Partida Rol por web

[DM 06/21] Placer secreto

Una dama en apuros - Escena de juego

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28/06/2021, 22:21
Sancho de Irache

Contra todo pronóstico fallé el impacto, tal vez por haberme confiado. Ahora la criatura estaba de nuevo en pie y lanzándome zarpazos. Logré esquivarlos de milagro, mientras me concentraba en volver a lanzarle un nuevo tajo que le dejara moribundo o acabara con él.

Notas de juego

Utilizo Ataque C/C y utilizo suerte. ¡Debo acabar con él!

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28/06/2021, 22:28
Director

Notas de juego

Esa acción es un ataque simple. Puedes escoger una segunda acción

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28/06/2021, 22:52
Sancho de Irache

Notas de juego

Entonces hago 2 ataques.

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29/06/2021, 15:17
Oso esquelético

Turno 3:

Una vez de pie, el oso se disponía a invitarte a dos nuevos zarpazos. Rugía con sus fauces abiertas, y éstas demostraban su podredumbre por dentro, pues se le veían los huesos del cráneo entre sus dientes. Sin embargo, fuiste más rápido que él, y lograste abalanzarte a sus cuartos traseros, y luego en los delanteros, para propinarle severísimas heridas...

Daño1: 11  (sin protección): 11 puntos de daño.
Daño2: 11  (sin protección): 11 puntos de daño.

Clavaste el bracamante con fuerza, hendiendo todo el acero de esta arma tan alargada para ser un cuchillo... El animal gimió, y luego se desplomó en el suelo, escupiendo sus heridas de filo sangre negruzca (como corrompida casi oscura en su totalidad); luego cayó de bruces a tus pies...

- Tiradas (6)

Notas de juego

Fin del combate.

Bravo, has eliminado tu solito al "animal" :)

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29/06/2021, 15:26
Sancho de Echavarría

Por su parte, el Maideiak propinó un severo golpe con la garrota al oso que lo dejó seco, inconsciente o tal vez muerto al instante del tremendo impacto (el cual resonó en la caverna.

¡Maldición! ¡NO PUEDE SER!-el arcipreste no se esperaba aquello, por lo que se giró rápidamente y echó a correr por donde había salido-.

El Maideiak lo siguió con la mirada, pero no era tan ágil como para correr detrás de nadie. Tan sólo se giró a mirar a Ostatxu, la cual seguía agazapada junto a la pared de piedra, y luego a tí, que tenías tu mano, muñeca y bracamante ensangrentados, pero no de tu sangre.

Notas de juego

Haz un último post de juego. Puedes quedarte en la cueva e interesarte por tus acompañantes o bien correr hacia la salida en busca del clérigo. Lo dejo a tu elección. Luego haré un post conclusivo y explicativo.

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29/06/2021, 17:17
Sancho de Irache

Al ver que el oso caía ante mis pies, miré incrédulo el filo de mi arma. Nunca me habría creído capaz de acabar con un animal salvaje y menos con un oso no muerto. Pero ahí estaba, tirado en el suelo quieto. Miré hacia el otro combate y vi que también caía el otro ser del arcipreste. ¡Habíamos ganado la batalla en un periquete! El maldito cobarde de Sancho echó entonces a correr hacia la salida de la cueva, al ver que se quedaba indefenso ante tan bravos adversarios. Me giré y busqué a Ortatxu con la mirada.

-"Quédate aquí jovencita, voy a perseguir a ese malnacido para apresarlo y ver si tu padre está bien, que estaba esperando en la entrada de la cueva. El Maideak te protegerá, como imagino que ha hecho hasta ahora." Dije rápidamente.

Me volví y eché a correr en pos del arcipreste, dado que era el único que podía alcanzarlo en los estrechos túneles de la cueva. Solo esperaba que Pedro hubiera sucumbido al miedo y hubiera partido sin mi, por lo que no se habría cruzado con el arcipreste y sus guardaespaldas no muertos. Según corría, la luz de la antorcha iba deshaciendo las sombras a mi paso.

-"¡Detente criatura vil! La furia del señor va a caer sobre ti con toda su fuerza."

Notas de juego

¡Vaya, una pena que se termine!

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29/06/2021, 21:14
Director

EPÍLOGO.

La muchacha te miró desde la distancia con ojos terroríficos. Lo que había presenciado no tenía nombre. Tras la creencia de que aquel ser la protegería, echaste a correr con tu antorcha en la mano y el bracamante en la otra. La luz iba iluminando la gruta, y oías ya los pasos del arcipreste delante de tí. Veías la luz que él también portaba, y te limitaste a seguirla lo más rápido posible.

Y como si de una premonición se tratase, tu última orden enviada hacia el clérigo pareció cumplirse: justo cuando ya veías la entrada de la cueva, un peñasco se desprendió desde la parte más alta de la misma, cayendo sobre la cabeza del arcipreste Sancho en el momento en que la atravesaba... El caso es que éste cayó desplomado, pues no había sido un simple guijarro: un peñasco del tamaño de una cabeza le había golpeado en su testa.

Cuando te acercaste a éste viste que estaba postrado en el suelo, tumbado boca abajo. Entre su oreja y su nuca había una herida tan fea y sangraste que entendiste que su vida había acabado allí, en ese preciso instante. Y aquella premonición fue tal, y así la entendiste, puesto que instintivamente miraste hacia arriba para ver desde donde se había desprendido la roca.

Allá arriba, sobre la entrada de la cueva, aún en su parte interior, asomaba el hueco del gran guijarro, y detrás de él había quedado una curiosa forma irregular de la roca: una especie de cruz. Tu antorcha la iluminó y no supiste si fue casualidad. Dicha cruz era fruto de la casualidad, aunque el desprendimiento del peñasco había sido, a priori, algo prodigioso...

El caso es que el arcipreste Sancho fue ajusticiado por la suerte o quién sabe si por alguien por encima de ella.

* * *

Ostatxu fue liberada por un tal Sancho, que había ido a la aldea de Gerisbunde el mismo día en que el arcipreste había muerto.

Eso es lo que dijeron desde entonces las gentes de aquella aldea, quienes no sabían la historia que había detrás (no conocían las viles intenciones del arcipreste, ni de la presencia del Maideiak). Pedro, el padre de Ostatxu, fue encontrado desorientado dos días después, y ni su esposa ni su hija, devuelta ya a su hogar, supieron qué había pasado (aunque en realidad fueron las malas y mágicas artes del arcipreste quienes lo envenenaron y lo alejaron de la entrada, para evitar que alertarse con la voz a los de dentro...).

Lo que nadie sabía ahora era dónde podía encontrarse Nerea. Las gentes de Gerisbunde interrogaron a Ostatxu días después, cuando todo se calmó, pero ésta no pudo afirmar que un miembro de la Iglesia local había sido el responsable (pues sería la palabra de ella contra la de la gran institución). De los osos no hubo ni rastro, pues en tanto que perecieron dentro de la cueva del Maideaiak, nadie se atrevió a comprobar qué había dentro (e incluso el propio ser desechó los cuerpos y los expulsó de aquel rocoso hogar suyo).

Y por tu parte, después de haber liberado a la joven, tuviste el agradecimiento de sus padres, quienes poco podían pagarte dada su humilde condición. Eso sí, desde aquel momento obtuviste una valiosa lección, y era no fiarte de nadie en toda su extensión. El diablo campaba a sus anchas entre las almas de cualquier ser terrenal. Finalmente volviste a tus quehaceres, a tu vida, con el recuerdo de toda aquella mala historia, y con la certeza, además, de que no todo eran "cuentos de viejas", pues las historias a veces guardaban seres terroríficos y seres bondadosos entre sus líneas.

LA VERDAD:

Él conocía la verdad que a los demás le había sido vedada. El verdadero Señor estaba oculto más allá del entendimiento de los cobardes y mentirosos. La fuerza, la sabiduría y el orgullo. Eso son los dones del Creador al hombre. El amor, la humildad y la piedad son solo cadenas que los débiles utilizan para encadenar a sus superiores naturales. Pero ahora el conocía la verdad del Señor. ¿Cuántos años, se preguntaba el Arcipreste, había desperdiciado engañado por la Iglesia? ¿Cuántos años al servicio de un falso ídolo que oculta en tinieblas la verdadera luz de su Señor y Amo Lucifer? Pero ahora estaba decidido a recuperar el tiempo perdido. Adorándole en la eucaristía de la sangre buscaba encontrar los caminos a su luz. No era por la lujuria que socavaba sus entrañas, que poseía sus muslos o sembraba profundamente en ellas su simiente. Era la purificación exigida por su Señor antes de su votivo sacrificio. Unas rameras campesinas son bajo precio por la verdadera iluminación.

Lastima de Ostatxu. Su fuga era muy desagradable y ahora se vería obligado a buscar unos buscavidas un poco tontos que se la trajesen de vuelta.

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El Arcipreste de Mondragón, Sancho de Echavarría, estaba completamente loco. Durante años estuvo estudiando teología y buscando claves secretas en las Sagradas Escrituras. Le obsesionaba la demonología y la llegada del Apocalipsis así que su objetivo último era acumular toda la información posible con la que derrotar a Lucifer. El problema es que tanto estudiar al maligno le acabó llevando a invertir todos su valores morales. Ahora creía a pies juntillas que Lucifer era el auténtico creador del mundo y que fue Dios quien se rebeló.

Pensaba que en un principio Lucifer creó al hombre libre y sin ataduras morales de ningún tipo. Las únicas claves en la existencia del ser humano deberían ser el placer, el poder y la fuerza. Los valores morales no eran, para él, más que una invención del clero y de su falso Dios para poder dominar a los demás. Sin esos límites los hombres serían prácticamente como semidioses.

Sancho, en su locura, decidió ofrecer a jóvenes vírgenes, adolescentes y hermosas como sacrificio a su Señor. Previa fuerza, claro. Su último objetivo fue una chica llamada Ostatxu. Se encaprichó terriblemente de ella y aunque no quería reconocerlo es la lujuria lo que le ciega. Con lo que no contaba Don Sancho es con que un Saindi-Maindi (Maideiak) que vivía en la zona raptase a Ostatxu para evitar que el él acabara con su vida. El Maideak fue avisado de lo que iba a ocurrir por un Itzugarri, el alma de una chica llamada Nerea y que fue la última víctima de los macabros sacrificios. El Saindi-Maindi estaba terriblemente enamorado de la chica y desde quela vio quiso protegerla con su vida si fuera necesario. Esta situación, trastornó los planes del Arcipreste y esa fue la razón de reclamar a su mejor amigo (tú), para él un simple peón de juego, para encontrar discretamente a la chica y devolvérsela... a sus garras. Pero no fue así.

FIN