Partida Rol por web

Donde los Valientes Temen Aventurarse

25. La Traición de Morgan.

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05/12/2013, 10:31
Iletian Mano de Madera

—Es lo apropiado —convino Iletan, dedicando una obsequiosa pero desagradable sonrisa—. Dispongo de un salón privado en el que podremos hablar tranquilamente. Lamento que deberán esperar a que  terminemos de desalojar a los clientes, responda a las preguntas de los Jinetes y repase con Blundrik la contabilidad de todo este desaguisado. Morgan, ¿me harás el favor de asegurarte que nuestros héroes están cómodos y tienen todo lo que merecen?

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05/12/2013, 10:34
Morgan

La aludida asintió con la cabeza, y le devolvió a Tabin una sonrisa de esfinge. Morgan tenía un rostro ambiguo: era difícil determinar si era elfa o una mestiza, si era una mujer o un muchachito guapo.

—Desde luego —dijo, con aquella voz susurrante, ronca para una mujer y suave para un hombre—. Os acompañaré hasta el salón, “héroes”.

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05/12/2013, 10:34
Valiskan

Morgan tomó nota de lo que quisisteis tomar, y una camarera se encargó de traéroslo unos minutos más tarde, acompañado de pan de ajo y unas generosas rodajas de queso curado en aceite. Por lo demás, la espera se hizo larga y tediosa, hasta que con el paso de los minutos el barullo de la sala principal se fue reduciendo a un mero murmullo.

Por fin, alguien abrió la puerta, pero no era Iletan. Se trataba de un hombre corpulento, templado por la espada, con el aura inconfundible de aquellos que se deleitan con la violencia y la muerte. Iba enfundado en una armadura de combate, y llevaba el escudo preparado y la espada desenvainada.

Era un hombre que Kayle conocía bien: Valiskan.

—Vaya, vaya. Parece que después de todo sí que son tan estúpidos como decías.

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05/12/2013, 10:35
Morgan

Detrás de él apareció Morgan, con una sonrisa triunfal en la cara, como si disfrutara de todo aquello. La elfa ya no iba vestida de crupier, sino que llevaba una armadura de cuero tan negra como la noche.

—Hay quien es incapaz de ver más allá de sus narices, por mucho que pasen los años —comentó con jocosidad.

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05/12/2013, 10:35
Valiskan

Valiskan soltó una risita. Detrás de él, por la puerta, apareció un tipo entunicado y una docena de guerreros, la mayoría de ellos con sus ballestas amartilladas.

—Vuestra intromisión en nuestros asuntos ha llegado a su fin. Os vamos a matar, aquí y ahora, y arrojar vuestros cuerpos al río —dijo, antes de posar su mirada en Kayle—. Aunque a ti no te mataré. Tenemos cuentas pendientes tú y yo.

No me hagáis como en The Gamers y ataquéis antes de los discursos pertinentes. En esta escena, Estigia y Salma deberían tener muchas más cosas que decir a los PNJs de lo normal.

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05/12/2013, 10:41
Tabin

Tabin tragó saliva, incapaz de creerse lo que veían sus ojos. Había dejado pasar el tiempo pensando en el momento en que podría escaparse para hablar con Morgan, decirle... decirle algo que todavía no había pensado, pero que intuía. Para abrazarla por fin y poder disfrutar de unos minutos de verdadero alivio a su lado, sin la guardia pisándolas los talones o Ulfe apareciendo para recriminarles su relación.

-No... No, esto no es... no es posible. Morgan -la llamó con ojos cristalinos-. Morgan, no. Esto no.

Tabin siempre había temido su traición, pero al mismo tiempo había confiado en ella con los ojos cerrados. Al igual que aquella mañana en la que las manos le olieron a vainilla, el supuesto veneno que le había transferido con sus guantes y que la mataría, había aceptado la posibilidad de que estuviese poniéndola en peligro porque confiaba en que no fuera así. Como siempre, sólo era un juego, una prueba. Pero esta vez no eran aromas ni aceites, sino trece hombres armados con ballestas. Tabin se preguntó cuánto dolería ser asaeteada hasta la muerte. Probablemente menos que ser traicionada por la persona amada.

Se le empezaron a caer las lágrimas y el velo que le nublaba la vista cayó al fin.

-¡No te sonrías! No me lo creo. Por favor, dime que es una broma. 

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05/12/2013, 13:13
Kayle

Kayle se levantó como si hubiese un resorte en su silla y se maldijo por enésima vez en el día, por haber sido tan estúpida de no haber terminado de preparar su grimorio aquella mañana con las prisas. Por supuesto, demasiado bien les había salido todo.

A Morgan ni la miró. Entendía la reacción de Tabin pero por lo que a ella respectaba, no tenía sentido pedirle explicaciones allí mismo a la ladrona: O su traición era auténtica o simplemente estaba de nuevo interpretando una obra de teatro dentro de otra obra de teatro que a su vez estaba dentro de otra obra de teatro. Eso era todo. Más espejos y humo.

Su atención estaba volcada en otra parte, la visión de aquél hombre la hizo palidecer a ojos vista y le provocó una sensación de sudor frío que le recorrió la espalda como un latigazo. Hasta ahora, cada vez que había pensado en él, había sentido al mismo tiempo terror y rabia, ganas de hacerse un ovillo tembloroso en el suelo y ganas de incinerarlo vivo a golpe de bola de fuego... pero aquella vez era distinto, aquella vez apretó los dientes, se esforzó por apartar a un lado cualquier recuerdo aterrador y se adentró en el bosque en lugar de intentar rodearlo. No iba a esquivar más el problema.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba aferrando con fuerza la runa del aire que llevaba al cuello de modo que la soltó.

La única cuenta pendiente que tengo contigo tiene que ver con tu cabeza ensartada en una pica, MONSTRUO—siseó masticando las palabras, palabras que destilaban un odio casi venenoso. La suave brisa que siempre soplaba en torno a ella pareció aumentar de intensidad—. ¡Y ten por seguro que pienso cobrármela!

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07/12/2013, 20:31
Damira

No es que fuera una borracha. No solía beber a diario, al menos no antes del abrupto final de su último embarazo. Pero hay ciertos vicios que se pueden admitir en una mujer que había pasado por una experiencia como la que había vivido ella tan recientemente. Y no bebía antes de comer, para eso tenía la infusión de su hermana. Aun así, cuando Morgan volvió, enfundada en su armadura de cuero y seguida de esa gente, se sirvió un segundo vaso de whisky y lo vació de un trago. Una agradable oleada de calor la recorrió desde la garganta hasta el estómago. Su visión se nubló por un instanto.

Las dos chicas fueron la primeras en reaccionar. Tabin con la estupefacción de quien no puede creer que eso que están pisoteando antes sus ojos, es su propio corazón, recién arrancado de su pecho; Kayle con furia apenas contenida, demasiado grande para su pequeño cuerpo. Sintió compasión por ambas.

—¿Quién es ese saco de basura? —preguntó a las muchachas, dejando el vaso en la mesa con un golpe seco—. ¿Tiene algo que ver con los esclavistas?

Ella era una recién llegada, una mera comparsa en esta situación, pero podía imaginarse al menos la respuesta a su segunda pregunta. El amigo de Morgan parecía tener la sartén por el mango, pero estaba tranquila; había salido con vida de peores emboscadas.

Un tipo listo hubiera disparado antes de hablar. Este, sin embargo, olía a cadáver andante, y una docena de matones con ballestas no iban a bastar para salvarle.

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18/12/2013, 00:42
Aramil

Al ver que hemos sido traicionados por la que se suponía era una amiga de algunos de nosotros, no puedo reprimir una oleada de asco. Esto es lo que hace que las ciudades sean los vertederos que son, la corrupcion y la traicion.

-Cobardes.-Mascullo entre dientes.

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18/12/2013, 16:06
Kayle

Es el líder de los esclavistas—respondió Kayle a Damira, masticando las palabras—. Entre otras cosas.

Por lo que a ella respectaba, describir a Valiskan con palabras era imposible. Pero "saco de basura" era un término bastante acertado.

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21/12/2013, 11:03
Payne, La Señora del Látigo

—¡Los dioses te maldigan tres veces, cría estúpida! ¡Nos has metido en una trampa! —rugió la Señora del Látigo.

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21/12/2013, 11:07
Bel

—Son... demasiados —murmuró Bel, tragando saliva—, espero que aún tengas las mangas repletas de lobos, Aramil.

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21/12/2013, 11:09
Valiskan

—Me gusta lo de "monstruo" —se refociló Valiskan con una sonrisa perversa—. ¿Sabes, Kayle? No siempre lo fui. Antes tenía remordimientos, y recordaba el nombre y la cara de todas las personas a las que había raptado, secuestrado o matado. Después fueron demasiadas, y solo recordaba la cifra. Después únicamente grababa en la memoria a las mujeres y a los niños. Luego me empezó a dar igual y me olvidé hasta de eso. Hoy día sólo me acuerdo de los que me tocan los cojones. ¿Y sabes qué castigos he sufrido por mis crímenes, por todos mis pecados?  

Rió.

—Ninguno. Soy la puta prueba viviente de lo absurdos que sois los héroes. Un universo justo no toleraría mi existencia, y sin embargo, aquí estamos, ¿verdad? No será mi cabeza la que terminará en ninguna pica, sino que seremos los malos y los traidores los que fregaremos el suelo con vuestras entrañas. Esto no es ningún cuento de bardo, esta es la puta realidad que os golpea como un mazo. Mirad lo que le pasó al último que intentó hacerse el héroe.

Valiskhan le hizo un gesto con la mano a uno de sus esbirros y el hombre vació una bolsa de cuero al suelo. Una cabeza cayó pesadamente, y el hombre os la envió de un puntapié. La cabeza de Dolgan, con el semblante torcido en una mueca horrorosa, rodó por toda la habitación dejando un reguero de sangre negra. Payne la detuvo con el pie y le echó una mirada estupefacta a la genasí.

—Hemos ganado. Vuestra vida y vuestra aventura acaba aquí.

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21/12/2013, 21:30
Morgan

Morgan sostenía la mirada de Tabin con obstinación y descaro, como si nada de lo que estaba sucediendo a su alrededor importara. Tuvo la decencia de borrar la sonrisa de suficiencia, pero observó a la que fuera su alumna con total indiferencia ante sus lágrimas.

—No es ninguna broma. Es una lección. La última lección que voy a darte: las relaciones son ataduras. Ese amor vano que abanderas es la peor de todas: es un nudo que te pones voluntariamente al cuello, un capuchón de ejecución que tú misma deslizas en tu cabeza.

Dio un paso adelante, como si se subiera a un fingido escenario y alzó la voz para dirigirse a un público que bebiera sus palabras.

—Te lo he dicho muchas veces: todo son apariencias. El mundo es un gran escenario, lleno de luces, humo y espejos —dijo por enésima vez, disfrutando del sonido de su voz—. Nadie ve más allá de sus narices, nadie intenta si quiera distinguir las mentiras que hay en nuestras palabras, porque en el fondo no quieren saber la verdad. Prefieren vivir en una mentira romántica, protectora e idílica que descubrir la cruda y cruel verdad, saber de qué están hechos en realidad sus seres queridos. Te engañé porque preferías verme como una maestra ladrona primero, y como una idealista heroína después. Y sin embargo, los hechos siempre estuvieron ahí. Mi "gran robo" fue una gran mentira, Tabin. Siempre he trabajado para el Anillo de Hierro, y para Jezzen. Era una operación de blanqueo de dinero, para llevarnos el dinero fuera de Nesmé sin levantar muchas preguntas. Ese era el vulgar truco: me dejaron entrar. Esa es la verdad, Tabin. Te dije que no estabas preparada para ella.

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21/12/2013, 23:05
Tabin

Tabin fue incapaz de gritar cuando vio la cabeza rodante, pero su expresión se congelo en una de agudo horror y desconcierto. Cuando Morgan empezó a hablar le sostuvo la mirada con confusión y después con desolación. Sintió un fuerte dolor en las rodillas y no supo por qué hasta que no rozó el suelo con los dedos. Pero ni aunque le hubiesen destrozado los meniscos a martillazos hubiese sentido mayor sufrimiento que el que experimentaba ahora. Estaba volviéndose loca de dolor.

-P-pero yo te q-quería... -balbuceó, bajito, con los hombros aplastados por el peso de la traición. Se agitaba tanto que le castañeteaban los dientes-. Hu-hubiera dado mi vida por ti. Habría hecho c-cualquier cosa que me pidieras...

Se atrevió a levantar los ojos y mirarla y tuvo que apartarlos, como cuando se mira al sol y el dolor arde en las retinas. Su vista se fijó en la cabeza decapitada. El frío era tan intenso que parecía como si se hubiese perdido en mitad de una ventisca. Como si sus venas se hubiesen convertido en glaciares y la sangre fluyera lenta y espesa.

-Mátame. -Al pronunciar aquellas palabras su pecho empezó a subir y a bajar muy rápido. Se llevó una mano al corazón y estrujó sus ropas en un intento de llegar a la carne y calmar aquel músculo que se retorcía lleno de veneno-. Q-que sea rápido, por... por favor. Morgan, te lo su-suplico. Acábalo...

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23/12/2013, 17:23
Kayle

Quizá Tabin no gritase pero la que sí lo hizo fue Kayle.

La genasí se llevó las manos al rostro con auténtico espanto, ¿cuándo había ocurrido aquello? ¿a caso ella había estado tan tranquilamente sentada allí esperando mientras aquél desgraciado asesinaba a Dolgan? La sola idea la golpeó como un mazazo haciéndole temblar hasta el último hueso del cuerpo.

¡No. No, no, no, no... !—repitió al borde de las lágrimas, como si negarlo las suficientes veces fuera a convertirlo en falso—. ¡OH, MYSTRA!

Se aferró la cabeza con ambas manos, clavándose los dedos en ella. Otra vez. Otra vez aquella mareante sensación de que le faltaba el aire hizo que una serie de imágenes amargas, aterradoras, cruzaran por su mente a una velocidad de vértigo. Aquellos mismos recuerdos que se le habían quedado grabados en la retina sin remedio, que había decidido enterrar en lo más profundo de su ser hace ya tanto tiempo, ahogándolos bajo su efervescente personalidad para que no la ahogasen a ella. Aquellos mismos recuerdos que acababan de explotar en un torbellino asfixiante, enloquecedor e incontrolable.

Estaba temblando y ni ella misma sabía si era de rabia o de miedo. Incluso la brisa que siempre la rodeaba se había vuelto racheada y fría como el viento del norte. Aquel demonio lo estaba volviendo a hacer, maldito fuera. De nuevo arremetiendo contra los pilares que evitaban que su vida se cayera a pedazos. Que bien se le daba el terror psicológico...

«Mantente firme... Mantente firme... Mantente firme... Mantente firme... » se repetía desesperada e insistentemente en su fuero interno como alguien que reza por sobrevivir refugiado bajo una mesa mientras los muros del edificio se vienen abajo a su alrededor «¡Mantente firme!»

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24/12/2013, 00:43
Damira

Damira se hubiera echado a reír con ganas durante el discurso de Valishkan, carcajadas tan ruidosas que hubieran ahogado las risas del esclavista y el resto de la perorata; tan absurda le resultaba. Pero no era el momento, las chicas lo estaban pasando mal, realmente mal.

Los dientes, que había apretado para contener la risa, rechinaron cuando la cabeza del tabernero llegó rodando hasta ellos. Sintió la sangre manchar sus encías, y su sabor metálico le inundó la boca cuando la ladrona reveló la profundidad de su traición.  Y entonces, Tabin se derrumbó y pidió la muerte.

—¿Pero qué estás diciendo? —ladró con la voz de un sargento de instrucción— ¿Basta una traición para que entregues tu vida? ¿No tienes nada más por lo que vivir? ¡Levántate! ¡Enfádate! ¡Grita! ¡Enfréntate a ella, joder!

El sufrimiento era intrínseco a la vida. Ni siquiera la seguidora de una diosa hedonista podía ser ajena a esa realidad. Podías ignorarlo, huir de él, embotarlo con alcohol o trabajo o actividad, podías dejar que otros te acompañaran, pero no podías erradicarlo. Cuando parecía insoportable, cuando era demasiado  repentino y duro, cuando la muerte se quitaba la capucha y miraba con ojos amables,  antes de dejarse vencer, podía escupir a los ojos de la fortuna, apretar los puños y obligarle a cerrar los ojos de un puñetazo.

Por el rabillo del ojo vio a Kayle debatiéndose. Ella no se dejaría caer, solo necesitaba un poco más de confianza.

—Tú —miró a los ojos de escarabajo de Valishkan— eres un hombrecillo ridículo, y te vas a arrepentir de haber puesto los pies en esta ciudad.

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24/12/2013, 10:27
Tabin

Sí sí tengo cosas por las que vivir tengo a mi madre a Ulfe a vosotros pero oh diosa esto duele tanto. Tanto...

-P-pero el el-verquisst... -balbuceó Tabin entre hipidos mientras se le caía un hilillo de baba por la comisura de la boca-. ¡P-p-pare... cía de v-verdad!

...porque había veces en las que ella me miraba y podía verse a través de la máscara y yo sabía que me quería de veras y que no todo era un juego para ella y que había cosas que le dolían y deseaba y ella me besó y no fue un beso falso ni de mentiras era un beso sincero los dos besos fueron sinceros lo vi...

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24/12/2013, 15:36
Kayle

Kayle se esforzó por acallar el atronador torbellino que formaba el incesante latir de la sangre en sus sienes. Se había prometido a si misma que no iba a volver a encogerse temblando la próxima vez que viera a aquel demonio pero era tan difícil...

No.

Aquello tenía que terminar, no podía vivir así, no podía vivir con la sombra de ese hombre siguiéndola a todas partes. Tenía que dejar de correr, darse la vuelta y morder de una vez por todas o la estaría torturando eternamente. Además, ahora no estaba sola le recordó la voz de Damira que se había introducido en sus pensamientos desde el exterior.

La genasí cogió mucho aire.

—¡Y te sientes extrañamente orgulloso de haber logrado matar a un tabernero, grandísimo hijo de PERRA!—gritó con la voz rota, forzándose a si misma a arrancarla fuera de la garganta—. ¡Felicidades! ¡¿Cuántos erais?, ¿diez contra uno?!

En honor a la verdad, tampoco sabía si lo que notaba en la cara era sudor de puros nervios, lágrimas de rabia, de dolor, o ambas cosas pero quizá el supremo esfuerzo de voluntad que le había costado hacer aquello tuviese algo que ver. Daba igual. El caso era que de algún modo había conseguido no derrumbarse en el momento clave, bendita fuera Tymora.

Ya lo haría después.

No eres más que un cobarde, siempre lo has sido... —masculló apretando los dientes. Aquél tipo no iba a hacerle daño a nadie más—. ¡Y que te pongas a soltar discursos sobre lo maravilloso que es serlo sólo te hace más patético!

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05/01/2014, 12:57
Valiskan

Morgan no respondió, ni hizo ademán de acercarse para acabar con la vida de Tabin. Al fin y al cabo, Damira era un valladar de músculo y acero que se interponía entre ambas.

—Di lo que quieras —se mofó Valiskan—, al fin y al cabo van a ser tus últimas palabras.

Hizo un molinete con la espada.

—Matadlos a todos salvo a la zorra de pelo blanco, la quiero viva, será mi zorrita personalsonrió y señaló con su espada a Damira—, y dejadme a la marimacho a mi. Yo la someteré.

¡Iniciativas!