Partida Rol por web

-Quiza si que haya más de uno, no podemos descartar nada entrando en terreno enemigo, Timmy, por las pisadas que hay entrando y saliendo, ¿cuantos crees que podria haber?-

— ¡Buena idea, muy buena idea caballero! — Dijo el servicial Wilmer, acostumbrado a recibir órdenes y no pensar demasiado. — ¡Así les daremos matarile a esas sabandijas sin necesidad de exponernos demasiado!

— Estoy comprobando las huellas... — Dijo entonces Wynloc. — Si... — Dijo al agacharse junto a unos excrementos. — Todo hace indicar que esos animaluchos carroñeros están en su madriguera. — Agarró un pedazo de excremento y lo manoseó con tres dedos. — Está bastante seca. — Dijo entonces. — Los lobos son animales nocturnos, sin duda no saldrán hasta que sea noche cerrada. Pero hay que darse prisa.

Mientras hablamos... se me pasa una fugaz idea por la cabeza; una idea que me da escalofríos... y sin pensarlo demasiado, la suelto tal cual, con semblante preocupado.

-De todos modos, compañeros.., si es un licántropo, o incluso varios.., podría ser.., que haya encontrado a Serenya; y hasta lo mismo podría tenerla ahí dentro, para ya os imagináis qué. Si es así, dará igual cuantos pueda haber, y además, tendremos que tener especial cuidado con lo que hagamos, por si fuese el caso.

Godofredo era un hombre con bastante experiencia para haber aprendido ya a estar preparado para las fatalidades que podrían tomar a uno desprevenido, por ello antes de iniciar su plan, había puesto la mano sobre la frente de la elfa y recitó:

"Oh, Dios del Castigo, este siervo se dispone a castigar la injusticia, más permite que proteja a sus aliados para que estén salvos de todo mal. Que el daño inflingido en esta dama me tome a mi como vasija"

una tenue luz azul había envuelto a ambos compañeros por un segundo, produciendo un agradable cosquilleo en la menuda elfa.

Tras eso había preparado un conjuro apresurado, por si eran tomados por sorpresa.

Para su desgracia, tardó poco en tener razón, puesto que una manada de gigantescos lobos salieron de la nada y se abalanzaron sobre ellos.

Sin tiempo para pensar, de forma automática Godofredo recitó en un santiamén "Poderoso Castigador, ¡protege a tu siervo y a sus aliados!"

Un circulo brillante de color verde claro se dibujó en el suelo teniendo al clérigo como centro, si bien para desgracia del pelirrojo, aquello no sirvió para poder vivir un día más.

-¡Recojones! ¡Aquestos lupos son harto feroces! ¡Gentil dama, retroceda, dejad que yo de buena cuenta de aquestas bastardas béstias!

Apresuradamente buscó acercarse al combate por el lado de la elfa, para poder así propiciar su puesta a salvo. Buscando provocar una distracción alzó su maza hacia el cielo y gritó

-¡San Cuthberg! ¡Que su veneno tu castigo!¡Que sus aguijones sean tu furia!¡Acude a mi, araña castigadora!

tras una explosión de humo, una araña del tamaño de un perro grande surgió de entre la bruma, lanzándose directamente contra la bestia más cercana a la elfa.

-AAAAAAAAAH!!!! luuuuuuupos!  gritó horrorizado el joven explorador. Valtonyc detrás! y su perro se escondió tras de él para no ser devorado, ya que era un bocado apetecible.

El niño, acto seguido se movió a un lado, disparando con su arco dos flechas al lobo que aun no había atacado, sabiendo que por desgracia, muy posiblemente iría a por él por ello.

En mi turno me muevo a E13 donde estaba el pequeño Timmy y ataco al lobo 2.

Tras los acertados disparos de Timmy, aquella bestia herida enfureció y centro su mirada asesina sobre el pequeño Timmy. Aquel poderoso y enorme lobo cargó contra el niño sin ningún tipo de miramiento.

Una vez tuvo al pequeño al lado, se abalanzó sobre él clavándole una dolorosa dentellada en el hombro. El peso del animal y el dolor que sintió provocó que perdiera el equilibrio y cayera al suelo. Ahora estaba a merced del lobo.

El fiel can de Timmy, aquel ser amorfo producto de muchas generaciones de endogamia, lanzó una dentellada al aire a la vez que emitía un extraño gruñido parecido al sonido que haría una rata mientras estaba siendo estrangulada. Por desgracia no calculó bien la distancia, su mirada estrabica no se lo permitió.

Demasiadas opciones y ella que no era una guerrera no sabía escoger acertadamente. Desde que había comenzado el día, el olor a muerte no había cesado. No había forma de quitárselo de las fosas nasales.
Elenair apretó entre sus manos bel instrumento que portaba. Se acercó la madera tan finamente tallada a sus carnosos y tiernos labios, sopló dulcemente y una melancólica melodía llenó los corazones de los presentes.
El efecto no se hizo esperar, la coordinación de los brazos y las piernas aumentaba. Cualquier cosa que se intentase resultaba más sencillo

Es difícil saberlo, pero probablemte nos habían estado rastreando mientras nosotros pensábamos que éramos los rastreadores, ¡joder!, nos han pillado!, pensé.
No tuve mucho más tiempo para pensar; uno ellos había atacado a Dwama, y el otro iba a por Timmy; la voz que la guerrera me lanzó me sacó de la duda de qué hacer: si usar la ballesta que ya tenía en las manos o sacar el acero, o a que fiera atacar.

Por fuerza de la costumbre, evito lanzarme de frente contra el lobo que está atacando a Timmy; tras tenerle a su merced por un momento, el ataque del fiel perro me da el instante justo de distracción que necesito. El lupo es un depredador: su visión frontal es fuerte, pero la periférica en estas condiciones de penumbra, y con la atención centrada en otro objetivo, no: me desplazo rápido al este, (hacia E-12), para ubicarme en su costado, y poder atacar desde una mejor posición.

Mientras me muevo, he soltado la ballesta, y sacado mis armas: el estoque y el kukri.
 

El movimiento audaz de Ruff le hizo colocarse en una situación ventajosa. De esa manera logró asestar un poderoso golpe contra el lobo que estaba amenazando la vida del pequeño Timmy, derribado en el suelo. El lobo gimió de dolor, pues entre las dos flechas que el pequeño explorador la había clavado y aquel estocazo, estaba claramente en las últimas. No obstante, no parecía abocado a la rendición.

Mientras tanto, el otro enorme lobo, se cebó con la enana. Un nuevo mordisco provocó una herida de consideración en la dama guerrera. Los colmillos de aquella bestia, alcanzaron algún nervio de su pierna y posiblemente también el hueso. La poderosa mordedura, esta vez sí, superó la legendaria estabilidad de la raza enana, haciendo que Dwama acabara por los suelos.

La araña que el conde acababa de invocar, le hizo frente a uno de los lobos. Su mordisco envenenado le provocó a este un estado de debilidad considerable. Quizás por ello erró en la dentellada que esbozó como respuesta al ataque de aquella araña.

Previamente, Wynloc se acercó un poco más hacia los lobos y disparó una nueva flecha. Alentado por el cántico de la pequeña elfa que estaba siendo atacada por los lobos, su flecha voló más certera y con mayor fuerza. Acabó por incrustarse en el lomo de uno de los lobos. No obstante, aquella bestia ni se giró y lanzó un ataque contra Elenair.

Por suerte, aquel ataque fue esquivado por la bardesa. No sucedió lo mismo con otras dos dentelladas procedentes de dos de aquellas babeantes criaturas llenas de furia. Sorprendentemente logó mantenerse en pie tras el intento de derribo del primero de los lobos, que la agarró de un brazo y tiró de ella. No pasó lo mismo, cuando el segundo lobo le mordió en la pierna y acabó de bruces en el suelo. Por suerte, el ataque de un tercer lobo no llegó a provocarle más heridas, pues desde el suelo logró evitar la mordida.

Sir Godofredo sintió cierto cosquilleo en su propio cuerpo. Al principio le resultó algo extraño, pero pronto adivinó la naturaleza del mismo. Era el daño que acababa de recibir Elenair, que gracias al conjuro que había lanzado sobre la elfa, era a él a quien afectaba. No obstante, debido a su poderosa constitución y las muchas heridas recibidas en el campo de batalla, casi ni sintió dolor.

Ver como derribaban a la elfa llenó de furia al conde, quien simplemente cargó en línea recta contra uno de los lobos que estaban hostigando a su compañera.

-¡Mont Jouar! ¡Saint Denise!¡Por Dios, que me muera si flaqueo!- gritó mientras cargaba contra  la criatura

El fiel perro/rata del explorador , al ver al niño en el suelo herido entró en furia y trató de morder al lobo sin mucho efecto, sin duda su capacidad de combate era nula.

El niño, por su parte, mientras el perro atacaba optó por arriesgarse y disparar dos flechas desde el suelo, lo que provocó que el lobo le volviera a atacar, pero una de las flechas se incrustó en el costado del animal que ahulló de dolor.