El elfo vio como sus compañeros actuaban al unisono y decidió unirse a estos sin dilación alguna, por esto se propulso contra el despiadado ser para sesgar su vida y así poder salir de tan difícil encuentro.
La tensión era mucha, ya que de este seguir con vida, todo parecería oscurecerse para el elfo... estos serian sus últimos momentos consientes.
Motivo: Ataque Rapido
Tirada: 2d100
Dificultad: 50-
Resultado: 83, 8 (Suma: 91)
Exitos: 1
Motivo: Daño
Tirada: 2d10
Resultado: 1(+3)=4, 1(+3)=4 (Suma: 8)
Perdone... pensaba que ya había actuado.
Kargun se recompuso con su habitual furia. Matador y enano, no le gustaba la magia y tampoco quedar en segundo plano por ella. El nigromante había utilizado "trucos sucios" para hacerle daño a través de su armadura, solo con su mano desnuda, sin siquiera dejarle una cicatriz. Brujería.
El matador golpeó el pecho con su hacha y quebró la armadura. Por fin se veía la sangre del nigromante chorrear como era debido, aunque fuera azul. Kargun se hizo a un lado. Estaba débil y quería mantener la distancia para que no se notara.
Marius pestañeó varias veces antes de actuar. El hechizo de miedo le había dejado paralizado, sin poder ayudar a sus amigos. De inmediato pidió a su dios que le ayudara a combatir al mal, pero la concurrencia de tantos alrrededor del nigromante no hacía fácil la tarea.
Su mangual surcó el aire en un golpe demoledor, desde arriba, directo para aplastar el cráneo. La figura del nigromante se retiró hacia atrás dejando que el mangual quebrara las tablas de cubierta donde impactó. Acto seguido el espadachín Estaliano ejecutó una hábil maniobra con su estoque que, con un ruido metálico, chocó contra la armadura enemiga en donde debía estar el corazón.
El nigromante retrocedió ante la maniobra que, de no ser por la placa frontal, habría sido fatal, dejando espacio para una contraofensiva. Pero Buri apareció saltando como un lobo hambriento sobre él y su hacha se hincó en la carne atravesando el peto de metal en el mismo sitio donde lo abriera su compatriota antes.
Mordrak aprovechó para asestar sendos golpes al nigromante. Su espada chocó contra el acero de la férrea armadura sin producir daño, pero los contínuos ataques hacían que el nigromante reculara cada vez más dejando que cada uno de vosotros tuviera su turno.
El elfo cogió impulso y lanzó dos tajos consecutivos al sangrante ser que sacaron chispas de la deteriorada armadura. La túnica estaba echa girones, su calavera manchada de azul y sin ese miedo sobrenatural que inspiraba antes. Un borbotón de sangre azulada salió de su boca. Se apoyó en la barandilla, claro conocedor de su inminente muerte rodeado de enemigos humanos y...enanos. En sus ojos un destellos leve, impercepctible.
-Necios. Yo soy el cosechador de almas.- La respiración era jadeante. De su pecho salían burbujas mezcladas con sangre. -Y no puedo morir.- Una arcada le convulsionó la espalda. Os apartáis dejando espacio para que no os salpique su inmunda sangre cuando unos tentáculos de color púrpura azulado salen de su boca enroscándose en la cara de Kargun con una presión bestial. El enano soltó el hacha agarrando los tentáculos para librarse de la presa pero estos le alzaron en el aire ejecutando una maniobra de péndulo. El cuerpo del nigromante se torció hacia atrás cayendo por la borda al mar con los tentáculos unidos a la cara del matador.
Los muertos vivientes cayeron al suelo de inmediato. Y las oscuras y gélidas aguas se tragaron a enano y nigromante.
Motivo: Crítico
Tirada: 1d100
Resultado: 82(+12)=94
Motivo: Último ataque
Tirada: 1d100
Dificultad: 40-
Resultado: 23 (Exito)
Motivo: Kargun vs. presa
Tirada: 1d100
Dificultad: 35-
Resultado: 67 (Fracaso)
Os dejo roleo libre. Pero ya hemos acabado y en el plazo previsto. ¡ENHORABUENA!
lo habíamos conseguido, habíamos vencido al nigromante y salvado a toda la tripulación, por lo que a pesar del cansancio, doy unos pocos saltos de alegría, por lo que voy hacía nuestro barco, intentando no caerme cuando paso de barco y me acerco a nuestros oficiales "Vuestras mercedes han de saber que hemos vencido al nigromante, gracías al sacrificio del matador enano, ese maldito ser ya no esta en este mundo" aunque había una cosa que me inquietaba, y era el hecho de las palabras del nigromante, no sabía mucho de magia, pero no extraba que en algún momento volviera a encontrarse con ese ser, pero por otra parte tenía que hacer una pregunta al enano que quedaba con vida, "Buri, me gustaría hacerle una pregunta, ¿consideras la muerte de tu compañero matador como la digna que buscaba?, espero que su alma haya encontrado la gloria que tanto ansiaba con la muerte de este ser"
- ¡Kargun! - Fue lo único que se le ocurrió decir a Marius cuando vio como aquel tentáculo se llevaba a su compañero hacia el fondo del mar unido al cuerpo inerte del nigromante.
Marius cayó de rodillas y con la mirada gacha. Aquel combate había sido avergonzante. Sus brazos perdieron las fuerzas. Soltó el mangual y la rodela que cayeron sobre los listones de la cubierta de forma sonora. Muchas eran las buenas almas que se había perdido aquel día sobre la cubierta de aquel barco portador de muerte. Él había sido el culpable. No el culpable principal, pues no era él quien había traído toda aquella desgracia, pero si se sentía culpable por no haber tenido el valor suficiente como para combatir al nigromante.
Suspiró. Sus ojos estaban cristalizados ya que estaba a punto de echarse a llorar. Iba a llorar de impotencia, de rabia y de frustración. Aquel combate había sido terrible para él. Le había dejado en ridículo. No sabía como podría volver a mirar de cara a sus buenos amigos. A todos aquellos que si tuvieron el coraje de enfrentarse a la muerte. Y Kargun... sin duda era él quien merecía estar en el fondo del mar y no el matador...
El nigromante se retorcía en el suelo mientras que los zombis bajo su manejo se desplomaban como muñecos de trapo. Una explosión de bilis azulada en su rostro reveló como su mandíbula se rompía para mostrar un manojo de tentáculos que salieron disparados en dirección al rostro de Kargun. El enano matador luchaba para soltarse pero sus heridas eran demasiado grandes y su cuerpo estaba exhausto. El matador, junto con el nigromante cayó por la borda y se hundió en el mar.
Buri salió corriendo en la dirección que habían tomado y se asomó a través de la borda con imprudencia. Surcó el Mar de Garras con una mirada desesperada y dejó caer sus hombros. El final de Kargun había sido lamentable, aunque lo había dado todo para destruir al nigromante y fue una pieza clave en su lucha contra el Cosechador de Almas, la forma en la que se lo habían llevado a Los Grandes Salones era mediocre, si no injusta. El rompescudos deseaba que Grimnir no le diera la espalda al matador por aquella muerte tan rastrera.
Se dio la media vuelta y su rostro parecía haber envejecido un par de siglos... Su rostro expresaba dolor y no solo del físico si no también mental; su expresión vacía se había convertido en una iracunda mientras que se acercaba al hacha que había caído de las manos del matador. Colgó su escudo y arma para agacharse y blandir el hacha del matador con ambas manos. El enano miraba perdidamente el filo de lo último que había quedado de Kargun y luego cerró los ojos, profiriendo un juramento en silencio.
Luego de eso miró a Luis y, como era de esperarse, no dijo nada en un principio. Quizá el enano no estaba seguro de como responder a la pregunta del estaliano, luego se tomó un tiempo y terminó asintiendo una sola vez con la cabeza.
Eldilor quedaba atónito ante la situación que su alma acababa de atestiguar. Observo al enano restante como se veía desconsolado y por algún motivo esto trajo pesar en el elfo.
Que tus dioses te lleven a su paraíso- pensó al imaginar la horrible muerte que tendría.
-Marius, tranquilo- dijo al tocar el hombro -hemos hecho todo lo posible por matar a esta cosa y nada mas pudimos dar- termino diciendo tratando de consolar a su amigo. Mas sentía que se desvanecía de las heridas.
-Sabes... me siento algo cansado, iré..- sin terminar la frase y por sentir que le faltaba el aire, se sentó entre unas cajas. Cerro sus ojos y soñó con el regreso a los brazos de aquellas dos mellizas que meses atrás le habían hecho olvidar muchas atrocidades.
Su alma reclamaba días mejores...
El día os pareció una semana. Incluso había dejado de llover y no os habíais dado cuenta de ello hasta que os tomásteis un respiro. Hasta las nubes se habían dispersado clareando el cielo. Los dioses os concedían su favor.
Los muertos y heridos se contaban por decenas. De los ciento cincuenta soldados y cuarenta marinos que transportaba el Wellen Brecher, tan solo habían sobrevivido cuarenta y tres soldados, casi todos mercenarios y quince marinos.
Los cadáveres de aquellos no-muertos comenzaron a apilarse en el cosechador de almas. Incluído el del guerrero del caos que el propio Alford había derrotado.
El sacerdote estaba lejos de su impecable apariencia. La capa ya no la tenía y en su armadura presentaba numerosas abolladuras y mellas donde las armas habían impactado. Estaba cubierto de sangre, pero un halo de autoridad le rodeaba concediéndole un impresionante semblante. No era un hombre de los que corren al ver un engendro, era un auténtico combatiente se había ganado vuestro respeto y vosotros el suyo.
Personalmente os dio las gracias, bendijo vuestras heridas y ofició una pequeña misa por Kargun, elogiando su honor, dignidad y valentía. Puede que para un enano no fuera mucho, pero poco más podía hacerse.
El cosechador de Almas, cargado con los cuerpos de todas las almas que había torturado, fue separado y dejado a la deriva mientras el Wellen Brecher, un poco renqueante, continuaba su marcha.
Alförd Jacobsen dio la orden y veinte flechas incendiarias surcaron el oscuro cielo clavándose la mayoría en cubierta. El Cosechador de almas quedaba atrás, ardiendo en medio del mar de las garras. La terrible leyenda de ese barco secuestrador de almas había terminado.
Las heridas fueron tratadas y los miembros inservibles cortados. La sangre volvía a correr por la cubierta pero de una manera totalmente distinta. Eran las secuelas de la batalla. A lo que se enfrentaban los soldados después de luchar.
Eldillor fue llevado en volandas hasta un camastro de paja después de que el sacerdote practicara su magia con él. Necesitaba descansar. Buri también fue tratado por Alförd, pero su terquedad enana le mantuvo consciente y en cubierta, impidiendo que su cansancio hiciera mella en él.
Marius había salido indemne milagrosamente, como Mordrak y Luis de Alcocer, salvo arañazos, golpes y moretones. El espadachín era el único que presentaba un corte de cierta importancia. Los tres humanos hacían bromas intentando alegrar a los supervivientes, y callaban cuando recordaban.
El cocinero había muerto. Un ahogado irónicamente le había devorado la yugular. El teniente Krastensen hizo las veces de cocinero esa tarde, echando cosas a un guiso de dudoso olor. Lo primero que os llamó la atención era la gran cantidad de habas, carne y tocino que había. La sopa era casi inexistente relegándose unicamente a que las habas no se convirtieran en una pasta pegadiza. Y su sabor cambió del todo. La insípida sopa del anterior cocinero nada tenía que ver con esta y se le propuso continuar como cocinero de abordo.
Entrada la noche el buen humor se hizo eco en la tripulación al avistarse la ciudad de Hargendorf. Pero los vítores pronto cesaron al ver que no eran almenaras lo que iluminaban la ciudad, sino las llamas que se alzaban desafiantes consumiendo varios barrios, incluídos el puerto. Una flota de barcos muy parecidos al que os atacó a vosotros embarrancaban en la playa, los muros o incluso las rocas con tal de desembarcar a su tripulación rabiosa y llevar la destrucción allí donde fuera preciso.
No era broma. Las órdenes urgentes de llevar refuerzos a Hargendorf eran realmente urgentes y si alguien las ponía en tela de juicio, ¡Que Khorne se lo llevara al infierno!.
-Soldados, humanos, enanos y elfos. Compañeros de armas.- Su tono calmado y grave resonó por la cubierta. -No hemos fracasdo en nuestra misión porque todavía estamos aquí, ¡vivos!, y podemos detener esta masacre. Sus barcos nos dan la espalda, no saben que venimos.- El tono del sacerdote se levó hacia el cielo elevando su pesado martillo por encima de él. -¡Y VOTO A SIGMAR QUE JAMÁS VOLVERÁN A SU TIERRA!-
Los vítores se alzaron por todo el barco. Las ganas de devolverles todo lo que habíais pasado, los compañeros caídos, aquellas heridas que perdurarían para siempre serían vengadas a sangre y fuego. Incluso los heridos más graves pidieron ayuda para levantarse y que les atasen una espada en la mano. Nadie quería quedarse atrás, nadie quería volver el rostro y ver a los muertos en cubierta, a sus amigos. Tan solo un sentimiento inundaba los corazónes de todos aquellos que se encontraban en la cubierta del Wellen Brecher, El tritura olas, y ese sentimiento era VEGANZA.
FIN
Si queréis podéis narrar lo que queráis.
Os daré la experiencia que os merecéis y si queréis, podeis continuar en la próxima partida que será creada el próximo mes de diciembre. (No será desafío mensual ya lo aviso y tocaremos los tableros para el combate y movimiento por la ciudad)
Gracias a todos y todas por participar en esta partida. Me ha gustado mucho dirigirla y eso es posible con tan buenos jugadores. Gracias, de verdad.