Partida Rol por web

Acabado el trabajo y escuchando sobre el rescate de campanilla Luciérnaga suspiró yendo a consolar a Goblop despidiéndose amablemente de renos y jóvenes moscas que con suerte reunirían las nuevas caquitas para agrandar su lujoso castillo.

- bs bz no pzzz picar bbbbuuuuzzzzz a los renos de Noelito - dijo con una tímida despedida en medio moscatel.

Le dio like a los vídeos de MoscTuBi en los que salía estrellita pilotando y llegó con calma hasta el gruñón Goblop.

- tu error ha sido encerrarla, el castigo correcto es castigarle sin chocolate caliente para comer y sin galletas y caramelos, pues aunque cometió un error dejó a alguien cubriéndole, y creo que hicimos el trabajo sin dudarlo - Le dio una palmadita en el hombro y sonrió - yo no diré que la encerrarse así hasta con que este incidente solo se olvide.

Goblop no era malo, solo hacia su papel, si los duendes traviesos hablaran más esos malentendidos no ocurrirían.

De repente apareció luciérnaga mientras estaba con Campanita y lo ignoró por completo. El duende se encogió de hombros ofuscado, aunque el beso del hadita lo compró por completo. Así que sonriendo se quedó acariciando la mejilla dónde había recibido aquello. ¡Además tenía cita para después! 

—¡Allí eztaré!

Sin más, miró a su compañera. 

—No zé que te hize, pero me eztáz ignorando. ¡Hm! 

Y tras decir aquello, dió media vuelta y se fue a buscar a Papá Noel. 

Tras una tarea bien hecha (recoger y limpiar los establos, tarea en la que Estrellita había participado en lo mínimo), continuaba la duende con sus clases personalizadas de acrobacias moscateles..

Cuando hubo practicado un rato, se dio cuenta de que hacía un montón que no veía a Cascabel, y recordó que iba a la tasca a tomar una rica leche.

- Buzzzcaaa lazzzz tazzzbezzzznazzzz - intentaba decirle a la mosca en la que estaba montada.

Al ver que está no le hacía ni caso se dispuso a buscarla. Estrella tiró de os pelos de la mosca hacia atrás para elevarse y tener una mejor panorámica. Poco después de ascender vio su objetivo, y sin pensárselo se inclinó sobre la mosca y para allá que fue directa.

Una vez hubo llegado, aparcó su mosca al lado de la entrada y la dejó un trozo de onza de chocolate. Con eso bastaría para mantenerla tranquila y en ese sitio, pues no quería perder a su preciado medio de transporte.

Luciérnaga intentaba consolarlo.

—Gracias por el consejo. Es que esto de manejar responsabilidades y castigos es tan agobiante a veces. Ahhh. A la mayoría de los duendes les interesa más jugar que completar sus tareas. Ya debe faltar poco para que llegue Papá Noel, espero. Vamos a ver si tengo que dejarte sin chocolate a ti o si has completado bien tu misión. ¿Están limpios los establos y alimentados los nueve renos?

Chispita fue preguntando por un gordo de rojo, con barba y una risa profunda hasta que llegó a una taberna. Cuando estaba por entrar Estrellita aterrizó con su bandada de moscas y las dejó entretenidas comiendo chocolate.

Al entrar al lugar vieron a Cascabel intentando consolar a un gordo de barba que parecía a punto de ponerse a llorar, ambos parecían medio borrachos.

—Es que siento que no debería estar aquí bebiendo cerveza sino que tendría que estar en otro lugar que no recuerdo. Pero déjame si quieres tú eres joven y alegre y yo vengo interrumpirte con ests cháchara. Qué bebida me recomiendas para levantar un poco el ánimo, qué ya no me apetece más seguir con la cerveza.

- Yo te recomiendo un buen vaso de leche. - Le dijo relamiéndose. - Y sí lo acompañaba con unas galletas... ¡Ya no te cuento! - Exclamó eufórico. - ¡Eso le levanta el ánimo a cualquiera! 

No había nada mejor que eso. Cascabel lo sabía. Un buen vaso de leche con galletas era manjar de dioses, fuera lo que fuera un manjar y unos dioses. No por nada era lo que le dejaban los niños de todo el primer mundo a Papá Noel para que comiera algo a cambio de los regalos.

- Emmmm ¿Supongo? - dijo sin saber cuántos renos habían - nunca dijiste que fueran nueve por lo que no los he contado, pero han sido alimentados los que habían y se ha limpiado el establo...

Estaba dubitativa de si habían nueve, de hecho al pensar le pareció que quizás faltaba alguno, pero ese o era su trabajo, su trabajo era alimentar y limpiar, y había hecho más que eso, colocando el chocolate y enfrentando a los conejos.

- me alegro de verte un poco más animado - dijo sonriente poniendo sus manitas a la espalda - ¿Vamos a ver a los renos?

Al llegar a la taberna, abrió los ojos de par en par porque allí se encontraba justamente la persona que estaba buscando. ¡Papá Noel! Así que sin dudar, fue corriendo hacia él mientras descubrió que Cascabel le estaba hablando y Estrellita apareció allí con las moscas. 

—¡Tu!—señaló y se acercó a la mesa—. Uzte' ez papá Noel. Tiene que ir a prepararze. Hay que repartir regaloz. 

Ignoró que estaba bebiendo, era muy práctico en ese sentido el duende y quería cumplir con el objetivo. 

Fuera hacía un poco de frío, y el séquito de Estrellita ya estaba asegurado durante un buen rato.

Dentro hacía un poco de calor... ese buen calor de chimenea. Decidida se acercó a la barra.

- Póngame una buena leche calentita. - dijo mientras miraba al rededor buscando a Cascabel.

Rápidamente la encontró, estaba junto a un gordo vestido de.... ROJO!!!!!

Cogió el vaso y salió corriendo en dirección a ellos para descubrir que ese gordo podía ser su jefe... tenía que invitarlo a algo.

- Esto... eeehhhh... pareces desanimado. - Estrellita vio como 5 jarras de cerveza acabadas en la mesa - Si eso no te ha animado... quizá será mejor que te pidas un Wiski. - sugirió. - Seguro que con eso te encontrarás mejor.

Mientras estaban al lado Cascabel y Chispita.

- Tu crees que este es el que tiene que conducir a los renos¿? - preguntó a Chispita - Pues va elegante... como le hagan soplar... - dijo mientras agitaba la mano y con la otra se tapaba la boca mientras que ponía una expresión graciosa.

- Eh!! el de rojo. Tuuu sabes conducir trineos¿? Yo tengo ahí mis propias bestias de tiro... - quizá si le pico lo suficiente pueda echar una carrera de trineos con el tipo este de rojo. - Si me ganas te invito a otra ronda... y si te gano... me haces un traje rojo.... ROOOJJOOOOO!!!!

El gordo empezó a contar con los dedos las pistas que le habían dado: el juguetero, las cartas, galletas con leche, repartir regalos trineo que vuela.

—¡Pues claro! Que yo soy Papá Noel. Y si no lo fuera, quiero serlo.—[B]Apuró la leche que le alcanzaban de un trago.[B]—Ya es tarde, dónde debo ir, guienme, quiero volar en trineo.

Goblop olfateó el corral.

—Has hecho un buen trabajo, felicitaciones—le dio una galleta a Luciérnaga—Ven vamos a llevar a los renos a su sitio.

Llevaron los renos hasta el lugar donde otro duende acababa de terminar de cargar el trineo. Justo a tiempo para el momento en que los otros llegaban con el gordo barbudo.

Goblop fue nombrando a los renos mientras los enganchaba al trineo.

—Trueno... Relámpago... Travieso... Cupido... Cometa... Brioso... Bailarín... Saltarín... Rodolfo... ¿Dónde está Rodolfo? ¿Habéis perdido justo a Rodolfo? Es el reno que guía a los otros.

- Vaya... - Se rascó la cabeza. - Así que este gordo, barbudo, rojo y beodo tipo es... - Ladeó la cabeza como haría un perro que muestra incomprensión, fuera lo que fuera un perro. - ¡Así que he estado hablando todo este tiempo con mi jefe! - Exclamó. 

Le dio entonces un codazo a la altura de la rodilla al viejo de la gafas de sol. Se había hecho colega del gordo de los regalos. Eso por fuerza tenía que repercutir de alguna forma en sus honorarios. ¡Debía pedir un aumento! 

- Bueno, bueno... - Se llevó la mano al mentón. - Puedo llevarte a dónde me pides, pero... - Se frotó los dedos realizando el gesto internacional de la propina. - Podrías darme esas gafas tan molonas. De noche no te serán de ayuda y... - Asintió varias veces con la cabeza. - No creo que con ellas puedas conducir bien a esos renos.

Iba ella zampándose la galleta orgullosa cuando menciionó al tal Rodolfo, ella se encogió de hombros - ni idea, desde que llegué al establo solo estaban estos renos, no habían más, solo estos fueron los héroes que enfrentaron a diez mil conejos de pascua que querían comerse todo el chocolate... Bueno algún conejo menos, tal te he dicho antes nunca nos dijiste que fueran nueve.

Se acercó a acariciar a Cupido con quien había compartido batalla - Cupi ¿Tú sabes dónde está Rodolfillo? Aún no le conozco.

—Ya lo renoz ezta' lizto y zolo faltan loz regaloz. ¡Tiene que ir a repartir! ¡Trabaje Papá Noel! 

No dijo mucho más, vio como Cascabel le hablaba y también lo ignoró, al parecer Chispita se estaba haciendo invisible que ningún compañero notó su presencia. Ya no le mosqueó tanto como a Luciérnaga, pero le afectaba. De todos modos lo importante aquí era que se cumpla el plan y había que llevar a Santa a prepararse. 

Tras ver al gordo salir por la puerta como alma que lleva al diablo para prepararse, Estrellita decidió volver con Luciérnaga.

Salió por la puerta de la taberna, no sin antes haberse acabado su vaso de leche calentito. Se lo tomo rápido, y más aún que salió de allí, antes de que se la subiese a la cabeza la leche.

Se montó en la mosca… y salió zumbando hacia Luciérnaga.

Por el camino, casi llegando al establo, una patrulla de Elfos guardias la pararon.

- Para aquí Estrellita… vas demasiado rápido.

Estrellita dejo a su séquito de moscas a un lado.

- Que pasa??? Tengo prisa… tengo que ir con Luciérnaga… tenemos que encontrar al reno que falta…

Estrellita estaba un poco nerviosa, no tenia permiso para ir montada y menos a esas velocidades.

- Bueno.. en ese caso… omitiremos la velocidad. Pero antes de ir tiene que soplar… últimamente muchos duendes no dejan de beber leche y hay algunos altercados.

Le dijo la guardia duende. Estrellita toda nerviosa por haberse tomado hace nada la leche soplo fuerte, haber si así no pasaba nada. Tras unos instantes la guardia dijo:

- Uy uy uyyyy has dado 0,17… ir así es peligroso. Deberás de continuar a pata… eso o quedarte aquí a qué se te pase la moña.

A lo que Estrellita respondió:

- Bueno, me queda poco seguiré andando - miro a las moscas y las hizo un gesto con la mano - Vamos moscas seguidme vamos hasta el establo.

Se puso en camino resignada para llegar a tiempo de partir con las demás en busca de Rodolfo.

Volvió caminando junto a Chispita y Cascabel.

—Toma, si quieres, te los has ganado—dijo alcanzandole sus lentes a Cascabel. —Y tu, Chispita, también mereces un regalo, por hacerme recordar mi nombre. Gracias.

Cuando se sacó los lentes de vieron sus gruesas ojeras, parece que no había dormido bien.

Estrellita los alcanzó cuando estaban llegando.

—Yo voy a descansar un rato y comer algo de chocolate. Por favor, ayudaríais a Goblop a enganchar a los renos? Es medio gruñón y siempre se lía para estas fechas.

Efectivamente Goblop estaba corriendo de aquí para allá a pesar de que estaban casi todos los renos enganchados al trineo. Sólo faltaba el de adelante de todo, ese famoso Rodolfo de la nariz luminosa.

Luciérnaga le había preguntado a Cupido por el compañero faltante, pero éste en lugar de responder rápidamente escarbaba el suelo con una pata y movía la cabeza esquivando la mirada, parecía francamete avergonzado.

—Es que él se fue a jugar con alguien, una amiga, y pidieron que no dijéramos nada, y yo no quiero ser un soplón.

- campanilla - suspiró, ese hada sin duda tenía que quedarse sin chocó!ate y caramelos unos días... Llevarse a un reno en Navidad era demasiado inmaduro.

Luciérnaga poniéndose abrigo y guantes miró a Goblop - coloca tranquilo a los demás renos, si te pones nervioso, respira profundamente y cuenta hasta diez antes de seguir, como diría Noelito "visteme despacio que tengo prisa. Haciendo las cosas con calma lo harás sin problema,... Yo, voy al lago. ¡Y Cupi! Gracias por la información, no te preocupes nunca serás un soplón puesto que eres un reno.

Le sonrió y comenzó a caminar con calma en dirección al lago.

- ¿Una amiga? - Preguntó Cascabel interesado en el tema. - Una vez le escuché decir a un tipo que las mujeres eran el diablo. - Dijo sin saber lo que puñetas era un diablo. - Igual los diablos son... - Se llevó la mano al mentón pensativo. - ...¿secuestradores de renos de nariz roja? - Asintió varias veces con la cabeza. - ¡Si, podría ser! - Exclamó. Tenía una hipótesis, fuera lo que fuera una hipótesis. - ¿Y dónde dijo que iba a verse con ese diablo? - La e preguntó al reno soplón.

Chispita se había quedado pensando en el regalo que le iba a dar Papá Noel y no supo que era en verdad, así que pensó en quedarse esperando su regreso para saber de que se trataba. No obstante, ya cuando todo estaba más que listo, un reno faltaba y torció el gesto, incluso buscó a su amigo animal para conversar con él. 

—Oye, relámpago. Cuéntame, zomoz colegaz—dijo en complicidad, ya Cascabel hacia su trabajo por su lado—. Tenemo' que hallarlo para eztar liztoz, ezto e' urgente.