio de calmar la sensación de inseguridad del irlandés.

Estaba en aquel momento Buckley controlando el ingenio mientras las rocas caían en pedazos cuando desactivó el sistema que abría el paso del agua.

—Joder, estoy agotado. Anda Heart, échale corazón que te toca a ti —dijo bajando los brazos finalmente, hizo varios movimentos pues los tenía totalmente agarrotados. 

—No me mires así, que el primer día es peor pero aún así nunca te acostumbras, pero creéme. No quieras cobrar lo que cobran esos de abajo: mujeres, niños y negros. Ya te puedes imaginar la paga. En cierta manera también debemos vigilarles desde aquí arriba. Hace un par de meses... Oye —cortó la anécdota de improviso fijándose en el horizonte—. Viene alguien, ven conmigo y ten el arma a mano por si acaso.

Avanzaron un par de pasos y se distanciaron unos cinco pasos para fijarse en el que llegaba, era menudo e iba con el caballo al galope. El sombrero se le había caído y colgaba en su espalda. 

—¡Coño es Danny! —dijo tras un par de segundos en cuanto lo reconoció—, ¿qué querrá el chiquillo del jefe?

—Tíos, ¿no os habéis enterado? —preguntó en cuanto llegó a su altura sin bajar de la montura—. Han matado al Ayudante del Sheriff. Dicen que ha sido un forastero del sur, un mexicano de esos.

Billy se disponía a contestar a Connor cuando apareció con las noticias. 

- ¿Y eso en que tendría que afectarnos a nosotros? - Dijo seco. Realmente si que le importaba. Un mexicano, eso serían problemas. Pero si no se equivocaba los problemas para los que le habían contratado no incuían a mexicanos. O quizá si, pero no se lo habían dicho.

Dio un suspiro.

- ¿Y se sabe porque? ¿No dijo que quería? ¿O simplemente es un forajido que intenta no ser capturado? - 

Se colocó su sombrero y miró a Connor. 

- Sabes Connor, voy a ver que está pasando. Quédate vigilando tu, es mi primer día y tengo que dar buena impresión... ¿no? - 

No esperó respuesta agarró a Danny del hombro y comenzó a caminar. 

- Vamos a buscar a tu padre y veamos que esta pasando colega - 

Al chico le llamó la atención la propuesta de Billy optando por encoger los hombros:

—Lo que decían es que fue donde el ayudante del Sheriff... Creían que era el típico forastero recién llegado que pasaba a entregar las armas tal y como mandan las reglas -unas reglas que paradójicamente tanto los Moore como los McDouglas estaban exentos de cumplir- y sin venir a cuento empezó una balacera, alguno contó cinco balas, otros seis. Después enganchó a otro forastero que debía haber llegado el día anterior y se lo llevó de rehén. Trabajaba para los Moore y acababa de salir del Saloon.

Todo aquello estaba contando mientras Billy se aupaba ágilmente a su montura. 

—Ya nos dirás qué dice el viejo— fue todo lo que alcanzó a decir Connor antes de que picasen espuelas.

No mediaron más palabras en el transcurso del camino hasta que llegaron a la hacienda de los McDouglas. Se encontraban apostados tres hombres en la entrada empuñando sendas armas en ristre. En cuanto le vieron llegar acompañdo del hijo del jefe, uno de ellos se esfumó hacia el interior hasta que volvió acompañado por los dos Roland, padre e hijo.

—¡Danny, para dentro! —gritó su hermano mayor mientras daba un par de pasos hacia el recién llegado.

Billy se detuvo, observo lo que le rodeaba. Una roca medianamente grande, posible cobertura. Tres hombres parapetados y con armas en la mano. Mala señal. Detuvo su caballo y no hizo nada mientras observaba como Danny hacía caso a su hermano. Billy chasqueo su boca y se rascó la frente justo debajo del caballo mientras Roland jr. se acercaba a él solo un par de pasos.

- ¿Que es? - Dijo de forma seca sin perder de vista a los tiradores. - 

No le gustaba el color que estaba tomando aquello, pero tampoco había hecho nada. Al menos que el supiera...

—Hola Billy, me parece que vamos a tener que parar la producción por un tiempo, al menos hasta que descartemos cualquier señal de alarma, sputtch —sin previo aviso pegó un sonoro escupitajo que voló un par de metros que pretendía subrayar aquel panorama que se había formado en un momento—. ¿Recuerdas que te hablé de la tensión con los Moore? No sé pero este asunto me huele mal, un forastero llega de golpe, mexicano para más señas y se ventila al Ayudante del Sheriff que funcionaba como un árbitro para todos...

—No te olvides del enterrador...

—¡Que le hayan pegado un tiro al enterrador me suda la polla Pete! —contestó bruscamente—. Ese era un hijo de puta codicioso que estaba deseando ver que nos matásemos para sacar adelante su mierda de negocio. Estaba siempre de una mala hostia porque nos... tolerásemos.

—Thomas —dijo dirigiéndose a uno de los dos que estaban custodiando la entrada—. Ve a buscar a todos que los que sepan disparar y pelear, el resto que se dediquen a revisar el río que seguro que en el fondo tenemos para un par de días.

Entonces dio otro par de pasos volviendo a la posición inicial donde estaban tanto Billy como su padre y Peter.

—Esto me huele mal, no sé si es una declaración de guerra pero tenemos que estar listos. 

—No disparemos nada hasta que estemos seguros hijo... —le interrumpió su padre.

—Pero sí que debemos ser prudentes, Peter te vamos a mandar una carreta para comprarte por el doble del precio —se percató de que le querían regatear el precio—. No me jodas, el triple y no se hable más, te pagamos el triple de su valor por todos los suministros que tengas indispensables: armas, munición, aceite... Te acompañará Sean McGuill, vine aquí con su padre así que es de fiar. 

—Señor Heart, espero no necesitarle pero... ¿Es usted bueno con las armas?

Billy se relajó al escuchar los acontecimientos. Por un momento había pensado que tendría que disparar por su vida allí mismo. Parece que finalmente solo tendría que hacer de escolta, aunque estaba claro que aquello no terminaría bien.

Sacó su arma, haciendo una pequeña cabriola con la mano y dando unas vueltas al revolver en su dedo para volver a meterla. 

- No tanto como con las cartas señor McDouglas, pero lo suficiente - 

Miró entonces a su hijo.

- Entiendo que esta situación se considera como excepcional. Salarialmente hablando, ya me entiende - 

A la afirmación del hijo volvió la mirada al patriarca de la familia.

- Entonces solo ha de apuntarme en la dirección correcta. Señor McDouglas, soy su mejor baza - 

–La situación es la misma – contestó secamente Roland Jr. –. Cuando hablé de situaciones excepcionales quería decir que, si llegásemos a la guerra, pasaríamos a pagar 100$ por cuerpo. Lo que debemos tener claro es si estamos en guerra o no.

–Calma Heart, calma que de momento no va de direcciones la cosa –lo detuvo Roland padre.

–Ejem… –interrumpió el debate nuevamente Pete.

–Lo del forastero de los Moore me haría sospechar.

–¿Qué forastero? – le preguntaron.

–Parece ser, que un tipo salió del Saloon mientras todo tenía lugar, se lo llevaron y estaba allí cuando dejaron seco al enterrador. Me dijeron que ayer precisamente le vieron con Johnson Anderson, uno de los cowboys de los Moore. No sé si estaba en el ajo, pero creo que…

–Lárgate corriendo y coge todo lo que puedas y espera a McGill en la entrada del pueblo, le necesitamos ahora –le interrumpió rápidamente el irlandés–. ¡Pero, corre ya!

–Parece que vas a tener tus situaciones excepcionales –sentenció mientras se retiraba su sombrero y se pasaba la mano por los poblados rizos pelirrojos, cerró entonces sus ojos y levantó la mirada hacia el sol para que los rayos de sol le bañasen.

Mientras todo eso estaba teniendo lugar, varios jinetes además de Thomas y Pete se auparon rápidamente en los caballos para empezar a hacer lo suyo, unos a ir buscando a todos tal y como habían quedado antes y Pete a haber su agosto particular. En todo caso, debían reagruparse todos en la hacienda con las mayores provisiones posibles para protegerse ante una eventual emboscada.

–¿Entonces atacaremos o esperamos aquí para emboscarles?– preguntó uno de los escoltas cuyo nombre desconocía Billy.

–Mmmm, ¿qué opinas hijo? –preguntó el patriarca para referendar el rol protagónico de su hijo.

Escupió nuevamente el hijo para mostrar su desagrado por la situación antes de valorar el asunto:

–Pienso que creen que no nos lo olemos, como estamos por aquí y no saben que tenemos informantes… Deberíamos atacar antes de que se organicen del todo. Posiblemente ahora están saqueando las armas de la oficina del Sheriff.

Su padre y la pareja de soldados que quedaba asintieron como si apoyasen la propuesta, pero a Roland Jr. no le bastaba. Buscaba el pleno:

–¿Cómo lo ves Billy? –preguntó finalmente–. Te vi buen estratega en la partida…