Partida Rol por web

[DM03/21 ]Las marcas del mal

El viaje - Escena de Juego

Cargando editor
08/03/2021, 22:16
Director

Andábase Honoria a la gresca con sus compañeros, recriminando que no hicieran más por haberse acercado y perseguido a aquellos tipos, ni tampoco interesarse lo suficiente por la mujer que huía (la cual, según pensaba Honoria, tenía un bebé entre sus brazos). Sus compañeros no estaban por la labor de retornar e internarse de nuevo en bosque cerrado (al menos el juglar o Lope), y como bien pensaba Pietro, seguir un rastro en la oscuridad y bajo la lluvia era una tarea más que harto imposible... El caso es que la lluvia seguía cayendo, no con demasiada intensidad, pero sí lo suficientemente constante como para saber que permanecer quietos bajo ella habría de haceros ganar un buen resfriado, y más en aquellas heladas tierras palentinas...

Notas de juego

Decidme si regresáis a buscar a la mujer o los tipos, si marcháis bajo la lluvia o si tratáis de buscar refugio. Se me ocurren esas tres, pero quizá hayáis pensado en algo más. Recordad que podéis separaros, por supuesto.

Cargando editor
09/03/2021, 15:19
Honoria

Al ver que mis compañeros no estaban por la labor de ayudar a esa mujer, que había pasado ya un buen rato de la marcha de esa gente y que sería muy difícil seguirles el rastro, lo único que me quedaba por hacer era buscar un sitio en el cual no me calara. Ya estaba hasta arriba de agua, pero no quería pasar toda la noche así, ya que podría constiparme.

-"Bien, ya es tarde para seguirles, pero no me voy a quedar aquí empapándome toda la noche. Voy a buscar un sitio para refugiarme de la lluvia y del viento, donde pueda encender una fogata para calentarme. Sí, sí, ya sé que vais a decir que me perderé, pero prefiero eso a ponerme enferma. Si queréis acompañarme, adelante, si no, espero veros por el castillo de Saldaña. Podéis quedaros debajo de un árbol... Adiós."

Todavía algo cabreada e iracunda, les di la espalda y miré a ver para dónde tiraba. Decidí, que la mejor opción era ir en la dirección por donde habían venido la perseguida y los perseguidores. Decidida, me eché la capucha sobre la cabeza y andé hacia allí.

Cargando editor
09/03/2021, 15:49
Pietro

- Espera, Honoria, vamos contigo. Estamos igual de calados y el mismo anhelo de un buen fuego habemos.

Yo estoy desde antes de empezar a llover cubierto por el manto (que a estas alturas ya debe estar calado) y parezco una especie de patata deforme en la oscuridad. Miro a ver si puedo coger un buen palo con el que ayudarme por el barrizal, y sigo a mi compañera. Ciertamente, sin otra referencia más que el río cercano, la dirección de la que llegaron los hombres es nuestra mejor apuesta de encontrar un refugio pronto.

Notas de juego

La verdad es que te pones a pensar y... ¿esta gente, cuando viajaba por esos campos de Dios, no se llevaban un buen capote impermeable aunque fuera, por si llovía? O supongo que lo mejor es juntarse unos cuantos y llevar un carro o carreta, que si llueva puedas cubrir con una lona y hacer debajo el fuego y protegerse ahí, ¿no?

Ya, por curiosidad medieval...

Cargando editor
09/03/2021, 19:24
Lope

Bien, la cordura se adueña de nosotros —dijo de forma algo teatral el juglar—. Busquemos un lugar a resguardo para poder pasar la noche, la lluvia empieza a ser una molestia constante. Incluso hacer un pequeño fuego y poner algunas prendas a que sequen estaría bien.

Se dispuso a ponerse en marcha, pero él mismo se detuvo cuando al parecer recordó algo.

En caso de tardar mucho en encontrar algo, propongo cortar ramas de árboles e improvisar alguna clase de techo que nos cubra de alguna manera. Si pasamos demasiado tiempo buscando, puede ser peor. —Terminó por decir el juglar.

Tras eso fue con sus compañeros en busca de un lugar que les ofreciera algo de cobertura para pasar la noche lo más secos posibles.

Cargando editor
09/03/2021, 23:02
Director

Finalmente, los tres marchásteis en la misma dirección de la que habían salido la mujer y los tres hombres (que era, en realidad, la misma hacia la que os dirigíais en destino al castillo de Saldaña). La verdad que fue Honoria quien apretó el paso, cabreada con sus dos compañeros por no mostrar aquella gratitud de ayudar al prójimo en los caminos y los barros. Lo cierto es que no todos compartían tal ímpetu (tampoco sus compañeros), pues pocas gentes eran altruístas en esa época y menos en tales situaciones. Y tal que así, con aquella propuesta de Lope de por medio, anduvísteis un rato y encontrásteis una peñasco bajo el que poder refugiaros. No es que fuera una cueva, pero sí una gran roca en mitad del bosque; y ésta ofrecía un pequeñeo cobijo a modo de techumbre dado que parecía estar cortada por la espada de un gigante, transversalmente. Tan bien parecía aquello que ofrecía un hueco en su parte baja, el suficiente como para poder cobijaros de la lluvia sin preocuparos demasiado.

Eso sí, una vez ahí dentro, aún quedaban unas horas para que amaneciera (apenas dos) y en realidad el nuevo pesar no era ahora sino las ropas húmedas que debíais soportar sobre vuestra piel (pues no era lícito el quietárselas en mitad del campo). Finalmente las horas pasaron y el amanecer llegó.

* * *

La lluvia había cesado y los primeros rayos del sol se filtraron a través de las nubes palentinas allá en lo alto. Con resistencia, el Gran Astro por fin os golpeó en el rostro, y sentiste cierto reconforte cuando esto ocurrió.

Y con primeros rayos del sol y la luz sobre lo que os rodeaba, salísteis de la roca y volvísteis a poneros en camino hacia el castillo de Saldaña, no sin antes comer algo de cecina y pan (el poco que no se había mojado). El río Carrión ya se escuchaba, pues su orilla debía estar cerca y eso os reconfortaba también. Minutos después, casi media hora después de desperatar esa mañana, ya veíais mientras avanzábais que otro evento estaba a punto de suceder: habiendo tomado el último tramo del bosque del Amarrado (donde los claros abundaban y los árboles escaseaban), vísteis que dos jinetes cabalgaban hacia vosotros (o más bien en la misma dirección). Portaban lanzas y armaduras y el hecho de huir hacia algún lugar era imposible (dado el espacio abierto que recorríais). Por suerte, no era rufianes ni saqueadores, sino soldados del castillo de Saldaña, pues así lo mostraban en su escudo cuando pudísteis verlos nada más alcanzaros con sus bestias.

Cargando editor
09/03/2021, 23:03
Soldados

¡Alto! -dijo uno de ellos, con la lanza suspendida en el aire, y su armadura relucía-. ¿Quiénes sois que recorréis las tierras de doña Justa?

Notas de juego

Con vuestra intervención, haced una tirada de RES x4 (para ver si os habéis resfriado o no).

Cargando editor
09/03/2021, 23:35
Pietro

Intento cuadrarme todo lo que me den los lomos y saludo con una leve inclinación. Procuro que se me vea bien y alejo todo lo que puedo las manos del coltell.

- Buenas tengáis, señores soldados. Venimos de la posada de los Cien Dolores, hacia el sur, y buscamos el castillo de Saldaña, en donde todos tenemos negocios. No somos más que gentes del común, yo saco muelas y curo calenturas, de nombre Pietro, hijo de Joan, del Sobrarbe aragonés.

- Tiradas (1)
Cargando editor
10/03/2021, 12:28
Honoria

Al final mis compañeros decidieron acompañarme a buscar un lugar en el que pudiéramos refugiarnos de las inclemencias del tiempo. Encontramos un saliente rocoso que nos valió para no mojarnos, pero poco más. Al cabo de unas pocas horas, cuando amaneció, partimos hacia el castillo de doña Justa. El frío se me había metido en el cuerpo y temblaba de vez en cuando.

Cuando se divisaba la hacienda de la noble, un par de caballeros armados con lanzas vinieron a nuestro encuentro. Algo extraño que patrullaran los alrededores preguntando a los transeúntes por qué estaban allí. Pietro fue el primero en hablar, presentando sus respetos e identificándose, cosa que yo también hice.

-"Saludos y buenos días tengan. Mi nombre es Honoria y soy curtidora. Al igual que mi compañero, vengo de parte de mi padre para tratar unos negocios con la señora Justa de Valdanar, que requirió ciertos trabajos a mi familia. ¡Achísss!" Terminé con un pequeño estornudo.

- Tiradas (1)
Cargando editor
10/03/2021, 18:53
Lope

Pese a que habían logrado encontrar un amplio peñasco que les protegiera, el frío se había adentrado en el cuerpo del juglar, nada más abrir los ojos se sintió incómodo. Los párpados le pesaban más de lo habitual, su cara reflejaba su malestar y sus movimientos eran menos enérgicos de lo habitual. La indecisión bajo la lluvia le había salido cara.

Caminó por la mañana ayudándose más de su orgullo y tenacidad, que aupado por las ganas. En silencio durante todo el trayecto se sorprendió por las palabras de los soldados que ante ellos aparecieron.

Lope me llaman y juglar es lo que soy, me dispongo a llegar al castillo para amenizar las tardes de la señora del mismo con mis historias y canciones —dijo y acto seguido dobló el lomo en clara muestra de respeto a los hombres armados. Intentó que sus palabras sonaran firmes y amables, que se pudiera desprender de ellas que hablar formaba parte de su trabajo, pero quizás su estado no le hacía brillar como él pensaba.

Trató de ser amable, no deseaba más conflictos, únicamente llegar a un lugar tranquilo, y cubierto, y poder tomar un caldo caliente.

- Tiradas (1)
Cargando editor
10/03/2021, 22:24
Soldados

Los tipos atendieron a las razones de Honoria y Lope, ambos que parecían querer acudir al castillo, y es que aquella fortaleza era el punto de importancia e interés más importante en varias leguas a la redonda.

¡Estos no han podido ser! -le decía uno al otro-, vienen de ese lado del bosque... -señaló con la cabeza, y el otro miró por la dirección en la que habíais venido.

-Se han encontrado a tres hombres en la linde del bosque, cerca de la orilla del Carrión, por allá... -señaló con la cabeza al oeste, en una dirección que no habíais tomado, y que tampoco era en la que íbais-. Sus cuerpos se hallaron muertos por heridas y dentelladas de alimaña -os explicó rápidamente, y entendísteis que tal vez esos soldados andaban peinando la zona averiguando tal asunto-.

-Y tú, ¿para qué quieres visitar la casa de doña Justa? ¡Habla! -le preguntó finalmente a Pietro-.

Cargando editor
11/03/2021, 10:36
Pietro

- Con vuesa noble señora nada quiero, pero he tenido noticia de que está en el castillo el mío hermano, dijéronme que herido en batalla. Y vengo a ver si le puedo asistir, y si no, enterrar- digo, y luego añado con una afable sonrisa-. Y de paso haré por sanar a las gentes de la villa, pues en ello me gano la vida, señores.

Cargando editor
11/03/2021, 14:04
Soldados

Los dos jinetes escucharon la respuesta de Pietro, quien habló en último lugar. No sabían muy bien quién podía ser su hermano (seguramente un rufián como él, a ojos de los propios soldados). Les pareció bien, sin embargo, el hecho de escuchar que acudía también a sanar a las gentes de las aldeas cercanas.

Bien... -dijo uno de ellos-. Os escoltaremos hasta allí, pues ya regresábamos al castillo. Andando.

Y tal que así, ambos soldados tiraron de las riendas de sus bestias, giraron en redondo y finalmente todos marchásteis por la orilla este del Carrión hacia el norte (aún sin divisar dicha orilla), en dirección al castillo de Saldaña. Apenas tardásteis una hora en llegar allí, pues el día cada vez se levantaba más propicio, y poco a poco las nubes (que no el frío) se levantaba para dejar penetrar al sol en el campo.

Cargando editor
11/03/2021, 14:04
Director

* * *

El castillo de Saldaña se erigía con un "simple"lienzo de muralla, una puerta, y en su interior la fortaleza en sí con dos torres altas (una más que la otra). Algunos pajes montaban bestias en las cercanías el castillo, y otras gentes llevaba y traía pan, agua y productos al castillo o bien salían con carros de él. Parecía que la vida se desarrollaba floreciente en aquel paraje, el cual, por cierto, no era sino una alta loma (lugar donde despuntaba la fortaleza).Una vez dentro, los soldados os dejaron en el patio de armas, y mandaron a dos criados hacerse cargo de vostros para, al menos presentarse a la señora doña Justa. Una muchacha de apenas veinte años os hizo una reverencia leve y enseguida fue con vosotros al interior de la fortaleza. Allí debía aguardar la noble.

Y efectivamente, en un salón decorado con armaduras sobre las paredes y un tapiz con el escudo familiar se hallaba un gran sillón, una mesa en forma de U (en realidad eran tres tablones largos) y cuantiosas sillas, bancos y taburetes alrededor de éstas. En ella, una mujer de cabellos rojizos y varios criados charlaban en el centro del salón.

Cargando editor
11/03/2021, 14:05
Justa de Valdemar

La mujer, cuyas prendas parecían las más ricas que habías visto jamás, y cuyo rostro era bello, pareció interesarse por vosotros justo cuando la sierva que os había guiado os presentó.

La mejor presentación para tres forasteros, supongo -añadió sonriente-. Acto seguido os presentásteis, tal y como lo hiciérais a los soldados un rato antes, y doña Justa os escuchó sin interrumpiros. Buenos oficios los vuestros, y necesarios todos ellos -señaló. Su voz era cálida y acogedora. Entonces se fijó especialmente en uno de vosotros-.

Tú... que buscas a tu hermano, decís... -señaló a Pietro como de sorpresa-. Ya sé de quien habláis. Tu hermano llegó tiempo atrás a este castillo, y sirvió en los último momento de mi padre, y ahora a mí, pues su valor con las armas es alto y desmedido. Menuda casualidad que estéis aquí. Pero he de decirte que tu hermano no está ahora mismo en este hogar: aún no ha regresado de un asunto que me concierte, y al cual envié a investigar.

La mujer hizo una pausa, haciendo una señal con la cabeza a los siervos que aún estaban en el gran salón y éstos se marcharon por una de las puertas. Quedásteis finalmente a solas con ellas.

¿Conque vos quieres ver a tu hermano? ¿Y vosotros dos trabajar en estas tierras, no es así? -doña Justa se llevó los dedos a los labios, como maquinando una idea que se le acababa de ocurrir-. Haréis lo siguiente, si es que queréis mi bendición y poder granjearos un futuro en el castillo Saldaña: la tropa escasea, y ahora hay un extraño suceso que a acaecido en el linde del bosque -¿se referiría tal vez a los cuerpos encontrados en la orilla del Carrión?-. El caso es que tengo una merced que bien podréis conseguirme, y es ésta: marchad al monasterio de San Juan de la Loma, cuyo camino es siguiendo el curso norte del Carrión, y encontrad al hermano de Pietro... Éste fue mandado a tal monasterio hace unos días, pues los monjes del lugar, leales a mi apellido, dieron la voz de alarma en su zona. Y es que alguien merodeaba por algún asunto alrededor de los muros de su santo hogar. Vuestro hermano, Pietro, aún no ha regresado de la misma empresa. Si acudís, vos podréis encontrarle, y yo saber de él... -Jimena no sabía si seguía vivo o ya era muerto y parecía tenerle en buena estima-. Y vosotros dos, Honoria y Lope, podréis curtir pieles y actuar en mis salones, en éste mismo -les dijo, respectivamente-, si acompañáis a Honorio en la propuesta. Bien, ¿qué habéis de responder? -añadió con sonrisa en su rostro-.

Cargando editor
11/03/2021, 18:58
Pietro

Me inclino todo lo más que pueda. Ni que decir tiene que llevo la capucha en la mano desde antes de entrar al castillo.

- Mi noble señora, me llenáis el corazón de alivio y esperança- digo con sinceridad-. Os serviré con honor, a todo lo que me den las fuerzas. Sabe Dios que en ello van mis propios intereses.

Ha sido llegar y besar el santo, porque poca esperanza tenía de saber de mi hermano Pere, mas hete aquí que está vivo, y que saben de él. Por otra parte, lo que Cristo nos da, por otro lado nos lo quita, pues Pere anda perdido y podría estar en peligro. En fin, mi trabajo está claro, y ocurre que mis intereses (por primera vez en vida mía) coinciden con los de la nobleza. ¡Curiosa fortuna!

Notas de juego

Por cierto, sobre el resfriado de Honoria y Lope... ¿no puedo yo hacer algo?

Cargando editor
11/03/2021, 19:46
Lope

Siguió a los soldados con callada diligencia, lo hizo hasta que llegaron al castillo. Honrado por el trato recibido al encontrar a los criados haciendo caso a un simple juglar hinchó su pecho, pese a que su salud estaba algo resentida. Impresionado por la fastuosa estancia, Lope no prestó atención a nada más que le rodeaba, hasta que escuchó la voz de la mujer referirse a su compañero Pietro.

El brillo de las armaduras y los escudos le habían distraído de la luz que verdaderamente emanaba de la estancia. La presencia de doña Justa sacudió el cuerpo del juglar que se tuvo que contener para no clavar rodilla en el suelo y loar en exceso la belleza de la señora del feudo. Mientras sus labios soltaban aquellas palabras que sonaban a cantar divino, Lope no podía más que fascinarse por la exquisita forma de sus pómulos, la carnosidad de sus labios y la elegancia de sus gestos. El cabello que parecía de un dorado divino le tenía embelesado.

Maldijo a todo lo que se le ocurrió maldecir por haberle hecho nacer de condición humilde y no permitirle el ser digno de la que desde aquel mismo instante era su amor. Nunca en su vida sus ojos habían contemplado a mujer más bella, nunca en su vida había sentido aquel cosquilleo en su estómago y nunca en su vida había deseado tanto la atención de una fémina. Sin tener claro si la enfermedad que arrastraba desde la noche anterior interfería en sus deseos y pensamientos, dejó volar su mente. No desvió ni un segundo su vista de la dueña de todo lo que sus ojos podían contemplar.

Marcharemos al monasterio o donde gustéis mi señora, vuestras palabras son órdenes para mí —dijo el juglar, que con anterioridad hubo de humedecerse los labios para poder hablar—. Y cuando volvamos de tal empresa recitaré en este salón el más bello y elogioso poema que jamás se haya recitado y será a vuestro honor, mi señora. Contad con mi voluntad, mi entrega y todas mis capacidades para encontrar al hermano del buen Pietro.

Cargando editor
11/03/2021, 20:52
Honoria

Después de que creyeran en nuestras credenciales y nos contaran qué pasaba en la zona, nos aceptaron como buenos viajeros y nos escoltaron hasta el castillo. Allí, un par de criados nos llevó al salón comunal, donde seguramente se celebraban suntuosas fiestas en honor de la señora del castillo. Me quedé perpleja ante tanta riqueza y la pose de doña Justa no quedó atrás. Ricos vestidos llevaba encima, nunca vistos por mis ojos. Nerviosa, constipada y temblando de los nervios, la escuché sin decir ni mú, excepto cuando me preguntó que quién era, a lo que respondí igual que al soldado anteriormente.

Al decirnos de ir al monasterio a buscar al hermano de Pietro a cambio de su favor, yo me quedé ojiplática. Yo no era ni una guerrera, ni una viajera experimentada, como para estar yendo de aquí para allá. Mis compañeros, antes reticentes en involucrarse en algo peligroso o que no les incumbiera, aceptaron sin dudarlo ni un solo instante. Bueno, Pietro sí tenía sus razones, pero Lope lo haría simplemente para ganarse el favor de doña Justa. Yo, que solo venía para finiquitar el contrato verbal hecho con mi padre y formalizarlo por escrito, me vi en la tesitura de qué hacer. Lógicamente, si no aceptaba, corría el riesgo de perder el negocio y la posibilidad de ser el principal surtidor de pieles de su señora. Pondría en peligro el devenir del negocio familiar. Me quedé un rato meditando.

-"Está bien, mi señora. Os ayudaré en esta tarea y espero que a la vuelta podamos tener un rato a solas para hablar del contrato que traigo de mi padre por la venta de pieles. Os serviré honradamente en esto."

Esperaba de verdad que valiera la pena enfrascarme en este viaje. Muy en el fondo, esa vena alocada pareció aflorar un instante para darme fortaleza y valor en estos instantes.

Cargando editor
12/03/2021, 10:15
Justa de Valdemar

Alabo a Dios por ello -replicó a Pietro, alegre la noble por escuchar su afirmación-. Y en cuanto a vosotros dos, tened a buen seguro que si me servís bien podréis cantar en este salón las veces necesarias, y hablar de negocios, para con vuestro señor padre, Honoria -les dijo al juglar y a la curtidora-. Ahora comed un poco y descansad, pero no os demoréis en la salida. Cada vez ando más confusa -se refería por el no regreso del hermano de Pietro-.

Y tal que así, que desapareció del salón, girando sus prendas con sus manos, pues debían pesar un poco todos esos pliegues que tenía bajo la cintura. Y allí quedásteis, en el salón, viendo la vida sucederse en el castillo: criados por aquí, soldados por allá.

Notas de juego

Tenéis ahora un tiempo para interactuar en el castillo. Si no queréis hacer nada, sino salir directamente en el viaje, comentadlo también.

Pietro, claro que puedes hacer algo con el resfriado (al menos tú eres el más relacionado con la medicina de tus compañeros). Pero antes tienen que salir los síntomas a tus dos compañeros. ;)

Os comento también: el castillo tiene varios criados, varios soldados, y a él acuden aldeanos de los pueblos cercanos a amasar el pan, hablar con doña Justa o viajeros que acuden o se marchan por sus propias razones (como vosotros). También hay un establo, un horno y alguna que otra estancia que queráis vosotros añadir. Os dejo que interpretéis un poco allí ;) También podéis inventar personajes con los que hablar (es decir, crearlos vosotros mismos). Para hablar con las gentes haced tiradas de Elocuencia o COM con el d100 si es para conocer cosas de la zona o del lugar (si es para charlar por charlar no hace falta).

Cargando editor
12/03/2021, 17:09
Honoria

Justa parecía una mujer de armas tomar, valiente y decidida, que sabía lo que quería en esta vida.

-"Gracias, mi señora. Un buen almuerzo y secar nuestras ropas junto al fuego nos dará ánimo y fuerza para emprender de inmediato la búsqueda del hermano de Pietro."

Por mi parte, cuanto antes saliéramos en su búsqueda, antes podía sentarme con lla señora Justa a hablar de negocios, que es a lo que había venido. Al aceptar este encargo, difícilmente se me escaparía la oportunidad de sacar provecho de ello y que repercutiera en el negocio familiar.

-"Compañeros, vayamos a secarnos y a comer algo, que falta nos hace. Vayamos a las cocinas, que supongo que es a donde debemos ir."

Me quedé observando los pendones de la sala antes de irnos. También había observado detenidamente a los dos soldados que nos habían acompañado al castillo, pendiente de ver si alguno tenía algún escudo familar en su armadura. Quería comprobar si los tipos de anoche, a los cuales vi, eran soldados de doña Justa o no. Si era así, deberían de tener las armaduras parecidas o iguales...

Notas de juego

Al fallar la tirada de RESx4 supuse que me constipaba. ¿No es así? ¿O de momento no estoy malucha?

¿Puedo saber si los tipos de anoche eran soldados?

Yo ya voto por ir a comer, secarnos e irnos raudos al monasterio.

Cargando editor
12/03/2021, 17:57
Pietro

- En breve me reuno con vosotros en las cocinas- advierto-. Antes quiero tener alguna palabra con los soldados del castillo, por ver si alguno conocía bien a Pere.

Y salgo al patio en donde supongo que habrá varios soldados haciendo su ronda en las murallas, descansando en los barracones o practicando con las armas en el patio. Me dirigiré a cualquiera con cortesía y les preguntaré por Pere el almogàver. Su servicio al padre de doña Justa, su herida, y el resto de sus vicisitudes en Saldaña. Quizá haya encontrado una mujer, o tenga una casa en la ciudad.

Después volveré a las cocinas y comeré algo para reponer fuerzas.