Partida Rol por web

 Sin perder la sonrisa, respondí, con toda tranquilidad:

 - Por supuesto...

 A continuación me dirigí a mi "jefa", girando mi cabeza, de manera que solo la vez ella:

 - Señorita, ¿le enseña su acreditación, por favor?.

 Le guiñé un ojo, indicándole, con los labios: Búscala y dile que se te olvidó.

Rose se ríe de buen humor por la ocurrencia y busca en su bolso. Más que una acreditación saca un billete de cincuenta y se lo suelta al segurata. La cara del tipo es un poema, pero enseguida se recompone y se guarda el dinero.

-Claro pasen, ha sido un descuido mío olvidarme de usted, señorita Grant- dice haciendo alusión a Ulysses S. Grant, el presidente que sale en el billete de cincuenta. El tipo se aparta y os deja el paso libre al interior.

  Una vez dentro, le dije a la "Crítica de arte", en tono de broma, mientras señalaba a los cuadros expuestos de los diferentes artistas:

 - Bien, señorita, que reputación va a hundir en primer lugar hoy...

Rose se ríe y se pasea con las manos a la espalda, casi dando saltitos. Te da una sensación jovial, de estar divirtiéndose con todo aquello. Acaba parándose frente a un grupo de cuadros e inclina levemente la cabeza a un lado al verlos.

-Mmmm... Este es un buen candidato, ¿qué te parece?- esboza media sonrisa, examinándolo.- Yo diría que representa un mal corte de pelo y la nostalgia de los mechones perdidos en el proceso...

 Asentí, con falsa seriedad, siguiéndole el juego:

 - Cierto... ¿Cree usted que evoca el trabajo del peluquero de Medusa, señorita?.

-El peluquero de la gorgona se quedó de piedra ante semejante obra de arte...- bromea y echa a andar hasta el siguiente cuadro.- Y... ¿Haces esto a menudo, John? ¿Traer chicas a galerías cerradas?

 Con una sonrisa, le respondí, tras una ligera risa, llena de buen humor:

 - No, tu eres la primera....

A continuación acaricio su mejilla con ternura.

Abre los ojos ante un gesto tan íntimo y, sorprendentemente, la que se ruboriza es ella. Cierra un momento los ojos, sintiendo tu tacto en su mejilla.

-Ya, la primera...- dice tratando de recomponerse.- ¿No has tenido novia antes?

 Negué con la cabeza, sonriente, antes de responder, de manera sensual y en tono bajo:

 - Nadie como tú...

 A continuación me dispuse a besadla apasionadamente, que supiera todo lo que yo sentía por ella, pese al poco tiempo que la conocía.

Ella se queda sorprendida por tu beso, casi si aliento. Lo acoge de buen grado y como respuesta pega su cuerpo al tuyo. Sus brazos rodean tu cuello y sus manos se enlazan tras el mismo. Su lengua se aventura en tu boca, profundizando ese beso y añadiéndole más pasión.

 Sin dejar de besadla apasionadamente, la llevé hasta un lugar apartado, lejos de miradas indiscretas, donde podíamos seguir dando rienda suelta a nuestro nuevo amor y pasión, sin temor a ser descubiertos por nadie molesto:

 - Te quiero... - Le dije apasionadamente, entre beso y beso. - ... Se que es una locura, pero me he enamorado de ti nada más verte...

La llevas hasta el pasillo que da a los baños, aunque la galería parece cerrada al público. Sigue besándote mientras la arrastras con suavidad, sin querer despegarse tampoco de ti. Abre los ojos sorprendida ante tu declaración.

-¿Cómo puedes estar tan seguro? Apenas sabes nada de mí... - sus dedos acarician tu nuca, enredándose en tu pelo y pasando las yemas por tu cuero cabelludo. Su respiración está acelerada y sin duda sus ojos no te mienten, siente la misma pasión y deseo que tú.

 Sin dejar de darnos el lote, le respondo, con pasión:

 - Porque me lo dice el corazón... Y estoy seguro de que también te lo dice el tuyo...

 A continuación seguí besándola apasionadamente, mientras mis manos recorrían todo su cuerpo. Podía notas como la pasión nos embargaba y nos llevaba de la mano.

Sonríe ante lo que le dices.

-¿Y qué pensaste entonces que hagamos ahora?- ronronea, receptiva a tus caricias. Profundiza su beso, no despegándote de ella. Abrazándote y manteniéndote bien cerca. Juguetea mordiendo tu labio inferior. Cuando oís unos pasos cercanos y un par de personas charlando sobre las obras de la galería. Ella se aparta, te mira con un gesto culpable y se tapa la boca para omitir una risa.

 Un tanto sonrojado, pero sin dejar de sonreír, me acerco a ella y, tras situarme a su espalda, pegándome a ella, le susurró al oído, en tono muy seductor:

 - Para empezar, ¿Que te parecería continuar esta discusión en un lugar más privado, lejos de gente que pueda molestarnos...

 Mis manos acariciaban su estómago, de manera suave, sin ir más abajo, de manera afectuosa...

Acaricia tus manos conforme las paseas por su cintura y asiente.

-Vamos a mi hotel... No está lejos, ¿quieres?- se muerde el labio impaciente.-Salimos cuando ellos se hayan ido- apoya su cabeza sobre tu hombro, inclinándola hacia atrás. Los pasos y la charla de la sala de al lado no tardan en alejarse.

 - Claro... - Le susurré suavemente al oído, mientras seguía abrazándola por detrás, mientras seguía notando la sensación de su cuerpo pegado al mío. Normalmente no hacía cosas como esta, enrollarme con una chica que acababa de aparecer, pero ella me atraía como una polilla a la llama...

Rose se asoma para ver si volvéis a estar solos. Tras unos segundos se separa de ti para tomarte de la mano y salir corriendo hasta la puerta. El guardia os mira salir tan pronto, pero no dice nada, al fin y al cabo Rose le ha dado más que lo que cobrará en un día de trabajo.

 Sonriente, dejo que ella me lleve a donde quiera que vayamos, confiando en su criterio. Salimos del museo, ante la mirada del guarda, y entonces estamos de nuevo en la calle, rumbo al siguiente lugar al que Rose quiere que vayamos a continuación...

En la calle ella para un taxi, sin soltarte de la mano.

-Me alojo un poco lejos de aquí- te anuncia sonriendo y entra al taxi, tirando de ti hacia dentro. Le da una dirección al taxista y espera nerviosa a tu lado. Te mira de reojo y acaba inclinándose de nuevo hacia ti. Sus labios rozan los tuyos, al mismo tiempo que aprieta la mano que te coge.