Partida Rol por web

Las palabras del indio habían dejado un tanto intranquila a la cuadrilla. No tenían ni idea a qué se refería el indio con aquello, entre sus ropas había algún que otro dibujo de un búfalo blanco estílizado, y debajo de la sangre seca que tenía en la cara de la paliza parecía haber algún tatuaje similar.
No obstante todos tenían claro que aquello no parecía ser un tema a tratar por la noche, pues sabían que había cosas que obtenían más poder en ese momento.

Así que en cuanto amaneció, y ya con todos reunidos, despertaron al piel roja. Este tenía mejor aspecto. Y se levantó sin demasiados gestos de dolor. Se le podía intuir el porte orgulloso, pero también sabía donde estaba. Así que cuando habló sus palabras eran calmadas.

-Ser Ternero Risueño, chamán de los pies negros. Gran Espíritu Búfalo traeros a mí en momento de necesidad. Gran mal acechar en esta tierra. Si no detener, corromperla del todo, resto territorio caer también.-

El ranger Norris le tendió un cuenco con guiso que le habían guardado así como un trozo de hogaza.

- Pues habrá que detener, Ternero. Come un poco y dinos dónde se esconde ese mal.

Mientras hablaba, examinó sus armas y comprobó si el sheriff guardaba más armas o dinamita en su oficina. 

Andaba escuchándolo todo O'Callaghan mientras barajeaba su propio mazo elucubrando las opciones que tenían:

—Aquí andan con muchos deseos de venganza, si les dejamos por aquí es posible que acaben invitando a Ternero Risueño a un baile de la soga... Y no creo que pueda decirles que no es muy de bailar. Propongo que les digamos que el indio nos ha contado algo muy interesante de su pueblo a cambio de su vida —propuso sin mirar al indio—. Estoy seguro de que si nuestro Ranger se lo cuenta así, tendremos a medio pueblo acompañándonos por este farol.

Hizo un gesto lacónico con la esperanza de que le apoyaran en su idea:

—Y viendo la que liaron, toda ayuda contra Belcebú, será poca.

—Somos todo oídos piel roja. Desembucha.

De momento el indio no le había contado nada que no supiera ya y el reverendo sabía que cada el Mal aprovecharía cada momento de pausa para fortalecerse. Así era desde el principio de los tiempos.

Sarah se había levantado temprano para ir a la comisaria y regresar sus cosas a la yegua. Al parecer no ocurrió nada muy relevante, y aunque hubiera ocurrido, no se sentía culpable de haber pasado una buena noche.

—Estoy segura de que nadie tiene el valor para oponerse a que nos lo llevemos —le respondió a James y se calló para que el indio siguiera hablando. Al parecer sus compañeros habían decidido ayudarlo y ella no se opondría.

El indio aceptó el plato de comida que le ofrecieron y empezó a comer con ganas y sin pudor alguno, parecía tener hambre. Cuando terminó se sentó en el suelo con las piernas cruzadas y se dispuso a contar su historia.

-Algunas semanas atrás Gran Espíritu Búfalo Blanco aparecerse en sueños. Decir que poderoso Manitú liberarse y sembrar el mal en zona. Jefe de tribu mandarme a a mí, Ternero Risueño, a matar ese mal. Pero Manitú desaparecer y dejar siervos que matar ganado y personas. Hombre blanco creer que Pies Negros ser responsables. Matar a mis guerreros, otros desperdigados. Ternero Risueño atrapado y hombres de armas dar paliza. Estar indefenso y todo perdido hasta aparecer vosotros.-

-Ternero Risueño poder rastrear esbirros del Manitú, pero necesitar ayuda para matarlos. Ser seres muy fuertes y poderosos. Sin mi ayuda no poder vencerles, sin vuestra ayuda Ternero Risueño no poder vencerles.-

Mientras hablaba había hecho algún gesto de dolor, y cuando terminó de contar su historia el indio se palpó un costado. Volvió a poner cara dolorida, por lo que cerró los ojos y empezó a canturrear y balancearse. Aquello duró muy poco y cuando terminó su mano brillaba con luz blanca y pura, se tocó el costado herido y al hacerlo el brillo desapareció y el indio tenía mejor aspecto.

-Tereno Risueño estar listo. Aunque necesitar mi bolsa medicina.-

Amon cogió su arma y su biblia.

—Ya tienes la ayuda que necesitas. ¿Dónde está la bolsa? Tenemos unos demonios esperando.

El sacerdote estaba impaciente por encargarse de aquellas bestias de belcebú. No se le escapa el hecho de que Ternero Risueño había sido bendecido igualmente por el Señor aunque los paganos se refirieran a él de otra manera. No por nada se decía que los caminos del Señor eran inexcrutables. Pero eso no le preocupaba: el Mal que acechaba en aquellas colinas era el verdadero enemigo. Y cuanto antes se pusieran en marcha mejor.

—Discúlpame señor Ternero...— Preguntó James tras pensar un rato cómo dirigirse a él, llamarle Ternero a secas era cuanto menos ridículo así que optó por anteponer la fórmula educada en reconocimiento a algo que proobablemente no valoraría. —Nos hemos topado con varios de los vuestros, eso no parece cuadrarme con el asunto de que eres el único superviviente.

Para medir un farol convenía estar atento a los detalles. Y buscando reconocimiento se dedicó a mirar a los demás.

 —¿En serio, no queréis que reclutemos a unos cuantos lugareños para la cacería? —volvió a preguntarles O'Callaghan

Sarah se impresionó al ver al indio sanándose —Un hombre medicina... —murmuro. Todavía con la sonrisa en los labios. Le costó bastante no reírse a carcajadas, ¡casi adivinaba el nombre del Pies Negros!

—Puedes quedarte, si quieres —respondió a James recargándose al costado de la puerta. Ella también agradecía la ayuda, pero no lo admitiría. Le gustaba pensar que en ocasiones sus amigos encontraban fuerza en su necedad.

Norris había estado observando a Ternero Risueño todo el tiempo sin decir nada. Pero después de que el indio hubiese dicho todo lo cuanto tenía que decir, le tocaba su turno.

- Nosotros mismos vimos a cuatro indios ayer. ¿Eran de tu tribu?.

Se incorporó y se puso frente a él, a la altura de sus ojos. Y le advirtió con el índice en alto antes de mirarlo fijamente, tratando de desvelar la naturaleza de sus intenciones... amigo o enemigo.

- Mírame a los ojos señor Ternero. ¿Nos has mentido en algo de lo que nos has contado?  Si nos estás mintiendo lo sabré.

El indio miró a Norris directamente a los ojos y le aguantó la mirada.

-Ternero Risueno no metir. Ser hombre blanco quien mentir siempre. Ternero Risueño ser chaman de tribu Pies Negros, gran honor para Ternero Risueño haber sido encargado de misión.-

-Venir con varios hombres. Separarnos para cubrir más terreno. Los que estar conmigo morir por culpa de hombre blanco. Otros no saber.-

Parecía haber algo de tensión en el ambiente, pero antes de que pudiera llegar a mayores entró Stumpy en la oficina llevando un paquete.

-Buenos días señorita. Señores. Desde luego. Menuda se está armando afuera. Burdette está ahí con varios hombres. Y tengo la impresión de que quiere acabar lo que empezaron ayer. -

Cuando miraron el bulto que traía lo puso en la mesa.

-Algo me decía que iban a querer marcharse con el indio. Así que traje algunas de sus cosas que pude salvar. Lo siento, no está todo.-

Cuando abrió el paquete había una pequeña bolsa de cuero con algunos trenzados y un dibujo de un búfalo blanco. También un tomahawk.

Al oír aquello James, ignorando a Stumpy, se dirigió raudo a una de las ventanas que daban al frente y asomándose por el lateral buscando ocultarse echó una ojeada a donde se suponía que estaba toda la muchedumbre dispuesta a armar un pogromo:

—Joder... El plan a tomar por el puto culo por estos malditos paletos. Y lo que es peor de todo, que ellos serán los que ganarán con esto. Páter, Norris, vosotros sabéis más de estas cosas, ¿creéis que tenemos alguna opción de razonar con ellos?

Sarah se levantó el sombrero para saludar al hombre, pero no se molestó en mirar por la ventana para comprobar.

—Puedo ir yo, mis dos camaradas son muy elocuentes...  —enarcó una ceja bajo el sombrero pensando porque no fue considerada. Iria por ese tal Burdette y le patearía el trasero ¿Qué problema había con eso?

—Ahora no Copper, esto no va de tener pollas o pretender que se tiene. El asunto es serio... —añadió O'Callaghan alejándose de la ventana.

Cuando O'Callaghan mira por la ventaba puede ver a Joe Burdette, el tipo al que le ganó al poker la noche anterior, sus dos amigos y otro par de ellos. Todos armados con pistolas, y Joe con una escopeta.

De momento sólo estaban mirando a la oficina del sheriff. Aunque por la cara que tenía Joe no parecía que la paciencia fuese su fuerte.

Norris tenía un cierto don para que la gente dejase de hacer tonterías... pero cuando se trataba de tener carisma y pedir a la muchedumbre que lo siguieran para meterse en la boca del lobo... sencillamente no tenía ese don y lo sabía. También sabía que necesitaban toda la ayuda posible y que al fin y al cabo eran las gentes del pueblo las que se iban a beneficiar en mayor medida.

- Para que se unan a nosotros hará falta algo más que una placa, O'Callahan.

Quizá la fé del padre Amon pudiera obrar ese pequeño milagro. Agnes no paraba de decir que la fé movía montañas ¿Quién sabe si podría motivar a esa turba de dirigir su rabia en la dirección correcta?

—Como traigan pollas y no pistolas, será sencillo ¿Cuántos son? —preguntó para ella misma. Se asomó a la ventana junto a James, antes de murmurar y apoyar al ranger.

—¿Corremos o lo intentamos? Padre, no tenemos tiempo que perder en cualquiera de los casos, el que lleva la iniciativa, lleva las de ganar —preguntó. Solo faltaba su opinión.

Amon salió de la comisaría tranquilamente, como quien sale a dar un paseo. Al ver a la muchedumbre frente a él se detuvo y saludó llevándose la mano al sombrero.

—Buenos días caballeros.

Miró hacia el cielo.

—El Señor nos ha dado una bonita mañana ¿no creen? He dormido bastante bien pese a lo incómodo de hacerlo en una silla. Había pensado...— dio unos pasos hacia Joe hasta ponerse delante de él mirando su escopeta —Había pensado que los que han tenido la suerte de dormir en una cama quizás tuvieran la oportunidad de pensar en sus actos de días anteriores. Ya sabe... El Señor nos hizo a todos a su imagen y semejanza aunque con algunos igual se pasó con el tinte rojo. Pero aún así: son gente ¿sabe? No les diré hermanos. A mí también me desagrada sus manías paganas pero no creo que ahorcarlos sea lo que los vaya a convencer para cambiar. No. No está bien ir por ahí ahorcando a gente inocente. Porque como dicen los Salmos 33:25... el Señor ama la Justicia y no abandona a quienes le son fieles.

Miró ahora a todo el grupo:

—¿Le sois fieles al Señor? ¿U os estáis dejando arrastrar por el diablo y sus mentiras? Os entiendo: lo más fácil es echarle la culpa a los pieles rojas. Son salvajes. ¡Y paganos! Pero en este caso no son los culpables de las muertes. Hay algo en las colinas, algo poderoso y oscuros. Algo VERDADERAMENTE maligno. Y mientras vosotros estáis aquí intentando ahorcar a alguien para tranquilizar vuestras conciencias ese algo volverá a bajar y atacar a vuestras mujeres, vuestros hijos, vuestro ganado.

Luego se volvió de nuevo hacia Joe:

—Nos vamos a llevar al indio porque él sabe que es lo que hay ahí en las colinas. Y vamos a limpiar el mal que os acecha. Así que hijo mío: deja los linchamientos para cuando sean necesarios. Ahora mismo necesitamos al indio y cualquier ayuda que se nos pueda prestar. ¿O quieres venir tú con nosotros en su lugar?

Norris no entendía mucho de discursos, pero el del padre Amon le parecía bueno porque era uno dado de corazón y con honestidad. Así que no pudo evitar llevarse un puño al corazón mientras sentidamente escuchaba aquel sermón. 

La otra mano descansaba apoyada en la culata del revolver, por la costumbre surgida de la experiencia.