Partida Rol por web

- Las ciudadelas flotantes fueron el logro culminante del Señor de los Dragones Ariakas hace un siglo, durante la Guerra de la Lanza. Fortalezas arrancadas de la tierra después de meses de planes y preparativos con los esfuerzos combinados de magos Túnica Negra y clérigos de Takhisis para ser dirigidas hasta cualquier campo de batalla. Una ventaja estratégica insuperable hasta la irrupción de los Dragones Metálicos en la contienda. - Respondió sin demasiadas ganas a las dudas de las mujeres, aunque creía ya haber comentado aquello anteriormente. 

Kylian se rascó el mentón pensativo. Ciertamente estaban ante una complicada encrucijada. Servir a la voluntad del mago que se hallaba al otro lado de la piedra no era del todo prudente. Parecía que sus objetivos iban en la misma dirección, pero no tenían esa certeza y llegados a ese punto, el riesgo era demasiado. 

- Lo cierto es que hasta ahora nos hemos arriesgado, pero siempre contra oponentes contra los cuales podíamos vencer. - Suspiró. - No creo que si entramos en esa fortaleza podamos sobrevivir. - Concluyó preocupado. - No veo por donde discurre el camino de la Neutralidad en estos momentos... - Se notaba ofuscado al joven sacerdote. Mucho más serio de lo habitual. 

Kylian se puso en pie y comenzó a caminar de un lado a otro mientras se miraba con seriedad la punta de sus zapatos. Finalmente se detuvo y miró a sus compañeros. 

- El alférez Antena me habló del Sumo Sacerdote de Zeboim, lord Mondreth Arcagum. A él debía llevarle el mensaje cifrado y todavía no sabemos lo que contiene. - Lo extrajo y se lo entregó al enano. - ¿Podrías tratar de descifrarlo? - Le preguntó.

Nunca deja de maravillarme todo lo que Kylian sabe. No sé cómo es capaz de almacenar tanta información dentro de su cabeza cuando la suya no es mayor que la de cualquiera de nosotros. Sin embargo, me preocupa lo que dice sobre la fortaleza voladora. Los fanáticos de Takhisis podrían viajar a cualquier parte y no habría ningún ejército capaz de detenerles. Parece que hemos llegado al lugar adecuado en el momento oportuno y que, con o sin ayuda, deberíamos tratar de frustrar sus planes. Mirar hacia otro lado solo nos convertiría en cómplices de lo que quiera que consigan si consiguen tener éxito.

Por desgracia, parece que soy la que está más decidida a actuar de todos mis compañeros. Sin su ayuda y sus innegables capacidades, no hay nada que pueda hacer por mí misma más que esperar a que ellos tomen una decisión.

Hasta entonces, tengo tiempo y nada con lo que entretenerme por miedo a que si salgo a cazar o farrajear me descubrirán los goblins de la zona. Eso cambia cuando Kylian vuelve a mencionar la nota que le dieron los cultistas. La primera vez no le presté demasiada atención, sabiendo que si alguien podía descifrarlo ese era Thorwyn, pero ahora que estoy ociosa...

—¿Puedo verla? —le doy un par de vueltas a la hoja de pergamino, con auténtica curiosidad— Me recuerda a los pictogramas de las tribus de las Praderas de la Arena. No lo son, por supuesto, pero quizá pueda interpretarlos.

Cojo una ramita y empiezo a replicar en el suelo los dibujos que veo, tomando como punto de partida las indicaciones del brillante mago enano.

—Si esto es una "D" y esto es una "E", este símbolo de aquí —dibujo el pictograma "<"— tiene que ser una "L". Y entonces, este otro de ahí que es diferente es una "N".  Y este otro solo puede ser una "S".

Poco a poco, el mensaje va cobrando sentido al reemplazar los caracteres desconocidos por sus significados recién descubiertos y con la ayuda de todos, no tardamos en descubrir su significado oculto:

EL PUESTO DEL CAPITAN DEL VIENTO CONTIENE LOS MECANISMOS QUE GUIAN LA CIUDADELA. EL CAPITAN DEL VIENTO DEBE SITUARSE SOBRE LA PLATAFORMA, CON LOS PIES PLANTADOS EN LAS DOS DEPRESIONES EXCAVADAS PARA TAL FIN. A CONTINUACION, DEBE PONER SUS MANOS SOBRE LAS DOS ESFERAS NEGRAS SUSTENTADAS POR SENDAS PALANCAS Y SITUADAS SOBRE LA CITADA PLATAFORMA. ESTO PROVOCA QUE UN ESCUDO DE FUERZA SE LEVANTE EN TORNO A LA PLATAFORMA PARA PROTEGER TANTO LOS MECANISMOS COMO AL CAPITAN DEL VIENTO Y PERMANECE ACTIVA MIENTRAS ESTE SE MANTENGA EN SU LUGAR Y CONSCIENTE. DESPUES, LA CIUDADELA DESPEGA Y UN MAPA ENCANTADO DE LAS CINCO MILLAS CIRCUNDANTES SE PROYECTA EN EL TECHO SEMICIRCULAR DE LA SALA. ESTE MAPA, LAS PALANCAS Y LAS HABILIDADES DE NAVEGACION DEL CAPITAN DEL VIENTO, AYUDAN A EVITAR CUALQUIER COLISION.

 

EXTRAIDO DEL DIARIO DE EMIL VASSEN. CAPITAN DEL VIENTO DEL CASTILLO ULGURMERE.

Miro emocionada y desconcertada a partes iguales a mis compañeros. Parecen ser las instrucciones de manejo de la fortaleza flotante. Si las destruyésemos, quizá podríamos retrasar los planes de los nerakanos un tiempo, pero está claro que saben cómo funciona si han sido ellos quienes se las han entregado a Kylian. Lo bueno es que ahora nosotros también sabemos cómo funciona y podríamos hacernos con su control.

Enrielle observó por encima del hombro de Lluvia Estelar el pergamino, pero en seguida se dio por vencida y se apartó resoplando. Odiaba los rompecabezas porque no se le daban bien, y la pista que había obtenido el enano le parecía tan inútil como aquel pergamino con símbolos. Por suerte, sus compañeros eran más agudos que ella y consiguieron descifrarlo.

Enrielle se acercó de nuevo cuando vio que tenían el mensaje y sonrió a Lluvia Estelar.

— ​​​​​Así que son las instrucciones para hacer volar la ciudadela... Y parece que lo puede hacer cualquiera que sepa estas instrucciones, pero supongo que esto no es exactamente como aprender a llevar una carreta con una mula.

Mientras Lluvia se dedicaba a descifrar con un palito el mensaje, Kylian decidió hacer lo propio. No creía que la bárbara lograse objetivo, no por que no fuese inteligente, que lo era, sino más bien porque lo suyo no eran las letras y en cambio él, se había criado entre éstas. Por eso, decidió hacer sus propios cálculos, esta vez bien en serio y mediante pergamino y material de escritura. Bastante más sofisticado que la técnica de Lluvia. 

Kylian se fue a un rincón donde nadie le molestara. Necesitaba concentración. Estuvo un buen rato hasta aquel empezó a entender parte de los símbolos. La pista de Thorwyn había sido buena y le había puesto en posición de descifrar aquello. Sonrió, pues a medida que avanzaba, se dio cuenta de que pronto lo tendría. Un par de horas después había logrado descifrar el código y aunque era largo, solo quedaba traducirlo. 

Orgulloso regresó con el mensaje descifrado y... Sus ojos se abrieron como platos, al igual que su boca. Lluvia lo había hecho y seguramente antes que él. Estaba leyendo el mensaje tal cual él mismo lo había escrito. No le quedó más que sonreír y aplaudir. Le había ganado en su propio juego y no hubiera apostado ni un acero por ella. 

- ¡Bravo Lluvia! - Exclamó el sacerdote. - Tendrías futuro como bibliotecaria. - Sonrió. - Creo... - Se mantuvo pensativo unos momentos. - Creo que la neutralidad ja hablado. Deberíamos hacernos con esa fortaleza. - Sonrió de nuevo, esta vez de forma mucho más amplia. Y sin más estalló en una carcajada sin precedentes.

Lowen observó asombrado cómo Lluvia iba desgranando el contenido de aquel mensaje, hasta llegar a un texto coherente. Sabía que Lluvia poseía grandes dones, pero nunca habría esperado que el de descifrar un mensaje fuese uno de ellos.

- ¡Vaya! - se rascó la cabeza - ¡Buen trabajo! 

Observó el mensaje con expresión entusiasmada por un instante, y luego algo más seria.

- Deberíamos memorizar su contenido y destruir la nota. O mejor aún, escribir otra nota con contenido erróneo, por si nos capturan con ella encima. Podemos cifrarla igual, y plantear instrucciones que hagan estrellarse la ciudadela. Por si no logramos robarla.

De algún modo, aquellos aventureros tan dispares habían logrado un objetivo común.

- Sin duda debemos sustraer la fortaleza. Pero tengo mis dudas de que debamos entregársela a ese mago en Wayreth... - miró a Thorwyn - ¿Será de fiar?

—Gracias, yo... —no puedo evitar sonrojarme y agradezco que mi tez morena oculte el rubor de mis mejillas—. En realidad Thorwyn hizo la parte más complicada, yo solo me dediqué a rellenar los huecos con paciencia. Pero ahora que conocemos su código, pienso que la idea de Lowen de falsificar la nota es brillante. Por eso hemos conseguido lo imposible, por eso hemos llegado hasta aquí contra todo pronóstico, porque juntos somos un gran equipo y nos crecemos en las adversidades. Si conseguimos hacernos con el control de la ciudadela, será estupendo. Y si no, al menos retrasaremos sus planes. Suponiendo que confíen en su contenido y no se pregunten cómo nos hicimos con esa nota.

Thorwyn observó cómo la bárbara tomaba con decisión un palito para ir convirtiendo los símbolos cifrados en letras y se sorprendió doblemente por ver cómo se manejaba la supuesta bárbara con el lenguaje escrito y por la soltura con la que encajaba símbolos en palabras para progresar en el descifrado del mensaje. Muy meritorio todo. Dejó que fuera Lluvia y no él quien acabara el trabajo que había iniciado y el enano se dedicó a relajarse un poco. Un, al menos desde su punto de vista, merecido descanso.

─Magnífico, Lluvia Estelar, tienes una mente brillante ─halagó convencido el enano arcanista─ Son, en efecto, instrucciones de manejo de la ciudadela. Tal vez algún estudioso pro-nerakano consiguió esa información de un libro, el diario de Emil Vassen, para ser exactos, y mandaran este mensaje para ayudar mientras seguían averiguando más información útil. Todo un trabajo de investigación, ciertamente. Interesante... y potencialmente catastrófico.

Luego el arcanista asistió a los comentarios de sus compañeros, incluído el de la brillante descifradora. Una vez más el enano se mesó su tupida barba.

─No creo que pudiera olvidarme de la nota aunque quisiera y sí, mejor destruirla y cambiarla por una nueva, por lo que pudiera suceder. Tal vez yo pudiera hacer una falsificación decente, si me dejáis un rato...¹ ─consideró─ En cualquier caso, nos falta un detalle importante: ¿Dónde está la ciudadela? Esto es una fortaleza en las ruinas de la ciudad, pero no he visto draconianos por ninguna parte y se supone que eran ellos los que estaban reconstruyendo la ciudadela, ¿no? Entiendo que aquí lo único productivo que podríamos conseguir es acabar con la vida del rey de los goblins sorprendiéndolo en su cámara privada (en la que se supone que sólo entra él) y largarnos. Tal vez podríamos amenazarle con acabar con su vida si no nos revela dónde está la ciudadela y dejar que su ego haga el trabajo por nosotros. O tratar de dar con el mago gris, que seguramente tenga mucha más información útil, aunque es potencialmente todavía más peligroso que el rey y además no sabemos dónde se encuentra. Tal vez sea consejero del rey, o incluso el que le manipula y usa como herramienta.

El enano emitió un sonido gutural, grave, que el resto del grupo ya podía reconocer como un sonido de contrariedad, uno que el enano emitía cuando las opciones ante él no le gustaban. Era un sonido que últimamente emitía bastante.

─Lluvia, una vez más, tiene razón: este grupo tiene todo tipo de cualidades. Juntos somos poco menos que imparables. Y nos necesitamos. La idea de hacernos con la ciudadela es estupenda, pero no sabemos dónde está ni si está reparada hasta el punto de poder levantarla en el aire con esas instrucciones y llevarla donde queramos. Pero lo que sí está claro es que deberíamos hacer lo posible por conseguir que semejante ingenio acabe en el fondo del mar, aunque sea con nosotros dentro. Por otro lado, la nota sólo caería en manos de los nerakanos si nos capturasen, así que vamos a obviar esa posibilidad por el momento. Ahora habría que decidir qué hacer: ¿utilizamos la información que tenemos para hacer todo el daño que nos es posible en estos momentos, tratando de acabar con el rey de los goblins, o tratamos de averiguar dónde está la ciudadela volante y cómo llevárnosla? Tengo la intuición que ambas cosas van unidas, que el rey de los goblins o el mago gris sabrán más.

- Creo que falsificar esa nota puede ser realmente un punto importante. - Afirmó Kylian. - Aunque ya no me queda pergamino... - Se encogió de hombros. - No sé si podemos conseguir por aquí algo... O si nos querrán vender pergamino... - Reflexionó en voz alta. - Por mi parte, creo que ya hemos encontrado la ciudadela. La tenemos frente a nosotros, aunque no sabemos si ya funciona. La fortaleza puede despegar como dice la nota, pero supongo que también puede aterrizar. Los reptilianos estaban siendo utilizados por los nerakianos como transportistas de tesoros. No creo que sean ellos los mayores interesados en hacer volar la fortaleza, sino los nerakianos, que deben estar dentro... - Se mesó su inexistente barba. - Puedo memorizar ese conjuro de respiración acuática y si guardamos en el morral mágico todo lo que se pueda cargar el agua podríamos pasar a través de los túneles subacuáticos. Aunque es cierto que quizás sea mejor que alguien vaya antes sin ser visto y descubra que nos vamos a encontrar... - Miró entonces al enano.

4 Argon 433 AC

Tampoco en vuestra segunda noche acampados en las inmediaciones de Mem sois asaltados por ningún merodeador nocturno, aunque eso no evita que continuéis turnándoos para montar guardia y evitar ser sorprendidos.

Conseguir agua limpia para beber y asearos no es un problema porque contáis con Lluvia Estelar para proporcionárosla. Y hambre por el momento tampoco habéis pasado, porque todavía os quedan algunas provisiones que os entregó Esmani antes de salir de Mohrlexctlan, aunque el pantano no favorece su buen estado de conservación y pronto resultarán difícilmente comestibles. Tenéis, por supuesto, el saquillo de Lowenherz para proporcionaros provisiones limitadas, pero sois siete y medio contando con el pequeño dragón de Latón y el mágico recipiente solo provee comida suficiente para cinco de vosotros.

Conscientes de que si permanecéis aquí más tiempo comenzaréis a sufrir penalidades, decidís pasar a la acción. Y así, tras asegurarse de que sus pertenencias más delicadas quedan a buen recaudo, Thorwyn adopta de nuevo la forma de un hombre-lagarto decidido a zambullirse en las turbias aguas del foso que rodea la fortaleza goblin.

Sin hechizos que le ayuden a hacerse entender con vuestros los bakali, la representación mímica hubiera sido ridículamente larga e infructuosa de no ser porque tuvo la prudencia de anticiparles sus intenciones durante la noche.¹

Así pues, el trío de "hombres-lagarto" no tardan en encaminarse hacia la ciudadela y lanzarse de cabeza al foso tras constatar que ningún lugareño parece prestarles atención.

La vegetación y la suciedad abundan en las sucias aguas pero los rayos del sol iluminan lo suficiente como para que los buceadores puedan orientarse un poco ahí abajo. Tras los primeros metros de descenso, la roca aparentemente sólida que constituye los cimientos de la fortaleza se revela llena de angostos y dentados túneles creados por la erosión del agua.

Siendo un hombre-lagarto, a Thorwyn le resulta más sencillo contener la respiración que internarse en los estrechos pasadizos subacúaticos, no tan distintos de algunas cuevas de su Thorbardin natal. Sin embargo, al cabo de cinco minutos comienza a notar que le falta el aire y que los pulmones le arden. El miedo a quedarse atascado y morir asfixiado crece en él mientras sus guías continúan descendiendo y zigzagueando cada vez más en los ajustados corredores.

Para cuando el trío alcanza finalmente un pozo vertical y comienzan su vertiginoso ascenso, los tres parecen al borde del desmallo. El transmutado enano llega incluso a perder el conocimiento, pero Braokoo e Iklicae le ayudan a ascender los últimos metros hasta la superficie y le practican una nada delicada reanimación que le deja las costillas doloridas.

Después de vomitar lo que parece la mitad de las aguas del foso, el lloroso y tambaleante Thorwyn se da cuenta de que ha emergido en una pequeña caverna con paredes de roca viva de la que sale un único y estrecho túnel. Recitando su conjuro de invisibilidad y dejando atrás a sus desconcertados benefactores, el arcanista recorre el sendero hasta una nueva zona de aguas estancadas bordeada de una exigua orilla. Caminando por ésta, descubre unas escaleras excavadas en piedra que suben hacia alguna parte, previsiblemente hacia la fortaleza.

Aun así Thorwyn está decidido a explorar el nivel y, desde el extremo superior de la orilla que desemboca en una nueva pared de roca, avista a un corpulento hobgoblin desnudo de cintura para arriba pero adornado con tatuajes, grandes collares, numerosos pendientes de oro y rubí y una diadema decorada con pequeños cuernecillos de marfil. Desde donde se encuentra, Thorwyn no consigue ver lo que está haciendo, pero el tintineo de metal le indica al experimentado enano que debe estar examinando un cuantioso tesoro.

Por desgracia, el hobgoblin no está solo. A pocos metros de él hay una figura grande como un oso, una enorme y berrugosa rana alada grande le observa con atención mientras se relame sin parar. Tiene varias crestas de hueso por encima de los ojos y a lo largo de su lomo. A pesar de la distancia a la que se encuentra el enano, puede percibir que el cuerpo de la criatura despide constantemente un hedor ofensivo, que lo califica como una de las criaturas más repulsivas que jamás haya olido.

Thorwyn no tiene ni la menor idea de qué es, pero está claro que no es un animal corriente. Decidido a escapar de allí antes de que la invisibilidad se desvanezca y la monstruosa rana le descubra, el enano regresa por donde ha venido tan sigilosamente como puede hasta reencontrarse con la pareja de bakali.

La elección entre volver a sumergirse en el agua o quedarse donde está no es fácil para él, pero termina optando por volver junto a vosotros. Braokoo termina arrastrándolo de regreso a vuestro campamento, más muerto que vivo y semiinconsciente después de prácticamente tragarse de nuevo la mitad restante de las aguas del foso.

Una vez reunidos de nuevo, Thorwyn tiene ocasión de cambiarse de cambiarse de ropas, regresar a su auténtica apariencia y relataros lo que ha descubierto tras jugarse su propia vida.

La cuarta noche sin cruzarnos con la naga. ¿O es la quinta ya? La verdad es que he perdido la cuenta, no soy buena con los números pero sí tengo buena memoria y el recuerdo de nuestra batalla con ella permanece imborrable en mi mente. ¿Cuántos días más pasarán hasta que nos encuentre? Porque si de algo estoy segura es de que no nos dejará salir de su pantano sin un nuevo enfrentamiento. A menos, claro está, que escapemos de ella en esa fortaleza voladora de la que tanto estamos oyendo hablar últimamente.

Lo que más duro se me hace es estar agazapada entre estas peñas como un conejo asustado, esperando que nuestros enemigos caigan sobre nosotros en lugar de hacer algo de provecho. Ni siquiera me atrevo a salir a cazar por la zona por miedo a ser descubierta por los goblins o algo peor y este miedo paralizante es casi tan malo como la ociosidad, así que me dedico a elaborar artesanía tribal solo para entretenerme.

Echo de menos a Iblirack y su conversación. Al menos con él podíamos hablar sobre las costumbres de los bakali, mientras que los dos hombres-lagarto supervivientes hablan poco y no hay forma de comprenderles. Jiłhazhí ha empezado a intentar aprender su idioma, aunque sospecho que eso es algo que forma parte de su curiosidad natural más que de un interés genuino por comunicarse con ellos.

Quien sí parece entenderse bien con ellos es Thorwyn gracias a su fascinante magia y eso está bien porque ha sabido ganárselos y afianzar su fidelidad a nuestro grupo. Solo así se explica que los dos bakali hayan arriesgado su vida primero para conducir a nuestro amigo hasta los sótanos de la fortaleza y después para traerlo de una pieza de regreso.

Lo que cuenta de lo que ha visto no es nada esperanzador, pero al menos ahora sabemos a qué atenernos y todo gracias a su valentía y sacrificio. No podría estarle más agradecida.

Enrielle pasaba el tiempo dándole demasiadas vueltas a la cabeza, y eso no era bueno. Las ojeras violáceas que empezaban a formarse bajo sus ojos indicaban que empezaba a estar paranoica y cansada, temerosa de la naga acechante o que los goblins o algo peor los descubriera. Se sentía sin una parte de ella separada de su halcón, especialmente durante las guardias. Nudillos la ayudaba a permanecer despierta y chillaba si veía algo, además de que era muy útil para cazar. Pronto se quedarían sin comida y tendrían que buscarse los medios para alimentarse en aquella asquerosa ciénaga.

Pasaba las horas observando la fortaleza. ¿Cómo demonios iban a hacer volar eso? Tendría que tener cimientos o algo así. ¿Se iría desmoronando conforme volara, haciendo caer cientos de miles de cascotes? Sería una buena forma de descalabrar a la mitad de los del pueblo de goblins, desde luego, pero le resultaba extremadamente difícil imaginarse esa construcción flotando por el aire.

Y la cabeza no se relajó ni mucho menos con la incursión de Thorwyn. Había preferido ir ella, así por lo menos tendría la cabeza ocupada en algo en lugar de ver cómo el sol avanzaba mientras el enano podía haber acabado muerto. Por suerte regresó con relativa prontitud, y trajo con él valiosa información acerca de lo que encontrarían ahí abajo. Eso hizo que se animara. Por fin iban a ponerse en movimiento.

— Un sapo alado y apestoso, ¿eh? — no tenía ni idea de qué podía tratarse, pero sería alguna otra repugnante bestia de pantano. Qué harta estaba de las criaturas de allí. — Bien, si tiene alas, entonces suponemos que puede volar para atravesar esa parte donde hay agua, aunque si es grande como dices tampoco podrá volar muy alto o maniobrar en esa cueva sin salida. ¿Observaste si eran aguas muy profundas, Thorwyn? — se puso una mano en el mentón, pensativa — Yo puedo apoyar desde ese sendero que bordea la caverna, donde los viste, con mis flechas. Pero no quisiera perder pie y darme otro chapuzón en medio de todo.

»Si la caverna es demasiado angosta para tener buenos ángulos de tiro puedo apoyarte con mi espada, Lowen. Tengo un bebedizo de fuerza de toro y dos manos. — dijo a Lowen con una ligera sonrisa y poniendo una mano en su hombro. Sabía las reticencias del caballero a entrar ahí abajo a asesinar al rey hobgoblin, aunque ella contaba con que no los dejaría solos ante el peligro. — ¿Cómo creéis que deberíamos hacerlo? ¿Y cuándo?

Thorwyn había supuesto la peligrosidad de la exploración, pero más allá de la incomodidad de tener que sumergirse bajo las aguas (algo ajeno a la naturaleza del enano común), no había previsto la duración de la inmersión y que le pondría tan al borde de sus fuerzas. De no haber sido por la asistencia de los hombres-lagarto que le acompañaban no habría sobrevivido. Dos veces, porque la segunda vez no fue mucho mejor que la primera.

Pero aún con la mala experiencia, el enano había podido echar un buen vistazo previo, lo que tácticamente les podía suponer una diferencia abismal en el combate que estaba por acontecer. En cualquier caso, los bakalis habían cumplido sobradamente y su información era bastante exacta. Ahora el grupo debía actuar con diligencia, antes de que la situación cambiara.

─Si podemos sorprenderles yo lanzaría un hechizo de Telaraña que los enmarañara a los dos, el hobgoblin y el sapo hediondo. Recordad que las telarañas son inflamables, aunque mucho me temo que esta vez no harán más que retrasarles y debilitarles, a lo sumo. En cualquier caso, una vez en la cámara de acceso, recurrid a todos los hechizos, plegarias o pociones de los que dispongáis, todo lo discretamente posible. A mi no me escucharon al llegar con nuestros guías (e imagino que tosí agua) ni al lanzar el hechizo de Invisibilidad y desplazarme por la caverna, pero no hace falta tentar la suerte. Luego sería cuestión de tomar posiciones, Telaraña y disparar todo lo que se pueda para debilitarles antes de que lleguen al cuerpo a cuerpo. Si tenéis fuego de alquimista, flechas incendiarias o similar, iría muy bien. A mi ya no me queda, lo utilicé todo contra la naga... Ahora pensaba recurrir al hechizo de Impacto Verdadero seguido de un Rayo Abrasador para asegurar un impacto duro contra uno de ellos. Luego me quedará disponible un Manos Ardientes y Proyectiles Mágicos. Con todo eso debería poder proporcionaros apoyo en el combate, puede que decantarlo a nuestro favor.

El enano iba mirando alternativamente a sus amigos y entrecerrando los ojos para hacer memoria o cálculos, gesticulando con una mano mientras la otra se entretenía entre sus tupidas barbas.

─Me preocupan las posibles capacidades del sapo alado ese. Si huele mal sin proponérselo, tal vez podría intensificarlo durante el combate. Si tenéis problema con eso, tal vez sumergirse en el agua pudiera ayudar. Por otro lado, también me preocupan los posibles refuerzos. No llegué a ascender las escaleras, pero imagino que que habrá una puerta sólida que yo podría atrancar mágicamente, aunque sea durante la duración del combate. Pero si hago eso no podré lanzar la Telaraña, no se me da bien estar en dos sitios a la vez... En todo caso supongo que lo podría lanzar una vez hubiéramos repelido los guardias más cercanos, para cubrirnos la retirada, al menos así ganaríamos unos cuantos minutos.

- La telaraña es prioritaria. - Advirtió el sacerdote con la expresión seria. - Si logramos que no se muevan de allí, tendremos mucho ganado. Es más... - Sonrió. - ...puedo silenciar la zona para que no puedan pedir ayuda. - Afirmó rotundamente. - Luego nos preparamos para el combate y cuando todos estemos listos atacamos a distancia y si se liberan, vamos al cuerpo a cuerpo. - Asintió con la cabeza. - Creo que puede funcionar. Podemos derrotar a ese rey y de esa manera poner en dificultades al enemigo. Es el primer paso. - Apretó los puños confiado. - ¿Estamos de acuerdo?

Lowen escuchó el relato de Thorwyn, quedándose con la sensación de que el enano se había centrado en lo menos importante en aquel momento. Llevaba todo el día medio ocioso, dándose vueltas por el promontorio, vigilando, tratando de identificar posibles rutas de subida por si una patrulla de goblins les asaltaba repentinamente. Pero nada de eso había sucedido. Ahora, sus amigos volvían a centrar toda la atención en el rey hobgoblin, sin duda dispuestos a rematar la faena.

- Creo que atacar al rey no haría más que saltar todas las alarmas, y pondría en peligro la parte más importante de nuestra nueva misión. - dijo Lowen - Que no deja de ser tratar de impedir que los nerakanos ganen nuevo poder. Deberíamos, al menos, explorar esas escaleras para ver cómo de lejos está la planta superior, y si hay riesgo de que nos oigan. Si se da la alarma, las opciones que podemos tener de robar esa ciudadela flotante caerán en picado.

El solámnico seguía sin estar convencido de aquello.

- En cuanto al rey, habría que darle la opción de rendirse, entregar la fortaleza y disolver a su banda de goblins. - Lowen sabía lo improbable que era aquello, pero entrar a su guarida a golpes era ciertamente deshonroso - Si nos ataca, serán las espadas quienes decidan.

Las demás consideraciones tácticas se le escapaban, especialmente aquellas que concernían a la magia. Él tendría que confiar una vez más en la fuerza de sus brazos, y en los ancestros de Lluvia. No le habían dado demasiado buen resultado la última vez, no obstante...

No tardáis en poneros en camino hacia la fortaleza, parapetándoos de árbol en árbol y de arbusto en arbusto, evitando las miradas distraídas de los goblins que hacen vida en sus inmediaciones.

Una vez allí, Kylian eleva en vuestro nombre una plegaria a su dios para que os permita respirar en las fangosas aguas y os zambullís de cabeza en ellas una vez que vuestras pertenencias más delicadas se encuentran a salvo en la mochila de Lluvia Estelar. El peso de vuestros equipos no tarda en arrastraros hasta el fondo a la mayoría de vosotros, pero con tiempo, paciencia y ayudándoos unos a otros, todos acabáis pasando a través de los estrechos pasadizos antes de emerger finalmente en el pequeño estanque subterráneo bajo la ciudadela.

El lugar es tal y como Thorwyn os describió y apenas lo bastante grande como para que todos quepáis en él.

La idea de enfrentarnos a una rana gigante con alas no me emociona particularmente, pero imagino que no puede ser peor que una naga y un ejército de goblins acampado a las puertas de Mem.

No dudo en guardar en el bolsillo central de mi mochila encantada todo aquello que mis amigos quieren proteger del agua y, a continuación, me dejo caer en el sucio y oscuro foso confiando a ciegas en Kylian más que en su dios. Aun así, intento contener la respiración tanto tiempo como puedo y para cuando finalmente suelto mi burbujeante bocanada de aire, me maravilla no ahogarme.

Por desgracia, respirar bajo el agua no me vuelve grácil como un pececillo y me hundo como una piedra en la negrura hasta que alguien, no sé quien, me agarra de la mano y me ayuda a avanzar a tientas. Una y otra vez me estrello contra algún saliente rocoso, o me araño contra alguna piedra aserrada, o me quedo enredada entre las algas putrefactas del fondo, pero me obligo a no enloquecer de terror y a no imaginarme que acabaré mi existencia aquí abajo, en esta tumba acuática.

Solo el tacto de una mano agarrando la mía evita que me vuelva completamente loca en esta pesadilla que parece durar años. Cuando finalmente me ayudan a subir a la superficie, solo sé que estoy arriba porque ya no noto el agua en la cara. Me apresuro a buscar a tientas la orilla y no dudo en besar el suelo firme bajo mis pies, profundamente aliviada y al borde del llanto.

Lo primero que hago a continuación es coger dos piedrecillas e implorar al gran hermano Jóhonaa’éí que las encante con su luz. Solo así puedo ver finalmente que todos mis amigos han logrado también llegar hasta aquí de una pieza. A pesar de estar empapada, me abrazo a todos y cada uno de ellos, dejando a Jiłhazhí para el final.

—Tengo una misión muy importante para ti. Tú ves en la oscuridad tan bien como el tío Thorwyn pero los demás no, así que necesito que te metas esta piedrecita en la boca —le digo, entregándole una de las dos—. Y, cuando yo te avise, nadar hasta la orilla donde se esconde esa rana con alas, la escupirla allí y regresar conmigo tan deprisa como puedas. ¿Crees que podrás hacerlo?

Lowen emergió del agua tomando una bocanada de aire, y aferrándose al borde de aquella piscina natural con un gruñido. La experiencia de respirar agua había sido realmente extraña para él, y también un salto de fe. Durante algunos momentos había dudado de su determinación para arrojarse al turbio foso y bucear en él, pero al final había confiado en los dones de Gilean, adentrándose en el agua.

Cuando emergieron, la oscuridad les rodeaba. Por fortuna, Lluvia pronto atrajo sobre sí el poder de sus ancestros, y una ténue luz brotó de dos piedras que la que-shú sostenía, dándoles algo de visión.

- No parece el mejor terreno para presentar batalla. - dijo Lowen, mientras se esforzaba por ponerse en pie al borde de aquella charca - Diría que hagamos al menos el intento de asomarnos por esas escaleras, y ver qué hay más arriba. Aunque no depende estrictamente de mi.

Echó una mano a los que quedaban en el agua para que salieran de ella, y le dedicó una mirada a Enrielle. Sin duda, la exploradora podría acercarse sin ser escuchada y ver algo más.

A la tercera va la vencida, dicen los humanos, y en esta ocasión la inmersión en las oscuras aguas de Mem fue menos traumática que las dos anteriores. Respirar bajo el agua gracias a la magia divina de Kylian le produjo un profundo agradecimiento a su deidad y contribuyó notablemente a que se relajara. Aunque tardaran más que la última vez, nadie moriría ahogado en el trayecto. Por lo que sabía este hechizo, aún con todos los que eran, todavía duraría considerablemente más que lo que un bakali como en el que se había convertido la última vez podía aguantar la respiración. Así las cosas y ya familiarizado de antemano con el trayecto a realizar, ayudó a guiar al grupo a través de los túneles, aunque seguían siendo los hombres-lagargo los que hacían las veces de guía. Una vez más les condujeron hasta la sala correcta.

La luz producida por el hechizo de Lluvia le produjo un pinchazo en los ojos al enano theiwar, que no pudo contener mascullar una maldición entre dientes en su gutural idioma materno. El arcanista pensó en exclamar que las taparan, pero antes que emitir más ruidos de los que ya estaban generando, cogió ambas piedras con las manos y las metió bajo su barba. De repente la luz estaba extremadamente tamizada. Con señas a una sola mano y susurros pidió algo para taparlas y reducir el brillo al mínimo imprescindible para que los débiles ojos humanos pudieran aunque fuera intuir siluetas para no sentirse perdidos en un mar de oscuridad, ciegos. Lo siguiente fue pedir silencio llevándose una mano a los labios y, ya liberado de las piedras, lanzar su hechizo de Cuchichear mensaje. Ahora podrían hablar sin ser escuchados¹.

Thorwyn había entrevisto el tesoro y la opulencia del rey hobgoblin y eso hacía difícil cambiar el objetivo de su mente. Debían acabar con aquel monstruo (y su sapo alado) antes de seguir adelante y acumular enemigos a sus espaldas. Como excusa no estaba del todo mal, y además cabía la posibilidad de que el hobgoblin tuviera algo útil entre sus posesiones, incluídas llaves o, mejor todavía, algún objeto mágico.

─Sólo hay un punto en el extremo del pasadizo norte desde el que nos puedan ver. A petición de Lowenhearth, aquí presente, subiré una parte de la escalera, hasta ver la puerta y la atrancaré mágicamente. Luego volveré a bajar. Si el sapo ese al final resulta ser más duro de lo que podemos manejar, esa cosa no creo que quepa por las escaleras, tenedlo en cuenta. Y si su olor se vuelve insoportable, sumergirse de nuevo puede ser una buena opción. Pensad que el Respiración acuática de Kylian todavía funciona. Jiłhazhí puede ver en la oscuridad, mientras yo subo las escaleras, que vigile por si viene alguien. Cuando vuelva ya nos posicionaremos, yo trataría de asomar sigilosamente hasta ver al sapo y le lanzaría el hechizo de Telaraña. Y a partir de ese momento cada cual que actúe como considere... Ummm, Enrielle, ¿me prestas un fuego de alquimista? Puede que le saque buen partido²...

Enrielle emergió silenciosa como una sombra, una más en la negrura que les rodeaba. Al final la plegaria de Kylian y su neutral dios había resultado, tal y como había dicho. Acciones como aquella le hacían ver al clérigo como un buen y útil compañero en quien poder confiar, y con el paso de los días la sombra de la traición que la joven le había asignado, quizás injustamente en alguna parte, se iba disipando.

La sensación de respirar bajo el agua fue, también para ella, totalmente en contra de su instinto. Se consiguió habituar, no quedaba otro remedio, pero cruzar aquellos túneles angostos ayudando y siendo ayudada fue angustioso igualmente.

Se apartó un mechón empapado que se le había quedado pegado a la cara y se preparó. Mientras aprestaba su arco en la oscuridad observó extrañada la luz que creaba Lluvia Estelar, y cómo esas piedras acabaron en la barba de Thorwyn. Era asombroso cómo su vello facial filtraba la luz arrojando un cálido brillo rojizo a la caverna y a sus rostros. Se imaginaba una iluminación parecida en los hogares bajo la montaña de los enanos.

— Bien pensado, mejor asegurarnos que desde las escaleras no aparezca ninguna sorpresa. Yo soy silenciosa, pero sospecho Thorwyn ve mucho mejor que yo en la oscuridad. Esperaremos aquí. Ten cuidado.— susurró.

Cuando Thorwyn le pidió el frasco de fuego de alquimista, Enrielle echó mano de su mochila con cuidado. Al mover los objetos que guardaba se pudo ver el brillo de su antorcha siempreardiente, tapada parcialmente con un trapo. El tenue brillo se extinguió cuando la exploradora tiró de la cuerda que cerraba la mochila.

— Ten. — tendió el pequeño frasco al enano y luego comprobó su arco, tensándolo varias veces con fuerza. — Yo podría avanzar y situarme cerca de Lowen para poder tener línea de disparo. — comentó echando un vistazo por el angosto pasillo, aunque sin ver nada.

Kylian nunca había pedido el don de aguantar la respiración bajo el agua a su dios Gilean, pero desde luego había resultado muy útil. No obstante, empapado como se encontraba en esos momentos, no se encontraba del todo cómodo para pelear, si es que finalmente había que hacerlo, cosa que no duda a por mucho que Lowen quisiera optar primeramente por la diplomacia. 

- Necio... - Chasqueó la lengua levemente. 

Por fin estaban en la guardia del hibgoblin. La idea de Thorwyn de asegurar la escalera era lógica y Kylian estaba de acuerdo con ella. Mejor sería no hacer nada, no mover un dedo siquiera, antes de que la puerta o lo que fuera que hubiera en lo alto se las escaleras estuviera bloqueado o al menos asegurado. 

- Necesitaré tiempo para lanzar conjuros de protección sobre mí mismo y sobre todos vosotros. No hagáis ninguna tontería. - Habló a través del útil conjuro arcano. Entonces miró en dirección a Lluvia, o al menos donde creía que ella estaba. - Y espérate a lanzar el conjuro de luz. Primero debe actuar Thorwyn y la telaraña es prioritaria al resto de conjuros. Debemos inmovilizar a esas criaturas.