Partida Rol por web

Estrellita al ver que sus compañeros ya se ponían a trabajar, no podía hacer otra cosa si no que remolonear un poco para no acercarse ante la cruel visión del estado en el que estaba la cuadra.

Veía como se repartían el trabajo... y no quería recoger los excrementos que estaban por todas partes, a si que decidió ayudar a Luciérnaga a buscar el recogedor.

- Estooo eeeeemmm Luciérnaga tu ves el recogedor¿? te puedo ayudar a buscarlo.

Intentó buscarlo, no mucho pero algo ayudó... quería hacer ver que estaba ayudando, pero sin que se diesen cuenta de que lo que realmente quería era que lo encontrase Luciérnaga para librarse de la tarea.

Luciérnaga se empeña en buscar alguna herramienta para juntar popó de reno. Estrellita la ayuda pero poniendo poco empeño, y se nota. No encuentran nada útil.

Chispita se pone a buscar en la nieve (porque sabía que la hierba suele estar en el suelo) y sólo encuentra unas flores marchitas y algunas raíces. Los renos lo siguen entusiasmados ayudando a escarbar y comiendo cualquier cosa que encuentran.

Mientras tanto cascabel se queda parado sin comprender por qué nadie le hizo caso a su brillante idea.

- No entiendo nada... - Dijo en voz alta.

Acto seguido y con los brazos en jarra frunció el ceño enfadado. Nadie había apreciado su brillante idea. Daba igual, él no se enfadaba durante densidad tiempo nunca. 

Se puso en marcha, ayudaría a Luciérnaga y a Estrellita con el popónde reno. Pero antes tenía que buscar algo para empujar. Era fuerte e ingenioso, podía elaborar algún tipo de herramienta para empujar la caca y con su super fuerza sin duda saldría bien. 

Echó un vistazo en derredor. Tenía que haber algo en los alrededores para completar la tarea.

Los renos lo seguían y el escarbaba con sus manitas en la nieve para sacar un poco de hierbas así podían comerlas ellos. Nadie lo ayudó y se sintió muy solo el duende, pero rápido se le pasó cuando continuó ayudando a sus amigos peludos en la labor de alimentarlos. 

—Uztedez son buenoz, no me dejan zolo. 

Y mientras le buscó conversación a los animales, iba escarbando y ofreciendo todo el tiempo. Le gustaba hacer eso, además era una labor que no lo cansaría en absoluto. 

- creo que cerca de la cocina había una habitación tan grande como el baúl con escoba... Aunque la escoba da miedo, es grande, pero debería haber también un recogedor... Además, con suerte habrán galletas, creo que se hacen con eso llamado "Averina" que ha dicho Goblop ¿Veis como comen chocolate y galletas?

Goblop había dicho que nada de malos olores ¿Si esparcían azucar por el suelo después de limpiar olería bien?

Miró a cascabel negando con la cabeza - no creo que queden muchos uniformes, a mí me dieron uno rojo porque el mío verde se ensució, si sobraran me habrían dado uno verde, además ¿Comer cosas verdes es bueno? Una vez mordí algo llamado cactus y casi me destinan a la sección de regaderas... Dolía mucho. Lo único verde rico que se me ocurre son los caramelos y gominolas de manzana y menta.

Dicho eso... En la cocina tenían que haber chocolates, galletas y caramelos... Y con suerte el armario de limpieza. Por otro lado la idea de dejar salir a los renos le pareció genial, así no esparcían más caquitas malolientes.

Aburrida de buscar un recogedor entre tanta caca de reno y no encontrando nada Estrellita oyó decir a Luciérnaga que en algún lado había un baúl con herramientas.

“Quizás necesiten mi ayuda de vedad abriendo el baúl. Seguro que ese Globop lo ha cerrado para hacernos las cosas más fáciles” - pensó Estrellita.

- Vale, yo iré a mirar en el baúl, pero necesitaré ayuda de alguien fuerte para abrir la tapa. Si de verdad está ahí dentro la herramienta será difícil sacarla.

Miró al resto haber si se ponía en marcha con ella.

- Además en la cocina habrá chocolate y galletas… y dentro de poco será el momento de almorzar. - terminó diciendo para acabar de convencer a alguna más. Se sentía baja de azúcar y necesitaría un poco de esas provisiones.

Los renos guiados por Chispita siguieron alejándose en busca de nutritivos alimentos. Flores secas, zapatos, huesos de mamut, todo parecía gustarles.

—Tu eres bueno, Chispita, tú deberías ser el nuevo Goblop.

A medida que avanzaban iban dejando un rastro de nieve mezclada con barro.

Los otros tres duendes parecían haberse puesto de acuerdo en ir adentro a buscar algo, y allí fueron. Pero ni modo, cada uno tenía una idea distinta de qué buscar.

Cascabel halló a Rayito de sol apilando juguetes rotos. Entre las patas de sillas, ojos de peluches y cabezas de muñecas había unos cuantos trajes de duende descosidos.

Estrellita encontró a Nube intentando poner algo de orden en el baúl de herramientas.

Luciérnaga se demoró un minuto viendo el estopicio que sus compañeros habían armado en el pasillo de guirnaldas rojas.

Por el ojo de la cerradura apareció Campanilla desperezandose. Miró un poco alrededor buscando algo, y fue a sentarse en el hombro de Luciérnaga.

—Mira cómo han puesto esto patas arriba, cuidado con la tabla, no te vayas a golpear, que no quiero caerme. Cuando Goblop vea esto se va a armar una... Espero no estar cerca.

Se quedó unos segundos pensativa mirando a Luciérnaga, formando su plan.

—Ay, pero qué bonito pelo tienes— comenzó jugueteando con sus bucles. —Qué no daría yo por tener un cabello así de hermoso. Es que no tengo tiempo para arreglarlo. Goblop me ha dado esta tarea taaan pesada. Me he pasado toda la mañana ordenando los chocolates, caramelos y tal. Pero es que yo soy tan minúscula que me lleva un gran esfuerzo. Quizá alguien de mayor tamaño podría mover mejor esas barras de chocolate, ¿no te parece?

Y se acomodó mejor en el hombro de Luciérnaga dejando ver una sonrisa pícara.

- ¿Cuántos chocolates puedo coger? Quería darles algunos a los renos... Y yo no he desayunado. - quien se negaría a unos caramelos y a un "poco" de chocolate.. estaba claro que la golosa de luciérnaga no.

- podría ayudarte si tú a cambio cuelgas un par de guirnaldas para que no se note muchas este desastre... - no iba a negarle su ayuda, pero podía ser una ayuda mutua - indícame bien esa tabla suelta en que ya la podía haber reparado alguien...

¿Había oído chocolate? Al parecer sí.

Cascabel alzó la mirada encontrándose con una pequeña hadita tramando algo con Luciérnaga. Él no se lo iba a perder. ¡No señor! Corrió hasta donde se encontraba la extraña pareja. 

- ¿Qué estáis tramando? - Les preguntó. - Yo no como guirnaldas rojas y el estómago me ruge. ¿Tenéis chocolate? - Preguntó esperanzado.

—Juupa juuupa ¡Algo vamoz razcando! —comentó divertido Chispita—. ¿Zho zer Goblop? 

Eso sí que le había gustado, tanto que infló su pecho feliz mientras continuó escarbando para darles de comer a sus amigos los renos. Incluso tuvo una genialosa idea, una muy buena. 

—¿Cómo ez que vuelan? ¿Eh?—preguntó—. Ez que podríamoz zalir a dar un paseo y encontrar lugarez máz ricoz pa' comer. ¿Vamoz?

Con la propuesta en boca de los amigos renos, a ver que decían. Quizás la iban a liar mucho, pero quien le quitaría lo divertido. Más allá de que siempre quiso viajar con ellos y ese era solo un derecho de Papá Noel. 

- Uooo uoooo esto si que es una gran tarea - dijo mientras por la parte superior del baúl veía dos piernas asomar - ¿Quién se esconde ahí? - preguntó juguetona.

Cuando ya se asomó vio a Nube, y al reconocerla se subió de un salto junto a ella.

- ¿Qué andas buscando? Yo necesito un recogedor, bueno y una escoba. ¿No tendrás algo de eso dentro de ese desastre?

Y se puso directamente sacar los trastos que no la servían mientras buscaba lo que necesitaba Luciérnaga. Estaba todo tan desordenado que no encontraba nada, a pesar de lo grande que era todo, no era capaz de ver nada.

- Parece... que esto está muy desordenado, no encuentro ni mi pie. Te ayudaré a colocarlo, pero si después me ayudas a llevar las herramientas que necesito a la cuadra. Solo es un recogedor y un escobón.

—¡Uojooy! Trato hecho— Campanilla voló dejando tras de sí una estela de polvo dorado. Cogió un par de de trozos de guirnaldas que habían dejado olvidados y los colgó descuidadamente. En realidad no había gran diferencia entre cómo estaba antes y después de este "arreglo".

Luego voló una vuelta alrededor de Cascabel.

—El chocolate está allí dentro. Dejen todo bien ordenadito por favor— Señalaba a la cerradura por donde había salido hacía un minuto. —Yo voy al otro lado del río a jugar con un amigo. Pero si llega a aparecer Goblop no le vayan a decir dónde estoy, a ese gruñón no le gusta que juegue con otros.

Ya tienen el chocolate. Sólo hay un problema: ustedes son demasiado grandes para pasar a través de una cerradura.

—¿Un recogedor? ¿Y para qué si se puede saber? No está bien, mejor no me digas. Llévate ese.— Y te mostró una pala para nieve, no muy grande, del tamaño de cuatro duendes pequeños. —Y ahora vete, que tengo trabajo, no como otras...

—¿Volar?— Los renos miraron sorprendidos a Chispita —¡Claro que nos gustaría volar! Pero te digo un secreto: los renos no vuelan. ¿Dónde has visto tú un reno volando?

»¿Qué? ¿Me vas a decir que en cada Navidad volamos? Pues claro, duende, pero eso es una magia de ustedes. Y Goblop sólo nos deja volar en noche buena. Pero tú eres mejor que él, por lo visto, así que haz tu magia y vamos a comer nubes para el postre. ¡Viva!

- Quizá pueda trepar hasta esa cerradura y abrirla. - Dijo un pensativa Cascabel. - De me dan bien este tipo de cosas. - Sonrió. 

Si, Cascabel era lo que se solía llamar un "manitas". Podía arreglar cualquier cosa o en ese caso "desarreglar" o forzar. Sólo tenía que llegar hasta la cerradura y meter las manitas, estaba seguro de que iba a poder abrir. 

- ¡Oye hadita! - Le gritó a Campanilla. - ¡Súbeme hasta el a cerradura, anda! - Le pidió. 

Luciérnaga fue descubierta, ya no podría co... ¿Mer? Al parecer si, pues su compañero también estaba interesado en desayunar, no era raro, Goblop no les dio chocolate y galletas, y ahora el hambre se apoderaba de ellos.

Caminó con cuidado buscando el equilibrio perfecto para que la tabla no bailara y se viera de bruces contra el suelo, no iba al lugar del chocolate por golosa "noooo" iba por hacer un favor a Campanilla, "claro claro, eso". Esperaba que la pequeña hada ayudara un momento a su compu porque quería comer colocar el chocolate en cuanto antes.

Estaba ante la puerta un poquito ansiosa, esperaba que Cascabel pudiera abrirla porque por muy fuerte que fuera tirar abajo una puerta no era cosa de broma...

- ¡Muchas gracias Nube! Creo que Luciérnaga te lo agradecerá mucho. Vamos a dejarlo ahí y luego vendremos a por ello.

Acto seguido salió corriendo a por el choco… digo a ayudarles a abrir la puerta. Estrellita estaba segura de que ellas no iban a poder abrirla e iba a compensar todo lo patosa y las que había liado con solo una acción, abrir la puerta hacia el chocolate.

Cuando llegó, estaba Cascabel a por ahí volando, jugándose la integridad. Quizá tenía que sacar una videocámara porque el tortazo podría ser importante.

- Le dejo que se pegue el tortazo… ¿o abro la cerradura? - miró con una sonrisa casi diabólica a Luciérnaga esperando que ella tuviese la misma idea - Bueno mejor no, no quiero estar escuchando quejas todo el rato.

Estrellita se cercó a la puerta y concentrándose profundamente, de repente la cerradura se abrió. Ahora ya estaba la cerradura de la puerta abierta…. Ahora solo quedaba abrir la puerta para llegar a la recompensa, bueno al trabajo de colocar ese chocolate.

- ¡Eh! ¡Cascabel! La cerradura ya está libre. Baja que empujamos la puerta los tres. - y mientras estaban esperando se le ocurrió preguntar - ¿Alguna sabe donde se ha metido Chispita? Esperemos que no se la haya comido ningún reno, si no, nos tocará esperar a que la eche… 

Bufó indignado, no tenía ese tipo de magia y él había pensado ilusionado que se trataba de algún polvo mágico o algo similar. Eso lo frustró un poquito e hizo una mueca de pena, él podía incendiar lo que quisiera, pero no volar. 

—Hm, poz lo ziento. Zho no vuelo, zolo hago fuego azí—dijo en un tono cabizbajo y encendió una llama en su mano—. Ven, eze ez el fuego mío. 

Luego parece que se dió cuenta de algo y se golpeó la cara con la palma de la mano. 

—¡Pero que tonto zoy!—dijo y continuó—. Con el fuego puedo hazer derretir la nieve y uztedez come'. Ahora ayudo con ezo. 

Y sin más comenzó a juntar sus manos para irradiar ese calor que poco a poco se convierte en una llama que al cobrar vida, la acerca a la nieve para que sus amigos los renos tengan más comida.