Partida Rol por web

La unidad se alza ante tus ojos con la frialdad propia de quien es incapaz de sentir nada. Es un ser artificial, y eso queda patente en su carencia de expresión mientras le gritas con toda tu rabia. No hace sino eso, mirarte, firme en su sitio sin hacer el más mínimo movimiento. No se molesta en negar tus acusaciones, simplemente te observa con la misma rigidez de una estatua de cera, y sus ojos sólo se molestan en moverse ligeramente al notar el gesto que haces al levantar tu mano, apuntándole.

No soy un robot. -Afirma sin entonación alguna- Soy una unidad sintética artificial de última generación. No puedo desactivarme. Pero puedo esperar aquí hasta que llegue el resto de agentes, si desea relevarme del caso. usted manda.

La mujer reacciona a las amenazas de Igor apretando los dientes. Una de sus manos suelta la pistola, aferrándose a la ropa del hombre de la bata para asegurar su posición a su espalda. Eso supone que sostiene su arma con una sola mano, apuntando al tecnoimplantado. Parece que esa mujer aprecie menos su propia vida que la de su compañero, visiblemente aterrorizado por la situación.

Blindado impone un poco de cordura a la tensa contienda. Ver a Igor bajar el arma hace que la mujer frunza el ceño, nerviosa pero expectante. Su mirada alterna entre la calle donde se encuentra Igor y las alturas, donde sabe que se encuentra esa unidad acorazada. Se sabe rodeada, pero que quieran hablar es algo que no esperaba, y al menos le permitiría ganar algo de tiempo.

No es que tengamos mucha opción, ¿no es cierto? -Reniega la mujer, sin bajar su arma, aunque sabiéndose en inferioridad, tanto numérica como de potencia de fuego- Pero seguís siendo vosotros los que habéis irrumpido en nuestras instalaciones, capullos. ¿Creéis que van a pagar un rescate por nosotros? Sólo vais a conseguir tener a todo TecnoRed sobre vosotros por el resto de vuestra existencia...

Sigo bajando despacio por las escaleras. Al menos la mujer ha entendido que no hay más salida que la que nosotros marquemos. Y de momento Igor parece estar de acuerdo en marcar la diplomática. Vuelvo a abrir la máscara, para facilitar el hablar alto.

- ¿TecnoRed? ¿Sois de la UEO?

Lo peor es que no me resulta extraño.

- ¿Qué hacéis aquí? ¿Y quiénes pensáis que somos?

Sonrío y meneo la cabeza negando, la mujer no baja el arma pero al menos se para a hablar y eso dará tiempo a Óscar a posicionarse mejor.

-Me parece que no, guapa. ¿Porqué no bajas el arma? No me gusta hablar mientras me apuntan con una pistola.

Sigo escuchando a la mujer y me quedo algo azorado al escuchar que pertenecen a TecnoRed, Óscar parece que también está sorprendido, claro que podría ser mentira.

Si es cierto, alguien ha hecho una cagada bien gorda.

Como Óscar apunta Tecnored es parte de la UEO y se supone que todos estamos en el mismo bando.

-Está claro que si decís la verdad todo esto es un malentendido. ¿Porqué no nos entregas el arma y nos acompañáis? Si lo que dices es cierto no tenéis que temer nada, nosotros trabajamos para el ejército. Claro que siempre podemos discutirlo a tiros, pero te aseguro que tu y ese tío os llevaríais la peor parte.

La falta de emociones de la que hizo gala el robot frente a mi arrebato me llevó a recuperar la compostura, estaba claro que había un gran problema en delegar según qué decisiones a una máquina sin empatía. Apreté los labios con fuerza al oir a mi ex, no tenía nada claro que "la unidad sintética" me obedeciese pero no podía dejar pasar la oportunidad de interrogar a los sospechosos de terrorismo antes de que todo aquel lugar se llenase de gente.

-Aguarde a los agentes aquí, sin moverse. -puntualicé para que no hubiese errores. Sin apartar la mirada de Campeador, atenta a todos sus movimientos o más bien a la previsible ausencia de ellos dadas mis órdenes, abrí comunicación con mis compañeros -Voy hacia allí. 

Una vez asegurada de la inmovilización de la maldita máquina, todo lo que podía al menos, me giré para ir al encuentro de los chicos y efectuar unas preguntas que llevaban unos minutos carcomiéndome.

-Voy hacia allí. 

Victoria abandona la base dejando tras de sí a la unidad sintética completamente inmóvil. La salida al fondo de la nave la lleva al exterior, donde unas escaleras de emergencia metálicas descienden hasta la calle. Logra ver cómo Blindado desciende por ellas con calma, haciendo temblar la estructura bajo su peso, mientras que Igor está a la altura de la calle tratando de razonar con los dos huidos. Éstos se encuentran a la altura de la primera planta, con la mujer tratando de cubrir al hombre de la bata con su cuerpo mientras apunta a Igor con su pistola.

¿Que si somos de la UEO? Tenéis que estar de coña... -Responde a Blindado, viendo cómo el descenso de éste estrecha el círculo a su alrededor- ¿Que qué hacemos aquí? ¡Esta es nuestra base! ¡Sois vosotros los que nos habéis atacado! -Grita indignada, aunque la revelación de Igor hace que su confianza desfallezca- ¿E-el ejército...? P-pero eso es... ¡Un acto de guerra! -Exclama, visiblemente superada.

En ese momento, el hombre a su espalda cae al suelo. Un par de segundos después, oís la detonación de un arma de fuego. La mujer de gira, sobresaltada, sólo para comprobar que su compañero está muerto, con un tiro en la cabeza.

¡¡Cabrones!! -Grita fuera de sí, saltando al interior del edificio a través de una de las ventanas, que hace mil pedazos a su paso.

Se os escapa la sospechosa... la testigo... y un asesino.

La mujer está nerviosa y confundida, no la pierdo de vista sobretodo porque sigue apuntándome con su pistola. Sus palabras me confunden y no entiendo nada.

Es una sarta de mentiras, está intentando ganar tiempo, pero da igual, está rodeada.

Esta maldita terrorista miente bien y le pone pasión a su discurso, eso no puede negarse, quizás en otras circunstancias hasta la creyera.
El hombre a sus espaldas cae de repente, ha sido un disparo, no me sorprende el sonido unos segundos después, me preparo para la reacción de la mujer, la maldita sigue apuntándome con una pistola. Parece que nuestros hombres ocupan más de un tejado, esta vez vino de la derecha, del lado contrario del edificio de donde salimos, aunque no me extraña que estuvieran cubriendo la zona desde varios puntos. Van en serio y por las acciones del hojalata y ahora esto parecen decididos a no dejar a nadie vivo, pero no entiendo muy bien porqué, no es que me importe la vida de unos maltitos terroristas, pero al menos una oportunidad de juicio y condena, aunque resulte ser una pantomima como el mío.

Que hijos de puta, podían habérsela cargado a ella, es la que me está apuntando.

Parece claro que el hombre era un objetivo prioritario y yo una baja prescindible, como siempre.
La mujer no me dispara, tan solo nos insulta e intenta escapar saltando al interior del edificio.

-¡Eh! ¡Quieta!

Sin pensarlo dos veces o esperar órdenes salgo corriendo con intención de interceptarla, estoy seguro que soy más rápido.

La situación parecía controlada y sin nadie ajeno a la vista, por fin parecía que las cosas iban como debían, pero en mi puta vida nada salía como lo tenía planeado. Las palabras que logré escuchar de la mujer resonaron en mis oídos mientras veía como el hombre caía abatido por el disparo de un francotirador. Antes de que pudiera decir nada Igor ya corría detrás de ella, sin titubear lancé las órdenes. 

-¡Blindado, el pistolero! Que pueda responder a preguntas.

No me importaba el resto de su estado, con su cerebro intacto me bastaba, ya estaba harta de que nos hubiesen encargado una misión y la gente muriese a nuestro alrededor sin ser nosotos los responsables. Yo me lancé detrás de la mujer intentando que no muriese pues cada vez me parecía menos probable el cuento de que eran terroristas y quería respuestas, no me gustaba que me la jugasen ya lo habían hecho anteriormente y no quería que se repitiese.

El disparo de francotirador me coge desprevenido. Maldigo mi falta de previsión, debería haberlo visto venir. En unas escaleras en el exterior, estáticos, y con todo un dispositivo montado entorno a este edificio. Era de esperar. Lo cierto es que la huida hacia el interior del edificio de la mujer es bastante inteligente. Sólo espero que podamos encontrarla y protegerla. Al menos el tiempo suficiente para averiguar qué está pasando. ¿Un acto de guerra? Aquello eran palabras mayores.

Cuando aparece Victoria dando órdenes casi lo agradezco. Me hace volver a la tierra. Cierro la máscara y activo los propulsores, para dirigirme hacia el lugar del que viene el sonido del disparo. Respondo en corto, y demasiado informal para mi propio gusto.

- Claro, jefa.

No tardas en abalanzarte al interior del edificio. Cuando la mayor parte de tu cuerpo está compuesto de robusto metal y sistemas hidráulicos, las barreras arquitectónicas cobran una nueva dimensión, una más tenue, más frágil. Las puertas se abren con facilidad, o más bien quedan hechas añicos a tu paso. No te cuesta demasiado adentrarte en la oscuridad del edificio, en sus pasillos, buscando la parte central donde se encuentra la escalera. A tu paso oyes gritos, puertas golpeándose, incluso algún disparo que, esperas sea al aire y no fruto de un tiroteo de verdad o una matanza indiscriminada.

La mujer accedió por el primer piso, pero no tienes forma de saber exactamente que dirección ha tomado. No es solamente una cuestión de fuerza o potencia de fuego: tienes que encontrarla.

No tardas en abalanzarte al interior del edificio. Volar te proporciona una nueva dimensión de las cosas, lo que en otras circunstancias podría ser una barrera insalvable se convierte en un camino factible. No te cuesta demasiado adentrarte en la oscuridad del edificio a través del primer piso, en un piso vacío, en sus pasillos, buscando el camino que haya podido seguir la mujer. A tu paso oyes gritos, puertas golpeándose, incluso algún disparo que, esperas sea al aire y no fruto de un tiroteo de verdad o una matanza indiscriminada.

La mujer accedió por el primer piso, por donde tú vas, pero te ha cogido algo de delantera y no tienes forma de saber exactamente que dirección ha tomado una vez llegado al pasillo de apartamentos. No es solamente una cuestión de fuerza o potencia de fuego: tienes que encontrarla.

Tus propulsores te impulsan por el aire con gran potencia, haciendo que sientas en tus carnes le intensa presión de la súbita velocidad. Estás acostumbrado a ello, aunque las primeras veces que tuviste que hacer frente a este efecto sobre tu cuerpo llegaste a vomitar. La computadora táctica ha podido determinar una dirección concreta de la que procedía el disparo, pero a medida que avanzar por los aires, el rango de posibilidades sobre la procedencia se abre más y más. En el monitor de tu casco, la computadora te muestra casi cinco pisos de un edificio al fondo de la calle, donde cada ventana es un posible origen del disparo. No va a ser sencillo, desde luego, sin más pistas que seguir.

Llegar y entrar en el edificio es fácil, las operaciones y añadidos me han conferido una gran agilidad y rapidez, también fuerza, lo que hace más sencillo pasar o sobrepasar ciertas barreras. Tengo la sensación de que el edificio no está tan vacío como pensábamos, escucho gritos, puertas que golpean e incluso algún que otro disparo.

Menuda chapuza de operación. Al menos voy a coger a la chica, seguro que si no la encuentro se la cargan.

Miro alrededor mientras sigo corriendo, no conozco el edificio y está oscuro. Se que si tomo una mala decisión la mujer cobrará una ventaja que quizás no pueda recuperar, ahora estamos en su terreno.

Sabes que el lugar este éste. Es este edificio, pero ¿desde dónde? Hay multitud de ventanas, muchas de ellas abiertas o entreabiertas, podría ser cualquiera. Incluso desde la azotea. Puedes excluir unos cuantos pisos inferiores, pero ¿cómo localizar al tirador?

Más vale que te des prisa en encontrar la manera, o podría escaparse.

A pesar de la velocidad de vuelo obtenida, cuando llegué a la primera bifurcación no vi ni rastro de la mujer, tuve que detenerme un momento y agudizar mis sentidos intentando encontrar el rastro que inevitablemente debía haber dejado. 

Ante mi incapacidad para determinar el origen del disparo, decido hacer una pasada por la 6ª planta, mirando por las ventanas por si veo a alguien en movimiento, prestando especial atención a las salas con ventanas abiertas. Con la intención de luego hacer las mismas pasadas por las plantas inferiores.