Partida Rol por web

3 Argon 433 AC

Despertáis en las inmediaciones de lo que queda de la ciudad Dargonesti de Mem. Un conjunto de ruinas a medio desenterrar, cuyos restos estragados por el tiempo se están empleando para construir una gran fortaleza en el corazón de la ciénaga.

Podríais haber llegado hasta ellos ayer con las últimas luces del día, pero habéis preferido esperar y manteneros a distancia para poder contemplar el lugar bajo la luz del amanecer y prepararos para lo que quiera que os aguarde dentro.

Desde que abandonasteis la destrozada guarida de la naga, habéis caminado tres jornadas para llegar hasta aquí, con Thorwyn defendiéndose dignamente como intérprete de vuestros guías bakali por medio de un uso muy creativo de su magia. La pareja de hombres-lagarto se han mostrado tan reticentes como varios de vosotros a la hora de llevaros hasta Mem tras el asesinato de Iblirack, pero os han visto sobrevivir al encuentro con su monstruosa asesina y os tienen casi tanto miedo como a ella. No se atreven a desafiar vuestra voluntad.

Durante todo el camino, la piedra parlante ha seguido haciendo de las suyas. Incluso guardada en la bolsa de Thorwyn, ha intentado comunicarse con vosotros en varias ocasiones sin que hayáis interactuado con ella hasta el momento. Lo que sí ha hecho Kylian como buen copista de la Orden de los Estetas de Palantas es transcribir fielmente sus palabras:

Sé que no te has deshecho de la piedra, pero rehúyes nuestra conversación. Lo pagarás si te niegas a honrar nuestro acuerdo.

La Torre de Wayreth cuenta con tesoros mágicos para premiar a nuestros amigos y de armas terribles para enfrentar renegados y a quienes los protegen.

Si el Túnica Gris logra construir su ciudadela flotante, no tendréis dónde esconderos de los caballeros de Neraka. Todo el Norte estará a su merced.

No son las únicas amenazas que habéis sentido estos días. Cada crujido y cada sombra os han hecho temer que la naga estuviera siguiéndoos y tal vez sea así, pero hasta el momento no se ha mostrado antes vosotros. A quienes sí habéis visto es a numerosos goblins deambulando por las inmediaciones de las ciudad en ruinas, pero os habéis mantenido apartados de ellos y los que os han descubierto no han dado ninguna voz de alarma al veros viajando en compañía de hombres-lagarto. Está claro que, en la distancia, os han confundido hasta ahora con cultistas de Takhisis y suponen que os aproximáis con botín robado que entregar en la fortaleza.

Incluso desde donde os encontráis, en un promontorio elevado a unos pocos kilómetros de vuestro destino, la construcción es de un tamaño bastante notable y podéis ver que se encuentra rodeada por un ancho foso de aguas pantanosas por todas partes excepto por una: un apéndice semicircular de menor altura conectado al edificio principal por un largo pasillo amurallado que debe ser la barbacada de acceso al interior.

Braokoo e Iklicae están dispuestos a conduciros a través de las turbias aguas del foso hasta las cuevas subacuáticas que, según aseguran, existen bajo la fortaleza.

Entiendo perfectamente las reticencias de Lowen de seguir adelante y las decisiones tornadizas de Thorwyn y Enrielle a medida que unos y otros vamos dando nuestra opinión sobre continuar o dar media vuelta. Fueron Briand, Kylian y el propio Lowen quienes nos trajeron hasta aquí, pero es tanto lo que hemos sacrificado en el camino que siento que marcharnos ahora sería lo mismo que traicionar la memoria de aquellos que dieron su vida por nosotros. Puedo sentir en mis propias carnes su aprobación o su decepción con cada una de nuestras acciones y decisiones.

De los objetos mágicos que encontré en la guarida de la naga, no reclamo ninguno para mí. Estoy convencida de que mis amigos sabrán darles mejores usos que yo, aunque sí que acepto una parte proporcional de las piedras preciosas con las que comprar una nueva carreta protegida para Jiłhazhí cuando regresemos a Kalaman si no consigo recuperar la que dejé en Robann.

Cada día me acuesto temiendo que la naga caiga sobre nosotros mientras dormimos y amanezco sorprendida de que la noche haya terminado sin ser atacados. Aun así, no me hago ilusiones y sé que tarde o temprano esa pérfida criatura reaparecerá para vengarse de nosotros. Yo siempre he preferido el aire libre a las opresivas ciudades pero por primera vez en mi vida me encuentro deseando hallar refugio entre las gruesas paredes de piedra de Mem. Por muchos que sean, los goblins me dan menos miedo que una naga furiosa.

Cuando mis compañeros proponen hacer noche a las inmediaciones del asentamiento trasgoide, comprendo la prudencia de la decisión y la importancia de prepararnos bien para lo que sea que nos espere allí. Yo quizá hubiera preferido infiltrarnos aprovechando la oscuridad que pasar otra noche a la intemperie, pero afortunadamente no hemos tenido que lamentar ninguna emboscada nocturna.

Además, descubrir que los fanáticos de Takhisis intentan convertir su fortaleza en una especie de castillo volador es para mí un sorprendente hallazgo. Creo que hemos hecho muy bien en venir hasta aquí a frustrar sus planes, aunque tal vez no baste con matar al rey goblin.

—Yo soy una pésima nadadora, pero si conocéis una forma de que todos podamos colarnos en la fortaleza buceando, podéis contar conmigo. Si no, alguien debería acercarse disfrazado de goblin a investigar o tal vez infiltrarse invisible para hacer un mapa del interior —miro a Thorwyn, él es el experto y tal vez yo solo estoy diciendo disparates—. O podríamos acercarnos todos a la entrada con aire decidido y confiar en que los goblins crean que estamos con los cultistas.

El viaje resultó tan penoso como lo había sido hasta ese momento, o incluso más, ya que el temor a volver a encontrar a la naga y el dolor de las heridas se añadieron a la humedad, los mosquitos y el cansancio general. Pese a ello, Lowen no renqueó, siguiendo a la vanguardia de sus compañeros. Viajó sin hablar demasiado, con el ánimo nublado por las circunstancias y las dudas reconcomiéndole por dentro. Sin embargo, seguía decidido a no participar en un plan de asesinato. Por otro lado, los mensajes que llegaban de aquella extraña piedra, conservada por Thorwyn, parecían desvelar nuevas pistas sobre lo que ocurría en aquellas tierras. Algo sobre un mago, una fortaleza flotante, y el creciente poder de los caballeros de Neraka. Sin duda aquello era un tema grave, y parecía que, de algún modo, la naga estaba aliada con algún mago que intentaba impedirlo. Pero aquel monstruo les había atacado y ahora era su enemigo. Y no había forma en que Lowen se plantease restablecer su alianza con él.

Cuando al fin se detuvieron en el elevado promontorio, Lowen observó la ciudad de Mem con admiración. Ver una estructura como aquella en medio de una ciénaga resultaba verdaderamente impresionante. Se deleitó con la vista unos momentos, antes de recordar todo cuanto les había llevado allí, y lo que se escondía en su interior. Dejando sus bártulos en el suelo momentáneamente, sacó el extraño saco encantado y lo volcó una vez más, viendo emerger de él la tienda de campaña y algo de comida, que repartió entre sus compañeros. Aún no se acostumbraba a aquella magia, aunque indudablemente era muy útil en sus circunstancias.

- Parece que este asunto es más complejo de lo que creíamos. - dijo con voz queda - Y que los goblins no tienen tanta influencia en él como pensábamos... o como nos dijeron en Mohrlexctlán.

Se mesó la barbilla, pensando que necesitaba acuciantemente un afeitado, y dirigió la vista hacia la ciudad, en tanto la luz del ocaso iba tiñendo el cielo de colores anaranjados.

- La torre de Wayleth... el nombre me resulta familiar. - miró a Thorwyn - Supongo que tú sabrás algo más al respecto de ese lugar. En todo caso, sospecho que esta es la primera vez que recibimos información fiable desde que entramos en esta maldita ciénaga.

Suspiró. Se sentía muy cansado, no solo físicamente, sino también en lo anímico. Pero sabía que tenía que aguantar.

- Tal vez debamos responder al tipo que está al otro lado. - dijo pensativo - Podría aclararnos algo más, tal vez. Ya hemos averiguado bastante sobre sus intenciones, y no parecen alejarse de las nuestras. Si es que podemos entrar en razón de una vez y abandonar la idea de entrar ahí a cometer un asesinato.

Sabotear los planes de un mago renegado para impedir el alzamiento de los nerakanos era algo mucho más aceptable moralmente hablando. Y, habiendo enviado el mensaje al Consejo, Lowen estaba algo más tranquilo respecto a su misión. Solo le quedaba la preocupación de Jilhazí, pero no había muchas opciones para mantenerle seguro en aquella ciénaga.

─Wayreth es un lugar al que tendría que acudir pronto, si sigo desarrollándome como mago, so pena de que los magos de Alta Hechicería decidan hacer lo mismo que con el mago gris de Mem ─dijo el enano señalando en dirección a la ruinosa ciudad─ Pero hay una prueba muy dura que no todos superan y no tengo verdadero interés en formar parte de las órdenes de los magos. Me gusta ser un artesano-comerciante. Me gustaba. Pero centrémonos.

Thorwyn guardó unos momentos de silencio, los brazos en jarras, mirando fijamente hacia Mem. Apenas si parpadeaba.

─Puedo utilizar 3 hechizos de infiltración: Disfrazarse y Alterar el aspecto, que duran algo más de media hora ambos (el primero me da apariencia humanoide, el segundo me transforma físicamente en el humanoide que elija) e Invisibilidad, de duración mucho más reducida. Podría entrar como goblin, pero sólo el acercamiento podría llevarme más tiempo, salvo que escojamos bien la ruta o cambie cubierto por vosotros en el último momento. Y luego tendría que escabullirme hacia fuera sin que nadie me pidiera explicaciones. No sé si eso sería posible, salvo que entrase disfrazado y saliese invisible, claro. Esa no sería mala idea. Pero de todas maneras no hemos venido aquí a disfrutar de la posada de Mem o de sus amables gentes, sino a explorar y, tal vez, cometer un regicidio. No tendríamos por qué hacerlo todo el mismo día, aunque cada día que estemos por aquí podemos llamar la atención y eso es muy peligroso. Mucha suerte hemos tenido ya. Para mi, lo más limpio, sería entrar por la entrada que conocen los bakali, buceando (ellos nos pueden ayudar y si yo uso el Alterar el aspecto y me convierto en uno de ellos, también), entramos buceando en el cubil del rey hobgoblin, acabamos con él, salimos con la ayuda de una bendición de Gilean, respirando bajo el agua (la forma de entrada o salida puede intercambiarse, como mejor os parezca) y huímos por el pantano aprovechando el caos que se generará.

Como siempre, Thorwyn daba opciones. Tener la cantidad de hechizos que tenía en su grimorio le daban una versatilidad considerable. Para él nunca era suficiente, claro, pero ya se sabe lo que pasa con estas cosas. Seguramente era la versión enanil de ser mago, ¿no? En vez de codiciar cada vez más oro, codiciar cada vez más hechizos y objetos mágicos. Bien podía ser el caso.

─O podemos entrar por la puerta, tal cual. Llevamos dos bakalis. Yo me puedo transformar en un tercero o en un goblin durante un rato, el suficiente para entrar. Nadie nos busca y el lugar seguramente sea tan caótico como el campamento del ejército saqueador de Belleria, que por lo que me contasteis no tenían registro ni de sus propias tropas. Es arriesgado y ninguno de nosotros tiene, que yo sepa, lengua de oro¹, pero supongo que podríamos disfrazarnos lo suficiente para pasar desapercibidos. Dudo que las noticias sobre nosotros en Robhann hayan sido muy específicas, o al menos lo suficiente, ni que nos estén precisamente buscando ahí dentro. Y, como última baza, podríamos jugar la de la piedra de recado: Wayreth busca al mago gris y está usando sicarios para acabar con él, podemos decir que venimos a advertirle y a entregarle uno de sus artefactos. Eso podría ser muy peligroso, pero es una posibilidad más. ¿Qué os parece?

Desde luego, el haber permanecido tan callado durante todo el recorrido hasta la ciudad ahora cobraba sentido: llevaba rumiando qué hacer con toda la información con la que contaba desde el principio. Y ahora por fin compartía sus conclusiones.

Enrielle observaba fijamente la fortaleza. Había estado muy silenciosa desde la partida de Nudillos. Echaba mucho de menos sentir el peso de su cuerpecillo emplumado sobre el puño, o levantar la vista y verlo volar sobre sus cabezas o posado en una rama. Suspiró con tristeza. Al menos, si a ellos les esperaba la muerte en aquella fortaleza él conseguiría estar a salvo. Si lograba llegar hasta Kalaman, claro.

Obligándose a volver al presente, Enrielle escuchó con atención las sugerencias de sus compañeros.

Como ellos, había estado pensando mucho durante aquellos tres días, aunque lejos de un pensamiento tranquilo, pues la amenaza continua de un enemigo invisible resultaba angustiosa. Sin embargo, haber estado cerca del final y la posibilidad de que en cualquier momento acabase todo la reafirmó en su decisión.

— Opino como Thorwyn que nuestra mejor opción sigue siendo entrar buceando por el foso, si es que Gilean nos da su bendición, que aún no lo tenemos claro. —miró al clérigo con mala cara. — Habrá que ver el estado de las aguas, pero si tomamos esa ruta sería conveniente atarnos con una cuerda los unos a los otros para evitar problemas.

»Si no es posible ese camino, supongo que habrá que recurrir a los disfraces y entrar por la puerta sin más. Eso nos dará otro tipo de información, pero no creo que lleguemos a las profundidades que pretendemos. Thorwyn, ¿no recogiste unos ropajes mágicos con hilo cambiante en la infecta posada? Tal vez eso nos ayude.

»En cuanto a la piedra, si no hay forma de que sepan dónde estamos exactamente, creo que puede ser buena idea responder. Al fin y al cabo, el del otro lado parece querer más o mismo lo menos que nosotros. Incluso puede que nos dé más información al respecto. Pienso que dar muerte al rey hobgoblin causará más de un dolor de cabeza, pero será por hobgoblins. Ese mago gris lo resolverá tarde o temprano y seguirá construyendo su fortaleza voladora, que de ser cierto puede ser terrible si la concluyese.

Lowen escuchaba pensativo, enarcando una ceja cuando Thorwyn habló de regicidio. Pero no dijo nada más al respecto. 

- La precipitación nunca nos ha ayudado demasiado. - dijo, pensativo - No es necesario resolverlo todo en una mañana, e intentarlo puede ser un suicidio. Más vale avanzar con cuidado. Ya hemos visto que algunos de nosotros somos más un estorbo que una ayuda cuando se trata de infiltrarnos. Lo mejor es que Thorwyn entre ahí dentro, a pie, y haga un reconocimiento. Según lo que vea, podemos trazar mejor los planes. - miró al enano - Si te parece bien, claro. Es un riesgo enorme.

Se rascó la barba de tres días, pensando. 

-Yo empezaría por la superficie. Luego haría lo mismo con la entrada submarina. Quizá Enrielle, con la ayuda de Gilean, podría entrar en el agua y bucear hasta el acceso, y allí averiguar alguna cosa más. Yo puedo acompañarla hasta la entrada, por si hay peligro. Pero trataría de recabar toda la información posible antes de atrevernos a entrar todos juntos allí dentro. Cuando lo hagamos, debemos tener un plan bien definido y un objetivo claro. 

- ...al fin y al cabo, el del otro lado parece querer más o mismo lo menos que nosotros. - Repitió sonriente las disléxicas palabras de Enrielle. 

Acto seguido pensó que hacer broma en un momento como ese, después de todo lo que había sucedido y con la importante misión que tenían entre manos, podía no ser lo más adecuado. No obstante, no podían estar todo el rato preocupados y sufriendo. Y llegado el punto en el que se encontraba la relación de total desconfianza de Enrielle hacia él, sin que él hubiera hecho nada para ello, había dejado de importarle un ápice lo que ella pensará de él. Aunque pensándolo bien, tampoco le había importado mucho nunca. 

- Hay algunos aspectos que no me terminan de convencer sobre el asunto del buceo. - Reflexionoen voz alta. - Por ejemplo, nuestro querido Thorwyn depende totalmente de ese tomo que porta consigno donde inscribe sus conjuros. Sabemos que el agua no es demasiado amiga del papel... Y lo mismo pasaría con mis pergaminos. - Negó con la cabeza. - Igual lo mejor sea la prudencia. Sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo con Lowen. Puede que lo mejor sea camuflarnos entre la población e ir viendo que se cuece con pequeñas incursiones. Al fin y al cabo, el mensaje ha sido enviado y al menos vosotros no tenéis que preocuparos por la misión, pues ya la habéis superado. A mi aún me queda camino para restablecer el el equilibrio. - Se encogió de hombros. 

—Haremos lo que consideréis más oportuno ─coincido con el criterio de mis compañeros, consciente de que son mejores estrategas que yo─. Dado que Lowen y Kylian han descartado por el momento la opción propuesta por los bakali de acabar con el rey de los goblins colándonos por los túneles subterráneos, supongo que solo nos queda tratar de entrar por la puerta principal. Yo soy consciente de que resulto muy llamativa y además no soy nada hábil en las labores de infiltración sigilosa, como la mayoría de vosotros sufristeis en la posada de Robann. Aun así, si ninguno quiere avanzar en solitario entre las filas enemigas y pensáis que es preferible que vayamos todos juntos, podéis contar conmigo como siempre.

»Coincido con Thowyn y Enrielle en que cuanto menos tiempo pasemos inmóviles en un sitio, más desapercibidos pasaremos y más posibilidades tendremos de evitar a la naga o cualquier otra amenaza, pero si preferís infiltrados algos de vosotros y dejarnos al resto atrás, intentaremos al menos llamar la atención lo menos posible ya que no podremos ofreceros nuestra ayuda.

Enrielle arrugó el entrecejo.

— De acuerdo. Pequeñas incursiones de momento. Pero sigo pensando en que esos túneles bajo el agua pueden ser una buena opción. Si no os convence puedo hacer yo una primera aproximación, con la bendición de Gilean, y ver cómo son antes de arriesgarnos todos a que sea un lugar sin salida. No nado mal... cuando no es un maldito torrente de agua.

»Thorwyn, si vas a ir tú primero disfrazado, permite que te vigile las espaldas. Mejor no ir sólo.

─De acuerdo pues, primero exploración previa. Haremos lo siguiente: el infiltrado seré yo, ahora mismo cuento con los mejores recursos para colarme en la ciudad y poderme mover por ella sin llamar la atención, y para desaparecer de la vista de los guardias si se diera el caso. Pero sólo puedo responder por mi. Así que buscad un sitio donde guareceros mientras yo voy de exploración. Y al cabo de en torno a una hora o algo más, yo volveré como una copia de nuestro ex-guía bakali, para que Enrielle me pueda identificar y hacerme una seña, así nos podemos volver a juntar y ella me conduce a donde estéis vosotros. Así, aunque me capturen y me interroguen, no podrán encontraros.

Un buen plan para cubrirse las espaldas, no tanto para entrar. Aunque el enano siguió elaborando sus pensamientos en voz alta:

-Me colaré en la ciudad disfrazado de goblin, uno especialmente corpulento y alto, para que mi aspecto y mi físico no sean muy diferentes entre sí. Hablo trasgo, así que supongo que no tendré problemas. Para salir lo haré disfrazado de hombre-lagarto y si alguien me pregunta diré que voy a por "leña" o "turba" en mal común. Espero que entre un hechizo y otro me de tiempo a echar un buen vistazo. A las malas siempre puedo utilizar la perla de poder para duplicar el hechizo de Disfraz, o recurrir al hechizo de invisibilidad y salir corriendo de la ciudad antes de que me atrapen... Deseadme suerte, pero no me déis vuestra bendición, seguro que les olería raro... ─dijo mirando hacia Kylian, por si acaso tenía ideas originales por su parte, de esas que llevaba a la práctica sin consultar o pedir consentimiento.

Y eso era todo. El enano aseguró las cinchas de sus cosas, inspiró profundamente y se preparó para avanzar hacia Mem hasta el límite donde podían verles, donde se lanzaría el hechizo de Disfraz y comenzaría su infiltración.

Avanzáis juntos hacia la fortaleza de Mem y os detenéis a poco más de un kilómetro tras aseguraros de que no hay patrullas de goblins a la vista. En los Grandes Páramos no abundan los altozanos pero el promontorio rocoso que habéis descubierto os proporciona cierta ventaja a la hora de anticipar la llegada de visitantes indeseados y esconderos de ellos.

Mientras Lluvia Estelar acomoda lo mejor que puede al grueso del grupo entre las peñas, al resguardo del viento y de las miradas indiscretas, Thorwyn se adelanta para inspeccionar los alrededores de la fortaleza de Mem.

Lo primero que le llama la atención como buen enano es la propia arquitectura del edificio, de planta más o menos rectangular y defendido con altas murallas, tres torreones de tamaños dispares y un apéndice donde debería estar la torre suroriental que hace las veces de barbacana.

A pesar de estar construidas a partir de restos irregulares y muy poco elegantes extraídos de las ruinas élficas, las defensas parecen firmes. Nada que ver con las soberbias construcciones enanas, pero indudablemente prácticas. Y a esto hay que añadir un foso de profundidad desconocida debido a la suciedad del agua y de anchura variable, que en algunos puntos alcanza los doce metros mientras que en otros apenas hay un pequeño salto desde la orilla hasta las murallas.

Hay varios puntos en los que los muros presentan huecos, quizá no lo bastante grandes como para poder colarse a través de ellos, pero sí para que un escalador hábil pueda trepar con facilidad. Y a esto hay que añadir que la vegetación crece frondosa en los alrededores de la ciudadela, facilitando que un pequeño grupo pudiera acercarse a la fortaleza sin ser visto.

Este es el único edificio digno de tal nombre a la vista, aunque los alrededores están sembrados de cabañas de paja y adobe semejantes a las de los hombres-lagarto. Chozas comunales cuyo tamaño y número bien podrían albergar a un centenar de trasgoides y de las que se ven entrar y salir a familias enteras de estas criaturas. Docenas de goblins van de acá para allá ocupados en sus quehaceres diarios, trayendo comida, curtiendo pieles, fabricando toscas armas... Todos parecen distraídos con sus propias labores, excepto un puñado de jinetes de lagartos gigantes que vigilan atentamente el campamento y a sus habitantes. Ninguno de ellos presta la menor atención al transmutado Thorwyn, aunque algunos lugareños le saludan al pasar. 

Hombres-lagarto se ven muy pocos y apenas se relacionan con los trasgoides. Si hay más en el interior de la fortaleza, no hay modo de saberlo más que entrando, pero una pareja de corpulentos hobgoblins bien armados montan guardia a la entrada de la ciudadela y gruñen malhumorados cada vez que alguien se acerca demasiado. Los que traen comida o herramientas son aceptados al interior del castillo por los guardias, pero los que se limitan a curiosear son despachados con patadas en el trasero y amenazas de castigos más contundentes.

Tras algo más de una hora merodeando por la zona, Thorwyn regresa a vosotros bajo la forma de un bakali desconocido que él asegura que es una réplica exacta de Iblirack, aunque los demás tenéis vuestras dudas. 

El enano les relató sin escatimar detalles todo lo que había visto en Mem. Poco, en realidad, puesto que el lugar verdaderamente interesante, la fortaleza, estaba guardado por hobgoblins con muy malas pulgas.

─Pues eso es todo. Como conclusión diría que no vamos a entrar por arriba. Salvo que seamos goblins que traen comida o herramientas, claro, en cuyo caso tendríamos que avanzar a través de una fortaleza cuya distribución interior desconocemos hasta llegar a la zona más vigilada, donde está el rey. Es una locura. Si es cierto que se puede llegar buceando a la cámara privada del rey, esa debería ser nuestra entrada. Y si no vamos a intentar algo, mejor nos vamos yendo ya. Salvo que os atreváis a que usemos la piedra de recado para enviar un mensaje pidiendo consejo o que hagamos la incursión por nuestra cuenta. Sea como sea, hay que decidirlo hoy mismo, no podemos perder mucho el tiempo o acabarán descubriendo que no somos lo que creen y vendrán a por nosotros. Y mañana lo intentaríamos, hoy he usado una parte importante de mi repertorio mágico. Si me decís qué queréis hacer, de cara a mañana puedo preparar hechizos apropiados...

Estaban en una encrucijada. Lo que decidieran esa jornada marcaría su destino más cercano y quien sabe si marcaría también el destino de la región. Una pequeña desestabilización en la cúspide de los inestables goblins podía provocar una reacción en cadena de proporciones difíciles de preveer. O tal vez poco más que generar un hueco de poder que tardarían sólo unos pocos minutos en cubrir. Pero no tenían forma de saberlo hasta que hubiera ocurrido y para eso debían estar convencidos de intentarlo. Desde luego sería una hazaña digna de ser contada.

Lowen escuchó con gesto grave las palabras de Thorwyn, reflexionando sobre lo que el enano les contaba. Por lo que había podido entender, en la zona exterior no había prácticamente más que goblins, y ni rastro de los nerakanos.

- Se suponía que esta ciudad era el refugio de los nerakanos, y que ahí dentro está oculto el túnica gris. - dijo - Pero tú solo has visto goblins, y algún bakali. Supongo que nuestras respuestas están dentro de esa fortaleza.

El solámnico se puso en pie, dando un par de pasos, estirando los brazos. El promontorio en el que se habían instalado les ofrecía cierta seguridad. Ahí arriba podrían contener a un gran número de enemigos, siempre que fuesen convencionales. Ideas de batallas épicas cruzaban su mente, pero los últimos acontecimientos le habían vuelto más realista.

- Necesitamos entender mejor los planes de ese túnica gris, y me temo que no vamos a descubrir nada solo merodeando por ahí. Ningún goblin nos va a saber explicar nada, y no parece que haya nerakanos rondando*. Aparte de que capturar a alguno podría despertar sospechas. - miró en dirección a la ciudad por un momento, y luego de nuevo a Thorwyn - Creo que es hora de responder al tipo que está al otro lado de esa piedra parlante. Quizá él pueda decirnos algo más. ¿Qué opináis?

Numerosas inquietudes rondaban la mente de Lowen. La naga, el mago gris, aquella supuesta ciudad flotante, y muchas otras cosas le pasaban por la cabeza. Aquello era demasiado complicado.

Enrielle escuchaba con atención, mirando hacia la fortaleza que se veía a lo lejos entre la maleza. Como era habitual, el ceño lo tenía fruncido. Ese Kylian acabaría teniendo razón, le iban a salir arrugas. Aunque por otro lado, tampoco le importaba un comino.

─Yo opino que, como Thorwyn dice, nuestro camino en todo caso está bajo el agua. Aunque no quisiéramos matar a ese rey es la vía más directa para entrar ahí y obtener algo útil. Y que no debemos pasar mucho tiempo aquí, también. ─se giró para mirar a Lowen─ Yo también creo que ha llegado el momento de hablar con ese mago a través de la piedra. Al fin y al cabo ─y entonces clavó sus ojos como dos puñales verdes en el clérigo graciosillo, subrayando bien las palabras─ todo apunta a que puede querer, más o menos, lo mismo que nosotros.

»Creo que el más indicado es Thorwyn para ello, que es del gremio. Si él está de acuerdo.

Llevamos merodeando por los alrededores de Mem prácticamente toda la jornada y me sorprende que a estas alturas ningún grupo de goblins curiosos se haya acercado a preguntar por nuestras intenciones, cuando no algo peor. Los que hemos encontrado hasta ahora no han sido tan despreocupados, aunque imagino que no tienen verdaderas razones para preocuparse por nosotros siendo cientos de ellos y nosotros solo un puñado.

Si intentásemos abrirnos paso a la fuerza hasta el interior de la fortaleza, ¿cuánto tardaríamos en caer acribillados por sus flechas y sus lanzas? Pienso que muy poco.

Si descartamos la entrada principal, solo nos queda trepar por los muros sin ser vistos o intentar colarnos por los túneles subacuáticos. Y no es que ninguna de las dos alternativas me apasionen. Aun así, estoy totalmente de acuerdo con Thorwyn en que no deberíamos seguir tentando nuestra suerte y deberíamos movernos en las próximas horas. Marcharnos, o intentar entrar, pero movernos en cualquier caso. Estar aquí acampados es, con toda seguridad, esperar a la muerte en forma de naga o de goblins.

Sobre usar la piedra encantada que encontré en la guarida de nuestro último enemigo, no me pronuncio. Es muy poco lo que sé sobre la magia y si a mis compañeros les parece adecuado, yo no tengo nada que objetar. Cualquier ayuda que podamos obtener es poca.

Lowen suspiró agotado cuando escuchó el mensaje que retornó a través de aquella piedra. Por alguna razón, todo lo que había en aquellos páramos parecía resolverse con el asesinato. Incluso un mago ubicado en la remota qualinesti parecía entender la muerte como la solución a sus problemas. La muerte y el robo de un artefacto mágico, que esperaba recibir a cambio de solo los dioses sabrían qué recompensas.

El solámnico miró a Thorwyn intrigado. Nunca le había oído hablar de sus aspiraciones, pero tampoco le había preguntado. ¿Sería cierto que deseaba entrar en ese lugar? ¿Estaría dispuesto a asesinar a otro mago para conseguirlo? No quiso preguntárselo. A esas alturas, casi prefería no conocer la respuesta.

- No hemos averiguado gran cosa con esto. - dijo Lowen - Supongo que es difícil, con un mensaje tan corto.

Se rascó la cabeza, pensando en el siguiente paso.

- Ya sabéis lo que pienso del asesinato. - no iba a repetir la perorata - Pero puedo vivir con la losa de un robo, si a cambio impedimos que los nerakanos se fortalezcan en exceso. Sé que estamos impacientes, pero quizá habría que esperar un poco más. De todos modos, no podemos adentrarnos en las aguas todavía*, así que tal vez mañana podríamos pedirle a ese mago más detalles sobre nuestro rival. Y, en función de ello, decidir los siguientes pasos.

Se acomodó en una roca cercana, apoyando la espalda. Allí estaban relativamente seguros, y tenían buena visibilidad. Y, gracias a aquel prodigioso saco que le habían robado a la naga, sabían que no se les acabaría la comida. El único riesgo era que les descubrieran.

No cabe duda de que el encuentro con la naga nos ha dejado graves secuelas. Las físicas ya me he ocupado yo de atenderlas, pero las espirituales todavía siguen en carne viva. Solo así se explican las reticencias a hacer lo que hemos venido a hacer aquí. Los decididos héroes de Belleria nos hemos convertido en figuras remolonas y asustadizas, incapaces de tomar una decisión aún sabiendo que la inactividad es la muerte.

—Mucho me temo que si esa piedra parlanchina pudiera hacer realmente algo contra Mem y sus ocupantes, no se habría tomado la molestia de pactar con la traicionera naga, ni estaría tan desesperada como para reclutarnos a nosotros sin saber siquiera quiénes somos. Y, aunque pudiera ayudarnos de alguna manera, a razón de una frase al día me temo que pasaremos aquí muchos meses antes de que consigamos obtener algo de información útil. Por cierto, ¿alguien sabe lo que es una ciudadela flotante?

No puedo evitar mirar a Kylian. El estudioso clérigo siempre parece conocer la respuesta a todas las preguntas.

Enrielle se quedó mirando a Kylian también, sumándose a la respuesta que esperaba Lluvia Estelar. No era capaz de imaginarse una ciudadela flotando por ahí. Simplemente la imagen le resultaba tan inverosímil que no terminaba de encajar en su cabeza, pero sí intuía que el hecho de que los nerakanos pudiera tener una especie de fortaleza voladora podía ser terribles.

— Sí, ¿sabes qué es realmente, clérigo? Y también importante, ¿ha dicho llegar a Qualinesti con ella? ¿Sugiere que puede conducirse... por los aires?