Partida Rol por web

- ¡Muere maldito! - Gritó Kylian sorprendido de que la bestia oodirda que tenía frente a él ni hubiera caído. 

Quizás por ello se precipitó y falló en su acometida. Apretó los dientes y se dispuso a esquivar la más que probable lanzada en respuesta a su ataque.

Los nervios te juegan una mala pasada. Te expones demasiado para conseguir acabar con tu adversario y éste aprovecha la ocasión para hundirte profundamente su lanza en el muslo alcanzando tu arteria femoral.

La sangre comienza a manar a borbotones de la herida abierta y tomas consciencia de que no sobrevivirás a un segundo ataque como este.

Sumido en el terror y la rabia, Kylian agarró su daga en un desesperado intento por salvar su vida. De nuevo hundió ésta en el cuerpo de la criatura y ahora sí, dejó de moverse. 

- Ha faltado nada... - Se dijo a si mismo y tragó saliva. 

Oró entonces a su dios patrón para que sanara sus heridas, pues no podía enfrentar a más de aquellas criaturas, si las había, en el deplorable estado en el que se encontraba. 

- ¡Oh Gilean, tu qué reinas en tu estado de neutralidad, cura mis heridas para que yo pueda destruir a tan terribles criaturas! - Le imploró. 

Recogió las gemas de los ojos de los no-muertos que acababa de destruir y regresó tras sus pasos, pues debía explorar aquel lugar lleno de maldad. Quizás encontrando un arma de filo algo mejor, le serían las cosas algo más fáciles. Pero más no podía pedirle a Gilean, que velaba por él sanando sus heridas y bendiciendole con sus dotes.

Una última puñalada y tu enemigo cae desplomado al suelo.

Ensangrentado y rodeado de cadáveres apilados, apelas al poder de tu dios para contener la hemorragia y atenuar los dolores que te afligen. A continuación, recuperas los ónices que forman los ojos de tus oponentes derrotados y desandas tus pasos para regresar a la entrada del zigurat.

No te sorprende descubrir que continúa cerrado, así que tomas el pasillo situado directamente frente a la reja.

El pasillo zigzaguea cada pocos metros y te sobresaltas cuando una figura llega corriendo hacia ti sin más armas que sus garras y sus colmillos. Consigues esquivar sin demasiado esfuerzo su impulsiva acometida pero no parece que eso baste para poner freno a sus instintos homicidas.

Ya casi por costumbre, Kylian lanzó un zarpazo con su daga para tratar de arrancarle un trozo de brazo o la cabeza a aquella criatura no-muerta. Pese a que el filo logró arrancar un trozo de piel putrefacta, no fue suficiente como para que el cadáverico reptiliano, se desmoronara como los anteriores. 

- Vamos... Ve con tus ancestros... - Le sugirió preparándose para esquivar su respuesta.

Con tu enemigo abalanzándose sobre ti, consigues hundir profundamente tu ensangrentada daga en sus entrañas y abrirle en canal. Pero él contraataca arañándote profundamente en el cuello con sus afiladas garras.

Está claro que, incluso desarmados, los no-muertos de este lugar son enemigos de consideración para cualquier intruso.

Kylian tropezó y perdió el equilibrio a la hora de alcanzar a su oponente. No llegó a dañar al no muerto que se había abalanzado sobre él. Suerte tuvo no obstante de no acabar de bruces en el suelo.

- ¡Maldición! - Exclamó dolorido al sentir como sus garras se hincaban en su piel y frustado por haber fallado su ataque.

Tu atacante no cede terreno. Él no sabe lo que es el dolor pero tú sí y el hombre-lagarto se aprovecha de esa debilidad para arañarte nuevamente con ferocidad. La herida no es grave, pero se suma a las que has venido recibiendo desde que entraste en el zigurat y eso ha ido desgastándote.

Aguantarás. La pregunta es: ¿hasta cuándo podrás hacerles frente a los ocupantes de este laberíntico cementerio?

Kylian no se iba a rendir. Su vida dependía de ello. Parecía que aquellas criaturas se hacían más fuertes a medida que se iba encontrando con más de ellas. Puede que simplemente él estuviera más cansado. Fuera por lo.qie fuera, no podía fallar. 

- ¡Aaah! - Gruñó a la vez que calvaba su daga en la espalda del zombie con la esperanza de destruirlo y poder pedir a Gilean que sanara sus heridas, que ya eran muchas y empezaban a ser graves. 

La desesperación te da alas y logras herir una vez más a tu adversario. Una cuchillada en la que seccionas tendones y uno de sus brazos. El golpe debería resultar fatal pero la criatura no solo se mantiene en pie todavía, sino que logra asestarte un nuevo zarpazo con el brazo que le queda.

Ya no parece capaz de aguantar mucho más, pero tampoco tú.

Y entonces, una súbita inspiración divina armó el brazo de Kylian con la fuerza suficiente como para arrancar de cuajo la cabeza de ese malnacido y así lo hizo. La bestia retornada dejó de pelear al fin y el sacerdote pudo respirar tranquilo.

- ¡Oh Gilean dame fuerzas para aguantar y sana de nuevo mi maltrecho cuerpo y protégeme contra el mal! - Oró de nuevo. - ¡Yo, tu humilde sirve, te lo imploro! 

De forma súbita, sus heridas se cerraron hasta no parecer algo más que un simple rasguño. De nuevo Kylian se hizo con los ojos de aquella criatura guardián y se dispuso a avanzar por el laberinto que suponían aquellos túneles bajo el zigurat. 

Te haces con tu pequeño botín, imploras una vez más la intercesión de Gilean y sigues pasillo adelante. Es entonces cuando, al doblar un recodo, te topas cara a cara con un nuevo muerto viviente que avanza en tu dirección atraído quizá por el sonido de la refriega, por el tintineo de tu armadura o tal vez por la luz que desprende tu bastón atado a la espalda.

Es un especímen bastante corpulentos pero, por fortuna, tampoco va armado ni reacciona antes de que tú tengas ocasión de hacerlo.

Rápidamente Kylian soltó un cuchillazo hacia adelante penetrando en la podrida piel del muerto viviente y haciendo que sus hediondos y coagulados fluidos se derramasen sobre el firme del laberíntico pasillo. 

- ¿Cuantos como tú quedáis? - Se preguntó preparándose para esquivar el contrataque.

Acuchillas a tu enemigo y él responde a tu ataque clavándote sus afiladas garras. Ni siquiera la protección que tu dios ha extendido sobre ti consigue librarte del cruel zarpazo, aunque sí mitigar buena parte de sus efectos.

Hasta el momento, uno y otro solo habéis puesto a prueba las defensas del oponente, sin que ninguno haya recibido un gran daño de esta acción.

Kylian gruñó cuando recibió el mordisco. Enseguida reaccionó asestando una nueva cuchillada en el estómago del no-muerto. Notó como la daga penetraba hasta sus putrefactas entrañas, sin que pareciera que aquel ataque le causara demasiada  merma. 

Lo apuñalas de nuevo y la criatura se retuerce, buscando el modo de clavarte sus garras o sus colmillos. Pero esta vez solo consigue arañar el pectoral de tu coraza sin lograr atravesarla.

Sin embargo, las fuerzas del hombre-lagarto no parecen haber mermado lo más mínimo a pesar de tus cuchilladas y todavía se muestra bien dispuesto a cobrarse tu vida. O, al menos, seguir intentándolo.

Una nueva punzada, esta vez en lo que queda de oreja del reptiliano, se hace sentir en el brazo de Kylian cuando impacta contra el cráneo de éste y hace que el filo vibre de forma evidente. 

Si aquello no ha destruido a la criatura, poco debe faltar para que se desmorone a tenor de lo que ha visto que le sucedía a sus congéneres no-muertos.

- ¡Vuelve ya a tu fosa! - Le conminó. 

Poco a poco comienzas a imponerte sobre tu adversario a medida que tu daga va seccionando carne y músculo en tanto que sus garras son incapaces de atravesar las sagradas defensas que te rodean. Lo único lamentable es que no puedas mantenerlas por tiempo indefinido y en este lugar los enemigos parecen no tener fin.

Y entonces, de un certero tajo,a cabeza del muerto viviente rodó por el suelo. Lo cierto era que Kylian estaba empleando un sin fin de certeros golpes contra sus oponentes, que de ser seres vivos, hubieran ido dirigidos a importantes puntos vitales de los mismos y sin embargo, al no contar éstos con esa clase de puntos débiles, hacían que su destreza asesinando, pasara del todo desapercibida.

En este último duelo había tardado algo más que con el resto, sin embargo, Heraldo de la Neutralidad había salido mejor parado que en anteriores ocasiones. El escudo contra el mal que ahora le protegía, sin duda tendría mucho que ver. 

Kylian recogió los ojos del no-muerto y salió de nuevo a toda prisa en busca de más oponentes. Tenía que aprovechar los dones con los que su dios patrón le había bendecido, los cuales no eran ilimitados en el tiempo, y si debía enfrentarse a más de aquellas cosas, más le valía destruirlas cuanto antes.

Tu voluntad es más poderosa que las notables adversidades a las que te has tenido que enfrentar hasta ahora y estás decidido a seguir adelante hasta las últimas consecuencias mientras sientas que Gilean te es favorable.

Así pues, te pones en camino tan pronto como has reclamado tu merecido premio del rival derrotado y sigues adelante sin desfallecer. Sin embargo, no llegas muy lejos antes de que el camino se bufurque hacia tu izquierda y descubras un nuevo muerto viviente avanzando hacia ti por ese pasillo lateral.

Su aspecto es bastante deplorable a juzgar por su avanzado estado de descomposición y te sorprende que aún sea capaz de caminar en esas condiciones.