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[DM 23/06] Dragonlance - El asedio de Palanthas

Capítulo III - La visita del emperador

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28/08/2023, 22:29
Avon Sheyl - "Terciopelo"

Terciopelo había irrumpido en la estancia con la esperanza de poder salir de allí sin ser descubierto. Las prisas le habían hecho avanzar sin la cautela necesaria, y se había dado de bruces con el emperador y el resto de peculiares aventureros.

Mierda - pensó.

Respiró unos segundos, pues la conversación pronto derivó en una extraña negociación en la que se habló de cantidades absurdas de dinero, con las que sin duda se podría sacar de la miseria a miles de gentes humildes que vivían con poco menos que un mendrugo para llevarse a la boca todas las noches. Era el precio de la legendaria fortaleza voladora, que aquel vendaval de muerte había traído hasta allí.

Al legionario aquello le importaba poco menos que nada en ese momento.

Esgrimió su mejor sonrisa, acercándose a la mesa, al tiempo que echaba mano de un muslo de pollo, que recogió con un tenedor y mordió con cuidado.

- Lo cierto es que me moría de hambre, Alteza. - dijo, con reconocimiento - Como les decía a mis captores hace unos minutos, es imposible pensar con claridad cuando uno ha estado atado a una cama tantas horas, sin una comida decente.

Dio un sorbo al vino, y adoptó la postura más relajada que pudo en aquella situación extrema. El cerdo imperial le pedía los nombres de sus agentes a cambio de un cargo.

Ni por todo el acero de Solamnia, bastardo corrupto.

- Estaba sintiendo cierto mareo, si me lo permite vuestra Alteza imperial, a raíz de tan magnánima oferta. Son muchos años de patear las calles, y no me iría mal un puesto cómodo en el que descansar los huesos. - añadió - Pero no podría dormir por las noches pensando en que he llevado a mis hermanos a la picota. Quizá, si pudieseis concederles una amnistía... a cambio del cese de sus actividades...

Arrugó el gesto, fingiendo una indecisión que no sentía. Su mente trabajaba a toda velocidad, pensando en nombres que pudiesen ocupar el lugar de sus hermanos. Entregar a gordos burócratas de Palanthas resultaba tentador, pero posiblemente no muy creíble. ¿Tendría un momento de distracción para actuar? Quizá pudiese convencer a la joven kender de que le ayudase. Flechas de Muerte le había dicho que era una iniciada. Pero parecía estar realmente verde.

- Tiradas (1)
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28/08/2023, 22:39
Klunurig Tzé

Desde las sombras, Klunurig-serpiente escuchaba atento la conversación del vendaval-de-muerte con los pustularios. Había muchos, y decían muchas cosas, de las cuales el druanti no entendía la mayor parte. Asuntos de pustularios, pensaba, pero a ratos oía cosas sobre castillos y fortalezas, y sabía que así llamaban ellos a la pústula-purificada.

El pustulario-cuerpo-de-hierro no paraba de referirse a ella, e incluso caminaba por sus torreones de piedra como si fueran suyos. Klunurig-serpiente sentía una enorme animadversión hacia él, un gran deseo de arrastrarse sobre su cabeza, caerle sobre el cuello, y estrangularle hasta la muerte. Pero algo le decía que todo ese cuerpo-de-hierro le protegería. No sería tan fácil.

Por otro lado, el vendaval-de-muerte actuaba como el vendaval-de-debilidad. Hablaban y hablaban, en vez de levantarse y atravesar a aquel infame con sus armas letales por insinuar que quería la pústula. Incluso decían que podrían entregarla. La pústula. Su pústula. ¿Quienes eran aquellos pustularios para entregar aquel lugar, conquistado por el druanti, el espectro-vengativo y Enrielle-flechamuerte a los pustularios? Nadie, solo uno de los que allí hablaban tenía derecho sobre la pústula-purificada, el resto eran símplemente nuevos habitantes que habían ido llegando a ella, como las gaviotas migraban a su ciénaga por un tiempo para luego irse de nuevo o servirle de cena a los bakali. La pústula no les pertenecía, porque ellos no la habían ganado con su sangre.

Arrastrándose desde las sombras la serpiente llegó al centro de la estancia, y allí tomó la forma de druanti de nuevo, exclamando con gran enfado.

- ¡HUUUUMPH! La pústula no puede serte entregada, pustulario-cuerpo-de-hierro, ni por el enano-barbudo-metálico, ni por el amigo de los druanti-asesinos. ¡Esta pústula pertenece a los bakali! Fue arrancada de la faz de mi pantano para liberarlo de los pustularios que vivían en él, y todos los que la arrancaron están muertos, excepto yo y el espectro-vengativo, que vive ahora en el cuerpo de la plaga-amarilla gracias a que el pájaro-de-llamas-azules le devolvió a la vida.

Miró al espectro-vengativo.

- ¡La pústula debe servir al pueblo bakali! Con ella volaremos de vuelta al pantano y liberaremos a los bakali del gusano-negro Mohrlex el infame. Esa es la misión. ¡Por eso te trajo de vuelta el pájaro de llamas azules! ¡Huuumph! Los pustularios no se quedarán la pústula.

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29/08/2023, 00:03
Dungeon Master

—Una amnistía... sí, supongo que podría concedérsela a aquellos que pudieran encontrar una forma de servir al Imperio. Y a los que no... bueno, su sacrificio serviría para indultar a sus familias —comenta despreocupadamente el emperador, respondiendo a las demandas de Terciopelo.

Es entonces cuando Klunurig se aparece en toda su maravillosa y embarrada desnudez ante los comensales.

—¿Quién demonios...? —Markham se pone en pie y echa mano del mandoble que cuelga del respaldo de su silla.

—Su Majestad Imperial recordará que ya le hablé del sabio chamán de los bakali que sirve de guía espiritual a nuestros héroes —interviene lady Coryn con absoluta calma, como si la presencia del druanti ni la sorprendiera, ni la incomodara.

—Ah, sí, el enano loco que cree que es un hombre-lagarto —el emperador toma asiento nuevamente, con una sonrisa divertida donde hace un momento había asombro e inquietud—. Ya tenía ganas de conocerte. Me preguntaba cuándo te dejarías ver. Ven, siéntate a la mesa o deja que te echemos algunos restos en el suelo, como quiera que te sientas más cómodo —mira a la señora de Wayreth y comenta con ella en un tono bajo, pero no tanto como para que los demás no podáis escucharle sin problemas—: ¿Tú entiendes algo de lo que dice este patán?

Lady Coryn asiente en silencio.

—El venerable Klunurig opina que esta fortaleza, arrancada del pantano, debería regresar al pantano del que salió. Al parecer, si bien la presencia de esta construcción era una abominación para su pueblo, ahora desea que les sea restituida.

—¿Y los espectros? ¿Y los pájaros azules? ¿Y el viejo dragón Negro? ¿Qué tienen ellos que decir en todo esto? —se burla Markham sin recato, chasqueando repetidamente los dedos para que el sirviente fantasmal conjurado por Ailas le llene la copa—. Es igual, déjalo.

Se vuelve hacia el druanti y comienza a hablarle despacio, como si entendiera que las capacidades mentales de su interlocutor están mermadas.

—Oh, gran chamán de los pantanos, yo soy el jefe de la tribu de los hombres de hierro y te ofrezco un gran tesoro por tu amistad: mantas de lana teñidas de vivos colores y cuentas de vidrio brillantes, para que se los lleves a tu pueblo en señal del profundo respeto que me merecen.

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29/08/2023, 00:31
Ailaserenth Sëlanar

La afirmación de Terciopelo de que se le ha privado de sustento durante su cautiverio la considero más una afrenta personal que la mentira que realmente es. Que me acusase de haber tratado de matarle lo interpretaba como una muestra de ignorancia por su parte, que me acuse ahora de no haberle dado un trato digno es sencillamente mala fe.

Sin embargo, no tengo tiempo de rebatir esa acusación absurda antes de que Klunurig se materialice frente a nosotros.

Me llevo las dos manos a la cara con desesperación mientras me pregunto cuánto tiempo lleva aquí. Con lo feliz que me había hecho al hacerme creer que se había enterrado hasta los ojos en su lodazal esperando a que nuestros invitados se marcharan... Una nueva muestra de ingenuidad por mi parte.

Su apariencia, sus modales y especialmente su olor corporal amenazan con echar por tierra unas negociaciones harto complicadas. O, peor aún, en abocarlas a un derramamiento de sangre de previsible resultado.

Que por el momento Markham haya dado muestras de sentirse más divertido que ofendido no garantiza nada. Todos sabemos bien hasta qué punto es Klunurig de sacar de quicio a cualquiera.

¡Dioses, si pensáis devolvernos a Flechas de Muerte en algún momento, no lo hay mejor que este! Es la única capaz de hacerle entrar en razón.

—Yo tengo un diamante que tal vez pueda servirte —le aseguro a Kylian, en parte porque los sucesos recientes me habían hecho olvidarlo y en parte porque deseo desesperadamente cambiar el curso de la conversación—. No aquí, guardado en otro plano de existencia, pero es tuyo si puedes revivir a nuestra amiga. 

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29/08/2023, 02:25
Bugambilia

—Pero... ¿de verdad puede hacerlo? — intervino la incrédula Bugambilia tironeando de la túnica blanca inmaculada de Ailaserenth sin salir de detrás de la silla que le servía de escondite —¿Con un diamante... volverá?

No sabía si creerlo o no. Confiaba en aquella gente porque no eran unos charlatanes, pero veía tan imposible que regresase Enrielle Flechas de Muerte... ¡Estaba muerta! La había visto en el jardín de Klunurig, con la piel gris allí donde el enano loco no le había puesto barro.

Entonces, sin mediar más palabra, salió de su refugio y se acercó dos pasos al emperador mirándose los pies.

—Señor Emperador... — empezó, pero enseguida alzó la mirada como hubiera hecho Enrielle Flechas de Muerte. Se dio cuenta entonces de que, aunque se sintiera pequeña al lado de ese hombre tan importante, no sentía miedo.—La dama Enrielle Flechas de Muerte me ha enseñado muchas cosas acerca de los Legionarios de Acero, y todas, todas son cosas buenas. Según me ha contado, los Legionarios de Acero ayudan a las personas pobres de muchas maneras. Y yo sé que es todo verdad porque aunque se hacía llamar así, Flechas de Muerte era la persona más buena que he conocido nunca, y nunca jamás diría una mentira. Y si usted, Señor Emperador, le hace daño a los amigos de Terciopelo, también les hará daño sin querer a esas personas a las que ayudan los Legionarios, que seguro que son muchas, porque era lo que Sara Dunstan quería con el Legado. Y un Señor Emperador no debería hacerle eso a las personas a las que cuida. No... no estaría del todo bien... creo. — dijo, ya perdiendo un poco de fuelle al notar la mirada de ese hombre sobre ella.

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29/08/2023, 03:30
Enrielle "Flechas de Muerte"

Liberarse de lo que la rodeaba era como bucear en el mar y tratar de apartar el agua con las manos. Pero no era un mar, era un río. Un río en el que no se ahogaba, pero no respiraba. Estaba allí, pero no estaba. Era extraño, pero familiar a la vez. Y no estaba sola.

Pero no siempre era así. Sin respetar cronología u orden alguno, había ocasiones en las que mientras fluía en el río de almas podía ver retazos del mundo donde había vivido por encima de su cabeza. Era como aquella laguna a través de la cual Enrielle fue testigo de la muerte de su amigo Thorwyn Runavieja.

A veces reproducía su muerte una y otra vez como si lo viera desde arriba, como lo que hubiera visto su halcón Nudillos. Porque en realidad era Nudillos en esos momentos. Sobrevolaba la zona montañosa mirando con tristeza cómo moría una y otra vez, despeñada y atravesada por el tridente. Una y otra vez. Era triste, pero también liberador. No sería tan malo morirse cuando los que se iban jamás regresaban.

En otras ocasiones se abría una ventana de luz cegadora que la atraía con una fuerza descomunal, llevándose las almas que fluían alrededor de ella. Pero Enrielle se resistía con todo su ser y al final la fuerza la dejaba en paz. Así podía quedarse un poco más para ver a sus amigos. Porque a veces los veía. Por separado y a la vez, haciendo lo que más recordaba de ellos. También cosas que no recordaba.

Su vida entera pasaba en un suspiro ante ella, pero le daba tiempo a ver cada detalle. ¿Cuánto estaría así? No lo sabía ni le importaba, porque el tiempo allí no existía.

¿De qué te arrepientes? No lo sé, se respondía.

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29/08/2023, 09:43
Ulfgar Eisbart

Un feudo en las montañas Garnet... Aquello sí sería una forma de retirarse del mundanal ruido. Dedicado hasta el último de sus días a servir como ermitaño-forjador de las armas, escudos y armaduras de las nuevas generaciones de héroes enanos. Un sueño hecho realidad. Una última aventura y retirarse, ahora que todavía conservaba la vida y la entereza suficiente. Un retiro en el que podría contar a futuras generaciones sus historias vividas (y que ellos no podrían acabar de creerse) en torno al fuego de una chimenea...

El emperador, no obstante, no había entendido nada. O no había querido hacerlo. Regateaba como una enana buhonera, pero con palabras un poco menos malsonantes. El fondo, sin embargo, era que sus compañeros iban a perder el lugar al que habían llegado a considerar su hogar. Que el emperador les consideraba sus súbditos, no sus aliados. Que la fortaleza la consideraba suya, no un lugar apátrido al servicio del bien (o la neutralidad, dependiendo de a quién preguntaras).

Y, contra todo pronóstico, la conversación dio un giro en el que, de repente, el enano se había convertido en el arquitecto de un proyecto que cualquier constructor soñaría con llevar a cabo. Sus ideas de retiro se esfumaron como si nunca hubieran existido.

-¡Me apunto, por todos los dioses! ¡Reorx bendito, diseñaré algo digno de ser admirado! ¡Vaya que sí! ─exclamó el ingeniero con una amplísima sonrisa─ No será necesario que se haga un plan a parte para mi, majestad, la idea de vivir en una torre voladora, pese a lo absurdo que hubiera sido en otra época de mi vida, ahora me parece apasionante.

Aunque la idea de que la fortaleza no pudiera sostenerse sola en el aire, sin necesidad de que alguien tuviera que pilotarla, era un detalle de diseño que debería mejorarse. Deberían conseguir, por supuesto, una fuente de magia equivalente a la de la fortaleza, y si la lograban, teniendo en cuenta el peso muy inferior de la torre, ésta podría volar mucho más liviana. Claro que en ese caso, convendría que la torre tuviera refuerzos y tal vez cierta forma conveniente a su función, como tal vez redonda u octogonal, tal vez. Y podrían usar un sistema de arcos y columnas que aguantaran el peso de la estructura, en vez de cargar los pesos en los muros. Un sistema de arbotantes adelantados podría reforzar toda la estructura y prevenir un derrumbe incluso si un impacto alcanzase las paredes de la torre. Sí...

La mente de Ulfgar bullía ahora con ideas, ideas imparables, ideas como jamás se habían tenido. Una creación como nunca se había hecho, un edificio jamás diseñado. Y recaería sobre sus hombros.

─Por Reorx, espero estar a la altura...

La aparición e intervención de Klunurig dejó helado al ingeniero. Sus pensamientos, sus acciones, su boca abierta, incrédulo. No podía ser. Maldición, no, ahora que estaban tan cerca. Y lo peor, por absurdo que resultara, era que tenía razón. Aquel ser de naturaleza enana, poderes de la naturaleza, olor bakali e higiene más que criticable tenía razón: no tenían derecho a hacer lo que estaban haciendo. Ulfgar mismo se había hecho a un lado por voluntad propia al informar sobre sus estimaciones de recompensa por ceder la fortaleza. El resto, si se hacía la reflexión, en efecto, no habían formado parte de la expedición que logró arrancar la susodicha fortaleza de Mem del pantano. ¿Qué derecho tenían sobre ese lugar los ocupantes posteriores a su liberación? ¿Qué derecho tenía el emperador a quedársela?

Pese a todo, Ulfgar se levantó de la mesa, con su cara reflejando la tristeza y angustia existencial que sentía en aquellos momentos y avanzó decidido hacia el druanti, los brazos abiertos moderadamente, mostrando sus manos desarmadas.

─Klunurig, juro por Reorx, dios creador de los enanos, tu raza (aunque no tu cultura), que te ayudaré a acabar con Mohrlex en cuanto tengamos ocasión, lo juro. Pero debes creerme cuando te digo que debemos abandonar esta fortaleza. ─dijo en voz alta, llegando hasta el enano y mirándole a los ojos, su sinceridad tan evidente que parecía empapar todo su ser; tomándole de su hombro, ignorando la capa de suciedad que le cubría, se acercó para hablar más bajo y tratar de llevarse a Klunurig a un lado─ Hiciste un gran trabajo sacándola del pantano, pero ahora debe servir a una causa mayor. Solamnia y su emperador, aquí presente ─un ademán de su brazo izquierdo señaló al susodicho─, también tiene enemigos, enemigos mucho más numerosos, que intentan subyugar a su pueblo, como los bakalis eran subyugados por el gran gusano y sus sirvientes. Si cedemos la fortaleza al emperador conseguiremos una torre más adecuada a nuestras necesidades, que podremos mantener y dirigir a donde nos plazca, incluyendo al pantano. Ya está pactado y el emperador es un hombre de palabra. La torre será más discreta y podremos avanzar más rápido y sigilosamente. Golpear donde queramos y retirarnos, que es lo que se hace con los enemigos más numerosos y poderosos. ¿De acuerdo? Combaten contra ejércitos de ogros, goblins y minotauros. Y ahora contra tempestades y monstruos marinos capaces de destruir flotas enteras de barcos. Necesitan la fortaleza más que nosotros. Y, quien sabe, tal vez después de librarse de sus enemigos, puedan ayudarnos con el tuyo. Te deberán una. Muy grande. Y van a arreglar la fortaleza y llenarla de armas...

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29/08/2023, 15:37
Kylian Brickstone

Ha jugado bien sus cartas... - Pensó la goblin, que ningún mal quería para Terciopelo. - Al menos ha ganado tiempo. ¡Bien hecho!

Y es que ahora más que nunca los enemigos de la Neutralidad estaban en alza. Kylian no tenía una lista negra, donde ir tachando a todos y a cada uno de ellos, pese a que se consideraba un ser totalmente neutral, en realidad era una persona bastante caótica y llevar un orden para ella era imposible más allá del orden que podía aplicar a su amada biblioteca. Makham y Solamnia eran ahora enemigos para la bibliotecaria, aunque también tenía claro que eran enemigos a los que no podía derrotar. No todavía y por desgracia, tendría que colaborar con ellos hasta que le fuera posible asesinar al Emperador.

Estaba a punto de intervenir a favor de Terciopelo, cuando hizo aparición en escena su último amigo real, Klurunig. El enano de barro surgió de la oscuridad esgrimiendo un lenguaje críptico, pero no por ello desacertado. Todo y cuanto dijo su viejo y loco amigo, era completamente cierto y certero. La sacerdotisa estaba completamente de acuerdo con el bakali. No obstante, aquellas palabras podrían ofender al que ahora se consideraba su anfitrión, dentro de un hogar, el suyo, que no le pertenecía. 

Las burlas de Markham no provocaron más que indignación en la goblin. Aquel enano embarrado era mucho más valiente, decidido y valioso para el estúpido Imperio, que un maldito burócrata enfundado en una reluciente armadura y con un afilado mandoble a la espalda que llevaría décadas sin utilizar, si es que había llegado a usarlo alguna vez. Sin embargo, tenía que ser inteligente por una vez y no impulsivo. Debía utilizar la superchería para salir de aquel maldito laberinto. 

Pero entonces, cuando iba a hablar en favor el bakali... Ailas reveló que estaba en posesión de un diamante capaz de devolver a Enrielle a la vida y eso acaparó toda la atención del Campeón del Zigurat.

Eso sería... - Dijo desborada de emoción y con los ojos humedecidos. - No encuentro palabras adecudas. - Afirmó. - Por favor... si puedes ir a buscarlo... cuanto más tiempo pase Enrielle en la otra vida, más difícil será devolerla con nosotros. - Miró a Bugambilia. - Si, pequeña, puedo traerla de vuelta, pero sólo si Gilean me lo permite y sólo si el alma de tu mentora y mi amiga, desea volver. - Suspiró esperanzada mientras se acercaba a la kender. - Se de buena mano que volver a la vida es posible y tengo fe en que Gilean interferirá por Flechas de Muerte. Es una agente valiosa para la Senda que nos ha mandado recorrer y la fe la devolverá con nosotros. - Le acarició el rostro y le dedicó una mirada de esperanza.

Mientras hablaba con el elfo y la kender, Ulfgar se entrevistó con el enano lodoso. Kylian no atendió al cien por cien de sus palabras, pero se trataba de palabras conciliadoras. El Yunque Poderoso todavía creía en Solamnia y en el Emperador, a tenor del énfasis que le dio a sus palabras. No le culpaba. Era un miembro casi neófito del Vendaval-de-muerte y no conocía todos los entresijos de su historia y para más inri, no creía en la Senda, aunque había dado su palabra a Klurunig de que le ayudaría a destruir al Gusano del Pantano y colaboraría en la liberación del pueblo bakali. 

Siempre es bueno sumar a más gente noble a la causa de Gilean. - Se dijo a si mismo. - Es hora de ponerse en marcha. 

Kylian se dio media vuelta y se acercó a Klurunig. Su lugar en ese momento no estaba allí, en el interior de aquella estancia llena de pustularios. Su misión no era hablar con el pustulario-cuerpo-de-hierro, el no comprendía las reglas de la diplomacia, así como tampoco los tiempos. 

Diplomacia... - Pensó para si. - Es la herramienta que sirve para postergar la matanza hasta el momento en que uno pueda usar la fuerza para alcanzar el equilibrio... - Suspiró. - En fin...

Ya junto a Klurunig, el espectro-vengativo se plantó frente a él y le miró a los ojos reclamando su atención. Tardó unos instantes en lograrla, pero para cuando el enano cenagoso le devolvió la mirada, tuvo que encontrar en ella una gran determinación, que casi rozaba la locura, aunque no rebasándola todavía. El gnomo posó sus manos sobre los hombros húmedos del enano, incrustando sus dedos en el barro que cubría su cuerpo.

Amigo, ven conmigo. - Le pidió. - Tenemos que hablar. - Afirmó muy rontundamente. - Ahora. 

Notas de juego

Si el enano acepta, escribo otro post en privado con él. Pero como es impredecible, esperaré a que de su confirmación, para no mover a su PJ sin su consetimiento.

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29/08/2023, 22:12
Klunurig Tzé

Klunurig escuchó las palabras del pustulario-cuerpo-de-hierro sin comprender demasiado. ¿Le daría telas y piedras de colores? Bien, podría tirarlas al barro junto con todos esos trozos de hierros redondeados que le habían ido dando los otros miembros del vendaval-de-muerte. Que fuese el jefe de todos los pustularios hizo fruncir el ceño a Klunurig. Si lo mataba... ¿acabaría para siempre con la amenaza de los pustularios? ¿O escogerían a un nuevo jefe-cuerpo-de-hierro?

Todas esas ideas le pasaban por la mente cuando el enano-barbudo-metálico Ulfgar comenzó a hablarle, diciéndole muchas cosas que él no entendía. Le prometió acudir a matar a Mohrlex... ¿es que no pensaba hacerlo antes? ¿Porqué se había unido al vendaval, entonces? Ellos eran un viento que soplaba arrastrando la muerte, y hacía mucho que no sembraban la tierra con nuevos cuerpos.

- ¡Humph! Mohrlex debe ser destruido. Pero la pústula-purificada no puede ser entregada de nuevo a los pustularios, o podrían volver al pantano e infectarlo de nuevo con su plaga, mientras el gusano-negro sigue esclavizando a mi pueblo.

El bakali no estaba dispuesto a ceder. No entendía muy bien cuál era el problema. ¿Los pustularios tenían enemigos? Seguramente se mataban entre sí con otras plagas. A Klunurig eso le parecía perfecto. Las plagas enemigas de los pustularios mantenían a raya a los pustularios, igual que las gaviotas del pantano impedían que los peces plagasen las aguas de la marisma, y, a su vez, estos se comiesen a todas las algas. Era el equilibrio natural, uno que los pustularios eludían con demasiada facilidad.

- Unos cuantos pustularios muertos no son un problema. Hay demasiados pustularios. ¡Humph!

Luego el espectro-vengativo se le acercó, diciéndole que caminase con él. Para Klunurig aquel lugar no tenía nada de especial, salvo por la presencia de aquel pustulario-cuerpo-de-hierro, al cual sentía enormes ganas de fulminar con el fuego del pájaro-de-llamas-azules. Luego podría comerse sus manos. Seguro que al vendaval-de-muerte no le importaban mucho las manos de ese pustulario.

- Humph. Caminaremos, espectro-vengativo. Así podremos decidir qué hacer con estos invasores.

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29/08/2023, 22:20
Avon Sheyl - "Terciopelo"

Avon observó la irrupción de aquel... ¿enano? ¿Qué demonios era esa cosa cubierta de barro? ¿Heces? ¿Todo mezclado?... con absoluta estupefacción. Si creía que el vendaval-de-muerte era peculiar, aquella cosa rebasaba cualquier posible comprensión. Su pasmo duró unos instantes, mientras escuchaba la algarabía incomprensible. Luego vino la perorata del emperador. Su condescendencia colonial, ofreciendo baratijas a aquella criatura como si su aspecto fuese sinónimo de estupidez, era tan repugnante como todas y cada una de sus manipulaciones.

Gordo hijo de mil padres, eres una vergüenza para todo aquello que encabezas.

Terciopelo no sentía simpatía alguna por los solámnicos, pero el emperador era, de todos ellos, el que más despreciaba. Y a cada segundo que pasaba a su lado, su animadversión aumentaba.

En todo caso, la aparición de aquel peculiar enano (si se creía lo que comentaba la hechicera) atrajo todas las miradas, y Avon decidió no desaprovechar la ocasión. Extendiendo la mano hacia un trozo de pollo, cogió una vela, y también un trozo de paño a modo de servilleta. Ocultando ambos objetos bajo la tablazón de la mesa, se dispuso a escribir un mensaje, corto pero claro.

Reúnete conmigo.

Era un mensaje para Bugambilia. Se inclinó de nuevo hacia delante, y, fingiendo no llegar a una de las jarras de vino, se levantó, acercándose a la kender, y dejándole caer la servilleta en el regazo. Con un poco de suerte, la aprendiz de legionaria captaría la idea, y quizá pudiese aprovechar un momento de distracción para pedirle ayuda. No parecía muy avispada, pero si una hermana la había escogido como aprendiz, Terciopelo confiaría en ella. No tenía más opciones.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Dejo hecha la tirada de juego de manos para mi disimulado mensaje (y, por una vez, no sale una puta mierda :D).

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30/08/2023, 00:22
Dungeon Master

—Ha sido una visita muy interesante pero me temo que debemos darla por finalizada por el momento. Su Majestad Imperial y yo tenemos otros asuntos que atender —comenta lady Coryn, poniéndose en pie—. Y, evidentemente, vosotros tenéis también vuestras propias ocupaciones.

El emperador mira a la túnica blanca con el ceño fruncido y suspira ruidosamente, dejando patente que no está conforme con su decisión.

—Está bien, nos marchamos y confío en que ustedes harán lo mismo muy pronto —accede finalmente el emperador, con evidente reticencia—. No me gusta que los asuntos se demoren y no me gustaría tampoco enterarme de que siguen por aquí dentro de tres días, cuando envíe a mis ingenieros a trabajar en las obras de remodelación. Volveremos a hablar sobre los detalles de esa torre suya y su próximo viaje a Tanith. Hasta entonces, no pierdan tiempo y saquen de aquí lo que no quieran perder.

»En cuanto a la Legión de Acero... —añade, dirigiéndole a Terciopelo una mirada cargada de intención—. Tienen los mismos tres días para sacar del Imperio a todos aquellos que no quieran ver colgados de una viga. Después, amigo mío, espero que se presente en el palacio imperial como hemos acordado con la lista de aquellos que se hayan negado a marcharse.

Con esto, la pareja da por finalizada vuestra reunión y se dispone a regresar, junto con sus monturas, a Palanthas.

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30/08/2023, 00:45
Ailaserenth Sëlanar

Acojo la marcha de nuestros invitados con evidente alivio pues, desde la aparición de Klunurig, tenía fundadas razones para creer que esto fuera a terminar en una carnicería. Afortunadamente, lady Coryn ha sabido interpretar con sagacidad la situación y concluir el encuentro antes de que Markham viera colmada su paciencia.

Con su ultimátum no tenemos muchos días para conseguir una nueva morada. En una ciudad populosa como Palanthas y con el dinero que tenemos, esos problemas de logística no deberían ser más que algo anecdótico excepto por una cuestión que había olvidado y que Kylian me ha recordado con gran acierto. Tenemos a una chamana humana atrapada en un sarcófago de ámbar y un pequeño dragón de Latón custodiándola día y noche. Ni la una, ni el otro son la clase de clientela que ninguna posada de la ciudad esperaría recibir.

Por supuesto, soy un elfo de recursos y puedo proveer de un alojamiento temporal a aquellos que no podrían obtenerlo en Palanthas; pero no será como este.

Que todas las decisiones juiciosas dependan de mí es algo a lo que estoy acostumbrado desde hace mucho tiempo, pero hacérselo entender a estos compañeros es algo que excede mis más que notables capacidades. Necesitamos de vuelta a Flechas de Muerte y por ella estoy dispuesto a sacrificar casi cualquier cosa.

Es por eso que me apresuro a regresar a mis aposentos para recuperar allí el diamante prometido. Quisiera saber cómo escapó Terciopelo de la vigilancia de mis compatriotas, pero ese también es un asunto que tendrá que esperar. No hay ninguna empresa más urgente que propiciar el retorno de nuestra amiga, si tal cosa es posible.

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30/08/2023, 04:08
Kylian Brickstone

Sacar a Klurunig de la vista del Emperador fue lo más acertado que Kylian pudo haber hecho durante toda aquella reunión. La posibildiad de que el mugriento bakali orinara sorbe la reluciente armadura de Markham como signo de desafío, crecía cada segundo que pasaba a su lado y desde luego, un acto impropio como aquel no iba a quedar sin castigo. Desde luego, ni la propia goblin sabía lo cerca que habían estado de iniciar una reyerta en el interior de la fortaleza en la que posiblemente se hubiera producido un emeradorcidio. 

Suerte hemos tenido... - Se dijo a si mismo. - Asesinarlo es una tarea que está en mi lista de cosas pendientes, pero no ahora, desde luego. Sería complicado salir indemne de esa situación..

Por fortuna, se encontraba caminando junto al enano greñoso y no comabtiendo a su lado. Era el momento de explicarle sus planes. Esperaba que éste los comprendiera y accediera a participar de ellos. No iba a ser fácil convencerle de que era la mejor de las opciones, pero tenía que lograrlo. Gilean le ayudaría si tenía fe. O eso esperaba, pues el dios de la Neutralidad, no solía atender a ese tipo de peticiones...

No podemos conservar la pústula-purificada. - Le dijo al enano siendo totalmente sincera. - Markham nos asesinaría y... ¿de qué serviría eso? ¿quién liberaría a tu pueblo? ¿quién acabaría con el gusano negro? - Le miró con determinación. - No irán a tu pantano. No hay nada allí que pueda interesarles. Eso te lo aseguro. Confía en mi por una vez, ¿vale? - Le preguntó, pero no esperó a su respuesta y continuó hablando. - No eres el primer amigo bakali que tengo. Un chamán llamado Threltheax vio mi destino hace mucho tiempo. Supo que yo sería el campeón del Zigurat y que una vez saliera del mismo, tras derrotar a la mismísima no-muerte, me sería entregado un poderoso objeto con el que liberaría al pueblo bakali de la pústula. Me dijo que un dia, cuando hubiera cumplido el destino del campeón del Zigurat, regresaría ante él y pienso hacerlo. De eso no te quepa duda. - Realizó una pequeña pausa. - Ese objeto que me fue entregado es la piedra que hace volar esta fortaleza. Debemos recuperarla antes de marcharnos. Nos llevaremos la Dragonlance y la portadora de la noche. Debes entregármela y la empuñaré para liberar a tu pueblo de Mohrlex el infame. - Le dijo convencido de sus palabras. - Antes devolveremos a la vida a Enrielle. Ella luchará a nuestro lado. Cuando hayamos liberado a tu pueblo y purificado el pantano, regresaremos a purificar este lugar. El Emperador es un pustulario corrupto. Una vez hayamos acabado con él y con el gusano engro, el equilibrio habrá sido restaurado y la fortaleza volverá a ser nuestra. - Le tendió la mano. - Aprendí en mi pueblo que un trato se sella con apretón de manos... - Le propuso.

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30/08/2023, 04:31
Kylian Brickstone

Por fortuna el estúpido Emperador había decidido marcharse. Empezaba a incomodarle su prepotente presencia y su idea acerca de que el lugar donde habían creado su hogar era suyo para siempre. Fuera como fuera, al marcharse les dejó la libertad suficiente como para recuperar todo aquello que debían llevarse y lo que más le preocupaba era donde podían dejar a Lluvia, pues ella no podía caminar por si sola y tampoco podían transportarla a donde iban a irse.

La bibliotecaria regresó junto a Ailas tras haber conversado a solas con Klurunig. Éste le había prometido proporcionarle un diamante capaz de revivir a su amiga y necesitaba hacerlo cuanto antes. Markham, por suerte se había marchado y no presentaría el retorno del espíritu vengativo de Flechas de Muerte. No merecía el honor de estar presente ante un hecho sin precedentes como aquel. 

¿Lo tienes? - Le preguntó al elfo con la mirada de un niño emocionado. - Hay que traerla con nosotros... - Dijo esbozando una sonrisa.

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30/08/2023, 14:42
Ulfgar Eisbart

Ulfgar se unió a la sensación comunal de alivio cuando el grupo presenció la marcha del emperador. Si fuera enano, con ese comportamiento, su padre le hubiera echado una buena regañina. Era un niño malcriado, avaricioso y ajeno a la buena educación (aunque el término "buena educación" fuera ampliamente discutible a varios niveles). Por desgracia también era el emperador del territorio humano benigno más grande y poderoso del continente. Y, bien pensado, podría ser peor, mucho peor. Al fin y al cabo cuidaba de su territorio y sus habitantes, les mantenía unidos y les protegía de calamidades. Podría ser, en cambio, un tirano egoista y ambicioso con ojos sólo para su propio beneficio... Tal vez su heredero podría ser así.

─Ailaserenth ─llamó el enano al elfo cuando toda la comitiva imperial ya había abandonado la fortaleza─ deseo agradereos sinceramente vuestra mesura y buena cabeza en el manejo del trato con el emperador. Y vuestra contribución a la resurrección de Flechas. Ahora todo ese asunto queda en manos de Kylean y su dios, Gilean juzgue justo y bueno su regreso, porque yo mismo no me veo capaz ni de planteárselo a Reorx. A decir verdad tampoco sabría cómo hacerlo, soy viejo pero eso es algo que nunca he visto, apenas ni imaginado.

El tema de la resurrección era una ocurrencia de Kylean, que todos sabían era un fanático seguidor de la senda de la neutralidad, marcada, supuesta o fundadamente, por su dios. Tal vez ese fanatismo ahora obrase en su favor. Tanta fe cayendo en saco roto sería una pena, sobre todo teniendo en cuenta lo que se jugaban. Ahora el grupo de héroes habían depositado su esperanza en aquella pequeña criatura de dientes punteagudos y voz chillona, creyendo en él como si fuera un apuesto humano vestido con túnica impoluta y aspecto inmaculado. Qué lejos de la realidad estaba todo aquello. Y sin embargo...

─En cualquier caso, tenía algunas cosas que quería plantearos: hay dos objetos en la fortaleza que convendría sacar de ella con la mayor de las discreciones y querría consultaros si poseéis alguna manera de hacerlo. Mis recursos son bastante limitados, más allá de hacer un basto sarcófago de piedra donde transportarlos. Y uno de los objetos lo tenía Klunurig. Lo rescató él, en justicia. Tal vez la decisión sobre su destino debiera recaer en él... y tal vez fuera bueno que esperásemos a ver si Kylian logra traer de vuelta a Flechas y que sea ella la que maneje la situación, una vez convenientemente informada.

El mazo y la lanza, nada menos. Obras maestras de la forja, cada cual en estilos difícilmente más divergentes. Obras maestras, sin embargo, dotadas de grandes poderes. Del mazo poco o nada podrían conseguir para su provecho, dadas sus características, pero la Dragonlance, sin duda, podría hacerles un gran servicio. Y habiendo vivido lo que habían vivido, ya no le cabía duda al enano que sería más provechoso retenerla en su posesión que entregarla al emperador. Aquel niño mimado no necesitaba más juguetes, sino aprender a no romper los que ya tenía.

─También queda pendiente la cuestión del traslado de la que-shu. Intentaré hablar con el pequeño dragón. Cuanto menos habría que informarle de las novedades. No sé si querréis acompañarme...

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30/08/2023, 16:19
Ailaserenth Sëlanar

Tan pronto como regreso de mis aposentos, le entrego a Kylian el valioso diamante que constituye una parte más que considerable de mi parte del botin. Sin embargo, lo considero más que bien empleado si con eso la curandera goblin y su dios se dan por pagados a cambio de devolvernos a Flechas de Muerte.

—Haz cuanto puedas —le pido, sin poder evitar sentirme estúpido por ello. Lo más probable es que no vuelva a ver ni ese diamante, ni a mi amiga humana.

Me vuelvo a Terciopelo y le tiendo mi mano.

—Sin rencores, legionario. Si Markham ha decidido indultarte, no tengo nada contra ti. Me aseguraré de que tus pertenencias te sean devueltas y así podrás irte sin demora. Como ves, aquí tenemos asuntos que atender y me consta que tú tienes los tuyos si esperas salvar la vida y las de algunos de tus colaboradores.

Es entonces cuando mi amigo enano se me acerca para que podamos conversar en privado sobre los temas que nos preocupan a ambos.

—Aunque tengo mi opinión acerca de qué deberíamos hacer con tales artefactos, no me considero con ningún derecho a imponer mi criterio. Por el momento, al menos. Lo que sí puedo hacer es ponerlos a salvo en el Plano Astral junto con mis pertenencias más valiosas, si es lo que deseáis que haga. En cuanto a la cría de Oropel, está claro que no siente una gran simpatía hacia mí por razones que desconozco. Sean cuales sean sus motivos, te haría un pobre servicio acompañándote a hablar con él. Tampoco considero que con nosotros esté mejor que con los suyos y no lamentaría verle partir hacia Sanction si tal es su deseo.

»Como le dije al emperador, para mí sería un honor aprender de un arquitecto de tu prestigio y colaborar juntos en el diseño de nuestro nuevo hogar. No dudes en venir a buscarme si en algún momento quieres que trabajemos en ese proyecto.

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30/08/2023, 17:47
Bugambilia

—¿Solo con ese pedrusco lo harás? Pero... ¿y si no quiere volver? — preguntó a Kylian mientras éste acariciaba su rostro —¿Y si Gilean, o el que sea, no escucha y se queda muerta?— hablaba con un nudo en la garganta, al borde del llanto desconsolado. — Se quedará muerta...

Entonces miró hacia abajo, y las lágrimas cayeron en la servilleta que se le había caído al señor Terciopelo. La kender se secó los ojos y miró al humano, alzando la servilleta para devolvérsela. Pues qué torpe era, que el había tirado la servilleta encima. Entonces vio que había algo escrito y en seguida la guardó en su regazo de nuevo. Miró extrañada al hermano de Enrielle-Flechas de Muerte, y fue gracias a su expresión insistente, a la forma que levantaba las cejas y cómo movía la cabeza hacia la puerta que, junto con el mensaje, creyó comprender lo que quería.

Miró sus pies de nuevo. Aún estaba un poco avergonzada, pero su mentora había confiado en ese hombre y ahora todos los demás también. Menos el emperador, que quería hacer cosas malas a todos los Legionarios de Acero de todo el Imperio. ¡Qué tonto era! Por suerte ya se acababa de ir.

Miró la puerta.

—Si se marcha yo le puedo acompañar a la salida, señor Terciopelo. — se ofreció con su voz tristona. — Es por ahí. Pero tengo que volver pronto. Quiero ver... lo que pasa. Que será nada... — dijo obligándose a no albergar ni una pizca de esperanza.

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30/08/2023, 18:06
Kylian Brickstone

Ten fe, pequeña, ten fe. - Le dijo el gnomo a Bugambilia justo antes de marcharse. 

Debía encerrarse con los restos funerarios de Enrielle. Todavía no le habían dedicado un responso y prácticamente no habían rezado por su alma. Quizás de haberlo hecho hubiera cruzado el umbral que le imposibilitaría regresar conos vivos y eso no era lo que la goblin había planeado. 

La traeré de vuelta. - Se quitó entonces el sombrero de disfraz, recuperando su real apariencia y se encaminó a sus quehaceres.

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31/08/2023, 23:48
Ulfgar Eisbart

Fue una combinación de sentido de la responsabilidad y convencimiento de que nadie le habría informado lo que empujó a Ulfgar a ir a hablar con Jilhazhí.

La habitación, por decirlo suavemente, estaba mal mantenida. El aura que destilaba la estancia era abrumadoramente pesadumbrosa. Toda provenía del pequeño dragón que guardaba fielmente a su "madre" humana. El sarcófago mágico en el que estaba encerrada la que-shu, en cambio, resultaba impresionante, tristemente impresionante. Una impresión que el enano se guardaría de decirle a su escamoso guardian.

─Lamento molestarte pero debo hablar un momento contigo. Seguramente habrás escuchado las fanfarrias y te habrás dado cuenta que nos ha visitado una persona muy importante. Era el emperador de Solamnia. Dos dragones le protegían, ellos también le consideran muy importante. La cuestión es que va a incorporar esta fortaleza a sus efectivos de guerra y ella ─dijo señalando a la que-shu yacente─ no podrá quedarse aquí. Nosotros tampoco. Tenemos tres días para abandonar la fortaleza. El emperador ha prometido construirnos una torre si resolvemos un poroblema para él, pero llevará un tiempo. Vamos a intentar encontrar un lugar apropiado para nosotros y para ella mientras tanto. ¿Te parece bien que la traslademos con nosotros a la torre? Lo difícil será encontrar un lugar apropiado en el que estar mientras tanto, pero quería que supieras que me esforzaré por conseguirlo, si te parece bien.

El enano de repente parecía muy mayor, sus arrugas más pronunciadas, su cabello más blanco. Dar malas noticias era la peor parte de ser clérigo. Por alguna razón siempre acababan ellos dándolas, tal vez porque se creía que serían capaces de reconfortar a cualquiera, fuese cual fuese su dolor, tal vez ofreciendo el refugio de la fe. Su experiencia le decía que eso raramente pasaba y, cuando sucedía, no solía presagiar nada bueno.

─Kylian va a intentar revivir a Flechas de muerte, no sé si habló nunca contigo. Murió hace muy poco, defendiéndonos. Aún así el esfuerzo necesario para intentar traerla de vuelta parece que será titánico, pero si lo consiguiera estaríamos más cerca (bueno, en realidad sería Kylian) de poder hacerlo con... ella ─Ulfgar volvió a señalar con un ademán a la que-shu─. Aunque me han contado que las circunstancias de su muerte fueron muy diferentes. Yo... bueno, lo siento ─finalizó torpemente el enano, apesadumbrado y rascándose el cogote sudoroso.

¿Por qué no podía decir el nombre de la que-shu?

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01/09/2023, 00:06
Avon Sheyl - "Terciopelo"

Avon miró al elfo cuando este le dijo que sin rencores. 

- Claro, sin rencores.

¿Porqué iba a haberlos? Solo le había pagado el arriesgar su vida para avisarles de un ataque con una agresión por la espalda, seguida de dejarle a merced del emperador, quien le había exigido, sin tapujos y delante de todos los allí presentes, que entregase a todos los suyos y desmantelase la presencia de la Legión en Palanthas. 

El legionario no añadió nada más. Estaba claro que aquellos aventureros se dejarían comprar por el oro del emperador sin importar las humillaciones a las que fueran sometidos, y sin prestar atención a su evidente corrupción. Que Markham pudiese tener acceso a una fortaleza voladora como aquella a Terciopelo le daba escalofríos, pero su capacidad de acción estaba ya muy limitada. Debería haber dejado a aquellos aventureros a su suerte, haber sido más cauto. No había jugado bien sus cartas, y ahora estaba quemado. Tendría que desaparecer de Palanthas por un largo tiempo.

Cuando la kender se ofreció a acompañarle, el legionario asintió. Se dejó guiar hasta las cuadras, donde pudo recuperar su montura, y luego hacia la puerta. Temía que pudieran seguirle, pero tendría que confiar en su conocimiento de las calles de Palanthas para despistar a posibles espías del emperador, antes de reunirse con su enlace y pasar las instrucciones. Ya en la puerta de la fortaleza, acompañado de Bugambilia, le dedicó a la kender unas últimas palabras.

- No sé si ese extraño sacerdote podrá devolver a nuestra hermana Flechas de Muerte con nosotros. - Terciopelo no entendía qué había pasado. ¿Estaba realmente muerta? Sonaba inverosímil que fuese así, y esperasen poder recobrarla - En todo caso, ya has visto lo que el Emperador pretende hacer con la Legión: desmantelarla. Flechas de Muerte debe saberlo. Cuéntaselo todo, incluído que sus amigos pretenden ceder este artefacto volador al enemigo de la Legión y de las gentes humildes de Solamnia. Por desgracia, yo no podré ayudaros mucho más. Mi presencia aquí ya solo pone en peligro a nuestros hermanos. Es un milagro que Markham se haya marchado de la fortaleza sin ponerme una escolta.

Un milagro o una trampa. Markham seguramente le haría seguir hasta la ciudad, a la espera de ver con quién se reunía. Tendría que ser extremadamente cauto.

- Aquí me despido. Te deseo buena suerte en tus futuras empresas. Recuerda contarle todo a nuestra hermana.

Le puso una mano en el hombro, y se apartó de la pequeña kender, presto a tomar su propio camino.