Partida Rol por web

Estrellita corría veloz detrás de Cupido y Luciérnaga contenta por no tener que tirar de aquel pesado recogedor.

-Vamos vamos!!! ahora cuando lleguemos tienes que hacer esto.

Se tiró al suelo a cuatro patas y se metió un palo en la boca a modo de recogedor. Con estas pintas comenzó a gatear y a inclinarse con la cabeza abajo. Mientras hacía este movimiento, le seguía otro con la cabeza hacia un lateral.

-Y afí ef como quitaff con el recofedoff laf caquitaff def eftablo. - le dijo a Cupido - Veff afiii. - escupió el palo que tenía todavía en la boca. - Después si quieres te puedo dar unas deliciosas guirnaldas con chocolate. - ofreció a modo de convencimiento.

Cascabel avanzó hasta la fuente del humo, que no era un fogón sino una taberna. Entró y se pidió una leche doble bien cargada. Con su copón en la mano buscó un lugar donde sentarse en la barra. El único espacio disponible era junto a un gordo barbudo con algo de aliento a cerveza.

—Jo, jo, jo, ¿eso vas a tomar? Jo, jo. Me haces acordar a alguien, pequeñín. Ando algo desmemoriado. Creo que debía hacer algo importante por estas fechas. ¿Qué sería? Un par de cervezas me refrescarán la memoria, creo.

Y siguió bebiendo de su jarra espumosa

—No, Chispita. Cruzar el río es peligroso. Nosotros mejor nos quedaremos aquí, a descansar un poco después del arduo trabajo de comer OS todo lo de la despensa.

Chispita siguió andando solo, dejando a Estrellita y Luciérnaga para que completen las tareas de limpieza sin ayuda.

El río al que llegó era ancho y correntoso, tan rápido que no llegaba a congelarse, y hasta para un reno sería difícil cruzarlo.

Al otro lado seguramente estaría Campanilla, ¿cómo habrá cruzado ella?

- ¡Pues no sé hermano! - Le dijo al gordo barbudo. - ¡Oye, me gustan esas gafas! Aunque... Mucho sol no hace, ¿no crees compadre? - Le preguntó. - ¡Pero oye, cada cual a su rollo!

Nunca había entendido esa expresión. Sabía cuándo se decía y todo eso, pero... ¿De qué tipo de rollo hablaban? ¿Papel de váter? No tenía ni idea. Se encogió de hombros. Daba igual en el fondo. Estaban allí para beber hasta el amanecer. Tampoco entendía como la gente podía beber tanto... Debían mear como cosacos. Fueran lo que fueran los... 

- ¡Vaya bucle! - Soltó una risotada. Empezaba a sentir ya el efecto de la bebida y eso que no había probado aún la leche. - Por cierto... - Dio su primer grado de leche dibujándose un bigote blanco en los labios. - Pronto será Navidad. ¿Ya le has hecho la carta al gordo? - Le preguntó al... Gordo...

En el establo las tareas de limpieza han comenzado. La magia de Luciérnaga, si bien no había logrado hacer levitar la pala, sí la había vuelto tan liviana que entre dos duendes podían manejarla con facilidad.

Los renos amagaban como si fueran a ayudar, pero en seguida retrocedían porque su propio estiercol les daba asco.

Y apenas la primera palada removió una parte del estiércol varias moscas salieron a revolotear sobre los duendes y renos.

—Bhzz bzzh hbz!— en idioma moscadil es una grosería que no pienso traducir.

Y luego se lanzaron en picada a picarles. Los renos sacuden sus rabos tratando de espantarlas, pero es inútil.

Se fue solito, quizás con la idea de encontrar a Campanita y hablar con ella, jugar. ¡Lo que surja! Pero el asunto es que ese río era demasiado ancho y le daba miedo, así que desertó finalmente la idea mientras regresaba con sus compañeros. 

¿Que estarían haciendo? El frío le estaba dando fuerte, mucho tiempo afuera y necesitaba algo de calor. El asunto es que había olvidado las tareas que debía hacer así que buscó a su jefe para que se las recuerde. 

- ¿Sabes hablar moscatel? - preguntó a estrellita - quería decirles que solo vamos a trasladar su casa y que pronto estará toda reunida en un enorme castillo de caca y pasarán de ser moscas comunes a moscas reales...

Todo lo que apartaban se iba a la montaña que en algún momento abonaría el huerto para conseguir caramelos naturales, plantas de menta y moreras, fresales y ... Árboles. ¿Donde guardaría Noelito una habitación mágica en la que producir la fruta que daría sabor a los caramelos? Y a la vez una duda mayor ¿Cómo podía la caquita de reno luego hacer fruta para hacer caramelos?

Estrellita y Luciérnaga seguían limpiando lentamente el establo e intentaron comunicarse por diferentes medios con las moscas, aunque sin compartir el idioma era difícil. Algunas pocas moscas se detuvieron frente a ellas, parecían que estaban haciendo un esfuerzo sobremosqueril para entender. Pero las otras moscas siguieron volando y diciendo palabrotas en moscatel.

Justo en ese momento llegó Chispita.

Las moscas que no intentaban comunicarse con los duendes se arrojaron con saña sobre Saltarín, que quedó herido.

—Cartas para el gordo. Eso me suena, ¿Acaso yo tenía que escribir una? No, no era eso, no puedo acordarme. Pero sí estoy seguro de que algo con cartas tenía que ver. ¡Otra cerveza!

- Todo el mundo le escribe al gordo... - Dijo entonces. - Bueno, principalmente la gente de tradición anglosajona, aunque en los últimos años dicha práctica se ha extendido a prácticamente todo el primer mundo. - Se encogió los hombros sin tener idea de lo que había dicho. Se lo escuchó decir una vez a un tipo con un parche en el ojo que salía en un aburrido programa de televisión llamando intereconomia. - Es por el "consumismo" y esas cosas, ¿sabes? - Le desveló, fuera lo que fuera eso. - ¡Oye! - Exclamó. - ¡Te pareces mucho a mi jefe! - Le dio una palmada en la espalda y acto seguido dio un largo trago de leche. - ¿Te lo habían dicho alguna vez? 

Llegó Chispita y no entendía nada, solo vio a sus compañeros peleando con unas moscas. Lo dejó pasar ya que no quería limpiar aquello y siguió el camino buscando al jefe, a ver qué otra tarea podía darle. 

¿Si las moscas hablaban moscatel les gustaría el moscatel? Tenía entendido Luciérnaga que los yayos de los niños tomaban un poco después de cenar... - ¡Las moscas que atacan a renos de Noelito se irán a la lista de moscas malas y se quedarán sin moscatel para cenar en Navidad!

Enfadada con las moscas malas por hacer daño a los renos, seguía paleando con la ayuda de su compi - vosotras sois moscas buenas luego buscaré el moscatel de Noelito y os daré un poquito.

Mientras Estrellita veía como Luciérnaga pretendía entablar amistad con las moscas, sin embargo parecía que el tiro salía por al culata, ya que estas parecían más cabreadas que nunca.

Empezaron a revolotear por encima nuestro, dando pasadas muy cerca.

- Mira Luciérnaga, mira lo que hago.

Y Estrellita comenzó a saltar alto para intentar montarse encima de una de las moscas.

- Se van a enterar. ¡Por Noelitooooo!

Y seguía saltando incesantemente intentando cabalgar alguna de esos seres voladores.

—¿Consumismo? No, no me suena. Así que me parezco a tu jefe, pequeñín, ¿Y quién es tu jefe?

Mientras Luciérnaga sigue limpiamos e intentando convencer a las moscas, estás se aburren de escucharla y se alejan, por suerte no entienden élfico, si no se habrían cabreado por la amenaza de dejarlas sin vino.

Estrellita salta sobre unas moscas, y aunque no logra montarlas, al menos las desvía de su ataque.

Las otras moscas pican a Relámpago y Bailarín.

Cascabel pasó de los establos y siguió hacia adentro del taller.

Llevaba un frasco y le hablaba (al frasco)

—Ambos sabemos que eres la mejor, y realmente me duele más que a título tener que hacer esto. Pero es que hay otros que se enteraron de tu falta, así que no puedo simular que no me enteré. Pero no te preocupes, vendré a visitarte todas las veces que pueda.

Goblop entró en la despensa y dejó el frasco allí

Y seguir limpiando... Aunque escuchar lo que decía Goblop tampoco le gustó, en el frasco había alguien? Según decía la Pedagogía aunque no conocía a esa señora más allá de lo que decían los niños en sus cartas, cuando sus papás le castigaban les hacían pensar en lo que habían hecho y les decían que habían hecho mal y un poquito después les perdonaban si habían recapacitado y pedido perdón.

Primero tenía que acabar su tarea, por lo que no se detuvo a decir nada más pues las moscas no parecían entenderle (quizás por suerte) aunque empezaba a cabrearle de la forma más exagerada posible.

Así que cuando apartó la siguiente caquita... sacó la ira de todo buen defensor de los animales (por suerte las moscas no son animales) y ¡Zas! ¡Matamoscas gigante cortó el aire!

- ¡HE DICHO QUE DEJÉIS A LOS RENOS DE NOELITO!

- ¿Qué quién es mi jefe? - Preguntó con cara de póker, fuera lo que fuera el póker. - Mi jefe es "el Juguetero". - Respondió llevándose el vaso de leche a la boca y dando un buen sorbo. - Seguro que has oído hablar de él. - Afirmó muy serio. 

Al ver que Goblop tenía atrapada a Campanilla, su corazón se hizo un puño y en verdad quería hacer justicia. Esto no podía ser, claro que no. 

—¡Te he dezcubierto! Tuuuu ere' malo. ¡Mui malo! —dijo Chispita—. Libera a Campanita zha o prendo to' fuego. ¡To' fuego! 

Muy decidido estaba de hacer aquello, no iba a dejar pasar esto.