Partida Rol por web

—Ahora no... Tengo una puta amenaza en mi casa que según me han dicho, empezó con el puto "Trapis", como os estaba diciendo... Colega de este hijo de puta que me habéis traído a mi puta puerta. Así que... ¡De-cid-me por-qué!

Entonces volvió a llevarse su mano a la pistolera

—Y espero que la razón sea buena.

Nixi aguardó unos segundos sin saber qué hacer. Acababa de ser testigo de la división entre aquellos dos hombres cuando de pronto parecía que Balas no tenía ningún plan para ella ni para ser el Ángel que acostumbraba a ser. En su lugar había optado por desvalijar las antiguas pertenencias de Russie hasta que encontró un néctar etílico que se le antojó interesante.

Entonces tuvo claro que no estaba donde debía estar y optó por despedirse totalmente azorada por la situación:

—Balas... Creo que... Ya es hora de que me marche. Que te vaya bien con tu... Con todo eso.

Y sin esperar respuesta ni sin creer que fuera a tenerla, se marchó.

—¿Por qué lo dices Baaalas? —preguntó Berlín arrastrando las últimas sílabas mientras se rascaba el torso. —No te hacía de esos pero no tengo interés.

Advirtió entonces que lo que buscaba era otra cosa. Pero permaneció con la mirada fija en la botella.

—Déjame en paz hostia. Me pica un poco pero no es para ponerse así.

La experiencia le había enseñado a Víctor que cuando todo apunta mal, irá peor. La experiencia y los pensamientos de los demás cuando se ha tomado la molestia de mirar en esa dirección por precaución. Llevaba tiempo sin hacerlo y la última vez que había usado su Don, no había salido demasiado bien la cosa.

Incluso podría decir que se había complicado.

En la gasolinera todo era más sencillo pero estaba a punto de terminarse. La recortada, una mochila más pesada por el peso de los recuerdos que por lo que contenía, aguardaban. Y también un vehículo con unos cuantos litros de combustible que si nadie le había robado, darían para haber puesto bastante tierra por medio cuando todo se fuese a la mierda.

Al cabo de una hora desde que se separaron, estaba a punto de dar toda la mudanza por terminada cuando vio a Nixi en la lejanía arrastrando los pies. Se encontraba desolada y dubitatiba, incluso parecía no tener claro si era hacia Víctor donde debía ir.

Al cabo de unos cinco minutos finalmente llegó a su encuentro.

—Víctor... He dejado sólo a "Balas"... Pero... 

Sus ojos estaban llorosos además de hinchados, Nixi había sido más empática y sociable que el psíquico pero aquello era demasiado para tratarse de una simple despedida... Su ropa estaba desordenada y ligeramente subida a la altura del ombligo, había además algún arañazo aquí y allá. Su cara contaba las familiares manchas del barro que se origina al mezclar la tierra que flotaba en el ambiente con el sudor. Sólo que no parecía tratarse de sudor.

—Mientras venía por aquí empezó a molestarme en el estómago y me rasqué. Lejos de aliviarme, el picor fue a peor... Tengo la piel seca y estoy asustada. ¡Ayúdame! —dijo intentando aproximarse al Psíquico buscando algún tipo de contacto físico o de consuelo...

A Víctor casi se le paró el corazón cuando vio las condiciones en las que Berenice se encontraba. Víctor no había sido padre, pero siempre quiso serlo. No obstante, había decidido no hacerlo. ¿Por qué razón traería a una pobre criatura a un mundo como ese?

Esa fue la razón por la que él y Russie dejaron de verse. Víctor quería a esa ruda mujer, pero ella quería demasiado al hijo que nunca tuvieron. Y ahora Russie estaba muerta...

Berenice, Nixi... Era lo más parecido a una hija que Víctor hubiera podido tener y la quería cómo tal. Era una de las pocas personas en todo ese jodido mundo que le importaba lo más mínimo y ahora...

- ¡Mierda Berenice! - Dijo agachándose junto a ella y dándole un abrazo. - Tranquila chiquilla... - Le susurró. - Déjame ver. - Se apartó de ella y examinó la zona donde había estado rascándose. - No veo que tengas ronchas. Tranquila pequeña. No sé qué puede ser, pero... - Apretó los dientes. - Te vas a poner bien señorita...

Se puso en pie y se acercó a su ranchera. Acabó de cargar todo lo necesario en su interior, lo que no le llevó más de dos minutos y abrió la puerta del garaje.

- Sube... - Le dijo a la cría. - No vamos a esperar a Balas. Vamos a por él... - Y entonces arrancó el motor.

-Venga hombre. Me has pillado. Estás mamado pero no tonto. -Se lo miró con aire distraído- Escúchame, Moisés. En serio que tengo que comprobar que la herida no se ha infectado. Y de paso vemos si escondes algo o no. Por tu propio bien, si se pilla a tiempo puede que algo se pueda hacer.

Se encogió de hombros- El Trapis era colega tuyo, y ya ves, cenizas y huesos calcinados. Tú verás. Los capullos del Masca te darán la vuelta, te despelotarán y has te sacarán las ladillas de lo huevos. Va, a ver esa herida.

—Venga vale —accedió finalmente el parroquiano. —¿No se lo dirás a Masca no? Resulta que no me vi nada pero al palparme tenía la piel un poco extraña, áspera te diría yo.

Entonces se retiró la parte superior que cubría su torso desvelando una gran extensión grisácea que se superponía a su piel. Un gran eczema como las ronchas que "El trapis" portaba. Parecía el principio a un estado anterior al que había visto que poseía el difunto.

¿Cadaver? Vaya, le dimos más fuerte de lo que pensábamos - pensó Tony, sin duda sorprendido porque estuviese muerto el blanquito ya que creía que solo lo habían dejado inconsciente.

Puso una mano sobre el brazo de Vanesa para tranquilizarla, habida cuenta de lo rápido que había saltado al comentario del Masca. Aún seguían los hombres de Gualterio allí y un paso en falso podría significar que acabasen como un colador.

Gualterio, te trajimos al blanquito para que pudieseis interrogarlo. El Filetes dijo que podríais hacerle hablar pero bien, aunque no nos dimos cuenta de que era un puto cadaver hasta que lo dijiste. - dijo Tony, en tono conciliador, antes de continuar - habló de que al Trapis lo mataron, que era algo vírico y no se que de que lo inoculábais vosotros - añadió, plenamente consciente del terreno cenagoso en que se estaba metiendo - mmm, colega, me importa un carajo que estéis o dejéis de hacer para mantener esto en pie - dijo haciendo un gesto de abarcar el campamento en los terrenos del interior del castillo.

¿Qué está pasando, tío? Nos acogisteis bien, en mi caso, permitisteis que pudiese reparar el carburador de mi coche, con lo que os debo una y, si puedo, me gustaría devolver el favor antes de largarme en busca de kilómetros que recorrer - terminó, dando a entender al Masca que ayudaría siempre que le contara la verdad.

No había tiempo que perder. Víctor puso en marcha la ranchera no sin problemas. Llevaba algún tiempo parada y aunque se había esforzado en ponerla en marcha cada cierto tiempo por tal de evitar que cuando fuera a necesitarle no arrancase, la batería estaba tocada. Suerte que logró encenderla sin necesidad de recurrir a una batería externa. Eso les habría hecho perder un tiempo precioso.

Salió de la gasolinera con un único y claro objetivo. Recoger a Doc Balas y salir echando leches de allí. Las cosas se ponían feas por momentos y no quería que le pillasen en calzoncillos para cuando se pusieran feas de verdad. Víctor no tenía un coche de mierda. Había encontrado una joya americana. No se habían comercializado demasiados en España de ese modelo, pero él tenía uno de ellos. Se trataba de un GMC Sierra 1500 Denali, una jodida joya que le había llevado de un lado a otro de la piel de toro sin una sola avería.

Se alejaron de la gasolinera dejando atrás una estela de humo y polvo. El terreno irregular provocaba que en el interior de la cabina se sucedieran las sacudidas con cada uno de los baches del terreno. Pero Víctor no estaba dispuesto a perder el tiempo. Nixi, su Nixi necesitaba al jodido Doc y no entendía que carajo estaba haciendo todavía en el asentamiento. Penetró en el interior de la aldea y no se detuvo pese a que había algunas personas que le pedían que parase.

El ambiente estaba algo enrarecido allí dentro. Parecía evidente que algo estaba pasando. Algo malo de verdad. La gente parecía querer marcharse. Corrían de un lado para otro portando pesados fardos. Se estaban mudando al igual que él. Aquella no era una buena señal. Estaban llegando tarde y los problemas afectaban en mayor medida a quien no era puntual en un desalojo.

- Malo, muy malo... - Pensó Víctor.

Al llegar junto al bar de Russie Víctor usó el freno de mano para derrapar y aparcar frente a la puerta sin tener que maniobrar. Entonces le dio la recortada a Berenice. Ella sabía como usarla, Víctor le había estado enseñando. El agarró un afilado cuchillo de caza de veinte centímetros y abrió la puerta del vehículo descendiendo del mismo, pero antes de marcharse de dirigió a la niña.

- Espérame en el coche, Berenice. - Le dijo a la muchacha. - Cierra por dentro y no abras a nadie. Voy a por Balas, le cogeré del pescuezo y lo traeré aquí de vuelta. ¿Entendido? - Cuando Nixi asintió le dio una última indicación. - Estate preparada. Si oyes gritos o lo que sea en el interior, ponte al volante y cuenta hasta veinte antes de largarte. Yo saldré antes o no saldré... - Y entones se marchó.

Víctor apareció con un protazo y cara de mala hostia de nuevo en el interior del local de la difunta Russie. Portaba un cuchillo de grandes dimensiones en la mano y una cara de mala hostia aún más amenazante. Miró alrededor del bar y entonces localizó a ese capullo. Allí estaba Doc Balas, donde le dejó una hora y pico atrás. Pero ahora estaba acompañado por una botella de alcohol. ¡Por una jodida botella de alcohol!

- ¡Joder Bala! - Alzó el tono de voz. - ¡Ven aquí ahora mismo, tío! - Le ordenó. - ¡Nos vamos, nos largamos ya! ¡Ahora!

"Me cago en la puta".

Doc hizo un esfuerzo por mantener su sangre fría y su cara de palo. Observó a cierta distancia el avance de la enfermedad en el cuerpo de Berlín, y luego inspeccionó, un exámen ocular, el estado de la herida; para disimular.

-No se ha infectado. - Al desgraciado le quedaba nada y menos. Un día. Dos, tal vez- No, no se lo diré al Masca. ¿Pero qué cojones dices, que no te lo ves? ¿En qué coño piensas? Me deberías haber avisado, joder. Tiene muy mala pinta.

Se puso en pie y se apartó. ¿Cómo iban a detener la infección? ¿Era contagiosa o solo lo pillaba quien entraba en contacto con el agente transmisor?

Cuando Víctor entró igual que un caballo desbocado, Moisés ya se había tapado de nuevo el torso. Doc estaba de pie a cierta distancia algo. Se giró hacia Víctor, le mantuvo la mirada.

-Te creía lejos ya, viejo. ¿Te has enamorado de mí? ¿Maricón a tu edad?

Cerró y apretó los puños. En un mundo civilizado se podía hablar con la gente, buscar soluciones pacíficas, hallar un método para contener la epidemia. Ahora las formas eran despanzurrar a una mujer con un disparo de escopeta.

-Acércate, Víctor. Todo esta mierda viene de ese brebaje -señaló la botella-. O del asentamiento del que procede.

Víctor miró con gesto de incredulidad a Doc Balas, pero no dijo nada de buenas a primeras. Simplemente contó hasta diez con los ojos cerrados hasta que su ira descendió a niveles normales. Entonces volvió a abrir los ojos.

- ¡Me importa una mierda de donde salga! - Le reprendió. - ¡Me toca los cojones lo que contenga esa botella! - Agarró del brazo a Doc. - ¡Tú te vienes conmigo! - Le ordenó. - Nixi... - Suspiró más calmado. - ... tienes que verla. - Afirmó apesadumbrado y bajando la mirada.

-¿Qué? ¿Nixi? ¿De qué hostia hablas? ¡Suéltame!

De un tirón se liberó de la garra del viejo. Su mirada iba acelerada del loco Víctor al ebrio Moisés; y de este regresaba al psíquico.

-¿Qué puta mierda ha sucedido? Se suponía que te cuidabas de ella, ¿no? -Se descolgó la mochila. ¿Para qué? Los nervios. Se la volvié a cargar a la espalda.

-Es importante saber el origen. ¡¡Joder!! Está bien, ¡vamos!

Se pusieron en movimiento, dejando atrás el cadáver de la robusta Russie, a un Moisés desconcertado, y salieron del desolado garito corriendo por la puerta.

–Eso que me cuentas es otra cosa. –Contestó soltando su arma.

–¿Así que estos hijos de puta están soltando esa mierda y dicen que la culpa es de Gualterio y su gente? Esa es buena... Lo reconozco joder. La maldita zorra de Nora me quiere quitar el puesto, joder... Ha empezado ya y han debido usar a Russie. 

Empezó a caminar de un lado como si estuviera estudiando todas sus opciones. Sacó su arma de la pistolera y la movía con el mismo balanceo que producían los brazos al andar.

–Esta mala puta dijo que me acordaría de ella... Que me gustaba demasiado el poder y que me lo arrebataría. A ver... Oye ese tío está respirando. –Agregó señalando con el arma al caído. Y como si quisiera demostrarlo, le dio una patada en el costado que se tradujo en un fuerte respingo del pálido al que creían cadáver.

–Venga cabrón, nos vas a decir lo que sepas. Mirad antes que ese hijo de puta no tenga esas mierdas de ronchas. Quitadle la ropa, exponedla al sol, sin ni un puto secreto, todo a la vista. Me vas a confesar que fue la zorra de mi ex la que está moviendo esa mierda. Fijo que ese hijo de puta del "Trapis" la cagó y por eso murió. Y ahora es vuestro maldito mártir.

–¡Vamos quitadle esa capucha de mierda!

–A la mierda, estas cosas no son lo mío. Siempre he ido por libre y si no me quieres dar lo que es mío. Ahí te quedas "líder".

Aquella palabra rezumaba ironía y un desprecio claro.

–Vámonos de este lugar de mierda "Chevrolet"

- Le pica... - Desveló. - Le pica mucho. Creo que... - Golpeó contra la puerta del lavabo, que al ser de contrachapado la traspasó. - Creo que se ha contagiado. - Entonces volvió a coger del cuello de la camisa a Doc Balas. - Tienes que curarla... ¿Me oyes? - Le dijo bastante nervioso. Entonces se dio cuenta de que se había puesto demasiado agresivo. Y le soltó. - Perdona...

Salieron ambos por la puerta del local. Nixi debería estar en la ranchera. Aunque en realmente en un lugar como aquel y en un momento como en el que se encontraban, todo podía ser.