Partida Rol por web

 Le devolví el peso apasionadamente, mientras mi mano cogía la suya, lamentando que ella viviese lejos. A estas alturas solo pensaba en quitarle la ropa y hacerle el amor de todas las manera posibles para expresarle todo el amor que sentía por ella...

 - Te quiero... - Le susurré, entre besos, de manera sincera, y con un tono de absoluto fervor.

Rose ahí se aparta, queda descolocada durante unos segundos por tus palabras. Finalmente, tras el susto inicial y procesar la información, sonríe. Sus mejillas alcanzan un ligero rubor, como rosas floreciendo en primavera.

-Eres maravilloso, nunca imagine algo así...- susurra antes de retomar el beso. Sus manos acarician tu nuca y tu pelo. Su lengua busca la tuya para acariciarla y beber de tu boca. Sus labios acarician los tuyos aún con delicadeza, moderándose quizás en sus formas debido que seguís en el taxi.

El taxi acaba parando. Rose le paga y baja, tomándote de la mano.

-Me alojo aquí...

 La sujeto de la cintura, por detrás, pegando mi cuerpo al suyo, y le digo al oído, de manera sensual, antes de besar su cuello, con afecto:

 - Vayamos dentro...

 Estaba decidido a hacerle un montón de cosas que no eran legales en algunos estados...

Te toma de la mano y te guía por toda la recepción hasta que subís a un ascensor. Aquel lugar rezumaba dinero en cada rincón. En el ascensor subís con más gente, por lo que el trayecto se os hace largo aguantando la tensión sexual evidente entre ambos. Finalmente se para en una de las plantas más altas y Rose tira de ti hacia fuera. Saca una llave magnética y abre una de las puertas. Lo que ves al otro lado no tiene nada que envidiar al resto del edificio.

Rose cierra la puerta en cuanto entras y pega su cuerpo al tuyo. Se pone te puntillas y busca tus labios de nuevo. Sus brazos rodean tu cuello. Su lengua busca la tuyo con avidez y pasión. Retoma lo que traíais en el taxi de forma más desatada y agresiva.

 Le devuelvo la pasión con la misma intensidad, si no más, besándola del mismo modo que ella me besa a mi. Al mismo tiempo, mis manos recorren su cuerpo, disfrutando de la sensación del contacto y de sentir la perfección en las palmas de mis manos...

 No se cuanto tiempo estamos así ni me importa, solo quiero disfrutar del momento y que ella haga lo mismo. Al cabo de cierto tiempo, mis manos buscar la cremallera de su vestido, queriendo quitárselo y poder verla en todo su esplendor...

Interrumpe vuestro beso para que puedas deshacerte de su ropa sin problema Ella se deshace de tu camiseta y pasea sus manos por tu pecho, mordiéndose el labio de impaciencia y deseo. Tú te deshaces de su ropa y lo que ves debajo es un cuerpo bien cuidado pese a la edad que pueda tener. Su lencería es negra, de encaje y tiene pinta de ser cara.

-Estás para comerte...- susurra, admirando tu torso sin ropa. Se ríe y retoma su beso, abrazándose a ti y pegando su cuerpo al tuyo. 

 Le devolví el beso apasionadamente, antes de respondedle, sensualmente:

 - Lo mismo digo, diosa mía... Voy a comerte con patatas...

 A continuación seguí besándola, mientras me apresuraba a quitarle su ropa interior, pues quiero verla como Dios la trajo al mundo y que no haya nada que se interponga entre nosotros...

Ríe por tus palabras, interrumpiendo besos y arrumacos. Da un mordisco juguetón sobre tu labio inferior, reteniéndolo entre sus dientes para luego volver su lengua a explorar tu boca y devorarte con ansia y pasión. Tus manos recorren sus curvas, su piel suave y no tardas en deshacerte de su ropa. Sus manos van a desabrochar tu pantalón y dejarlo caer al suelo. Ella ya está completamente desnuda, aunque solo tientas sus formas, pues el beso os tiene a ambos absortos. No tarda en recorrer centímetro a centímetro tu piel, arrancándote escalofríos ante el contacto de sus manos.

 Tengo una erección palpitante, mientras trato, como puedo, de quitarme de toda la ropa que me queda, entre besos y arrumacos. Necesito estar dentro de ella cuanto antes o me moriré...

 Cuando finalmente estamos ambos desnudos, me separo a cierta distancia, para que cada uno pueda disfrutar de la vista de su compañía desnuda. Admiro la forma perfecta de su belleza desnuda y suspiro, extasiado:

 - Preciosa...

 A continuación me acerco a ella y acarició su mejilla con ternura, mientras la miro con absoluto amor y devoción.

Ella ríe por tus prisas en desvestirte y te ayuda en ello. Pasa sus manos por tu cuerpo, como si de caricias se tratara y se deshace de casi todo. Te apartas para admirarla y ella hace lo mismo contigo, sin remedio mira tu erección y muerde su labio de deseo. Ella tenía el mismo deseo y ansia de tenerte en su interior.

-Exageras...- se sonroja cuando le dices lo preciosa que está sin ropa. Te acercas a ella, acaricias su mejilla, e inclina la cabeza pidiendo más del roce te tus manos. Las suyas van a acariciar por encima de la tela la dureza que aún esconde tu ropa interior.

Jadea de impaciencia y pega más su cuerpo al tuyo. Tu sexo nota la piel de sus caderas, que se mueven suavemente buscando un roce de consuelo.-Llévame a la cama John... Por favor...- suplica en un suspiro.

No digo nada, en su lugar la cojo en brazos, al estilo nupcial, para llevarla hasta la cama. Una vez allí, la dejo con suavidad sobre ella y, tras contemplar una vez más su belleza desnuda, me quito lo que me queda antes de ponerme encima de ella, entre sus piernas, y besadla apasionadamente.

 Mi intimidad roza la suya, mientras seguimos dándonos el lote, hasta que finalmente decido que ya no puedo más: Con la mano guío mi miembro viril hasta su cavidad caliente y acogedora, para, muy lentamente, penetrarla hasta el fondo, mientras ambos suspiramos, esperando luego inmóvil a que su sexo se adapte al mío...

Besa tu cuello y acaricia tu pecho mientras la llevas hacia la cama. Rose está muy excitada y no puede dejar de tocarte y sentirte mientras la llevas a la cama. Cuando por fin la dejas en la cama se ríe por la impaciencia, abre las piernas para que te acomodes entre ellas y te besa. Su lengua pasa a invadir la tuya y sus caderas se rozan contra su sexo, movida por la excitación.

Te deslizas en su interior y gime en un suspiro. Se agarra fuerte a ti, abrazando tus hombros como temiendo que fueras a marcharte. Quedas unos segundos esperando que su interior se adapte y ella te mira fijamente.

-Sigue John...- muerde tu labio inferior.-No pares...- vuelve a besarte y comienza a mover con suavidad sus caderas, inciando un dulce movimiento y fricción entre ambos.

 Haciendo lo que me pide, comienzo un leve movimiento de caderas, agradablemente agónico, que buscaba prologar el placer el máximo posible.

 A continuación, ahogo sus gemidos con mis labios, a besadla de nuevo, para penetrar su boca con mi lengua, buscando la suya, y que ambas danzaran juntas...

Acopla su movimiento de caderas al tuyo, sincronizándolo y procurándoos placer a ambos. Sus manos siguen agarradas a tus hombros, con fuerza, como si no tuviera suficiente de ti. Su abrazo busca que os fundáis ambos, piel con piel y por el calor que emite su cuerpo, no deberíais tardar mucho en ello. Comienza a jadear, mirándote a los ojos.

Acallas sus gemidos invadiendo su boca con tu lengua y ella lo convierte todo en un beso salvaje. Su lengua comienza un baile frenético con la tuya, acariciándola e incluso mordiéndola. Al ritmo de sus besos, le siguen sus caderas. Aumenta el ritmo buscando más de ti, sus dedos a consecuencia se clavan en tu espalda.

 Seguí dándole que te pegó, disfrutando de la sensación de que fuéramos solo uno. A continuación fui aumentando el ritmo de mis embestidas, mientras sentíamos como el clímax se acercaba...

 Finalmente pasó lo inevitable y los dos llegamos al mismo tiempo, llenándola de mi esencia masculina su interior. Mientras los dos recuperábamos el aliento, yo, sin salirme de su interior, comencé a fantasear con la idea de verla con el vientre hinchado, llevando a mi hijo dentro de ella, en una casa con jardín, con perro y una valla blanca...

Sus gritos y gemidos solo son ahogados por los besos lujuriosos y llenos de pasión que te da. Enlaza sus piernas alrededor de tu cintura y acoge cada una de tus embestidas entre respiraciones pesadas por el esfuerzo. Sus ojos no se apartan de ti, aunque cuando aumentas el ritmo, su cabeza se echa hacia atrás y su espalda se arquea ligeramente. Ella casi está a punto y tú también. Notas su orgasmo cuando su sexo aprieta y envuelve con firmeza al tuyo, exprimiéndote en su interior. Rose grita al llegar y clava de nuevo sus uñas en tu espalda, de forma involuntaria.

Tras la tempestad llega la calma y ella te abraza, no parece importarle que sigas en su interior. Las yemas de sus dedos pasean por la hendidura de tu espalda, con un suave cosquilleo. Ríe y esconde su cara en tu cuello. -Eso ha estado genial...- susurra, sintiendo su aliento cálido sobre tu piel.

 Me reí de buena gana ante su comentario, antes de respondedle, de buen humor:

 - Ya lo creo, hermosa mía... Estoy deseando recuperar el aliento para poder repetir...

 Le dediqué unos cuantos besos lánguidos en la boca, disfrutando del dulce sabor de sus labios, antes de decirle alegremente:

 - Bueno, ¿sabes que?. Creo que cada vez te quiero más... Empiezo a pensar que eres la mujer perfecta...

-Repetir...- ríe, acariciando con su nariz tu cuello. -Tenemos tiempo para repetir, el hotel por lo menos no nos echará... Si quieres comer algo o lo que sea, solo es llamar al servicio de habitaciones- sugiere con un pequeño mordisco en el lóbulo de la oreja.

Te confiesas y se aparta lo justo para mirarte. De nuevo no parece esperarse una declaración tan formal y tan temprana. Abre los ojos y acaba sonriendo.

-Apenas sabes nada sobre mí, John... Podría ser una persona horrible...

 Le dediqué a mi dulce dama una cálida sonrisa antes de respondedle, de manera afectuosa, mientras acariciaba su mejilla con ternura:

 - No necesito saber nada más que lo que me dice el corazón... Y lo que el corazón me dice ahora mismo es que no podrías ser horrible aunque lo quisieras...

 A continuación, añadí, con un toque malicioso:

 - ... Y sobre lo de comer algo... Creo que me apetece algo de leche...

 A continuación comencé a amamantar uno de sus senos como si fuera un recién nacido alimentándose de su madre. Buscaba darle placer a ella con el acto y también a mi mismo, mientras Rose recobraba fuerzas...