Partida Rol por web

Ánder contempló la cajita desde todos los ángulos durante un buen rato por si lograba , antes de guardar todo lo que habían logrado conseguir de entre las posesiones de la clériga de Loviatar.

Luego se la ofreció a Tabin.

-¿Puedes hacer algo con ella?.

Me gustaría ayudar a Kayle, pero ni se qué es una Draraña, ni que tiene que ver el lenguaje de signos Drow en todo ésto ¿Tienen los drow un lenguaje de signos? Debo estudiar más.

-Kayle, si tienes algún plan para que hablen sin recurrir a la violencia, yo te ayudaré en lo que haga falta, pero estoy un poco perdido al no entender demasiado del Arte. Tabin ¿Tan feroces e implacables son las Drarañas para que una sacerdotisa tan poderosa las tema particularmente? 

Brrr...la infraoscurridad.

 Glimgmar negó como si se dijese algo la mar de elocuente, lo hacía en voz baja, en el idioma de los enanos, pero había tantas erres que era imposible imaginar de que demonios hablaba.

 Sin tener que sujetar con respecto a la Señora del Látigo, Glimgmar mostraba cierta enseguridad. Miraba de reojo la sangre, como si temiese que se convirtiese en un lazo carmesí que se le lanzase a la garganta para ahorcarlo.

 brrrrjas....

 Pero a pesar de su cautela, no podía evitar pensar en lo bien que les vendría que aquella cajita contuviese la clave a todos sus problemas.

 Se moría por ver un dragón, pero no quería verlo y morir. Aún tenía la barba corta parra emprresas tan delicadas. Perro cierta parte de él quería salir ahí y patearle su alado culo.

 Sin olvidar pensar en el tesorro que segurro escondía en sus tripas.

 La expresión de Glimgmar era cada vez más tensa e inconforme. el enano quería salvar a las jovencitas, aunque este sentimiento podía confundirse con su ánimo de alejarse cuanto antes de las decisiones de Ánder. Podía aconsejarle, perro no podía detenerle. Estaba fuerra de sí, y aunque achacable a la juventud, sus actos erran propios de alguien que había perdido la cabeza.

 Necesitó sentarse, y en la calma de su descanso escuchó en silencio todo lo que proponían, esperrando no ser el objeto de ninguna maldición por parte de la brrrruja reducida a sangre en el suelo, por la orrejas picudas que yacía inconsciente, ¡a la que querían despertar! o incluso por Kayle, que hablaba sobre conjurros y...uno de ellos como cobaya.

 Guardarré silencio...así pasarré desapercivido y no me convertirrán en sapo...

 asintió parra si, pensando que la mejor forma de abrir aquella cajita estaba precisamente en su fajín, su hacha.

—¡El conejo hablando de orejas!—suspiró Céfiro al mundo levantando los pequeños bracitos brumosos—. A buenas horas se nos ocurre no recurrir a la violencia, ser paladín...

Kayle le "pulsó" la cabeza con un dedo para meterlo de nuevo dentro de su capucha y le refunfuñó algo en aurano. Luego carraspeó y se dirigió al Ánder.

—Drañas—corrigió con suavidad—. Y si vienen de Loth, sí, me creo perfectamente que pueda tenerles pánico.

Señaló la cajita.

—Si no tiene cerradura quizá esté sellada con magia, pero ahora mismo no puedo comprobarlo—dijo rascándose la cabeza—. Creo que solo nos resta despertar a Miz'ri y obligarla a que lo haga ella. Y a que nos diga cómo acabar con esa maldita regeneración de Roazranne. Si no queréis probar la ilusión pues lo haremos a la antigua usanza: lo que dice Payne debería funcionar.

"Y apuesto a que ella tiene unas ganas locas de hacérselas pasar canutas".

—Si quieres hacer los honores, Ánder...

A decir verdad, Kayle también estaba empezando a impacientarse; quería rescatar a Shianni, quería saber que estaba bien... Y seguramente Nanthleene lo estaba pasando aún peor. Miró entonces al enano, su pregunta unida a la cara que puso la hizo sonreír.

—¡Pues claro!—dijo con aquel gesto, tratando de animarlo un poco—. O está el silbato, o está algo que nos ayude a solucionar este problema. Ya lo verás.

-Son monstruos mitad drow, mitad arañas gigantes. A mí me aterraría saber que vienen a por mí por doble motivo. A Lolth no debe de gustarle la devoción de una de sus drows por otra diosa que no sea ella. Creo que servirá con intimidarla usando eso. Por más que se imagine que nosotros vamos a matarlas, preferirá que sea a manos de un paladín bueno y no de arañas gigantes y sádicas.

Si es que su fe por Loviatar no la ha vuelto loca del todo. Tiene que haber algo que teman más allá del dolor, pensó Tabin. Miró la caja con atención y la meneó. ¿Se escuchaba algo dentro? ¿De verdad no se podía abrir con las manos? Luego observó el resto de enseres. ¿El camafeo tendría la clave? ¿Guardaba algo más que el retrato de la drow? Tabin se detuvo a mirarlo. Creía haber escuchado que la sociedad drow era matriarcal. ¿Sería la madre o la abuela de Miz'ri? ¿Un recuerdo de su vida pasada? Decididamente era algo a utilizar.

Se guardó la daga de plata, pues podía ser útil en el futuro, y las gemas. Ya tendrían tiempo de repartir el botín más adelante. Los dardos los olfateó. ¿Qué esperas, Tabin? ¿Esencia de vainilla? Habría que guardarlos en un sitio seguro con mucho cuidado, por si estaban envenenados.

La caja no tiene ninguna cerradura evidente, y cuando se la menea, algo pequeño golpetea en el interior con un ruido sordo. La caja parece abrirse por la mitad, tirando de ambos extremos en horizontal, pero no se puede abrir por la fuerza. Camuflados en los diseños de macabras torturas de una de las caras de la caja hay una miríada de pequeños agujeros.

Decididamente, los dardos parecen impregnados con esencia de vainilla. O algo parecido.

El camafeo no parece guardar nada más que ese retrato.

-Yo...-Ánder se pensó que decir a continuación. Si la amenazamos con dejarla a merced de las Drañas... ¿seremos mejores que ellas? ¿que dejaron a Payne a merced de los lobos? No, en absoluto. Y amenazarla con ello sería igualmente despreciable, pero... ¿acaso es mejor dejar que se pudran las niñas? ¿El fin en éste caso justifica los medios? Me temo que en éste caso sí.

-No tengo ni idea de cómo abrir ésta caja, salvo probar alguna locura que otra. Si queréis que amenaze a la semidrow con las drañas... lo haré, pero no será una amenaza, si no nos ayuda acabará atada y esperando a esas criaturas atada en una de las entradas a la suboscuridad, por mucho que no me guste.

Inspiró hondo. -Vamos a despertarla e interrogarla.- Su voz estaba desprovista de todo calor, y la cobertura de sangre que tenía sobre la armadura le hacia parecer un devoto de Tempos en vez de Torm.

Tabin volvió a envolver los dardos con cuidado. No sabía si los dardos realmente llevaban lo que ella creía que llevaba, o es que estaba paranoica.

-Creo que están envenenados.

Volvió a echarle un vistazo a la caja. ¿Para qué servían unos agujeros tan pequeños?

-¿Créeis que puede haber algo vivo aquí o estoy desvariando?

—O también puede ser el salero que usan cuando vienen visitas—ironizó Céfiro—. O la pimienta. ¿creéis que les gustará la pimienta?

Kayle puso los ojos en blanco y decidió ignorar las chorradas de su Familiar. En lugar de eso, miró al paladín.

—Por todas las tormentas, Ánder ¿Se puede saber qué te ha agarrado? ¡Por su puesto que lo de las drañas es sólo una amenaza!—bufó con esa especie de desconcierto indignado de alguien que no cree que una broma tenga gracia—. ¿Primero entras proclamando a los cuatro vientos que las vamos a llevar ante la justicia de Nesmé y ahora andas pensando en atarlas a una estalactita a merced de una horda de monstruos? No cuentes conmigo para algo tan hipócrita.

Ella desde luego no parecía dispuesta a seguir un comportamiento como ese. No es que le diera pena la semidrow, pena no le daban ninguna... era más bien el acto en sí lo que le resultaba deleznable. Aunque no estaba furiosa (de hecho ni si quiera gritaba) sí parecía algo molesta.

En ese momento, pareció recordar algo y su atención volvió a la cajita. ¿Así que tenía agujeros? Qué trasto más curioso.

—Más que jugar a las adivinanzas, creo que lo más rápido sea que ella nos diga qué es esto, para qué sirve y qué hay dentro.

Ahora tocaba zarandear a Miz'ri, darle bofetones, pellizcos, o lo que fuera. Pero si no la despertaban se podrían tirar elucubrando eternamente. Y Kayle no tenía ningunas ganas de eso.

Probasteis a zarandear, abofetear y pellizcar a la semidrow sin demasiado éxito. Era la consecuencia lógica de dejar que un enano prodigara sus atenciones a vuestros enemigos. Al final, Nanthleene tuvo que gastar uno de sus sortilegios de curación para devolverla a la consciencia.

La semidrow parpadeó con confusión, y tardó unos momentos en poder ver con claridad. Cuando se dio cuenta de quién tenía delante, contuvo el aliento.

—Tú —dijo, refiriéndose a Payne—. Así que has venido a por venganza. No te culpo después de lo que te hicimos.

Payne lanzó una risita desdeñosa.

—¿Venganza? —replicó con frialdad—. No, nada de venganza. Sólo castigo por enviar a las Hermanas en la dirección equivocada.

Miz'ri miró con cautela en derredor.

—¿Está muerta? —preguntó, refiriéndose a Roazranne.

-Creo que sólo nos ha faltado quemarla, pero no, no está muerta.-dijo Ánder con voz seca. -No será por no intentarlo.

Cubierto de sangre casi parecía un servidor de Bhaal, pero toda la sangre había sido derramada por seres malignos, y no se podía hacer una tortilla sin romper los huevos.

-Y el castigo que dice Payne se ejecutará en breve. -contempló fijamente a la mestiza.-Pero será un castigo justo, se hará justicia.-recalcó la palabra.- Todo llegará por fin. Los dioses guían, los dioses castigan... todo llega, la vida es un círculo. ¿Qué castigo aprobarían tus dioses mujer? ¿Para alguien que se desvía del camino? ¿Sería justo abandonarte exactamente igual que abandonasteis a Payne? ¿Para que te devoren los lobos, como de los que te salvamos a tu ex-compañera?

-Bueno.-dijo tomando una decisión. No la había preguntado nada. Si ella iba a hablar, casi era mejor que se ofreciera.-Podemos dejarla en cualquier cueva cercana. Sería ojo por ojo o diente por diente. Pero ahí más que lobos están esas criaturas que creía míticas y ahora sé que existen. En fin, tanto dan unas bestias como otras. Tengan ocho patas o cuatro. 

Kayle suspiró hondamente, la genasí era una persona paciente pero su paciencia estaba agotándose con tanta vuelta de rosca y tanto diálogo moralista. Al haber empezado con la amenaza en vez de con la proposición, Miz'ri podía ahora cerrarse en banda con que qué garantía tenía de que no la cumplirían.

"La amenazamos como vulgares matones sin más motivo aparente que el oscuro placer de informarla que vamos a dejarla a merced de las criaturas de la Infraoscuridad al igual que ellas hicieron con Payne y los lobos" pensó frustrada  "Ojo por ojo no es justicia, es venganza".

Se cruzó de brazos y carraspeó para llamar la atención sobre su persona.

—Lo que quiere decir mi compañero es que queremos que nos cuentes unas cuantas cosas—dijo—. Y si colaboras todo será más fácil.

Tabin se cruzó de brazos para mirar a la cara a la mujer a la que habría degollado de haber podido. ¿Se arrepentía? No. De hecho, aún deseaba hacerlo... Quería que pagasen por el dolor que le habían causado a ella y a todas las niñas y jóvenes a las que habían corrompido con el paso de los años.

- Así es brrruja.

 El dedo índice de Glimgmar golpeteaba su propia sien mostrandole una clara conclusión: "piensa bien antes de decir una sola palabra o volveré a golpearte con esto" bueno, en realidad era algo más parecido a esto "brrruja...estás ante gente justa perro peligrrosa, intenta no dar un paso en falso, piensalo"

 Mientras tanto, los dedos de su siniestra repiqueteaban en el escudo que mediaba entre la drow y su cuerpo enano, no se escondía, pero podría atizarle con el si trataba de lanzar algún embrrrujo.

 - Somos gente curriosa perro razonable. - se justificó orgulloso, su pechó se hinchó mientras se explicaba: - Quizás puedas aclarrar donde se encuentrra la manerra de pasar a través del dragón.

 Ah...por cieerrto...los mercenarrios han muerto. - Estuvo a punto de sacarse la pipa, sólo le hubiese faltado, en su relajación, escupirle el humo a la cara. Perro Glimgmar era un enano educado y de palabrra. - Nadie vendrrá a ayudarte.

 Le informó, evitando sentir placer por ver padecer a una crriaturra tan vil.

 - De nada servirría hacernos esperrar. De un modo u otro... - entonces señaló fugazmente con la mirada a Ánder - conseguirremos lo que querremos.

 ¿Entiendes...?

 Le habló, como si hablase con una cría. Pero evidentemente protector y conciliador. No le deseaba ningún mal a pesar de las apariencias.

 Luego dio un paso para colocarse más cerca de Kayle, hizo ascender el mentón y buscó con su mirada los ojos de la brrruja de melenas flotantes, de forma aún más fugaz que la de Ánder y terminó por clavar sus dedos en el filo del escudo mientras observaba a la drow.

 Asintió.

 Era su manera de apoyar tangencialmente lo que decía la dueña de aquel maldito bastardo que bromeaba con la sal y la pimienta.

 Yo te darré sal y pimienta...ya lo verrás...

 Resopló como si quiisera quitarse de encima una mosca a pesar de la distancia que seguramente los separaba.

La semidrow tragó saliva y durante unos momentos mantuvo la mirada fija en el paladín. Un observador atento se daría cuenta de que la mujer tenía la piel gallina, traicionado su semblante impávido.

—No quiero morir —dijo al fin—. Os diré lo que queráis.

Pronunciar aquellas palabras que tanto le habían costado parecieron tener un efecto curioso en la sacerdotisa. Hundió los hombros y bajo la mirada en una actitud sumisa.

—Para que el dragón os deje pasar deberéis tocar un silbato —continuó Miz'ri, corroborando la información que os había dado Payne—. Está en una cajita que Rane... que Roazrane guarda en sus aposentos. Para abrirla deberéis verter sangre en su superficie, en una de las caras, donde hay agujeros.

—¿Rane? —repitió Payne con una expresión mitad mofa, mitad repugnada—. Qué... familiaridad, ¿no? Nunca había oído llamarla así.

Miz'ri no levantó la cabeza y Payne lanzó un sonido mitad risa mitad bufido.

—Me das asco.