Partida Rol por web

Timmy sabía que si no acababa pronto con la bestia, su vida se escaparía entre sus fauces. Por ello era matar o morir y eligió ser valiente. Pese a que la primera de sus flechas salió desviada, la segunda se incrustó en el cuello de aquella bestia. El impacto dejó sin respiración al lobo, aunque se trataba de un ser aguerrido y obstinado y antes de morir propinó un nuevo mordisco en el abdomen de Timmy.

El dolor que recibió el niño fue muy agudo, pero cuando el terrible  lobo se desplomó ante él sin vida, suspiró aliviado. Había acabado con aquel ser casi sin ayuda. Sin duda su padre allí done estuviera, estaría orgulloso de él. La que también lo estaría sin duda alguna era la dama Dwama, quien siempre había confiado en sus posibilidades. Y Godofredo sin duda le daría unos toquecillos en la espalda, aunque le reprendería por los riesgos que había corrido.

En un rapido movimiento me coloco de manera que queda el Lupo entre la dama enana y yo, aprovechando la ventaja que me otorga atrapar incauta a mi presa le lanzo un ataque certero y letal, cual torero de épocas futuras, con mi estoque le atravieso la medula espinal haciendo que el lupo caiga cual trozo de carne sin vida; tras esto retiro mi arma de la presa caida, y con una habilidad increible y rapido movimiento de espada sacudo la sangre regando el suelo con ella antes de envainarla; el combate habia acabado, nos alzamos con una primera victoria.

Elenair cerró su mano con todas sus fuerzas para no soltar la flauta, su bien más preciado. Con la espalda recostada en el suelo, giró su cuello para observar cómo la madera sobresalía entre sus dedos - Esta aquí, la conservo- El ruido, el combate, todo paso a un Segundo plano hasta que comprobó que la tenía.
Fue regresando al presente y levantándose. Estaba rodeada pero no le importaba. Habían interrumpido su melodía pero sus efectos aún permanecerían lo suficiente para terminar con aquella situación incómoda.
Los golpes recibidos deberían haberle causado unas heridas mayores - Gracias Sir Godofredo- Respiro profundamente esperando los nuevos ataques y luego llegaría su turno

-Buen golpe, Jack!

Las dos bestias han caído, pero a costa de derramar nuestra sangre; ahora es momento de ver como están nuestros compañeros y ver si podrán seguir adelante, o si, por contra, tendremos que replegarnos y buscar donde hacer noche mientras se recuperan

-Timmy, Dwama , ¿cómo estáis?

Timmy tenía una mezcla de sentimientos, por un lado estaba orgulloso de haber matado a tamañana bestia, pero por otro le dolía mucho el hombro y el abdomen, donde había recibido los profundos mordiscos.

El joven explorador no se quejaba, fingía ser un tipo duro, aunque sus labios hacían los movimientos de un niño antes de romper a llorar, lógico pues Timmy no dejaba de ser un niño.

Aunque un par de lágrimas se le escaparon de ambos ojos, optó por secarselas con la manga intentando que no se dieran cuenta del dolor que sentía, pues no quería que le volvieran a abandonar en un orfanato de Sant Cuthberto, como aquel de Hommlet de donde se había visto obligado a fugarse día si y día también para aprender de aquel viejo cazador de pieles el arte de la búsqueda de rastros y así no centrar su vida en ser monaguillo y fraile, como pretendía aquella Canonesa a la que habían encomendado su crianza.

-Yo... yo... yo... Yo estoy bien, aunque me duele un poquito los mordiscos. Dijo mientras tosía un poco de sangre. Sin duda las heridas eran bastante graves, un solo mordisco mas y quizás hubiera muerto, pero la providencia lo había impedido.

-Ojalá estuviera el Conde aquí con sus manos sanadoras! se lamentó. Como dije su armadura pesada nos hubiera ido mejor que el hobbit, pero bueno, buen trabajo Jack. Dijo con la boca chica, pues no le gustaba aquel mediano.

-Ahora me extrañaría mucho que quedaran mas lobos en esta cueva, como mucho una madre y sus crías, si hubiera mas machos, normalmente hubieran salido a atacar al escuchar el combate con sus compañeros.

La carga de Godofredo, alentado por la melodía que Elenair estaba entonando fueron devastadoras para uno de los lobos que estaba tratando de arrancarle la vida a la elfa. Si primero se habían cebado con el pobre Wilmer, parecía ahora que su objetivo no era otro que el de acabar con la vida de la melodiosa dama. Por suerte, la carga del conde dio muerte a uno de los lobos, mientras que otro de ellos, se quedó entretenido con la araña que el sacerdote había convocado.

Wynloc, agarró una nueva flecha, apuntó de nuevo hacia uno de aquellos lobos y disparó. El disparo fue errático, golpeando la flecha a algunos metros de distancia. El conde había visto disparar en otras ocasiones al bueno de aquel explorador y ciertamente, no parecía que aquel fuera el mejor de sus días. Su actitud, alejado del combate tampoco era la más correcta, teniendo en cuenta que la elfa estaba siendo hostigada por tres enormes lobos, aunque a priori, el fuerte de aquel cazador era el arco.

Entonces fue cuando dos de las tres bestias se abalanzaron de nuevo sobre Elenair. La bardesa logró esquivar el primer ataque con suma agilidad. No pasó lo mismo con el segundo. La mordida del lobo no llegó a apretar con fuerza en su brazo, de hecho tan solo le causó un rasguño y otro se dibujó a la vez en el cuerpo del clérigo. No obstante fue suficiente como para volver a derribarla. Esa era la mayor ventaja de una jauría atacando a la vez, el no dejar levantarse a sus presas. El tercer lobo, muy debilitado mordió a la araña del conde, aunque las heridas causadas fueron muy mínimas.

La palabras tanto de repudia como de aprobacion del pequeño Timmy me reconfortaron, sabia que aún no le agradaba, pero que poco a poco podría romper sus barreras de odio contra mi persona. 

-Tu tambien lo has hecho muy bien pequeño, y no tengas vergüenza en llorar, incluso los hombres más duros lloran alguna vez en su vida, no te preocupes, no serás menos hombre por hacerlo- Trate de que mis palabras le reconfortaran un poco, a fin de cuestas aun era un niño, que por caprichos del destino habia pasado de estar feliz con una familia que lo quería a morir en manos de unos asesinos y estar con un grupo de aventureros tan dispar. -No me gusta nada la pinta de esas heridas, deberiamos llevarte donde el Conde para curartelas inmediatamente.- Viendo los daños que sufrió durante la batalla no me quedaba tranquilo; cierto es que tanto la armadura como la capacidad de sanación del Conde hubieran sido mejor que ir con alguien que odiaba, pero son cosas que pasan cuando te metes en la boca del lobo, y nunca mejor dicho.

-¡Por todos los infiernos, no osarás volver a tocar su carne, bestia inmunda!-gritó cargado de furia a la vez que descargaba su maza con fuerza sobre aquel rábido animal.

-¡Gentil dama, tomad distancia, os lo prego. Yo mesmo me encargaré de aquestos seres!

Al ver que el estado del pequeño Timmy no es crítico, recojo mi ballesta, no sea que tenga necesidad de ella, por más que haya recurrido a las armas de filo en esta ocasión.

-Estoy de acuerdo con Jack; deberíamos llevarle con el Conde..., pero tampoco podemos olvidar la cueva, y que estamos buscando a alguien. Si os parece... echo un vistazo dentro de la cueva; si sólo es una lobera y nada más, y no hay rastro de Serenya, me salgo; a fín de cuentas, si son lobos comunes, no hay motivo para acabar con ellos si no atacan.

- Está bien… - La dama enana también dolorida por las mordidas de los lobos, aceptó la idea de Ruff. – Ves con Ruff… - Le sugirió a Jack. – Yo me quedaré aquí con el pequeño Timmy hasta que regreséis. – Carraspeó escupiendo algo se sangre. - Si la cueva es muy grande no os adentréis demasiado. Que podamos oíros en todo momento y lo mismo en la otra dirección. No quiero que ni vosotros ni nosotros nos veamos sorprendidos por más de estas alimañas.

Una vez los dos hijos bastardos de un orco y un trasgo se internaron en la guarida de los lobos terribles, la enana se acercó hasta el joven explorador y examinó sus heridas. La cara de la enana lo decía todo. Aquellas mordeduras tenían mala pinta. Si no recibía atención médica o divina, muy posiblemente acabarían por infectarse. Suerte que el conde no andaría demasiado lejos de ahí.

- Tranquilo, Timmy... - Dijo la enana. - Son sólo heridas superficiales, pero requieren tratamiento para que no se infecten... - Trató de tranquilizarse y entonces le revolvió el cabello mostrándole la mejor se sus sonrisas.

Ruff y Jack entraron en la cueva. Tan solo esperaban que no se tratara de un laberinto de galerías interconectadas. Sin la ayuda de un curandero, así como habían herido a Timmy y a Dwama, no podían seguir mucho más tiempo. No obstante, el tiempo apremiada, pues Serenya seguía desaparecida y aquella madriguera era sin duda un lugar muy lógico en el que podrían hallarse sus restos. Sonaba duro, pero era una posibilidad más que factible.

Por suerte, sus ojos acostumbrados a la noche y a la oscuridad por generaciones y generaciones de sus ancestros viviendo bajo tierra, pronto vislumbraron la naturaleza de aquella cueva. No era para nada un lugar amplio. Se trataba de un mero refugio para un máximo de cuatro o cinco animales como a los que habían dado muerte momentos atrás. Sería bastante fácil registrar aquello.

En el interior de aquella cueva el hedor era nauseabundo. No es que oliera a orín o a excrementos, que también, sino que olía a algo incluso peor. Se trataba de un cómputo de olor a humedad, mezclado con pelo de perro mojado y combinado con el olor del orín y deposiciones de lobo terrible. Aquel olor era ácido y casi corrosivo y hacia que cayeran las lágrimas de los ojos de los dos bastardos.

El suelo estaba lleno de pelo de lobo, pequeños huesos partidos en miles de pedazos, y todo tipo de inmundicias. Nadie ni nada se hallaba en el interior de la cavidad en la roca. Los dos pícaros a punto estuvieron de partir de ahí sin realizar más registro que aquella primera visión superficial, pero entonces Ruff observó algo en el suelo, algo brillante.

Al agacharse y recoger aquello comprobó que se trataba de un colgante de oro. Una fina cadena unida a una pequeña plaquita en la que estaban inscritas dos letras. Una W y una S. Aquel colgante no debía ser muy caro en el valor de mercado, pero Jack hizo un breve cálculo y supuso que tendría un valor cercano a las treinta monedas de oro. Ruff casi coincidió con él, aunque pensaba que valdría algo menos.

... estamos observando la delicada pieza de orfebrería, y calculando su valor.., cuando caigo en ello...

-Jack, las iniciales que están grabadas...,  W y S, son las de Wynloc y Serenya; esto puede que sea de Serenya. No hemos visto restos de ropas ni calzado, así que a saber cómo ha llegado hasta aquí. Aquí no hay nada más que ver... tenemos que irnos, y rápido, para llevar a nuestros compañeros donde esté el Conde

-Coincido contigo mi buen Ruff, no parece que haya presencia de esa tal Serenya y la sangre que hay podría ser de cualquier alimaña que hubieran entrado aquí los lobos; pon a buen recaudo ese colgante y regresemos rápido con Dwama y el pequeño Timmy, me preocupa su estado, ahora mismo son un blanco fácil.- Tras mis palabras doy media vuelta y vuelvo sobre nuestros pasos al exterior de la gruta, ojo avizor y escuchando por si descubrimos algo más en el viaje de vuelta.

Dwama y Timmy, quienes estaban esperando en el exterior a los dos pícaros, les vieron salir de nuevo. La enana se plantó delante de ellos y el niño, caminando un tanto dolorido fue tras ella.

- ¿Y bien? - Preguntó la enana.

-Hemos encontrado un colgante con unas iniciales, imagino que de Serenya, pero ningun rastro de ella; en algún momento quizá estuvo aqui, pero ahora no tenemos nada más- respondo a la enana con tono de decepcion -Deberiamos volver con el Conde y los demás, quizá hayan tenido más suerte y hay que miraros esas heridas.-

-Si, y además, no hemos visto restos de presas humanas, al menos, recientes, así que ... puede que los demás hayan tenido fortuna y la hayan encontrado. Y como bien dice Jack, hay que moverse. Si no podéis andar deprisa, que así parece... os llevamos a cuestas. Cae la noche y no es bueno deambular.

.... me cuelgo la ballesta de la correa, en bandolera por delante, descargada de su virote, y me dispongo a llevar a cuestas a cualquiera de los dos. Si tenemos que cargar, como parece, entre Jack y yo, con ambos... seremos un blanco vulnerable, así que tocará ir bien alerta

-Valtonic va a tener trabajo extra... tenemos que deshacer nuestro camino y buscar el rastro de nuestros amigos.
 

- Si no os importa... - Dijo la enana. - Yo seguiré también a pie. Mis heridas no son tan dolorosas como parecen. - Soltó una risotada. - Además, soy nieta de Gralick aliento de ajo... - Sonrió y se golpeó en el pecho con el puño cerrado. - Soy de buena estirpe y dura de roer... - Ahora sí volvió a reír. - ¡Partamos ya, pues la noche es mejor compañera de las alimañas que de nosotros! Debemos reunirnos con el resto.

-Ya estamos con el dichoso orgullo enanil... o es eso, ¿o es que tienes miedo al cuerpo a cuerpo si te llevo a espaldas?

... lo digo enarcando una ceja... queda claro que estoy picando a la guerrara, que ya nos conocemos

-En fín... Timmy, súbete a mi espalda, no es plan de que te dejes las tripas y luego venga Don Godofredo a echarme un sermón de esos que no entiendo la mitad de las cosas que me dice -se lo digo sonriendo.., que es un chaval y la risa es sana.- Cuando quieras ver un rastro más de cerca, dímelo y me agacho para que puedas verlo bien

El joven explorador había gastado bien el tiempo que sus compañeros habian estado en la gruta, pues con maña y mucha saña había desposeído a la bestia que le había atacado de su piel y cabeza, con los que se haría una magnífica capa de explorador.

te gusta Dwama? Es como cuando te llecastes la cabeza de tu profesor y alcalde orco... Cómo se llamaba? Jon?

Tras salir el semiorco y el semitrasgo de la cueva, el primero le ofreció portarle a cuestas.

No necesito porteador, necesito a mi Conde, solo me llevaréis a cuestas inconsciente o muerto! No soy un niño! Busca Valtonyc!

Y el niño continuó su labor.