Partida Rol por web

Se encoje, tímido y sonrojado, eventualmente también algo desorientado.

ahm ah ah hm... y- yo

Se sentía halagado y desvió su mirada abajo mientras Ania lo examinaba, pero luego ella dirige su atención también a Kazu, cosa que lo tranquiliza un poco. Y solo sonríe nervioso mirando abajo, dejando de comer por un rato. Parecía no creerse poder ser modelo para Ania y claro creía que Kazu era mucho mejor para ello, pues involuntariamente también había estudiado su cuerpo.

Tras terminar su comida Angus se levanta de la silla,recoge su bastón y hace una vaga reverencia

-Ha sido un placer,espero poder veros en otro momento.

ya se nota los ojos irritados del sueño y se dirige lo más rápido que puede a recoger la llave de su habitación

Rasul se sorprendió de que hubiese tantos estudiantes de arte allí; no dudaba que hubiera estudiantes de las otras ramas, pero al parecer en aquella mesa se había dado esa casualidad.

Poco a poco los recién llegados se fueron marchando a la habitación hasta que sólo quedaron los tres originales, así que decidió que ya era hora de ir a descansar. 

-Bueno, chicos, ha sido un placer- dijo mientras se levantaba. Al hacerlo tuvo que agarrarse al borde de la mesa. -"Uhh, vaya con la cerveza..."- pensó; sería cuestión de irse rápido a la habitación para descansar. -Si mañana seguimos nuestro camino a la universidad me encantaría que viajásemos juntos- añadió con una sonrisa.

Se despidió con una inclinación de cabeza y se dirigió a la barra para coger las llaves de su habitación.

Nada más cerrar la puerta de su habitación y comprobar que estaba bien cerrada dejó que su amiga saliese de su colgante; ¡seguro que le encantaba ese lugar! Él estaba muy cansado, pero no podía negarle una charla después de estar tanto tiempo encerrada.

Kazu sonríe a todo el que se marcha mientras lo despide con un movimiento de cabeza

Kazu mira extrañado a Ania, sin saber si eso era o no un cumplido

-Gracias... creo.

Tras esto, recompone su sonrisa

-No habría problema alguno con ser modelo, aunque no creo que merezca una estatua... aún 

Tras irse los demás, Kazu sonríe al mirar a los que quedan, una sonrisa algo diferente, como si se riese de una broma o chite

-Pues parece que justamente los tres que iniciamos este encuentro somos los últimos en separarnos - dice mientras termina su bebida de un sorbo

Al ver como Rasul se levanta, él hace lo mismo, aunque sin perder el equilibrio

(Estoy acostumbrado al sake... esto no es nada)

-Sería todo un placer viajar con ambos - dice con una sincera sonrisa mientras mira a ambos - Espero que descanséis bien, yo no saldré mañana muy tarde, aunque tampoco nada más salir el sol; espero encontraros aquí -hace una ligera reverencia hacia Rasul - Hasta mañana Rasul - después se gira hacia Naif mientras Rasul va a por su llave y repite la reverencia -  Hasta mañana Naif - tras esto coge la llave después de Rasul y va hacia su habitación

Tras quedar tu meditación interrumpida, te diriges inquieta a abrir la puerta, intentando descubrir quién se encuentra al otro lado, pero al asomarte al exterior entreabriendo el madero, no hallas nada en el pasillo, parece que quien fuera que había llamado, se había cansado de esperar y se había ido. Incluso sacando la cabeza para comprobar el final del pasillo, no consigues ver nada, supones que era alguien bastante impaciente, tal vez vuelva en otro momento, pero el hecho de su partida te alegra en parte, para poder seguir con tus asuntos. Mientras te adentras de nuevo en tu habitación y cierras bien la puerta, piensas en el día de mañana, en el que saldrás temprano para tomar la caravana con unos zínners, quién sabe, tal vez te encuentres con los estudiantes de esta noche. Te acercas de nuevo al cuervo y te enlazas a él, te sumerges en un mar de nuevas sensaciones, puedes ver como "tu nuevo cuerpo" se posa en el alfeízar de una de las altas ventanas de la zona de taberna. Agudizas tus nuevos oídos y no consigues discernir conversaciones muy lúcidas, parece que las charlas han decaído debido al aumento de alcohol en los hablantes. Fijándote concretamente en las únicas personas que conoces de allí, puedes escuchar conversaciones banales, Ania habla jovialmente de su arte que es la escultura, y muestra cierto interés en la cara de Naif y el cuerpo de Kazu como modelos para desarrollarla. Tras eso, todos parecen estar ya despidiéndose, la verdad es que no hay mucho que ver. Te das cuenta de que muchos otros de los presentes comienzan a retirarse con pesadez del lugar para poder tirarse en alguna cama y tener un sueño reparador. 

Kvothe parece algo confuso por como Angus ha ignorado su pregunta, como si no lo hubiese escuchado, pero no parece importarle demasiado, simplemente se encoge de hombros y se despide al igual que los demás.

-Pues bueno, ya es hora de dormir... Tomando con extremo cuidado la funda de su laúd entre sus brazos. Por cierto, yo mañana también cogeré una caravana, seguramente nos encontremos. Tras esto se retira con un breve movimiento de la mano y una sonrisa hacia Ania. Veis como se dirige hacia la barra y se sumerge en la multitud de clientes adormecidos que han decidido, al igual que vosotros, retirarse a descansar.

Ania no presta mucha atención a las reacciones de sus dos "futuros modelos" ante su comentario, simplemente se despide de todos y queda limpiando los rastros de todo un día de trabajo y bullicio del local. Todos terminais de despediros y os dirigís a tomar vuestra llave, la cual se os entrega en un sobre, tras eso y una amable despedida de la posadera, llegais con esfuerzo y cansancio a vuestras respectivas habitaciones y os separais de una vez por todas al abrir las puertas y adentraros en la sala.

Al entrar en ella, observais que el lugar se encuentra ligeramente iluminado por la luz de la luna, veis una sala de tamaño considerable, con tan solo 4 muebles. Estos, de una buena calidad a simple vista, son: una cama individual de madera, la cual se encuentra justo en frente de la puerta, con unas pulcras sábanas blancas de algodón, al acercaros a ella, podreis encontrar bajo la almohada una bolsita detalladamente cerrada con un lazo la cual tiene en su interior una pequeña variedad de hierbas aromáticas, esto os proporcionará un olor agradable al dormir; junto a la cama se encuentra una pequeña mesita de noche con dos cajones, está hecha de la misma madera que el resto de los muebles y en su superficie hay un portavelas de hierro. Sobre la mesita de noche, se encuentra un amplio ventanal que acabais de abrir, apartando sus bonitas cortinas blancas. A la izquierda de la habitación, un gran armario se alza pegado a la pared, y a derecha de la entrada hay una alta mesa sobre la que se encuentran varias velas, un segundo portavelas y un aparato que tiene la pinta de ser una especie de encendedor por el cual se chocan dos piedras accionando una palanquita y, de esta forma, se produce fuego con la fricción. Tras la pequeña observación, os quitais la ropa que no sea necesaria para dormir y os tendeis en la cama, al hacerlo, una danza de olores de plantas silvestres os atrapa, respirais lentamente y os sumís en un profundo sueño mecidos por una agradable brisa nocturna que se cuela por el abierto ventanal.

Ahora estaba cabreada, la habían sacado de su ensueño para gastarle una broma, descubriría quién había sido y le devolvería la gracia en cuanto tuviera oportunidad.

Hastiada, cerró la puerta y pasó la llave mientras profería maldiciones entre susurros que pretendían acribillar la identidad de aquel individuo.

Cerró la ventana y se tumbó en la cama, pronto volvería a soñar despierta. Antes de dormirse, inspeccionaría las habitaciones adyacentes tras desprenderse de su carcasa corporea, quizás veía o escuchaba algo interesante como la cara o el nombre de quien quiera que quisiese molestarla.

Ya tumbada en la cama, cierras los ojos lentamente y respiras profundamente. Sientes como poco a poco tus sentidos abandonan tu cuerpo y viajan hacia otro ajeno, te dejas ir y, al abrir los ojos de nuevo, puedes ver tu propio cuerpo que yace en la cama inmóvil, algo que a veces te inquieta, pues es una visión siniestra. Puedes sentir la danza del viento desde el exterior de la posada sobre tu diminuto cuerpo alado. A pesar de la oscuridad que ha caído sobre el lugar, tu visión no se ve demasiado mermada, estos ojos son bastante hábiles. Llevando a cabo tu cometido, decides inspeccionar los alrededores, despegas el vuelo con tranquilidad, gozando de esa agradable sensación que es volar, te diriges hacia la ventana de la habitación de la izquierda a la tuya. Allí no hayas luz alguna, aún así, consigues discernir unos extraños y bruscos movimientos bajo las sábanas. Esforzándote un poco, y con la ayuda de las luces exteriores de la posada, te das cuenta de que son dos personas que parecen estar... ocupadas. Por suerte para tu verdadero "yo", su actividad no emite sonido alguno, guardan silencio con algo de consideración. Sin mucho interés en esos inquilinos, te diriges hacia la otra habitación, donde acaba de entrar Rasul para tu sorpresa, no parece que haya sido él quien ha llamado a tu puerta, pues enciende la luz en este mismo instante. Todo parece normal para ti hasta que, tras dejar sus cosas a un lado, toma su extraño colgante entre sus manos y murmura algunas palabras que no consigues oír, y de esta forma, consigue que de él se emita un extraño polvo iridiscente que, al caer al suelo, hace florecer una pequeña porción de hierba sobre el duro suelo de madera. Atónita, sigues observando la escena, pues parece que no eres la única "especial" por estos lares. De esta verde zona que acaba de emerger, comienzan a ascender unas exóticas flores coloridas, dando forma poco a poco a un cuerpo humanoide. Rasul cierra su puerta con llave con tranquilidad mientras todo sucede, parece haber hecho esto muchísimas veces. En cuanto el muchacho se gira, ya ha concluido la materialización de aquella extraña criatura, quién golpea a éste dándole un empujón que lo hace chocar contra el mueble de la entrada. En este momento reparas con detalle en "Ella". A pesar de su procedencia sobrenatural, parece bastante humana, si no fuese porque su cuerpo parece estar formado por plantas, es algo así como una dríada o algo similar, un ser del bosque. Mide unos 160 cm y su cuerpo es menudo y fibroso. Su piel verdosa se encuentra compuesta por capas de hojas que se asimilan a la apariencia humana. Porta ropajes ligeros y cómodos de colores apagados, tonos malva oscuro; una camisola, unos pantalones ajustados, unas resistentes botas y una armadura acolchada. Su ropa sí que es de un material normal, en contraste con su exótica piel. Una larga coleta de hojas moradas cae en cascada desde su cabeza hasta sus omóplatos , este peinado deja al descubierto unas puntiagudas orejas compuestas también por hojas. Su faz, la cual emerge como continuación de su pelo con ligeras raíces, se encuentra decorada por unos grandes y redondos ojos morados, culminados con unas extrañas y puntiagudas pupilas más oscuras. Bajo ellos, dos redondas mejillas formando la forma ovalada de la cara, y entre estas, una pequeña y respingona nariz. A pocos centímetros de la redondeada barbilla, se encuentra una pequeña boca de labios fruncidos, estos de color verde oscuro, le dan un toque gracioso a la curiosa faz de la criatura. Debido a sus rasgos y a las notables curvas de su cuerpo, llegas a la conclusión de que se trata de una hembra, no piensas en la palabra "mujer", todavía intentas discernir que es exactamente. A su espalda, porta un ligero y bonito arco hecho casi del mismo material que ella, acompañado de una resistente madera. Definitivamente, reparas en la situación, ella parece estar enfada por algo y ha golpeado al muchacho. Aún sorprendida, te paras a pensar si sería bueno quedarse a ver la escena o retirarse para no meterse en problemas.

Tras cerrar la puerta firmemente asegurándote de que nada puede interrumpirte, tomas el colgante entre tus manos y murmuras aquellas extrañas palabras que conseguían invocar a tu amiga. De esta forma, consigues que de él se emita un extraño polvo iridiscente que, al caer al suelo, hace florecer una pequeña porción de hierba sobre el duro suelo de madera. De esta verde zona que acaba de emerger, comienzan a ascender unas exóticas flores coloridas, dando forma poco a poco a un cuerpo humanoide. Esperas tranquilamente a que aparezca tu amiga, con la monotonía de quien repite un ejercicio una y otra vez. En cuanto concluye la materialización de tu amiga, te golpea dándote un empujón que te hace chocar contra el mueble de la entrada, lo que te pilla desprevenido. Sorprendido por el golpe, reparas en su estado, parece enfadada contigo, probablemente por haberla tenido tanto tiempo allí encerrada. Después de no haberla visto durante mucho, vuelves a observar todo su cuerpo con detenimiento, pero solo con fines anatómicos, claro...

A pesar de su procedencia sobrenatural, parece bastante humana, si no fuese porque su cuerpo está formado por plantas. Mide unos 160 cm y su cuerpo es menudo y fibroso. Su piel verdosa se encuentra compuesta por capas de hojas que se asimilan a la apariencia humana. Porta ropajes ligeros y cómodos de colores apagados, tonos malva oscuro; una camisola, unos pantalones ajustados, unas resistentes botas y una armadura acolchada. Su ropa sí que es de un material normal, en contraste con su exótica piel. Una larga coleta de hojas moradas cae en cascada desde su cabeza hasta sus omóplatos, este peinado deja al descubierto unas puntiagudas orejas compuestas también por hojas. Su faz, la cual emerge como continuación de su pelo con ligeras raíces, se encuentra decorada por unos grandes y redondos ojos morados, culminados con unas extrañas y puntiagudas pupilas más oscuras. Bajo ellos, dos redondas mejillas formando la forma ovalada de la cara, y entre estas, una pequeña y respingona nariz. A pocos centímetros de la redondeada barbilla, se encuentra una pequeña boca de labios fruncidos, estos de color verde oscuro, le dan un toque gracioso a la curiosa faz de la criatura. Debido a sus rasgos y a las notables curvas de su cuerpo, a pesar de ser de otra raza, es bastante obvia su feminidad. A su espalda, porta un ligero y bonito arco hecho casi del mismo material que ella, acompañado de una resistente madera. En estos instantes se encuentra de brazos cruzados frente a ti, con cara de enfado, parece estar esperando una disculpa.

-¡Ay!- exclamó tras el empujón-. ¡No tenías qu...- rápidamente se dio cuenta de que estaba en una posada y bajó la voz hasta un susurro-. ¡No tenías que hacer eso!- a continuación procedió con las disculpas-, lo siento, Fiona, pero ¡estábamos viajando por el imperio! no es que pudiera ir sacándote por ahí para arriesgarnos a que te vea alguien inadecuado...

Sabía que no le gustaría la excusa, pero era la verdad. Dado que sabía las posibles reacciones que podría tener procedió a tratar de desviar su atención contándole las cosas de esa noche.

-¡No te vas a creer todo lo que he visto durante las últimas horas!- comenzó-, estamos en una posada cerca de nuestro destino, ¡y parece que se han concentrado aquí un montón de estudiantes universitarios!- mientras hablaba se hacía patente su emoción; sin embargo, trataba en todo momento de no alzar mucho la voz-. He conocido a un montón de gente de lo más distinta. Por un lado está Naif, del que estoy seguro que no sabrías decirme si es chico o chica; también está Kazu, que como Naif estudia arte, pero en su caso es de una tierra muy lejana y exótica. También estaban los hermanos Daevar: Hodor y Liesel, seguro que Hodor te gustaría- añadió con una sonrisa, imaginando al curioso personaje hablando con su amiga-. También estaba Ania y su amigo Kvothe- se estremeció un poco pensando en lo que diría la confianzuda Ania si la viera. "Oye, eres verde" o algo por el estilo, ¿se lo diría de mala gana o sería una persona tolerante con Fiona? no lo sabía, pero tampoco quería averiguarlo al menos a corto plazo-. Por último conocí a Angus, un chico no muy hablador, y a Nina, que por un momento me asustó porque parecía tener algún tipo de dolencia mental que hacía que su mente se desconectara. Como todos vamos a la universidad me quedé con ganas de decirle que me gustaría mantener el contacto para ver si podía hacer algo por ella.

Respiró profundamente cuando terminó, ya que lo había dicho todo de golpe y rápido para que no pudiera interrumpirlo. Confiaba en que todo lo que había hablado de sopetón la hubiera distraído lo suficiente como para que no siguiera con la cara de enfurruñada.

-Bueno, ¿qué te parece?- terminó con una sonrisa.

Fiona suspira pesadamente al oír tu escusa, y después te lanza un intento de mirada de molestia amortiguada, pero no le sale demasiado bien ya que no está acostumbrada a mostrar sus emociones y está aprendiendo poco a poco de ti. Piensas que no le da mucha más importancia cuando se sienta en el suelo para escucharte hablar, te reconforta el hecho de que gracias a tu encanto natural ella nunca ha podido enfadarse mucho contigo y siempre acaba dejándolo pasar. Te escucha con atención, con ambas manos unidas sosteniendo su cabeza y las piernas en postura de mariposa, es una imagen que la hace parecer como una niña pequeña oyendo un interesante cuento, puedes incluso notar como tu entusiasmo se le contagia un poco y ves un brillo de ilusión en sus ojos. A pesar de ser una criatura sobrenatural y poderosa, siente una gran curiosidad hacia otras culturas, sobre todo la humana, de modo que cualquier cosa que le cuentas siempre le fascina. Al finalizar tú, se dispone a hablar con decisión, pero parece que una idea invade su mente durante unos segundos y muestra algo de decepción en su rostro, finalmente habla en voz baja.

-A mí me gustaría conocer a ellos, pero sé que no puedo. Hunde los hombros mientras dirige su mirada al suelo con tristeza. Observas que todavía sigue cometiendo algunos errores al hablar de vez en cuando, aunque tampoco son demasiado graves. Tras unos segundos, recupera la compostura y se levanta del suelo con firmeza. Bueno, mañana también yo tener que estar metida ahí supongo. Con una pequeña mueca de disgusto. Al menos déjame respirar vuestro aire un rato. Te da la espalda y se dirige hacia el ventanal y lo abre de par en par, no llega a asomar la cabeza pero se queda a pocos centímetros, cierra los ojos y respira profundamente, deleitándose de la brisa nocturna. Yo dormir ahí. Dice con decisión señalando la única cama de toda la habitación. Sí tu quieres puedes en el colgante. Devolviendo su brazo al poyete de la ventana.

En ese momento, reparas en la habitación en sí: Observas que el lugar se encuentra ligeramente iluminado por la luz de la luna, ves una sala de tamaño considerable, con tan solo 4 muebles. Estos, de una buena calidad a simple vista, son: una cama individual de madera, la cual se encuentra justo en frente de la puerta, con unas pulcras sábanas blancas de algodón, al acercarte a ella, podrás encontrar bajo la almohada una bolsita detalladamente cerrada con un lazo la cual tiene en su interior una pequeña variedad de hierbas aromáticas, esto te proporcionará un olor agradable al dormir; junto a la cama se encuentra una pequeña mesita de noche con dos cajones, está hecha de la misma madera que el resto de los muebles y en su superficie hay un portavelas de hierro. Sobre la mesita de noche, se encuentra el amplio ventanal que Fiona acaba de abrir, apartando sus bonitas cortinas blancas. A la izquierda de la habitación, un gran armario se alza pegado a la pared, y a derecha de la entrada hay una alta mesa sobre la que se encuentran varias velas, un segundo portavelas y un aparato que tiene la pinta de ser una especie de encendedor por el cual se chocan dos piedras accionando una palanquita y, de esta forma, se produce fuego con la fricción. Tras la pequeña observación, te inunda de nuevo el cansancio y piensas que sería bueno irse a dormir en breve.

Le apenaba muchísimo la frustración de su amiga, pero hasta que no llegaran a lugar seguro no podía arriesgarse a que nadie la viese. De todas formas quería que estuviera un rato al aire libre, así que, tras comprobar que la puerta estaba bien cerrada, le dijo que se quedara fuera del colgante toda la noche. Eso sí, manteniendo el volumen de voz bajo.

-¡Pero ten cuidado!- le dijo con tono protector-, si escuchas cualquier cosa te escondes. ¡Y yo me quedo la cama!- si el día siguiente era en la incómoda caravana tenía que tener el cuerpo lo más descansado posible-. Si quieres podemos apretujarnos en la cama, pero yo no puedo permitirme dormir en el suelo hoy. Ya cuando lleguemos a la universidad te conseguiré un escondite permanente para que puedas estar todo el tiempo que quieras fuera del colgante.

Tras charlar un poco más con ella de manera intrascendente se metió en la cama, dejándola que observase por la ventana el novedoso paisaje que se le presentaba. Trató de quedarse consciente todo lo posible, pero finalmente el sueño le pudo y perdió la consciencia antes incluso de que Fiona terminase de mirar por la ventana.