Partida Rol por web

Todo había ocurrido demasiado rápido, el día despertaba como otro maldito caos dentro de la mierda en que se había convertido el mundo.  Vanesa no podía entender como el resto del mundo la podía llamar loca, Chevro aliándose con el filete, El viejo loco con el arma dando voces, es que estos tíos no se dan cuenta de que si el trapis estaba en el ajo había ganancia segura, y que si había terminado muerto la ganancia debía de ser mucha.

Vanesa decidió rapido en su mente ya estaba como podía terminar todo y fue corriendo detrás de chev…. ”Chev me llevas verdad cariño?” le pregunto como un mero formalismo decidida a entrar en aquel trozo de metal que aun podía llamarse coche. “Y de paso me explicas porque cojones le quieres chupar la poya al filetes” espero a estar lo bastante lejos del resto para decirle la ultima frase “acaso no te das cuenta que si el trapis estaba por medio había ganancia por medio y creo que esta vez había mucha ganancia”.

La intención de Vanesa era clara convencer a Chev para alcanzar a aquel paliducho y hacerlo hablar y si el filete se ponía por medio pues habría que resolver las cosas fuese como fuese, su mente pensaba mientras acariciaba la culata de su arma.

La gente se alteraba con facilidad en estos días. Una chispa y ya tenías un incendio montado.

Un puta locura. Siempre lo mismo.

Levantó un mínimo las manos en señal de “ey, colega, calma, que no tengo problemas contigo”, y afortunadamente el blanquito pasó de él. En realidad pasó de todo el mundo, ya que salió por patas. Doc Balas se lo quedó mirando con interés mientras corría, y luego al resto de personal poner la directa en su persecución.

-Alguien más palmará hoy, enfermera Nixi. O saldrá malherido. Tendrás la oportunidad de echarme una mano y empezar ya con tus prácticas.

Doc solo se movió del sitio para alejarse de la polvareda levantada por el buga de Chrevolet. Se acercó a Víctor.

-Joder, mamoncete. Debí decirte que te apesta el aliento.

- ¿Pero a dónde cojones va el gordon de Tony? - Preguntó bastante cabreado Víctor.

Víctor tenía una regla que solía cumplir con regularidad. "Si los problemas se escapan, no seas idiota, déjalos ir...". Ese no iba a ser un caso diferente. El albino era peligroso y no quería mezclarse con él por ninguna razón. Ya había tenido suficiente. Era mejor tener cerca a Doc y apreciaba a Nixi, pero Tony, la zorra y el filete le traían sin cuidado.

- ¡Tony! - Gritó Víctor. - ¡No seas imbécil! ¡Déjalo marchar!

No iba a esforzarse mucho más. Si Tony no era lo suficientemente inteligente como para hacerle caso, allá él y si no le había oído... Pues mala suerte. Fuera como fuera, lo mejor era dirigirse al asentamiento. Doc y Nixi parecían querer ir.

- ¡Si sólo me apestara el aliento! - Exclamó y acto seguido soltó una terrible carcajada.

En cuanto los dos desgraciados echaron a correr Chevy hizo lo mismo, esta vez en dirección a su Chevrolet donde entró de un solo salto. Se encontraba arrancándolo cuando vio que iba a tener una compañía bastante agradable y sin pensarlo mucho, pisó el acelerador a fondo.

Un rápido volantazo le colocó en la dirección donde se habían dirigido los dos tipos y avanzó unos metros antes de destrozar la barricada improvisada que conformaban los restos y el desperdicio que se encontraban acumulados a un lateral. Una vez más, las lunas quedaron sucias y salpicadas por un líquido de incierto origen.

Atrás quedaron Doc, Víctor y Nix.

No habían escuchado sus palabras, y si lo habían hecho no dieron muchas señales de ello pues lo único que les devolvieron fue polvo y suciedad.

—¿Por qué tenían tanto interés por ese hombre? —preguntó Nixi. Parecía hablar de los otros tres pero en realidad la pregunta iba por Víctor que era quién había utilizado aquel extraño don.

Dejaron atrás aquella grotesca escena en la que un muerto chamuscado, un albino y una serie de conocidos muy desconocidos se enfrentaron a la muerte por una estúpida... llamémosla "confusión". Y como si nada hubiera pasado, Doc Balas, Berenice a la que todos llamaban Nixi y el puto viejo loco de Víctor, se encontraban sentados alrededor de una mesa de la vieja cantina del asentamiento.

- Ya te he dicho lo que opino, Nixi... - Le dijo a la jovencita. - No soy tu jodido padre, pero así como tú cuidas de mi, yo me veo en la obligación de cuidar de ti. - Resopló cansado. Ya habían tenido esa conversación con anterioridad. - Antes de que todo esto se fuera a la mierda... - Dijo señalando en círculo sobre su cabeza, refiriéndose al mundo en general. - Las niñas no bebían cerveza a tu edad. No al menos delante de los adultos. Aunque bueno... Teniendo en cuenta cómo es el agua...

Lo cierto era que la cerveza era el menor de los males a los que se enfrentaban a diario. Víctor se había quedado con la mosca detrás de la oreja después de lo sucedido con el albino. No porque le hubieran apuntado con un arma, a eso estaba ya más o menos acostumbrado. Sino por el hecho del albino encapuchado.

- Mirad... - Comenzó entonces Víctor cambiando su tono de voz y hablando casi en susurros. - No me gusta ni un pelo ese tipo, el albino. - Miró a todos lados comprobando que nadie les escuchaba. - Puede que no tenga nada que ver. Puede que solo sea una mera coincidencia, pero no creo mucho en ellas. - Afirmó con rotundidad. - Sé de buena tinta que existe una organización, grupo... Secta... Cómo querías llamarlo. Adoran a un dios oscuro, llevan a cabo rituales, hacen sacrificios... Cosas oscuras. Vudú y mierdas de esas. Buscan... Bueno, no sé que cojones buscan, pero he oído que algunos de sus miembros más ilustres son albinos, como ese mierdas... - Alzó un dedo en forma de amenaza y acto seguido dio trago largo a su cerveza. - Yo solo lo digo. - Miró a Doc. - ¿Tú no has oído de esas historias? - Le preguntó.

-Tú lo has dicho, viejo. Antes. Y antes no es ahora. Un puto trago de meados de gato no la matará ahora. A largo plazo, quizás. Como a todos.

Brindó por eso chocando su vaso contra el de Nixi y Víctor. Se bebió la "cerveza", era su segundo vaso, ahí se paró. Suficiente para Doc.

Mientras escuchaba al intrigante psíquico, echó otro vistazo a la parroquia de la cantina. Los tipos de siempre, cicatrices remendadas por él mismo, buscavidas, gente de paso, algunas mujeres, y un par de putillas de la casa ocupadas con clientes. Y tras la barra, Russie, de antigua camionera a regente sobrada del oscuro antro. Una cara bonita, brazos como las piernas de Doc, un culo duro como el acero de la carabina que nunca faltaba a su costado. De una hostia te saltaba los dientes.

También sabía como hacer feliz a un hombre en la cama. Doc tenía constancia de ello. Russie dejó una sonrisa, flotando entre el humo, que llegó hasta el doctor.

-Síp. He escuchado de esas mierdas, aquí y allá. Acojonan un poco -se pasó la lengua por los labios para no dejar escapar las últimas gotas del líquido ambarino- La gente lo mismo habla de eso que de jodidos tesoros en las zonas más contaminadas.

El asunto tenía su importancia, por supuesto. Aunque Doc tendía a relativilizardo todo- Lo mismo esos capullos nos traen su piel blanquita para adornar esa pared. En fin. Y qué, ¿le sacaste algún secreto de su cabeza?

Tony salió corriendo hacia su coche sin darle demasiadas vueltas… dentro de él podría pensar con más claridad, como siempre ocurría. La idea era perseguir al blanquito o al menos enterarse de algo más, ¿por qué salió tras él el Filetes?

Vanesa se le unió… wow… ¿cariño? – pensó – La tengo en el bote.

Tuvo tiempo en su alocada carrera de oir a Victor llamarle… bah… pasó de él, tan solo le dedicó un gesto que podía interpretarse como de “confi, tío” para acto seguido entrar el automóvil.

El coche de Tony Chevrolet, un Chevy Silverado de 2016 retocado hasta el último tornillo. Se notaba a la legua que el señor Chevrolet había trabajado en su coche desde hacía incontables fechas. Asomaban remaches por doquier… dos ejes, con las suspensiones bastante más altas de lo habitual en un coche de similares características, gruesas planchas de acero protegían las ventanas laterales y una rejilla de apariencia igual de resistente protegía la luna frontal. El motor sobresalía de manera brutal por el capó, a saber de que monstruosidad había extraído el motor para colocarlo en su Chevrolet. En la parte posterior del camión se veían no menos de 3 ruedas de repuesto, herramientas, un baúl… dios, ¿Qué cojones llevaba Tony en el vehículo? La corrosión estaba bastante controlada, solo en partes no esenciales se veía, por lo que era de suponer que el coche era… ruidoso, pero fiable.

Tony se abrochó su cinturón y comprobó que Vanesa también lo llevaba correctamente… no quería que ésta saliera despedida en un volantazo. Aprovechó el testeo para rozarle el pecho… ay mamasita – pensó.

Arrancó y salió disparado en medio de una nube de polvo…

La bestia rugió mientras Tony se permitía esbozar una sonrisa, hacía apenas unos segundos era un ser más sobre la faz de la tierra, ahora era algo más. Una simbiosis sentía por la criatura que conducía, un vehículo que hace mucho trascendió la composición que en su momento la fábrica concibió para el mismo, el motor ni siquiera pertenecía a ese modelo, los remaches lo convertían en un bastión y a la vez un ariete perfecto. Sin embargo ese uso no era el que tenía pensado en aquel momento, pues debía ayudar al filetes.

Enseguida giró nuevamente provocando el chillido de alguien demasiado asustado para reaccionar, afortunadamente había calculado bien el movimiento. El sol se proyectaba sobre la luna reforzada cortándose únicamente por las siluetas de los edificios que iban actuando de cuando en cuando como parasol. Pronto divisó unos metros más allá al filete quién se apartó al oír a Tony aproximarse, en parte temiendo por su vida. Con "El albino" no hubo la misma piedad, sabiéndose alcanzado creía que podría darle esquinazo girando repentinamente, pero el Conductor fue más rápido y le cortó el paso de un volantazo.

Aquel desgraciado no vio la que se le avecinaba y prácticamente se tiró en plancha contra la ventanilla de la puerta del conductor. ¿No sabía que nadie le había dado vela en aquella velada que compartía con Vanesa?

—¡Hijo de puta! —se escuchó la familiar voz de Tomás desde alguna parte del exterior del vehículo—. Ven para acá maldito cabrón. ¿Te crees que puedes venir a "Las palmeras" a joder? 

Una mano asomó de algún lugar y se agarró al cuello de la capucha que se encontraba desgarrada en aquel momento, aquella prenda estaba teñida del mismo rojo que las esquirlas de vidrio que salpicaban las piernas del conductor. Entonces la mano se asió fuertemente y sacó la cabeza de aquella madriguera improvisada y lo arrojó al suelo.

Una patada en la barriga. Aquello lo vieron un buen puñado de personas.

Otra más, los mas inteligentes se han marchado, los niños pugnan por seguir viendo aquel dantesco espectáculo pero todos aquellos que tienen alguien que los cuide están siendo obligados a marcharse.

Entonces, como si considerase que no había tenido suficiente, retiró su abrigo exponiendo la delicada piel del caído al sol.

—Quémate hijoputa, entonces vamos a ver "al Masca" a ver qué tiene para ti.

—No sólo matáis al "Trapis" ahora venís a por mí— aquellas palabras no parecían tener mucho sentido, sin embargo aquel hombre parecía estar buscando algo—. Dejadme en paz, ¡ayudaaaaa!

Nixi buscó llamar la atención de Russie. Contaban los rumores que alguien osó llamarla Rosa, el nombre con el que cuentan las malas lenguas que la llamaron sus padres, esos mismos rumores dan fe de que tras llevarlo a otra parte y reventarle a hostias, desde aquel día estuvo sirviendo carne de cerdo durante una semana. Por eso nadie osaba llamarla otra cosa que no fuera Russie.

—¿Lo de esas sectas? ¿Se lo has escuchado a alguien? —así se refería cuando Víctor hacía de telépata, al menos así quiso explicarle en su momento lo que hacía de manera sencilla. 

Cógelo por los pies - dijo Tony al Filetes, alzando entre ambos el cuerpo del casi desfallecido albino y depositándolo en la parte trasera del camión - Vanesa, anda hija, sube atrás con él y vigílalo, Tommy, ¿vamos? - tras estos hechos volvió a ceder al hombre de Gualterio el control de la situación. Tony no era estúpido, de nada valía haber cazado al blanquto si ahora jodía al Flletes menoscabando su ... autoridad, por llamarlo de algún modo. 

Subieron todos al Chevrolet, que ahora presentaba algunos nuevos daños que tendría que reparar y puso la directa de regreso a Las Palmeras. Con un poco de suerte dejarían de tocar las pelotas y podría largarme de allí... - bueno Tommy, dime, ¿qué te parece la señorita que llevamos atrás? Añadio, iniciando una conversación trivial...

Pronto tuvieron que detener brevemente la conversación porque la tabernera llegó.

—Dime Berenice —contestó en un tono agradable, afortunadamente había buenos hábitos que no se habían perdido y uno de ellos era la dulcura que dedicaba Russie a las más jóvenes del asentamiento—. ¿Qué quieres que te ponga hoy para comer? Me han conseguido pollo hoy, llevaba un año sin verlo y me lo han traido del asentamiento vecino. He hecho un guiso de muerte. Estoy pidiendo un buen trueque a cambio pero no me importa apartarte un poco sólo para ti.

Entonces dedicó una mirada furibunda a los dos más mayores de aquella mesa.

—¿Qué va a ser?

”Vanessa aulló cuando sintió rugir el motor, y dejo que la adrenalina de la persecución corriera por sus venas, era una adicta a estos subidones. Con un gesto obsceno saco su pistola de la  funda y lamió el silenciador mientras reía y miraba a Tony, “vamos a cazar a esos hijos de puta”, si ella hablaba en plural, pues la daba igual llevarse por delante al filetes.

Bajo de un salto por la ventanilla para agarrar al sorprendido albino que aún no sabía cómo había aparecido aquel enorme coche delante de sus narices.

Jodido tony siempre tan formal, acaso no veía aún la oportunidad, mientras pasaba a su lado con el albino camino del asiento de atrás le volvió a susurrar “esta claro que hoy prefieres el culo del filetes al mío”.

Vanessa clavó la punta de la pistola en las costillas de aquel tío y pateo el asiento de tony, “joder pon música tengo ganas de divertirme” mientras le gritaba al albino si te mueves te coso a balazos y te arranco la oreja a mordiscos y como para cumplir su amenaza acerco su boca al oido de aquel tío mientras le susurraba...”tienes diez jodidos segundos para convencerme de que te salve de ese tío,susurro señalando al filetes, asi que cuéntame que te traías con el trapis” Vanesa le miro a sus ojos con su mirada gélida esperando la respuesta de aquel hombre...siempre se habia oido el rumor de refugios secretos de los antiguos militares, del antiguo gobierno, refugios llenos de recursos y quizas aquel tío tan raro habia salido de uno de ellos. En la mente de cabeza el plan estaba claro, si lo de aquel tío le interesaba el filetes estaba muerto y ya se las apañaría para que Tony la sacase de alli.

“Eh tony vamos a ver primero al doc, creo que este tío esta herido o lo va a estar” chillo riendo en medio de la musca alta, esperando que aquel albino cantase para ella en medio de su ruidosa intimidad.

- Sí Nixi... - Desveló entonces Víctor. - Fue hace años. Pero lo recuerdo como hoy mismo... 

En ese preciso instante llegó a la mesa la mesonera. Se trataba de una mujer bastante desagradable. No se lo echaría en cara, al fin y al cabo, en los tiempos que corrían, ser desagradable, desconfiado y violento eran rasgos que podían salvarle la vida a uno. Y si se miraba de arriba abajo a si mismo, bueno... con él había funcionado, pues tampoco tenía mucho que envidiarle en ese aspecto a Russie.

Y sí, su nombre real era Rosa. La llamaban Rosita en su infancia y Rosi en su adolescencia. Víctor la conoció muy intensamente hacía siete veranos. Él la llamó Rosi y descubrió una faceta de ella que le sorprendió bastante. No era mala cocinera. Le gustaban sus guisados y cuando tenía suerte y encontraba algo decente que cocinar, hacía verdaderas maravillas. Sin embargo, no era en ese campo en el que más destacaba esa loba, sino en el campo amatorio. Víctor lo sabía y ahora que había envejecido cincuenta años en solo cinco, prefería mantenerse alejado de ella, pues un encamamiento más con ella acabaría por darle un paro cardíaco y morir así... bueno no era mala muerte, pero no se la merecía.

- ¿Tienes algo de pollo para mi también, Ro... Russie? - Le preguntó a la vez que se ponía blanco por su casi fallo.

La irrupción de Russie hizo que se quedara sin la respuesta de Víctor, tanto a la pregunta de Nixi como a la de él. Miró durante unos segundos con aire interrogativo al viejo, pero nada.

Y es que la dueña del local era mucha dueña y mucha mujer y mucha tía con un par. Doc dejó su sonrisa en suspenso con aquello del pollo. Joder, pollo. Joder, pollo. Y parecía que no lo cataría ni de refilón, a lo sumo el olorcillo cuando Pataslargas le incase el diente. Torció la boca en una mueca de resignación, y se sorprendió por la actitud de Russie. No es que fuera una tía dulce precisamente, sino más bien un cactus del páramo. Pero hasta los cactus guardaban agua en su interior y con él solía ser abierta y hasta "simpática". Quizá se había levantado girada. Quizás era que Doc no la examinaba "a fondo" desde hacía una semana.

Nunca había sabido discernir las señales de una tía cuando quería que le comieses el coño. Tenían que ponérselo en el plato para darse cuenta. Puede que Russie se lo estuviese reclamando. Entonces el psicótico de su amigo casi la caga. Balas puso los ojos en blanco. Así que mantuvo un perfil bajo, sonriendo a la robusta mujer, intentó desviar su atención.

-Pues nada, Russie, ahí fuera unos payasos que se aburren y se han puesto a cazar una puta rata de dos patas armada con un Colt guapo.

—Nixi, no entiendo por qué te juntas con éstos —la dijo señalando a los dos riéndose—. Nada nuevo bajo el sol cielo... Lo que pasa fuera de mi casa que allí se quede, aquí se viene a comer y a beber. 

—Claro que tengo pero no para ti... —le contestó a su ex-amante—. A no ser que tengas un buen trueque para esto. Cuesta el doble de lo habitual¹ y tan sólo me queda una ración... Tu verás.—dijo Russie contestando mientras se reía. Limpió la mesa brevemente con un trapo sucio y se marchó para traer al poco un cuenco de sopa de color claro en la que flotaba un poco de carne blanquecina.

—Y bien... ¿Te lo has pensado?²

—Este hijo de puta irá a ver al Ángel si me sale de los cojones, ¿me escuchas? —Subrayó la parte de los cojones llevándose la mano a sus machos como si creyese que aquella era una mujer inocente que se pudiera escandalizar con una palabra malsonante.

—Vamos Chevrolet, vámonos a llevar a este desgraciado a ver a Gualterio —dijo agarrando a su víctima por las piernas—. Fijo que tiene algo que decir de la muerte de "El trapis", el chapuzas ha perfeccionado su invento de la batería y los hace hablar a todos.